El “vampirismo psíquico” es un fenómeno que ha llamado mucho la atención desde hace décadas, tanto por morbo como por las implicaciones cotidianas, tangibles, que puede tener. Tiene básicamente dos acepciones, que a continuación desglosamos: 1. Una hasta cierto punto más literal y estricta, que se refiere a la extracción voluntaria de energía vital de una persona, generalmente mediante técnicas puntuales, algunas de ellas bastante sofisticadas o que requieren de una cierta maestría. 2. La otra es más metafórica, aunque mucho más recurrente, y tiene que ver con dinámicas en las que una persona, de manera consciente o no, drena de energía a otra. Esto generalmente responde a que la primera persona, la que ejerce el vampirismo psíquico, se encuentra particularmente débil en los planos emocional o espiritual y tiende a buscar la energía de otros individuos “mejor parados”, y que por lo general terminan siendo amistades, colegas o parejas, para resarcir su falta de energía. Por ahora nos concentraremos en la segunda de las formas, ya que es mucho más común y la mayoría de nosotros estamos expuestos a sus implicaciones. En este caso, casi cualquiera hemos estado involucrados en una o varias de estas interacciones, incluso de cualquiera de los lados, ya sea como víctima o, por qué no, como vampiro.
Con Luis Arribas, Lola Aparicio, Mikel Lizarralde y Miguel Angel Pertierra Abordamos este interesante y polémico tema.