Descubren una versión gigante de la Tierra a 111 años luz

Se trata de un mundo que podría ser una versión «ampliada» del nuestro, situado en la zona habitable de su estrella.

El exoplaneta capaz de contener los elementos para la vida completa una órbita a su estrella cada 33 días.

Astrónomos de la Universidad de Texas y la Universidad de Montreal se valieron del espectrógrafo HARPS del telescopio de 3,6 metros de ESO, en el Observatorio de La Silla, Chile, para encontrar a K2-18b, un exoplaneta —posiblemente una supertierra— hecho de roca, justo como el nuestro.

K2-18b orbita su estrella dentro de la zona habitable, convirtiéndolo en un candidato ideal para albergar agua en estado líquido en su superficie, elemento fundamental para la presencia de vida como la que conocemos.

Además, esta supertierra tiene un vecino, llamado K2-18c, que podría ser otro planeta rocoso. Sin embargo, la cercanía de este último mundo a su estrella descarta cualquier posibilidad que albergue algún tipo de vida.

Ambos exoplanetas orbitan la enana roja K2-18, situada a 111 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo.

«Poder medir la masa y la densidad de K2-18b fue tremendo, pero descubrir un nuevo exoplaneta fue un golpe de suerte e igualmente emocionante», dice el autor principal Ryan Cloutier, del Instituto Universitario de Montreal para la investigación de exoplanetas (iREx).

El conjunto de datos utilizado por los investigadores provino del buscador de planetas de alta velocidad y precisión radial (HARPS), un instrumento del telescopio de 3,6m de ESO en el Observatorio La Silla, en Chile (foto).

Para descubrir si K2-18b era una versión ampliada de la Tierra (en su mayoría roca) o una versión reducida de Neptuno (principalmente gas), los investigadores tuvieron que determinar primero la masa del planeta, utilizando mediciones de velocidad radial tomadas con HARPS.

«Si puedes obtener la masa y el radio, puedes medir la densidad aparente del planeta y eso puede decirte de qué está hecho el grueso del planeta», explica Cloutier.

Después de usar un enfoque de aprendizaje automático para calcular la medición de masa, Cloutier y su equipo pudieron determinar que el planeta es mayormente rocoso con una pequeña atmósfera gaseosa, como la Tierra, pero más grande, o un planeta principalmente de agua con un espesor capa de hielo encima.

«Con los datos actuales, no podemos distinguir entre esas dos posibilidades», señala el investigador. «Pero con el Telescopio Espacial James Webb (JWST) podemos explorar la atmósfera y ver si tiene una atmósfera extensa o si es un planeta cubierto de agua».

Otro objetivo para el James Webb

El JWST, que se lanzará en 2019, será valioso en la recopilación de una serie de datos para estudiar el sistema solar, el universo temprano y los exoplanetas.

«Hay mucha demanda para usar este telescopio, por lo que se debe ser meticuloso al elegir qué exoplanetas mirar», dice René Doyon, coautor del artículo y también investigador principal de NIRISS, la Agencia Espacial Canadiense. «K2-18b es ahora uno de los mejores objetivos para el estudio atmosférico, está llegando a la cima de la lista».