La historia de Europa: Los orígenes • El imperio de las religiones

Desde el comienzo de las civilizaciones en Grecia a la Segunda Guerra Mundial, la Europa que conocemos hoy en día se ha ido moldeando durante los años. Momentos significativos se convierten en protagonistas de esta serie que documenta los cambios sociales y políticos de sus habitantes.
Definido más por su cultura que por su geografía, el continente europeo deriva su nombre de un mito griego. Momentos históricos como la batalla de Maratón se convierten en los cimientos de la identidad cultural europea. Tras la expansión de la sabiduría de la primera civilización europea ubicada en Grecia, todos los caminos conducen a Roma, que extiende su imperio a medida que el paganismo cede ante el cristianismo. La antigua ciudad de Constantinopla simboliza el dominio de la nueva religión. Un sistema legal uniforme que caracteriza el sentido contemporáneo de la justicia, proporciona a Europa una identidad compartida. Con el tiempo, el poder de Roma disminuye lentamente, dando paso a las tribus germánicas del noroeste, cada vez más dominantes en el resto de Europa.
Mediante recreaciones, viajaremos en el tiempo para entender la evolución de la cultura y la religión europea. Conoceremos los logros históricos en exploración, tecnología, política y ciencia, para así descubrir la rica y diversa historia de EuropaDurante la edad media, Carlomagno luchó por crear un imperio europeo bajo el ala del cristianismo. La llegada de los musulmanes a la península ibérica en el siglo VIII trajo nuevos conocimientos científicos y un intercambio cultural. Al Andalus era un lugar de tolerancia, donde llegaron a convivir las tres religiones monoteístas. La influencia de la religión sigue presente en la Europa moderna. La abadía de San Galo o la mezquita de Córdoba son ejemplos del legado de esa época. Problemas comenzaron a surgir cuando reformistas europeos denunciaron a la iglesia. Una división interna causada por la religión desencadenó en una guerra sangrienta. La paz del continente ya no dependía de su unión, sino en su diversidad.