





Sin embargo, en cada caso, Homewood pudo comprobar como la tendencia mostrada por 60 años de datos reales se había invertido drásticamente de modo artificial, de modo que lo que en realidad era una tendencia hacia el enfriamiento, fue reescrito para transformarse en una tendencia que mostraba un calentamiento muy marcado.

Esto es solo uno de los muchos ejemplos de una larga práctica reconocida por observadores expertos de todo el mundo y que plantea grandes interrogantes sobre los registros oficiales de temperatura en la superficie del planeta. Homewood no se limitó a verificar los datos de las estaciones paraguayas, sino que se dedicó a repasar los de otras estaciones meteorológicas de América del Sur. En cada caso se encontró con los mismos ajustes sospechosos en el mismo sentido, es decir, en el de reescribir las temperaturas originalmente tomadas en los registros y cambiarlas por temperaturas más altas. El primer reajuste de las temperaturas fue realizado por el GHCN, que es una base de datos de varios registros climatológicos de todo el mundo. Luego esos “reajustes” o manipulaciones de los datos, fueron amplificados por dos de los principales registros oficiales de temperaturas de superficie, el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) y el Centro Nacional de Datos Climáticos (CNDC), que utilizan las supuestas tendencias de calentamiento para estimar la evolución de las temperaturas en las amplias regiones de la tierra donde no no se toman mediciones. Estos son los registros de datos que al final los científicos y los políticos usan para fundamentar su creencia en el “calentamiento global”. Ahora Homewood ha centrado su atención en las estaciones meteorológicas de gran parte del Ártico, entre los 51 grados oeste en Canadá y el corazón de Siberia, a 87 grados Este. Una vez más, en casi todos los casos, se han realizado los mismos “ajustes” de registros de temperatura en el mismo sentido, es decir, reescribiendo las temperaturas originalmente medidas, hasta mostrar calentamientos artificiales de más de 1 grado Centígrado.

Esto ha sorprendido a gente como Traust Jonsson, quien pasó mucho tiempo a cargo de la investigación climática en el centro meteorológico de Islandia (y con quién Homewood ha estado en contacto). Jonsson se sorprendió al ver cómo la nueva versión de los datos, hace desaparecer por completo lo que se llamaron “los años del mar de hielo” de Islandia en torno a 1970, cuando un período de enfriamiento extremo casi devastó la economía de su país.

Uno de los primeros ejemplos de estos “ajustes” fue expuesta en 2007 por el estadístico Steve McIntyre, cuando descubrió un artículo publicado en 1987 por James Hansen el científico (que más tarde se volvió un fanático activista climático) que durante muchos años dirigió el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS). Los gráficos originales de Hansen mostraban como las temperaturas en el Ártico en torno a 1940, eran mucho más altas de lo que lo han sido en cualquier momento histórico desde entonces.

Pero como Homewood revela en su blog, el Instituto Goddard, invirtió esos datos del revés, consiguiendo que las temperaturas del Ártico en los años 40 parecieran tan bajas que cualquier temperatura posterior indique un presunto proceso de calentamiento global. El interés de Homewood en el Ártico es en parte debido a que la pérdida de hielo polar, así como la desaparición de los osos polares, se han convertido en la carta de presentación principal para defender el argumento de que estamos amenazados por un calentamiento global desbocado. Pero él eligió ese tramo concreto del Ártico, ya que es donde el hielo se ve afectado por la llegada de agua más caliente procedente de los cambios cíclicos en las corrientes Atlánticas, un proceso que alcanzó su punto máximo hace 75 años, hacia los años 40, cuando se derritió mucho más hielo del Ártico del que se ha derretido recientemente. Y es que la fusión del hielo del ártico, no es causada por el aumento de las temperaturas globales en absoluto, sino por los cambios en las corrientes atlánticas que impulsan agua más caliente hacia esa zona. Lo que resulta extremadamente grave en todo este asunto, es la forma en que esta manipulación al por mayor de los datos oficiales de temperatura, algo perpetrado por el GHCN y el GISS por razones aún no explicadas, se ha convertido en una enorme manipulación científica y en el que empieza a ser el mayor escándalo científico de todos los tiempos. Si el mundo científico es capaz de perpetrar manipulaciones de este tipo por intereses que aún desconocemos, ¿cómo y por qué deberíamos seguir confiando en ellos? Así pues, cuando en las noticias de la tele, alguno de esos pseudo-periodistas que se dedican a repetir las instrucciones como loros, os digan que el calentamiento global es “la mayor amenaza que enfrenta la humanidad”, pensad en como se están manipulando los datos para vendernos, una vez más, una gran y enorme mentira. ¿Alguna vez nos diran la verdad sobre algo?
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