Más cerca de desvelar cómo se forman las estrellas masivas

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Las estrellas que podemos observar en el cielo nocturno no siempre han estado ahí, se formaron un día a partir de gigantescas nubes de gas y polvo. Así ha ocurrido con nuestro Sol y con todas las estrellas del universo. De hecho, nuestra galaxia, la Vía Láctea, sigue formando estrellas constantemente, en un proceso dinámico dominado por la gravedad, que atrae a todas las cosas entre sí. La formación estelar es un fenómeno del que todavía quedan muchas incógnitas por resolver. En particular, se sabe muy poco de la formación de estrellas masivas, las que tienen varias veces más masa que nuestro Sol, que en comparación tiene un tamaño bastante modesto. Una de las principales dificultades a la que los astrónomos se enfrentan cuando estudian las estrellas masivas es que se forman a una velocidad asombrosa, en solo unos millones de años, lo que es apenas un instante en la escala de tiempo del universo. Por este motivo, conocemos muy pocas de estrellas que estén en proceso de formación, con la consiguiente complicación para estudiar sus características generales y esclarecer los todavía desconocidos procesos mediante los cuales adquieren su descomunal tamaño.

Afortunadamente, en los últimos meses la comunidad astronómica ha vivido una auténtica revolución. Después de dos años de observaciones, la sonda espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha medido distancias a más de mil millones de estrellas y otros cuerpos celestes.

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Impresión artística de una estrella de Herbig Ae/Be. (© ESO y L. Calçada)

En el presente estudio, realizado por un equipo internacional de astrónomos con participación del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) de España y publicado recientemente en la revista Astronomy & Astrophysics, se han recopilado una gran mayoría de las estrellas masivas conocidas que están en proceso de formación. Se trata de las denominadas estrellas Herbig Ae/Be. Tomando aquellas estrellas para las que Gaia había medido distancias, en concreto 252, y usando también datos obtenidos mediante otros telescopios, tanto en tierra como en el espacio, se han calculado tanto sus parámetros principales, temperatura y luminosidad; como otros valores físicos que permiten explorar sus etapas de formación y el medio interestelar que las rodea. Con todos los datos obtenidos se ha realizado un estudio global de las principales características de la muestra de estrellas, resultando esto en el mayor análisis homogéneo de este tipo de estrellas hasta la fecha.

Para Miguel Vioque, autor principal del estudio, “gracias a este enfoque y a la precisión de las distancias medidas por Gaia, se ha podido confirmar que el brillo variable que se observa en muchas estrellas en formación es debido a la presencia de discos de acreción, vistos de perfil”. Los discos de acreción son gigantescas estructuras planas formadas por gas, hielos y polvo, que rotan alrededor de la joven estrella y que van cayendo lentamente hacia ella. Además, este estudio también ha encontrado que estos discos son mucho más pequeños para las estrellas que tienen, aproximadamente, siete veces o más la masa del Sol.

Ignacio Mendigutía, investigador del CAB y coautor del estudio señala que “los resultados obtenidos servirán para entender mejor la interacción de las estrellas en formación con su entorno; una mezcla compleja de gases, polvo, hielos y campos magnéticos. Además, ayudarán enormemente a descubrir nuevas estrellas de este tipo, ya que ahora se dispone de un conjunto de datos homogéneo que describe sus principales características”. Además, “otros equipos de investigación podrán usar los datos de este estudio para profundizar en la comprensión de cómo se forman las estrellas en el universo”, concluye Mendigutía. (Fuente: UCC-CAB)

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