Estancia en un ovni de Mario Restier

Uno de los más antiguos casos de contacto con tripulantes y estancia en un disco volador de la historia de la Ufología Moderna, ocurrido el 4 de diciembre de 1949.

introducción

A las 17 horas del 4 de diciembre de 1949, Mario Restier, que vivía en la ciudad de Barra Mansa, regresaba del lugar de su padre, en Volta Redonda (RJ), cuando notó, aún cerca del sitio, un objeto discoidal sobrevolando silenciosamente un objeto grupo de árboles, aterrizando a continuación a 10 o 15 metros de la carretera. Sorprendido, se asustó más aún cuando oyó una voz que le decía: “No tengas miedo … ¿Quieres saber de qué se trata? Sabemos que crees en nosotros”.

A su aproximación se abrió una puerta en el aparato y aparecieron dos tripulantes, de estatura aproximada de 1,65 (igual altura de Mario), los cuales agitaron amistosamente, como invitándolo a entrar. Usaban una especie de saiote romano y tenían la cabeza cubierta por un gorro o casco.

La primera pregunta que Mário les hizo fue si creían en Dios, al que respondieron inmediatamente: “¡Dios es uno solo!”.

Más animado, el joven entró en el disco, siendo conducido por un pasillo y una sala con paneles llenos de pantalla, cuadros y botones. Aparecían en las pantallas esquemas indicando datos de la locomoción de la nave.

Los tripulantes lo invitar a un viaje. Restier respondió que aceptaría si ellos prometieron traerlo de vuelta sano y salvo. Después de la confirmación por parte de los tripulantes del objeto se acostó dentro de una especie de urna o bañera, llena de un líquido que, según los seres, servía para eliminar problemas relacionados a las grandes aceleraciones, además de hidratar y alimentar el cuerpo. Sólo la cara se quedó fuera del líquido.

Cuando los tripulantes anunciaron que iban a despegar a Mario se durmió. Cuando despertó fue informado de que estaban llegando. Él fue retirado de la urna y llevado a otro compartimiento de la nave donde su ropa y su cuerpo se secan inmediatamente. Se le proporcionó un uniforme similar a los de los tripulantes del objeto.

Al mirar por las vigas del disco, Mario se dio cuenta de que estaba en una especie de hangar con varios discos similares a los que había embarcado. Cuando miró de nuevo a los tripulantes Mário sorprendido percibió que estaban sentados en una especie de sofá aparentemente “apagados”. Fue entonces cuando se abrió la puerta por ella entraron algunas personas que con simpatía se dirigieron al testigo. Estos informaron que Mario era la tercera persona en estar en el lugar y que estaban felices de haber venido.

En seguida estos seres le llevaron a pasear por una especie de ciudad donde había otros seres. Él fue llevado a una especie de museo donde le mostraron una pantalla con imágenes de la humanidad. nuestra índole, nuestras ambiciones, violencia, etc.

Después de algunas horas Mario fue llevado de vuelta al disco, donde su ropa fue devuelta. Él fue nuevamente colocado en la urna con el extraño líquido. Cuando despertó fue llevado hasta el lugar donde había embarcado. Al llegar al sitio de su padre éste reclamó mucho por Mario haber desaparecido tanto tiempo sin dar noticias, dejando preocupados a todos sus amigos y familiares. Fue entonces que percibió que era el 14 de abril de 1950. Mário recordaba algo en torno a las 6 horas de su experiencia. Casi cuatro meses de su vida estaban en blanco.

El caso se encuentra detalladamente descrito en el Boletín de la Sociedad Brasileña de Estudios de Discos Voladores, edición 61 del 15 de abril de 1968.


Ciudad de Volta Redonda, destacada en rojo en el mapa del Estado de Río de Janeiro

 


Representación de los tripulantes descritos por Mário Restier

Mário Restier y su hija, y fotografía 10 años después del episodio