El Poder de los Inciensos: ¡Erradica las energía negativas de tu entorno!.

El Poder de los Inciensos: ¡Erradica las energía negativas de tu entorno!

El Poder de los Inciensos: erradica las energía negativas de tu entorno. Crédito: Kirill Sharkovski / Unsplash – Pixabay

Quemar incienso es una tradición utilizada por todas las civilizaciones de la antigüedad. Ciertos aromas, usados de forma correcta, pueden mejorar nuestro estado anímico o erradicar las energías nocivas de nuestro entorno. Lo que para algunos es una simple superstición, es una práctica que sigue vigente por sus resultados inmediatos.

Los seres humanos siempre hemos tenido una especial conexión con el incienso, desde siglos atrás ha sido utilizado en ceremonias o rituales religiosos para limpieza, sanación y para eliminar energías negativas concentradas en un lugar. El humo que se eleva simbolizaba los deseos que envían las personas a sus divinidades. La principal cualidad de los inciensos es conectar a las personas mediante los aromas para tener sensaciones agradables. Esta conexión es utilizada con fines terapéuticos y religiosos.

¿Qué es el incienso?

El término «incienso» se refiere genéricamente a las oleorresinas producidas por diferentes plantas de la familia Burseraceae, principalmente originaria de la Península Arábiga y el Cuerno de África, que toma nombre de «cinturón de incienso». La planta para producir el incienso es en particular la Boswellia sacra, de donde se obtiene el incienso olíbano y Commiphora, de la que deriva el incienso de mirra. Para la extracción de la resina se realiza una incisión en la corteza de estas plantas para que empiecen a supurar una savia oleosa. Algunas plantas no requieren las incisiones porque segregan la resina directamente. La resina se cristaliza en el lapso de un mes, pero la cosecha puede llevarse a cabo hasta 12 veces al año, lo que se convierte en una fuente económica constante para los habitantes de la zona.

Historia del Incienso

El incienso viene del latín insensum y significa encender, quemar, iluminar, prender fuego. En el argot espiritual es traer la luz, encender la luz. Las primeras civilizaciones de hace cinco mil años lo utilizaban principalmente para disimular el olor del animal sacrificado, pero luego a partir del año 1500 a.C. los egipcios lo emplearon para la adoración de sus dioses. «A los dioses les encantan las fragancias», rezaba un dicho popular en la época. Bajo la creencia que los dioses se encontraban cerca, los egipcios quemaban incienso diariamente en sus templos y altares domésticos, incluso cuando realizaban alguna transacción comercial. Se sabe que otras naciones tenían costumbres similares.

El incienso en la antigüedad era un producto muy apreciado y sus ingredientes se convirtieron en importantes artículos de intercambio. Las caravanas que recorrían las rutas comerciales transportaban dichos ingredientes a regiones lejanas. La demanda era tal, que la ruta del incienso iniciada por los mercaderes dio origen a las migraciones entre Asia y Europa.

Las rutas comerciales marítimas de Roma con India, según el Periplo por el Mar Eritrea del siglo I. Los romanos evitaron la ruta terrestre en favor de la ruta marítima más rápida y segura. Wikimedia Commons

Asirios, chinos e hindúes usaban incienso tanto con fines medicinales como religiosos. En India, el incienso de Guggul se usaba como remedio, para promover el sueño, calmar la ansiedad y el nerviosismo; para la preparación de ungüentos contra llagas y erupciones en la piel. También se quemaba para acompañar el yoga y la meditación.

Los primeros cristianos no utilizaban el incienso con fines religiosos porque su empleo era considerado como una señal de paganismo. La persona que era sorprendida arrojando incienso en un altar pagano constituía un acto de adoración.

Los cristianos también se negaban a quemar incienso para evitar reconocer al emperador romano como una divinidad, aunque tal negativa pudiera costarles la vida (Lucas 4:8; 1 Corintios 10:14, 20). Debido al uso idolátrico que recibía el incienso en aquellos días, es poco probable que los cristianos participaran en su comercio.

Los israelitas adoptaron el uso del incienso de los egipcios desde los tiempos del Éxodo, libro donde aparecen las instrucciones precisas que Jehová dio a Moisés sobre los materiales, forma y medidas que debía tener el altar para quemar incienso y personas que debían encargarse de la ceremonia. Los griegos empezaron a hacer ofrendas desde el siglo VI A.C, por recomendación de Pitágoras, en especial durante la celebración de los misterios.

Altar del incienso encargado por Jehová a Moisés. 

Los romanos quemaban incienso en los templos y en el mundo árabe se entusiasmó con el nuevo rito que exigieron que los operarios del incienso se sometieran a una severa castidad durante su recolección.

Hacia el año 370, los cristianos introdujeron el uso del incienso en el culto divino cuando el paganismo empezó a declinar. La iglesia llegó a tener tierras propias para el monocultivo de este árbol para poder atender su consumo interno. El uso del incienso en la actualidad es común tanto en la iglesia católica, anglicana como ortodoxa.

El Incienso en la Magia

Existen diferentes razones para usar el incienso en la magia debido a sus propiedades especiales, y se constituye en uno de los elementos esenciales para la realización de rituales.

Según el médico ocultista francés Gérard Anaclet Vincent Encausse (Papus), el incienso es la única resina que no puede ser aplicada para trabajos de la oscuridad ni se obtendrán resultados positivos en rituales de brujería o magia negra. Por otro lado, las características exorcísticas y purificadoras del incienso han sido reconocidas por los magos de todas las épocas. Su uso ritual ha estado presente entre los griegos, romanos, hindúes y egipcios.

Gérard-Anaclet-Vincent (Papus). Wikimedia Commons

Papus asegura que los aromas que se utilizan con el propósito de dominar o alejar a los espíritus oscuros, no funcionan con la misma eficacia en todas las culturas debido a que cada sistema de creencias tiene sus propios demonios y antídotos. Es por esta razón, que los objetos protectores de cada religión están dotados de la fuerza espiritual propia de cada cultura para alejar a sus demonios. Sin embargo, en la tradición judeo/cristiana, el incienso ha demostrado ser el arma más eficaz para purificar y proteger un lugar.

El incienso es además un activador del chakra cardíaco que está relacionado con las energías del sol. Esta es una de las razones de su empleo en los templos, debido a que el aroma hace que centremos nuestras energías en el corazón, centro de la devoción y la conexión con lo divino. Es un efecto similar al que produce el canto gregoriano en el ámbito musical.

La acción purificadora del incienso en la magia no es la única propiedad que tiene. Es aplicado también para elevar la energía de los objetos sagrados o mágicos. Por esa razón se considera importante sahumar el altar, las herramientas y a las personas antes de iniciar un ritual.

Beneficios del Incienso

Hoy en día el incienso también es utilizado como método para purificar y aromatizar diferentes espacios del hogar debido a que su fragancia permite que el ambiente sea mucho más placentero y agradable para los sentidos. La esencia favorece a la relajación y mejora el estado de ánimo de los habitantes del hogar.

El humo del incienso ayuda a estimular la conciencia ritual, es decir, el estado de ánimo adecuado para despertar y dirigir la energía personal. Cuando el incienso se quema antes de las operaciones mágicas, su humo perfumado purifica el ambiente, alejando las vibraciones perturbadoras y negativas.

Los expertos opinan que la razón principal por la que el incienso se debería convertir en un elemento indispensable de nuestra vida cotidiana es que nos ayuda a conectarnos con aromas que conducen a estados de consciencia positivos. Todo va a depender del aroma que utilicemos para el propósito que buscamos. Existen aromas que nos van a relajar, otros que nos aumentarán la energía y otros que son utilizados para el deseo sexual.

Sin embargo, las propiedades del incienso también son utilizadas como método terapéutico a nivel psicológico. Los efectos que produce en la persona cada aroma son beneficiosos para apoyar en procesos de curación de trastornos y enfermedades.

La forma más antigua y original utilizada es la de grano resina. El incienso se quema con carboncillos, que se pueden encender directamente con un fósforo o una vela y luego se ponen a quemar en un platillo que contiene un poco de arena o un incensario. Hay incensarios de terracota, que se usan para quemar los carboncillos de incienso sobre los cuales se vierten los granos de incienso. Pero una simple cacerola o un plato de metal lleno de arena también sirve como base para quemar los carboncillos.