La batalla OVNI de Cataluña de 1604

 

 

El ser humano, desde tiempos inmemoriales, ha visto cosas en el cielo que compartimos cosas que se escapan a nuestro razonamiento. Son los llamados OVNIS que, día a día y en cualquier parte de nuestro globo terráqueo, nos llegan avistamientos de cosas que rozan lo imposible y donde no nos queda más remedio que buscar explicaciones más allá de nuestro planeta.

Pero no penséis que eso ocurre en la otra punta del mundo y que es un misterio moderno,no. Como bien decimos al principio, el hombre ha sido visitado por lo imposible desde la noche de los tiempos. ¿ Pues quién no nos dice que la mísmisima noche de los tiempos no la han creado ellos?

En España, a lo largo de su Historia, su cielo ha sido un punto de encuentro y de reunión de objetos voladores y artefactos que no debían de estar ahí.

En esta entrada hablaremos de un caso curioso y casi desconocido que nos transimitió el gran Jeroni Pujades (1568-1635), abogado barcelonés y más conocido por ser historiador, y al que se le debe la creación de ” Crónica Universal del Principado de Cataluña” del que nos acerca la historia de la comunidad autónoma catalana desde su creación hasta los días de vida de Jeroni Pujades.

Otra obra que nos ha dejado Jeroni Pujades es su “Dietari” donde nos habla de su día a día cuando trabajaba de juez y de apoderado del conde de Ampurias. En este diario es donde lo real y lo inexplicable cobran forma gracias a una página de su diario en la que narra una serie de acontecimientos relacionados con el fenómeno OVNI ocurridos el 30 de septiembre de 1604.

Lo que Pujades narra, él mismo lo describe como hechos prodigiosos y curiosos a los que él no encuentra respuesta plausible a lo que estaba viendo tal día.

El 30 de septiembre de 1604, Jeroni Pujades describía estos avistamientos en su diario de la siguiente forma:

“El jueves, a 30 de septiembre de 1604, día de san Jerónimo fue muy portentoso por diversas cosas prodigiosas que se vieron en diversas partes de Cataluña. Porque en la mañana ya clara, en la villa de Pons o cerca de ella, en la zona de las Belianas, todo el obispado de Urgel, se vieron en el aire pero muy bajos, cerca del suelo, grandes escuadrones de gente de armas que batallaban con gran furor y ruido de armas. Y los primeros que descubrieron esto fueron unos que trabajaban en una esclusa y y acabaron en la villa de Pons de donde salió gran multitud de gente que vieron dicho portento.

Igualmente esa misma mañana desde la ciudad de Barcelona y sobre ella, viniendo de la costa de levante y tirando a la parte de poniente se vieron pasar en el aire un […] o ramo de pájaros parecidos a estorninos, los cuales eran del grosor y negror de unos cuerpos, pero de muchas piernas y alas como de langosta.

Igualmente, en la noche los de tierra descubrían sobre el monasterio de San Jerónimo de la Vall d’Hebrón unos grandes rayos de fuego como a barras, muy clareando, y los de la mar vieron más allá. En fin, todos los que las vieron lo hicieron a la vuelta de la tramontana. Dios por su misericordia nos castigue según nuestros pecados.

En este mes de septiembre han perseverado las mismas enfermedades del mes de agosto recién pasado.”

Al leer el testimonio del historiador en la zona de las Belianas, en el obispado de Urgell, nos recuerda a aquella supuesta “batalla” librada en los cielos de la ciudad alemana de Nüremberg en el 14 de abril de 1561, en donde esferas luminosas y aros circulares parecían lanzarse llamaradas de fuegos y que ha llegado a nuestros días como la “Batalla OVNI de Nüremberg”.

Lo visto en los cielos de Barcelona sería algún objeto volador que no se entiende muy bien la explicación que se debe a la concepción de la época, pero que a lo mejor tiene que ver con lo visto en Urgell y lo presenciado sobre el monasterio de San Jerónimo.

¿ Lo que describe Jeroni Pujades en su entrada del diario del 30 de septiembre de 1604 se parecería a lo presencidado en Nüremberg o en Génova, otra batalla ocurrida dos años después de ocurrir lo insólito en el cielo catalán, en 1608? La respuesta está mirando a los cielos y esperar a que lo imposible vuelva a darse a conocer.