¡Cuántas personas se indignan cuando ven que hay criminales que nunca son castigados! Y repiten constantemente que no hay justicia en la tierra, se revelan y se corroen, sobre todo si no creen en la existencia de una Justicia divina superior a la justicia humana.
En realidad, existe una Justicia divina, y esta Justicia se fundamenta sobre la ley de causas y consecuencias que gobierna el universo. En ninguna parte existe una causa sin consecuencia, y cada hecho, cada acontecimiento, es la consecuencia de una causa. 
Causas y consecuencias están indisolublemente unidas. Pero la duración de una vida terrestre es demasiado limitada para que podamos observar este juego de causas y consecuencias. 
Si viviéramos mucho más tiempo, veríamos cómo se producen las  consecuencias de ciertas causas y entonces constataríamos cómo los culpables son finalmente castigados, y las personas de bien recompensadas. Si no lo son en esta encarnación, lo serán en la próxima. La ley es absoluta.