El misterio de la luz del pardal

El misterio de la luz del pardal

La luz del pardal

Desde hace muchos años, unas formaciones luminosas vuelan a sus anchas por las tierras manchegas.

Numerosos habitantes de San Pedro y sus alrededores vienen siendo testigos de estas luces que llegaron incluso a provocar el miedo a salir de noche en algunos habitantes de la zona.

La primera persona que contempló aquella luz imposible fue Cristino Cuerda Felipe, un pastor que recorría diariamente la finca de “La Quéjola”. Una noche el rebaño se mostraba extrañamente inquieto. De repente, las ovejas, presas del pánico, salieron huyendo cuando a pocos metros de donde se encontraban surgió una gran bola de fuego que se desplazaba rápidamente hacia una arboleda cercana. Ese fue el primer encuentro con una de estas misteriosas luces, pero después vinieron muchos más, de los que fueron testigos numerosos habitantes de la zona. El propio Cristino llegó incluso a acostumbrarse a estas luces e intentó acercarse, pero las luces lo dejaron paralizado hasta que desaparecieron.

Isabel Flores y Joaquín Sánchez han estado varios años a cargo de la seguridad de “La Quéjola”. Una madrugada iban por la carretera cuando vieron lo que creyeron que era una moto, pues iba a un metro del suelo y parecía como la luz de una linterna portada por alguien. Lo que aterrorizó a Isabel fue que cuando ella paraba sus pasos, la luz se detenía, como si actuase inteligentemente.

Numerosos vecinos han comprobado en sus propias carnes cómo a altas horas de la noche estas luces les acompañaban flotando a un metro escaso del suelo y a poco más de un metro y medio de distancia para después desaparecer entre los almendros.

Los casos son numerosísimos

El misterio de la luz del pardal

La luz del pardal

Desde hace muchos años, unas formaciones luminosas vuelan a sus anchas por las tierras manchegas.

Numerosos habitantes de San Pedro y sus alrededores vienen siendo testigos de estas luces que llegaron incluso a provocar el miedo a salir de noche en algunos habitantes de la zona.

El misterio de la luz del pardal

La primera persona que contempló aquella luz imposible fue Cristino Cuerda Felipe, un pastor que recorría diariamente la finca de “La Quéjola”. Una noche el rebaño se mostraba extrañamente inquieto. De repente, las ovejas, presas del pánico, salieron huyendo cuando a pocos metros de donde se encontraban surgió una gran bola de fuego que se desplazaba rápidamente hacia una arboleda cercana. Ese fue el primer encuentro con una de estas misteriosas luces, pero después vinieron muchos más, de los que fueron testigos numerosos habitantes de la zona. El propio Cristino llegó incluso a acostumbrarse a estas luces e intentó acercarse, pero las luces lo dejaron paralizado hasta que desaparecieron.

Isabel Flores y Joaquín Sánchez han estado varios años a cargo de la seguridad de “La Quéjola”. Una madrugada iban por la carretera cuando vieron lo que creyeron que era una moto, pues iba a un metro del suelo y parecía como la luz de una linterna portada por alguien. Lo que aterrorizó a Isabel fue que cuando ella paraba sus pasos, la luz se detenía, como si actuase inteligentemente.

Numerosos vecinos han comprobado en sus propias carnes cómo a altas horas de la noche estas luces les acompañaban flotando a un metro escaso del suelo y a poco más de un metro y medio de distancia para después desaparecer entre los almendros.

El misterio de la luz del pardalLos casos son numerosísimos