“LA BASE 211”, La Ciudad Secreta de los Nazis en la Antártida

​“LA BASE 211”, La Ciudad Secreta de los Nazis en la Antártida

En Mi Lucha (Mein Kampf), Hitler nos habla de la necesidad de crear “colonias cuyos habitantes todos serán portadores de la sangre más pura y, al mismo tiempo, de gran capacidad. Será el más preciado tesoro de la nación. Su progreso debe ser considerado con orgullo por todos, pues en ellos está el germen de un gran desarrollo nacional y de la propia humanidad”.

Finalmente, este proyecto, que es la raíz y el fundamento del movimiento nacionalsocialista para la transformación y liberación del mundo y para la creación del superhombre, vino a desarrollarse en la Antártida, consiguiendo crearse el ser espiritual gracias a la “nueva ciencia” y a la iniciación nazi.

Se supone que la Antártida es uno de los mejores lugares para poder establecer bases con fines científicos o militares, lejos del alcance del cuarto poder.

Sin embargo, hay muchos que creen que no se respetan las normas de conservación de este lugar, y es que, esto viene porque han sido varias fotografías en que aparece la Antártida con círculos tapando la imagen en determinados sitios.

En su momento, los nazis se interesaron por la Antártida especialmente, y Hitler creía firmemente que en ella existía una de las entradas de la Tierra Hueca.

La primera expedición nazi a la Antártida se realizó en 1938 con la excusa de crear una base ballenera. Su verdadero objetivo era, quizá encontrar el acceso a la Tierra Hueca usando para ello el barco carguero Schwabenland, capaz de transportar hidroaviones.

Después de esta expedición Hitler reivindicó para Alemania 600.000 km cuadrados de tierra Antártica bautizándola como Nueva Suabia, Neuschwabenland en alemán.

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Los pilotos nazis descubrieron en el interior de la Antártida regiones sin nieve, con temperaturas sobre cero, lagos templados, montañas y vegetación. Pero además los nazis descubrieron una enorme red de túneles profundos subterráneos. La complejidad de estos túneles y su profundidad hacían muy difícil su exploración por lo que ésta llevaría tiempo.

Con el tiempo, se crearon nuevas necesidades, y quizá era el momento de desarrollar esa idea del Mein Kampf.

Desde su descubrimiento por la Alemania nazi de esta zona, más de 100 submarinos de la armada alemana, transportaron gran cantidad de material. Estos submarinos iban equipados con un sistema de tuba Walter que les permitían permanecer semanas bajo el agua.

Se sabe que los nazis consiguieron establecer una gran base, conocida como base 211, pero de la que ni si quiera se han filtrado datos de su existencia real.

A partir de aquí, los rumores sobre estas actividades son miles…quizá se desarrollasen los célebres platillos volantes nazis de los que hablamos en otro post.

Una vez teóricamente finalizada la II Guerra Mundial las potencias ganadoras se dieron cuenta que su enemigo no estaba totalmente derrotado y se apresuraron a dar el golpe de gracia final: desalojar al Tercer Reich de su base Antártica.

También se creía que Hitler se había refugiado allí, pues los gobiernos nunca se habían creído su propia versión oficial dada a la prensa sobre que Hitler se suicidó en su búnker junto a su amante y finalmente esposa Eva Braun, por lo que se le seguía buscando.

En 1947 se envió una gran flota a Nueva Suabia al mando del Almirante Richard Byrd. A esta operación se le denominó Operación High Jump, y se buscó la excusa de la realización de maniobras militares en climas extremos para comprobar cómo respondían tanto equipos como soldados.

A Byrd se le entregó un portaaviones completamente equipado, barcos y submarinos de apoyo, y 4.000 hombres. Se le dio un mandato de ocho meses de plazo para desalojar a los nazis de la Antártida.

La expedición duró 8 semanas y después de haber sufrido grandes pérdidas tanto en hombres como en material en sucesivos enfrentamientos contra los alemanes, tan cortos como contundentes, los norteamericanos se vieron obligados a abortar la operación de desalojo.

Ante tantas muertes injustificadas, de cara a la opinión pública se llevó a cabo una operación de desprestigio contra quienes intentaban investigar lo ocurrido denominando la operación como Guerra de los Pinguinos, achacando las bajas al frío y a desgraciados accidentes.

El mismo Almirante Byrd declaró posteriormente a la prensa: “Es duro de comprender, pero en caso de una nueva guerra, deberemos esperar ataques de aviones que pueden volar de uno a otro polo”. Byrd intentó posteriormente hallar la entrada a la Tierra Hueca en la Antártida en más expediciones. En 1957 falleció misteriosamente en Boston mientras dormía.

Una década después del primer intento, concretamente en 1958, se volvió a intentar el desalojo. A la operación se le denominó Deep Freze, dotando esta vez a las unidades navales y aéreas de armamento nuclear.

“LA BASE 211”, La Ciudad Secreta de los Nazis en la Antártida

Los resultados fueron aún peores que la operación de 1947, fracasando rotundamente en el intento de desalojo y sufriendo grandes pérdidas.

El mismo gobierno de Sudáfrica dijo haber detectado dos grandes explosiones sólo comparables a explosiones nucleares, una subterránea y otra superficial, en la región Antártica de Nueva Suabia, concretamente en los días 27 de agosto y 9 de septiembre del mismo año.

Pese a los intentos aliados de destruir las bases antárticas, Nueva Suabia nunca fue conquistada. Ningún país reconoció jamás las reivindicaciones territoriales del Tercer Reich sobre dichos sectores de la Antártida.

Aunque algunos han insistido en que a través de una laguna legal el Tercer Reich alemán todavía existe jurídicamente dentro de lo que fueron las fronteras de Nueva Suabia, las leyes alemanas o internacionales lo desmienten.

En tanto, el 8 de mayo de 1945 se firmó la capitulación incondicional de Alemania y dicho país perdió su soberanía para ser regido por los Aliados, esta misma fecha se considera que pone fin a todas las reclamaciones territoriales de Alemania (incluso en la Antártida).

A partir de aquí, son todo teorías y creencias con poca base, pero no son pocos.