10 muñecas malditas con las que no conviene jugar

10 muñecas malditas con la que no conviene jugar.

10 muñecas malditas con las que no conviene jugar

Inmediatamente después de los anillos y los espejos, las muñecas son uno de los objetos malditos por excelencia dentro del relato de terror, y principalmente de la literatura gótica.

Esta fascinación por las muñecas acaso tenga que ver con el hecho de que son algo más que simples juguetes. Las muñecas son un simulacro, una tentativa, un retrato; a tal punto que fácilmente pueden convertirse en amigas reales para sus dueños.

Existen por allí toda clase de muñecas malditas, algunas con malévola autonomía y otras poseídas por demonios o espíritus. Repasemos las más interesantes.

10) La muñeca de Patty Reed.

10 muñecas malditas con las que no conviene jugar

Claro que no es necesario que una muñeca esté maldita o poseída para provocar escalofríos. A veces alcanza con esa extraña expresión facial, la falta de alguna extremidad, de un ojo, para producir una tremenda inquietud.

En cambio, otras muñecas producen miedo por lo que han visto.

Tal es el caso de la muñeca de Patty Reed, una niña de ocho años que en 1846 viajó a California con su familia y otro grupo de pioneros conocidos como Donner Party. La caravana se atascó en la nieve, durante tanto tiempo que agotaron sus provisiones y se vieron obligados a devorar ratas, trozos de cuero, huesos, hasta que finalmente cayeron en el canibalismo.

Patty y su muñeca sobrevivieron este horroroso viaje. Actualmente se encuentra en el Fort State Historical Park Museum, en Sacramento, California; y si bien no se la considera una muñeca maldita, las pequeñas y casi imperceptibles manchas de sangre que se advierten en su tela hacen inevitable imaginar a la pequeña y hambrienta Patty royendo viejas tibias.

9) La muñeca vudú zombie de Galveston.

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Esta tenebrosa muñeca vudú es originaria de New Orleans, y fue vendida a través de eBay a una mujer de Galveston, Texas. Esto último no sería realmente curioso si la descripción de la muñeca en aquel sitio no aclarara ciertos cuidados necesarios.

La muñeca no debía ser sacada NUNCA de su estuche de plata, recomendación que la mujer de Galveston desoyó apenas le fue entregada. Desde entonces, atormentada por pesadillas y pensamientos obsesivos, ha intentado volver a venderla en las redes sociales.

Ciertamente lo logró, solo que el nuevo dueño apenas recibió una caja vacía. Según se dice, la muñeca vudú insiste en reaparecer una y otra vez en el umbral de la mujer de Galveston.

8) La muñeca Joliet.

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Sería difícil resolver qué hacer como heredero cuando parte del legado de una familia es un objeto maldito, en este caso, una muñeca. Una decisión similar tuvo que enfrentar una mujer llamada Anna, la actual “madre” de la muñeca Joliet.

Durante cuatro generaciones las mujeres de la familia de Anna han sufrido una terrible maldición. Cada hija está condenada a dar a luz dos niños: una mujer y un varón. En cada caso, el varón fallece misteriosamente al tercer día de su nacimiento.

Al parecer, Joliet fue un regalo que la tatarabuela de Anna recibió de un vengativo y despechado hombre, quien habría acudido a los servicios de un mago negro. Joliet no solo ha maldecido a esta familia durante generaciones, sino que también cultiva el hábito de gritar en medio de la noche.

Sus alaridos, cuenta la leyenda, son escuchados únicamente por las mujeres; lo cual ha favorecido la sospecha de que Joliet es, en realidad, una especie de prisión para el alma de todos los muchachos fallecidos de la familia.

7) El bebé del diablo de Marie Laveau.

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Nuevamente nos desplazamos a New Orleans, zona rica en historias relacionadas con el vudú y el hoodoo.

La leyenda se inició a principios del siglo XIX, y relata la historia de una hermosa mujer, hija menor de una familia adinerada, que contrajo matrimonio con un poderoso escocés. Lamentablemente, un despechado amante buscó venganza en la mítica Reina del Vudú, llamada Marie Laveau.

La bruja maldijo a la novia, hecho que solo se manifestó durante su primer parto. La joven falleció, pero no antes de dar a luz a una criatura grotesca. Fue la propia Marie Laveau quien crió a este niño diabólico. Su cuerpo finalmente fue enterrado en el cementerio de Saint Louis, pero los lugareños albergaban ciertas dudas. Muchos creían que el bebé del diablo seguía acechando en la oscuridad.

A modo de protección, muchas familias colgaron grotescos muñecos en las puertas de sus casas con la esperanza de espantar al bebé del diablo. Desde luego, eran imitaciones del deforme muchacho real. Muchas de estas muñecas todavía existen.

6) La Barbie de Pulau Ubin.

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Barbie es la muñeca más popular del mundo, tanto que hasta las niñas fantasma ansían tener una.

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, los británicos presionaron el control sobre sus colonias. En Palau Ubin, Singapur, se capturó a un matrimonio alemán, sospechado de espionaje, pero la hija de estos consiguió escapar. Lamentablemente, en la huida perdió a su muñeca, y al intentar recuperarla tropezó y cayó por la ladera de un monte.

Los lugareños erigieron un pequeño santuario en el sitio de la tragedia, con un altar de porcelana que supuestamente contenía algunos rizos de la muchacha. Muchos consideraron sagrado el lugar, y no era infrecuente que se le tributaran juguetes y muñecos a la niña fallecida.

La Barbie de Pulau Ubin solo está allí desde 2007. Fue dejada por un hombre atormentado por una pesadilla recurrente, en la que se le aparecía una niña espectral que le solicitaba la urgente devolución de su muñeca.

Si bien esta Barbie solo imita el vestuario de la muñeca original, desde su llegada no se han escuchado más quejas de la pequeña fantasma.

5) El odioso Elmo de James Bowman.

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Elmo es uno de los muñecos más populares del siglo XX, quizás porque nada en él resulta aterrador para los niños.

Esta teoría queda virtualmente devastada por la historia de James Bowman, un niño de dos años que en 2008 recibió un muñeco Elmo de regalo, cuya principal cualidad es saberlo todo sobre su dueño (cumpleaños, nombre, etc), ya que posee un pequeño programa que memoriza estos datos.

El muñeco Elmo de James poseía el desagradable hábito de incluir en su repertorio la palabra “mata” (kill); de modo que cada vez que lo accionaba para repetir el nombre de su dueño el muñeco ordenaba: ¡Mata James! (Kill James!).

Desde luego, los distraídos padres de James advirtieron tarde la anomalía. Le quitaron el muñeco, que antes de agotar sus baterías vomitó las más inquietantes amenazas.

4) La muñeca Mandy.

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Mandy es una muñeca de porcelana fabricada entre 1910 y 1920, donada al Quesnel Museum en 1991. El donante no aclaró, sin embargo, que por las noches podía escuchar horrosos llantos provenientes de la muñeca.

En el museo donde se alojó a Mandy también comenzaron a ocurrir hechos extraños, sobre todo el ruido de pasos y quejidos inhumanos. Los empleados se quejan de la misteriosa desaparición de objetos y reapariciones todavía más asombrosas en sitios inexplicables.

Uno de los juegos predilectos de Mandy es observar fijamente. No importa en qué lugar del salón uno se ubique, los ojos de Mandy siempre parecen seguir al visitante.

3) La muñeca Pupa.

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Pupa (que en latín significa literalmente “muñeca”10 muñecas malditas con las que no conviene jugar10 muñecas malditas con las que no conviene jugar fue fabricada en 1920 siguiendo la tendencia de la época, es decir, empleando las facciones y el cabello real de su futura dueña.

La dueña original de Pupa falleció en 2005. Desde entonces, la muñeca tiene el odioso hábito de moverse sola, cambiando periódicamente de lugar en los anaqueles que habita. Incluso su expresión facial cambió de forma notable, como si de algún modo hubiese rejuvenecido.

2) Letta: el muñeco gitano.

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En 1972, Kerry Walton regresó a Australia para el funeral de su abuela. Además de cumplir con este compromiso, aprovechó el viaje para enfrentar uno de los peores miedos de su infancia: una marioneta que, de acuerdo a los especialistas, fue fabricada hace unos doscientos años por una bruja gitana, quizás para homenajear el alma de su hijo recientemente ahogado.

Letta encarna la creencia gitana de que los espíritus pueden encapsularse en distintos objetos inanimados. Este muñeco confirma esta tradición ya que, de hecho, posee cabello humano real y pequeñas superficies de piel.

Nadie conoce realmente su nombre. Se la llama Letta debido a los extraños gritos que ejecuta cada sábado por la noche: Letta me out! (¡Déjame salir!), pronunciando el ruego con un típico acento gitano.

1) Chrystal, True, Monika, Sharla, Isaac, Lilly, Ashley y Cameron.

10 muñecas malditas con las que no conviene jugar

Imposible dejar afuera a este tétrico grupo de una lista de muñecos malditos.

Estos son los nombres de los espíritus que supuestamente han tomado posesión de los muñecos. Todos ellos pertenecen a una familia de Pennsylvania, quienes los consideran sus más preciadas posesiones.

Después de años de investigación se llegó a la conclusión de que estos nombres nada tenían que ver con un grupo de espíritus, sino con el alma extraviada de un niño, dueño legítimo de los juguetes, que aún desde el otro lado continuaba jugando con ellos, moviéndolos, haciéndolos hablar, bailar, y llamándolos por los nombres que él mismo les había dado.