¿A la caza de los mutantes? Farmacéuticas al acecho de personas con mutaciones especiales

¿A la caza de los mutantes? Farmacéuticas al acecho de personas con mutaciones especiales
1. X – Men
Todos conocemos la popular saga de Marvel en la que un grupo de individuos con poderes sobrenaturales derivados de mutaciones genéticas se esfuerza por sobrevivir y encajar entre una humanidad que parece rechazar este “Nuevo paso” de la evolución. El grupo se dividirá entre quienes quieren encajar y ser aceptados pacíficamente y quienes lideran un colectivo supremacista que cree que ellos, como los seres más evolucionados, deben ser quienes dominen en la sociedad.
En las películas se refleja bastante bien el rechazo y el racismo, pero también la incesante persecución a la que son sometidos estos individuos en razón de sus habilidades ocultas. Los persiguen tanto quienes quieren destruirlos como quienes están convencidos de que en su genética se encuentra el secreto para el poder, la riqueza o cualquier otro fin que se desee.
Pues bien, guardando las proporciones hoy parecemos estar en un escenario relativamente parecido en el que muchas industrias luchan por tener acceso al material genético de personas con habilidades que podrían parecer sobrehumanas y de los que hemos hablado en estas páginas. Ya sea una resistencia sobrenatural al dolor, unos reflejos anormalmente rápidos, una fuerza superior al promedio o la habilidad de resistir el frío sin sufrir daño alguno, todas estas son condiciones que la industria farmacéutica espera poder utilizar en su beneficio.
La búsqueda de las farmacéuticas
De acuerdo con algunos representantes de las firmas, el ADN de estas personas con habilidades sorprendentes podría valer millones de dólares. Uno de los ejemplos más comunes es la inmunidad al dolor: aunque no sea posible – por ahora – “inocular” dicha inmunidad a una persona, si se analiza la manera en que funciona podrían generarse curas que fueran extremadamente prácticas y económicas… con las sustanciales ganancias que de ello derivarían las empresas.
Sin embargo, por ahora las industrias están más interesadas en obtener información genética de millones de personas para calcular quiénes sufren de determinadas mutaciones y poder así concentrar sus esfuerzos en un grupo de personas, lo que daría más control que basarse en únicamente una. Estas personas podrían darse cuenta de la noche a la mañana que su ADN vale millones y obtendrán grandes ganancias por el simple hecho de haberlo heredado.
¿A la caza de los mutantes? Farmacéuticas al acecho de personas con mutaciones especiales
2. Las empresas vinculadas
Hasta el momento son 5 las empresas que han comenzado a realizar este tipo de investigaciones, al menos de manera pública. Amgen, empresa estadounidense de biotecnología, recientemente pagó nada menos que415 millones de dólares por la empresa de Islandia DeCode Genetics,que había realizado una base de datos de 160.000 habitantes de este país. Como es lógico la empresa no pagó más que por la base de datos.
Calico, que hace parte del grupo Google (ahora Alphabet) lleva años trabajando la búsqueda de los genes de la longevidad, y ha hecho compañía con Ancestry.com para realizar árboles genealógicos familiares y obtener más de 1 millón de muestras de material genético.
Regeneron, otra empresa de los Estados Unidos, trabaja con Geisinger Health System y tiene una base de datos de 100.000 voluntarios. Y para terminar, 23andMe se dedica exclusivamente a obtener muestras que luego vende a las empresas interesadas.
Pero el caso más interesante es de la canadiense Xenon Pharmaceuticals,una pequeña industria del país del norte que se dedica a buscar, en las personas que tienen inmunidad natural al dolor, el secreto para un nuevo medicamento. Dicha empresa trabaja con individuos que nacieron con inmunidad natural al dolor y ahora sabe que su “habilidad” se debe a una variación del gen que regula el canal de iones de sodio Nav 1.7. De conseguir un medicamento que replique este proceso la empresa estaría en capacidad de otorgar un nuevo analgésico con el poder de los opiáceos más potentes, pero sin los terribles efectos adictivos que éstos tienen.
Parece ser, entonces, que ya hemos entrado en el periodo de los súper humanos