Leyenda de dos almas errantes.

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años , allá por el siglo II a.c , vivía un joven y apuesto guerrero del ejército romano.Era muy conocido en la región dada su valentía y su gran valía en el campo de batalla . Era admirado por casi todos y envidiado o temido por muchos.

A la vuelta de una de sus batallas conoció a una joven y humilde romana de la cual se enamoró perdidamente . Durante un tiempo vivieron su amor en secreto , aprovechando que ella iba cada día a recoger agua a una fuente del pueblo. Hasta que un día decidio presentarse en casa de la joven y pedir su mano.

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Y no fue hasta el día de la boda cuando consumaron su amor y mirándose a los ojos se hicieron la promesa mutua de amarse eternamente, pasara lo que pasara.
Eran felices juntos hasta que un buen día volvieron a llamarlo para que se presentara a la máxima brevedad posible en el campo de batalla.

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Cogió su armadura, su escudo y antes de subir a su caballo para partir, se aproximo a su esposa, la cogió del rostro y mirándola a los ojos le dijo:“Recuerda que por muy lejos que esté mi alma y me pensamiento te acompañan siempre. Recuerda que te amare por toda la eternidad”

Ella con lágrimas en los ojos le respondió:“Te prometo que pase el tiempo que pase y estés cerca o lejos mi alma y mi cuerpo te pertenecen. Te amaré hasta el fin de mis días”.

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El poso un beso en sus labios y acto seguido subió a su caballo dirigiéndose a la batalla, una batalla de la cual no volvió. Cuando llevaron su cuerpo sin vida fue su mujer la que le lavo las heridas y lo vistió con sus mejores galas pero justo después del funeral y liberada de la presión de la gente, se fue apagando como una vela. Una mañana amaneció muerta , según cuentan de tanta tristeza.

Según cuenta la leyenda durante siglos se han ido encontrando a través de otros cuerpos , pero sus espíritus son capaces de reconocerse. Pero estos amantes están condenados a no vivir su amor con plenitud, pues cada vez que se encuentran el destino tiende a separarlos trágicamente. El día que puedan zanjar lo que tienen pendiente, en la vida que puedan amarse con total plenitud , sus espíritus serán liberados, mientras tanto están condenados a buscarse por toda la eternidad.

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Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años , allá por el siglo II a.c , vivía un joven y apuesto guerrero del ejército romano.Era muy conocido en la región dada su valentía y su gran valía en el campo de batalla . Era admirado por casi todos y envidiado o temido por muchos.

A la vuelta de una de sus batallas conoció a una joven y humilde romana de la cual se enamoró perdidamente . Durante un tiempo vivieron su amor en secreto , aprovechando que ella iba cada día a recoger agua a una fuente del pueblo. Hasta que un día decidio presentarse en casa de la joven y pedir su mano.


Y no fue hasta el día de la boda cuando consumaron su amor y mirándose a los ojos se hicieron la promesa mutua de amarse eternamente, pasara lo que pasara.
Eran felices juntos hasta que un buen día volvieron a llamarlo para que se presentara a la máxima brevedad posible en el campo de batalla.

Cogió su armadura, su escudo y antes de subir a su caballo para partir, se aproximo a su esposa, la cogió del rostro y mirándola a los ojos le dijo:“Recuerda que por muy lejos que esté mi alma y me pensamiento te acompañan siempre. Recuerda que te amare por toda la eternidad”

Ella con lágrimas en los ojos le respondió:“Te prometo que pase el tiempo que pase y estés cerca o lejos mi alma y mi cuerpo te pertenecen. Te amaré hasta el fin de mis días”.

El poso un beso en sus labios y acto seguido subió a su caballo dirigiéndose a la batalla, una batalla de la cual no volvió. Cuando llevaron su cuerpo sin vida fue su mujer la que le lavo las heridas y lo vistió con sus mejores galas pero justo después del funeral y liberada de la presión de la gente, se fue apagando como una vela. Una mañana amaneció muerta , según cuentan de tanta tristeza.

Según cuenta la leyenda durante siglos se han ido encontrando a través de otros cuerpos , pero sus espíritus son capaces de reconocerse. Pero estos amantes están condenados a no vivir su amor con plenitud, pues cada vez que se encuentran el destino tiende a separarlos trágicamente. El día que puedan zanjar lo que tienen pendiente, en la vida que puedan amarse con total plenitud , sus espíritus serán liberados, mientras tanto están condenados a buscarse por toda la eternidad.