Dos abducidos con historias similares: Juan Oscar Pérez y Calvin Parker 

Dos abducidos con historias similares: Juan Oscar Pérez y Calvin Parker

 

Cuando escuchamos las palabras «abducido», «secuestrado», relacionado con los extraterrestres, puede generar diferentes reacciones, pero nunca queda en la nada. Podemos estar de acuerdo o no, creerle al testigo o simplemente desechar la idea, tildándola de falsa. Pero, ¿qué pasa cuando estas historias, separadas por miles de kilómetros, se parecen muchísimo y, además, los protagonistas siguen contando su verdad más de 40 años después? ¿Se vuelven más creíble sus historias? ¿el hecho de que se parezcan tanto, las hace, también, más creíbles? Conozcamos las historias.

Calvin Parker

Carles Hickson (Izquierda) y Calvin Parker (Derecha), en 1973, contando su extraño encuentro. Crédito: Calvin Parker.

Corría el año 1973 y un joven de 19 años, llamado Calvin Parker, trabajaba en un campo petrolero, unas 15 o 16 horas diarias hasta que un amigo suyo, Charles Hickson, lo instó a cambiar de trabajo, recomendándole que comenzara a trabajar en el Astillero Shaupeter en Pascagoula, en Mississippi, lugar donde el mismo charles trabajaba. Mejor paga, menos horas de trabajo y la compañía de Charly que era como un padre para él, hizo que aceptara de inmediato. Comenzó a trabajar el 11 de Octubre de aquel año. Ese día sería el primero y el ultimo. Luego de trabajar esa noche, Hickson lo invita a pescar en un astillero abandonado.

Los hombres estuvieron un rato pescando algunos peces, ambos hombres vieron algo en el río, una especie de aparato de aspecto metálico, de unos 6 metros de largo, con forma de lágrima, que se acercó hacia ellos sin hacer ningún tipo de ruido. Este aparato, tenía una serie de luces azuladas que parecían girar, con dos de ellas más grandes, a modo de «ojos». En un momento, pareció abrirse una especie de puerta o escotilla, desde la que salía una potente luz. De esta escotilla, salen tres criaturas no muy altas y voluminosas, comenzaron a acercarse a los hombres.

Representación del alienígena del encuentro realizado en 2018 por Alberto Forgione. Crédito: Calvin Parker

El alienígena y la nave

Según la descripción de Parker, median cerca de un metro y medio, tenían brazos largos y tenían una especie de pinzas en lugar de manos, según su descripción, parecían «manos enguantadas en mitones». El testigo afirma que los seres no caminaban, sino que «flotaban con los pies pegados». Dos de ellos tomaron a Charly y uno a Parker. El joven sintió un pinchazo en el brazo y acto seguido, los tomaron y los llevaron a la nave, flotando. Los llevaron a la nave y allí, quedo completamente paralizado, pudiendo sólo mover los ojos.

Las paredes de la nave estaban completamente iluminadas, pero no vio la fuente de luz, es como si las paredes mismas brillaran. Recuerda perfectamente una criatura de aspecto robótico, que recorrió su cuerpo con una especie de «ojo». Recuerda también haber visto una criatura de aspecto más femenino, más humana, que apareció de otra habitación. Esta criatura le hablo de manera telepática y le dijo que no se preocupara, que no iban a hacerle daño. Pero Calvin no le creyó, ya que este sentía que ella lo estrangulaba. Su siguiente recuerdo, es verse a si mismo y a Hickson en el muelle. Tambaleándose, se dirigieron al auto, mientras veían al objeto elevarse y alejarse del lugar. Decidieron contar lo ocurrido, a pesar de que pocos podrían creer su historia.

Impresión artística del OVNI y los testigos (artista desconocido). Crédito: Calvin Parker

45 años después de esto, Calvin sigue contando su verdad, pasó por polígrafos, el escarnio público, entrevistas e interrogatorios varios. Y recién en 2018 decidió contar su historia (precisamente en un libro que se llama MI HISTORIA). Nunca cambio su relato y nunca le encontraron una grieta o falla en sus dichos. A Calvin Parker lo abdujeron, le hicieron análisis, y fueron los extraterrestres.

Juan Oscar Pérez

Juan Oscar Pérez (centro) a los 12 años. Crédito: Juan Oscar Pérez

Corría el año 1978, un frío 6 de Septiembre, en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, Argentina. Como cualquier día, un niño de 12 años, Juan Oscar Pérez, se preparaba para ir a la escuela. Pero su padre, capataz de la estancia, le pidió que antes de eso, fuera a buscar la tropilla en un campo lindero. Su trabajo era traer esos caballos para que los peones de la estancia pudieran tener los caballos listos para emprender la jornada laboral. Aproximadamente a las 6:30 de la mañana, él y uno de sus hermanos se prepararon para la tarea: Él fue con su caballo a buscar la tropilla y su hermano esperaba en la tranquera, para cerrarla al terminar de pasar la caballada. Todo ocurriría de manera normal.

Era un día fresco a esa hora de la mañana. Juan emprendió el camino a buscar los caballos, cuando se topó con una neblina espesa, que le generó cierto resquemor, pero siguió su camino.

La Nave

Algunos minutos después, se encontró delante de una «casilla» entre la neblina. Blanca como la nieve, media unos 6 metros de diámetro y tenía una especie de alero alrededor y se posaba sobre tres semi esferas. Juan la describe como «una especie de sombrero, con tres pelotas cortadas al medio en la parte de abajo, se apoyaba, hundió la tierra con las pelotas y no creció nada en ese lugar». Más adelante volveremos sobre el tema.

Algo que llamo la atención a Juan, fue el hecho de que la neblina no tocaba a la «casilla», sino que se separaba de esta un metro o metro y medio, aproximadamente. Juan, desde su simpleza, cuenta que él sabe que la niebla se «pega» a las casas, autos, arboles, etc., pero no era una «niebla normal» ya que no se «pegaba» a la nave, como si una especie de pared invisible o vidrio la sostuviera separada de la nave.

También le llama la atención que la neblina se extendía hacia el cielo y que podía ver el cielo limpio. Le llama la atención que la niebla se «corta» en el cielo. Luego aclara que cuando viajo por primera vez en avión, vio que las nubes también se «cortan», igual que la niebla que rodeaba la casilla.

El alienígena de «la manguera»

Representación del ser alto visto por Juan Oscar Pérez en 1978 (artista desconocido)

En un momento dado, se abrió una especie de compuerta en la nave. Se desplegó una escalera «blanca brillante, muy fría, como el hielo», de la que bajó un ser, alto, de unos 3 metros o más, de aspecto metálico y completamente cubierto. De su «casco» salía una manguera flexible, larga, que casi llegaba al suelo. Juan cuenta que su caballo estaba aterrado, pero de todas maneras lo ató a la escalerilla y siguió al ser a la nave, en respuesta al pedido hecho por este ser, mediante señas.

Dentro de la nave, además del ser alto, vio uno más chico, de un metro y medio, aproximadamente. El ser alto, comenzó a «tocar botones y mover palancas», el ser más pequeño, estaba faenando un animal que Juan no pudo identificar. Pero estaba seguro que era un animal grande, como un caballo o vaca, «por el tamaño de los huesos».

Juan huye

Crédito: Darío Fernández

Estuvo unos minutos allí, y bajó cuando vio que la puerta se cerraba tras él, «preocupado por el caballo» según el testigo. El caballo estaba nervioso y el ser alto, lo retuvo para que Juan pudiera subir. «tenía mucha fuerza, hizo que el caballo se quedara quieto con una sola mano» cuenta el testigo.

El niño, asustado, azotó la cabalgadura y corrió a la estancia. Entonces aparecieron dos naves más que lo siguieron, cortando la copa de algunos árboles y pasando muy cerca de su cabeza. Cuando llegó a la estancia, su madre lo reprendió, ya que había estado afuera durante unos 45 minutos, mientras que, para él, solo habrían pasado no más de 7 minutos. A Juan Oscar Pérez lo abdujeron, le hicieron análisis, y fueron los extraterrestres.

Juan Oscar Pérez, hoy. Crédito: Alan Stivelman

Algunas «Coincidencias»

Llama la atención ciertas coincidencias entre ambos casos, a pesar de los miles de kilómetros que separan a los testigos.

Ambos testigos son jóvenes trabajadores. Calvin, con 19 años, había terminado su primer día en el astillero, mientras que Juan, trabajaba en el campo e iba a la escuela. Ambos tienen una educación primaria, no son afectos a la lectura, no están interiorizados en la temática OVNI. De hecho, todo de lo que saben es de su trabajo, su vida y poco más que eso. Son personas simples y honestas.

Ambos sintieron, después de su encuentro, el rechazo de amigos y parientes. Calvin había tomado la decisión de no decir nada, pero Hickson lo convenció de buscar ayuda con las autoridades de Pascagoula, los militares primero (que no hicieron caso de su incidente) y la policía después. Juan contó a su familia y solo su madre le dio el derecho a duda. La escuela fue un infierno para él.

Pasado los días del encuentro, ambos se arrepintieron de contar sus historias, de hecho, ambos tuvieron consecuencias de lo sucedido. Juan no podía salir solo al campo en los días de niebla, y Calvin no andaba después del atardecer. Ambos se volvieron hoscos con la gente.

Comienza el verdadero viaje

Calvin Parker, hoy. Crédito: Calvin Parker

Ambos comenzaron una especie de vida «nómade» después de su encuentro. Calvin desapareció por años, se casó, formo una familia y no habló del tema por casi 45 años. Juan, cuando tuvo edad para hacerlo, cambio de trabajo, pasó por varias estancias. Cambio de provincia varias veces y no fue, hasta que pasaron casi 40 años, que se decidió a hablar de su encuentro.

Tiempo perdido: en ambos casos los testigos tuvieron un momento en que el tiempo pasó rápido sin que se dieran cuenta. Coinciden, en estos casos, que ese tiempo es de aproximadamente 30 a 35 minutos. Calvin recuerda haber sido puesto en una especie de camilla. Juan dice que solo estuvo mirando por la nave por unos 5 minutos, pero pasaron 45. ¿Qué paso durante esos 40 minutos que estuvo en la nave y no lo recuerda? Todo hace pensar que hicieron con él lo mismo que con Parker. De hecho, Juan, días después, descubrió en su brazo derecho que tenía una herida que no recordaba haberse hecho. De hecho, tardo muchos días en curarse «la lastimadura no se curaba, no sangraba, solo no hizo la «cascarita» y dolía. Tardó meses en curarse», dijo el testigo.

Naves

Nave «adamskiana», similar a la vista por Juan Oscar Perez. Foto George Adamski. Crédito: Michel Zirger

Ambas naves son diferentes: mientras que la de Calvin parece una especie de «lágrima» metálica, con unas luces azules a modo de «ojos», la nave de Juan es la típica nave «adamskiana».

Si, algo que muchos investigadores pasan por alto es que la nave en la que se subió Juan Oscar Pérez era circular, de unos 6 metros de diametro, con tres semiesferas sobre las que se posa. Es decir, Juan Oscar Pérez, vio el mismo tipo de nave que describió George Adamski en sus encuentros en 1952, es decir, 26 años antes. Recuerden que Juan era un niño de 12 años, que iba a la escuela y que no había nacido cuando Adamski contó su historia, y que nunca escuchó (según sé, hasta el momento no sabe quién es Adamski). ¿Cómo es que un niño de 12 años, que no lee sobre OVNIs y esas cosas, reconoce una nave vista 26 años antes? Simplemente porque LA VIO.

Ilustración realizada por Calvin Parker en 1973. Crédito: Stefanos Panagiotakis

2017, año de cambios

Por coincidencia, ese año fue un año especial para ambos testigos. Calvin Parker y Juan Oscar Pérez salieron a contar sus historias.

Calvin, ya retirado, escribió un libro que es un best seller contando su vida e historias (más de una, ya que no solo en 11 de Octubre de 1973 vio lo que vio sino que tuvo otras experiencias de las que hablaremos en próximos artículos).

Juan continúa trabajando en el campo, cría perros, y tiene una vida simple, sin redes sociales ni celular, sin sobresaltos. Pero acepto contar su historia, primero al psicólogo Néstor Berlanda (que se refleja en el libro «Detrás De La Niebla» y en una película que recorre el mundo llamada «Testigo de Otro Mundo».

Si las historias coinciden tanto, es porque ambos tuvieron el mismo tipo de encuentro. No se conocían (por obvias razones) y no se conocen aún. Separados por miles de kilómetros, con historias personales diferentes, aunque con ciertas coincidencias, hacen que muchos creamos en sus encuentros. Tal vez muchos pensaran que inventaron o magnificaron sus historias, pero, ¿Cómo es posible que dos personas de distintos países, coincidan tanto? No solo no se conocen, sino que no tienen conocidos en común, ninguno leyó sobre el otro, incluso ahora, año 2019. ME CONSTA.

Si dicen haber visto y experimentado sus encuentros, es porque así fue. Y fueron abducidos por extraterrestres.