Enigmas que encierra la Gran Pirámide de Guiza
Enigmas que encierra la Gran Pirámide de Guiza
No hay sobre la Tierra otro monumento que haya inspirado tanto temor, más ávida curiosidad ni tan descabella da especulación, como las pirámides de Gizéh, en Egipto, y en especial la Gran Pirámide del faraón Khufú, a quien los griegos llamaron Kéops. Construida hace 4500 años, es la obra de piedra de mayor volumen que se haya erigido jamás, con una base de cinco hectáreas que bastaría para encerrar en ella las cinco cate catedrales más grandes del mundo.
Sus 2.300.000 bloques de piedra, que pe san cada uno entre 2,5 y 50 toneladas, se levantan hasta una altura de 146 metros y medio sobre el desierto, o sea la de un rascacielos de 40 pisos. Napoleón calculó que las pirámides de Gizéh contenían mampostería suficiente para levantar, alrededor de Francia, una muralla de tres metros, con uno de anchura. Los arquitectos de la Gran Pirámide hicieron gala de conocimientos extraordinarios. Por ejemplo, cortaron y colocaron con tanta precisión las piedras del revestimiento, que no es posible meter una hoja de papel entre una y otra.
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La esquina sudoriental de la pirámide está apenas 13 milímetros más alta que la noroccidental, y la diferencia entre el lado más largo y el más corto es menor de 20 centímetros, o sea una discrepancia que no llega a nueve centésimas por ciento. Todo esto ha llevado a algunos investigadores a opinar, con toda seriedad, que la pirámide sólo se pudo construir con ayuda de computadoras, quizá por supercerebros procedentes de algún otro planeta que se valían de rayos láser para cortar las piedras y de artefactos antigravitatorios para elevarlas.
Otros han afirmado que la pirámide es un-lugar en que se profetizan los hechos principales de la historia; que es un monumento en memoria de algún cataclismo planetario; o bien el depósito de un sistema universal de medidas que marca con absoluta precisión la duración del año, la velocidad de la luz y las órbitas de los planetas. ¡Necedades románticas!, dicen los egiptólogos modernos.
Pero la Gran Pirámide, aunque ha sido asidua mente medida, examinada con rayos x y estudiada con la ayuda de todos los auxiliares que conoce la ciencia, todavía plantea interrogantes fundamentales que hasta hoy no se han podido contestar.
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¿Cómo construyeron la Gran Pirámide?
Los antiguos egipcios no se servían, para construir, de la rueda ni de animales de tiro, y no conocían aparejos ni poleas, cabrestantes ni grúas. Entonces ¿cómo pudieron erigir una estructura tan gigantesca y casi perfectamente proporcionada, sólo con herramientas de piedra y de cobre, de muy rudimentarios instrumentos de agrimensura y de su propio esfuerzo muscular? Sabemos que la piedra para el núcleo fue cortada de la roja y áspera arenisca de la llanura de Gizéh, donde se asienta la Gran Pirámide. El revestimiento de caliza (cuya mayor parte arrancaron los árabes hace siete siglos para construir mezquitas y palacios en El Cairo) procede de la ribera oriental del Nilo.
El granito para las galerías y las cámaras lo llevaron desde Asuán, a unos mil kilómetros de distancia hacia el sur. Los canteros usaron mazos de durísima dolerita para hendir la roca y meter cuñas de madera. Esta madera, empapada en agua, se dilataba hasta romper la piedra. Después, con abrasivos de cuarzo, podían tallar los enormes bloques para darles forma conveniente y superficie tersa. Montaban los bloques terminados en trineos valiéndose de palancas de madera, y las cuadrillas de obreros sudorosos los arrastraban hasta colocarlos en barcazas en el Nilo.
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En el sitio de la obra, una calzada de 18 metros de anchura salvaba los 800 metros entre la orilla del río y la pirámide. El historiador griego Herodoto, que visitó a Gizéh 2000 años después, en el siglo v a. de J.c., relata que la calzada era una construcción casi tan impresionante como la Gran Pirámide misma. En este punto empiezan los enigmas. Según Herodoto, que quizá obtuvo su información de los sacerdotes del templo, la construcción de la calzada duró 10 años, y la erección del monumento requirió 20 más. Dice que trabajaban constantemente en las obras 100.000 hombres, y que los relevaban nuevas cuadrillas cada tres meses. Pero los egiptólogos observan que el faraón Kéops reinó apenas 23 años; si murió antes de que se completara la estructura, lo probable es que hubiera quedado sin terminar, como sucedió con otras muchas.
Más desconcertante aún es pensar en cómo lograron levantar piedras tan pesadas a semejantes alturas. Según Herodoto, subían los bloques de un nivel al siguiente por medio de “máquinas” ¿palancas? de tablas cortas de madera. Pero los ingenieros calculan que de ese modo habrían tardado mucho más de 20 años, y que con aparatos tan imperfectos jamás habría sido posible manejar los bloques mayores, que pesan 50 toneladas. Casi todas las autoridades creen que los bloques fueron elevados a viva fuerza humana a lo largo de una gran rampa construida de ladrillo, tierra y cascote.
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Todavía se pueden ver ruinas de rampas de esta especie al lado d otras tres pirámides; más, para poder mantener un declive practicable, habrían tenido que elevar y alargar la rampa cada vez que se agregaba una nueva capa de piedras. En el caso de la Gran Pirámide, hubiera llegado a medir 1500 metros de longitud, con un volumen de mampostería cuatro veces mayor que el del edificio. Es dudoso que hubiera suficiente mano de obra en todo el país para construir más de la mitad de semejante rampa. Aun suponiendo que existiera esa rampa se habría ido estrechando hasta no tener, en el ápice de la pirámide, más de tres metros de anchura, insuficiente para que los obreros dispusieran de espacio donde estar mientras arrastraban los últimos bloques hasta la cúspide. Incluso con plataformas y andamios, aseguran los ingenieros, habría sido imposible colocar trabajadores a esa altura para que pusieran en su sitio el enorme coronamiento.
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Los investigadores han propuesto otras soluciones para este enigma; por ejemplo, una rampa en espiral que fuera ascendiendo por los lados de la pirámide, o armazones de madera engrasada para subir las piedras resbalando. Sin embargo, a pesar de que los egipcios detallaron minuciosamente sus progresos técnicos en sus pinturas funerarias y en sus manuscritos, no hay una so la mención o vestigio arqueológico de esos artefactos.
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¿Por qué la construyeron la Gran Pirámide?
Los antiguos egipcios concebían la vida de ultratumba como una existencia corporal en que el fallecido gozaría de todos los placeres y prerrogativas de la carne conocidos en la tierra. Por eso consideraban necesario dotar con ciertas cosas al difunto. En primer lugar era preciso que el cuerpo se conservara.
Para este fin los egipcios perfeccionaron técnicas de embalsamar aún no superadas. En segundo, por si algo ocurría al cadáver, había que tener a mano sustitutos en forma de estatuillas e imágenes a las que podía infundirse vida en el más allá mediante encantamientos detallados en la tumba. En tercer lugar, había que suministrar al difunto objetos materiales, tales como vestidos, joyas, armas y muebles, así como suficiente comida, cerveza y vino, para que le duraran muchos siglos. También se le dejaban modelos de sol dados y sirvientes, embarcaciones y talleres, lo mismo que dibujos en que aparecían los bienes del difunto, sus esposas, hijos, vasallos, con quistas y hasta los deportes que practicaba.
Todo esto se encerraba junto con el cadáver en una tumba impenetrable, rodeada de templos dedicados al muerto y custodiados por los sacerdotes. Parece que Kéops no proyectó inicialmente un edificio tan grande para su cadáver, puesto que le cavaron una fosa (la primera cripta funeraria) en el lecho de roca, y la cubrieron con una estructura relativamente modesta. Estaba comunicada con el exterior por un pasadizo en declive, de menos de 1,20 metros a lo ancho por otro tanto de altura, o sea apenas suficiente para dar paso al sarcófago de la momia. Pero al acentuarse la manía de construcción del rey, amplió la pirámide, construyó una bóveda más grande (que hoy se llama la cámara de la reina), y luego una tercera sala, todavía mayor: la cámara del rey, a más de 40 metros de altura sobre el nivel del suelo y casi en el centro de la pirámide.
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La única entrada, oculta con una puerta ernbisagrada de piedra caliza, fue construida dentro de la pirámide el). El decimotercer peldaño del costado norte y a casi 17 metros de altura. Fue enterrado Kéops en su pirámide? En el año 820 de la era cristiana el califa musulmán de Egipto, Abdullah Al Mamun, penetró en la Gran Pirámide en busca de los manuscritos científicos y astrológicos que se creía encerraba, y de los “extraños metales que no se oxidan” y del “vidrio maleable que se puede doblar sin romperse“.
Hacía mucho tiempo que la entrada secreta había sido olvidada, así que los exploradores sencillamente abrieron un túnel en la piedra por: encima de la arena. A los 30 metros encontraron el pasadizo que baja a la cripta subterránea inconclusa. Allí sólo hallaron polvo y escombros; pero subiendo por este pasadizo dieron a mitad de camino con una entrada a otro pasaje ascendente cerrada con bloques de granito. Cortando alrededor del granito a través de la piedra caliza, más blanda, descubrieron un túnel que conducía a la cámara de la reina (también vacía) y finalmente a la del rey, donde tampoco encontraron nada, salvo un enorme sarcófago sin tapa, de granito de color oscuro y pulimentado. Esto resulta increíble.
Si se tiene en cuenta el inmenso tesoro que se encontró en la tumba de Tutankamón (monarca de oca importancia que murió a la edad de 19 años después de haber gobernado sólo nueve), debieron de ser muchísimo mayores las riquezas enterradas que el poderoso Kéops reunió durante su reinado de 23 años. Y para que le fueran útiles en la vida eterna, tenían que haberlas enterrado junto con su cadáver … el cual tampoco se encontró, En 1763 se descubrió otro pasaje que es un pozo toscamente excavado, tortuoso y vertical, de 60 metros de longitud, a lo largo del cual podría haber pasado un hombre partiendo de la cámara del rey y la gran galería contigua, y bordeando el pasadizo tapado hasta salir a la entrada secreta: Se cree que el túnel fue abierto por los obreros, sin que se enterara Kéops, para poder escapar después de colocar en su lugar las tapas de granito.
Por este pozo pudieron haber arrojado artículos valiosos los ladrones de tumbas, rompiendo las piezas más grandes, como la caja de oro que guardaba la momia del faraón. Pero entonces ¿en dónde están los millares de urnas de comestibles secos que en otras pirámides robadas todavía llenan los pasajes desde el suelo hasta el techo? ¿Y qué pasó con la tapa de granito que falta en el gran sarcófago? La posibilidad más intrigante es que el monarca jamás fuera enterrado allí. No era raro que los faraones construyeran un duplicado de su propia tumba. Bien pudo ser que la Gran Pirámide fuera apenas un señuelo, y que Kéops y su tesoro hayan sido enterrados secretamente en un lugar menos notable, que nunca se ha localizado.
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¿Quedan todavía recintos por descubrir?
La pirámide de Zóser, en Sakkara, está llena de cámaras subterráneas. En la del faraón Kéops, en cambio, únicamente se han encontrado tres cámaras y unos cuantos pasadizos. En 1966 el premio Nobel de física Luis Álvarez, del Laboratorio Lawrence Berkeley, de la Universidad de California, instaló con sus colegas un detector de rayos cósmicos en la cámara situada debajo de una pirámide cercana, construida para Kefrén, hijo de Kéops.
Registrando la dirección de los rayos que atraviesan la piedra desde el espacio y suministrando las lecturas a una computadora, se obtiene una radiografía del interior de la pirámide. Lo que se ha encontrado hasta ahora no revela orificios secretos, cuando menos en la parte superior de la estructura, pero sigue adelante el juego del escondite cósmico. Varios científicos del Instituto Stanford de Investigaciones hacen actualmente otro intento para localizar cámaras secretas, esta vez con un aparato de sonar.
En 1954 se descubrieron debajo de la arena, en el costado sur de la Gran Pirámide, las diversas piezas de una magnífica embarcación de cedro, de 43 metros y medio de longitud, con su aparejo completo, dorado, y su cabina. De la embarcación reconstruida, que hoy está en un museo al lado de la pirámide, se cree que era el “barco solar” de Kéops, que utilizaría en ciertos ritos. Los egiptólogos están seguros de que hay un “barco lunar” parecido en una cripta de la parte oriental de la pirámide, pero todavía no han excavado allí. “¿Por qué tanta prisa?” pregunta un curador egipcio. “Ha permanecido oculto durante 45 siglos, así que unos pocos decenios más no importan nada. Y, ¿quién sabe?, tal vez el buen hombre todavía necesite ese barco”.