Investigadores sostienen que el disco dorado de las sondas de la NASA podría confundir a la civilización alienígena que lo interceptara

Investigadores sostienen que el disco dorado de las sondas de la NASA podría confundir a la civilización alienígena que lo interceptara

 

 

Portada del disco dorado de una e las sondas. Contiene instrucciones para reproducirlo y la posición del Sistema Solar (abajo, a la izquierda), en relación con 14 púlsares – JPL/NASA

¿Y si el mensaje a los extraterrestres de las Voyager se malinterpreta?
El lanzamiento de las sondas Voyager 1 y 2 hace más de 40 años marcó un antes y un después. Ambas hicieron importantes exploraciones científicas en el Sistema Solar, y permitieron, por primera vez, mirar hacia atrás y ver a la Tierra en un insignificante punto azul pálido. En 2012, la Voyager 1 atravesó la heliopausa y salió oficialmente del Sistema Solar. Está previsto que las dos viejas naves sigan explorando, en este caso el medio interestelar, hasta el año 2025 o 2030.

Junto a ellas, la humanidad, dividida en plena guerra Fría, lanzó sendos discos dorados (los «Golden record»). Con estos trató de fabricar una cápsula del tiempo para reflejar la naturaleza de la Tierra y la cultura humana, con la esperanza de que fuera encontrado por una civilización espacial. Para ello, se usó un disco de cobre cubierto de oro; en una cara se grabaron imágenes  y en la otra sonidos. Se añadieron 117 fotografías de la vida cotidiana y del planeta, saludos en 54 idiomas, sonidos de la vida y 90 minutos de música (con Bach Beethoven, Mozart, Stravinsky, Chuck Berry o Louis Armstrong). Se añadió un pequeño pinchadiscos y en una portada se grabaron unas instrucciones para escuchar las grabaciones. Por ejemplo, para indicar las revoluciones de reproducción adecuadas se usó una unidad relacionada con una transición fundamental del hidrógeno, el elemento más abundante del Universo.

Rebecca Orchard y Sheri Wells-Jensen, dos investigadoras de la Universidad de Ohio (EE.UU.), tienen sospechas de que el antropocentrismo reflejado en los discos podría hacer que el mensaje fuera muy confuso para una civilización extraterrestre. Entre otras cosas, creen que los extraterrestres podrían pensar que los hombres aman discutir, que hablan una jerga incomprensible y que disfrutan de la belleza de flores que hacen el ruido de motosierras. Sus conclusiones se presentaron en la conferencia de la «National Space Society» celebrada en Los Ángeles (Estados Unidos), el pasado sábado.

«Los discos de oro de las Voyager son una bonita representación de cómo los humanos quieren verse a sí mismos, pero están diseñados para ser recibidos e interpretados por algo que tiene las capacidades sensoriales de un humano medio», dijo Rebecca Orchard. «Si alguno de esos sentidos no está presente, o hay otro nuevo añadido, el disco de oro se hace bastante confuso».

Un mensaje poco claro

El primer problema comienza con el concepto del disco. Si los alienígenas tuvieran sentido del oído y de la vista, podrían tratar de correlacionar los sonidos de una cara con las imágenes que están en la cara contraria. «¿Qué pasa si juntas la imagen de un narciso abierto con el rugido de una motosierra?», se ha preguntado Orchard.

Los saludos, por su parte, tienen el problema de que hacen coincidir 54 lenguas que suenan de forma diferente, que «carecen de congruencia gramatical» y que «se suceden como si alguien estuviera discutiendo», según esta investigadora.

La mezcla entre Bach, Stravinsky y la música folclórica búlgara no lo ponen más fácil. «Evidentemente no puedo decir cómo se pueden interpretar esas diferencias y transiciones, pero sí que puedo decir que es seguro que son todo un puzzle para alguien que no esté nada familiarizado con los humanos y los sonidos que hacen», dice Orchard.

Por suerte o por desgracia, faltan 40.000 años para que las Voyager, que surcan el espacio interestelar, pasen «cerca» de algo. La próxima parada de la Voyager 1 es una estrella llamada AC +79 3888 y situada a 17,6 años luz de la Tierra. Por entonces, la sonda pasará a 1,6 años luz de ella. Por ello, y tal como dijo Carl Sagan, «la nave solo será encontrada y el disco reproducido si hay una civilización espacial en el espacio interestelar».

Para Orchard, lo que demuestra su investigación es que «no podemos controlar la impresión que generamos». Cree, sin embargo, que en el caso de ser encontrada, la nave y el hecho de tener voluntad de enviar un mensaje al espacio diría mucho sobre los humanos.