El día en el que se rompió el tiempo

El día en el que se rompió el tiempo

Seguimos con nuestro fascinante recorrido histórico relacionado con el tema de los viajes en el tiempo y los desdoblamientos del mismo y paramos en el otoño del año 1971 en la localidad de Ponca City, Oklahoma. Aquí tenemos a tres hombres, Karl, Mark y Gordon que trabajan para una empresa que suministra productos de nutrición para el ganado y que son enviados a una remota granja para recoger un depósito alimentador. Al llegar a la granja se acercan a la puerta y sorprendentemente observan que no tiene candado, sólo unos oxidados y desvencijados alambres con púas en la parte superior.
“Parecen bajas las medidas de seguridad de la granja. Ellos sabrán.” Se dicen entre sí.
Entran y observan que el césped lleva años sin cortarse. La hierba cubre toda la granja y el moho se acumula sobre el capó de una moderna camioneta. La visión es bastante apocalíptica. Se meten al coche de nuevo y conducen a través de ese terreno salvaje hasta un depósito de color rojo. Ahí se bajan. Deben cargarlo, pero está extrañamente lleno y pesa demasiado como para levantarlo. Allí no hay nadie para recibirlos ni para ayudarlos: la granja está abandonada cuando no debería estarlo, ya que su empresa trabajaba con granjeros que esperaban siempre las recogidas de los depósitos y firmaban después los recibos para tenerlo todo en regla. Además, sabían que ellos iban.
El día en el que se rompió el tiempo

Los casos de deslizamiento del tiempo son retorcidos y conectan diferentes épocas
Sin poder hacer más, deciden echar un vistazo por la hacienda y observan una construcción de color blanco con dos plantas y sin luces. Es una casa destartalada y roída por el paso del tiempo.Confundidos y sin saber qué hacer vuelven a la empresa donde les recibe su supervisor.
“Hoy ya no, pero mañana vais, drenáis y vaciáis el tanque y lo traéis de vuelta…” les dice el jefe. Esos alimentadores se dejaban como préstamo y podrían llenarse para dejarse en la granja de otro cliente. Bien pensado.
Al día siguiente los tres empleados vuelven a la granja abandonada pero se les ha hecho de nochey tomando precauciones, llevan armas con ellos por si se produce algún tipo de equívoco o altercado con algún vecino que pensase que fueran ladrones o malhechores. No dejaban de estar en propiedad privada, aunque ese alimentador era suyo. El objetivo era recuperarlo y teniendo en cuenta que muchos de por allí por si las moscas primero disparan y luego preguntan lo mejor es ir bien ataviado con buenos fusiles, piensan ellos. Así estaba el panorama.
Y allá van ellos. Llegan a la puerta, la abren, conducen a través de la espesa hierba y llegan al alimentador. Lo vacían y lo cargan… pero algo va mal. La casa abandonada no está.
“Qué extraño”, piensan.
Se acercan y no encuentran ni un solo rastro de una posible demolición. Tampoco rastro de pisadas, huellas, marcas de neumáticos, escombros o restos de derribo. Absolutamente nada que hiciera pensar que ayer allí había una casa. No estaban ni los cimientos, ni el coche lleno de mohoTampoco las marcas de terreno en donde habría reposado la construcción durante años. Solo césped.
El día en el que se rompió el tiempoLos misterios del tiempo,
La confusión suele estar presente en este tipo de incidentes en los que muchas veces podemos pensar solo en equívocos o despistes, pero lo más interesante del caso viene por las pruebas físicas.La impresión que tuvieron aquellos hombres es que a partir de las proximidades de la puerta de entrada había algo que conectaba directamente con una visión del futuro en donde seguirían usando sus depósitos y en donde habría ocurrido algo a escala global que habría hecho que todo se hubiera abandonado repentinamente.
¿Sería posible que el fenómeno de los deslizamientos del tiempo pudiese dar pie a observar futuros escenarios en donde el mundo, por la razón que sea se hubiera ido al traste?
Si la respuesta fuera afirmativa, el propio drama habría impregnado la malla espacio-tiempo de tal manera que aquellos hombres habrían accedido justo a ese momento decadente de una posible historia futura de la humanidad por los sentimientos que habrían sido dejados allí esa precipitada huida…