En busca de la Atlantida (Parte IV) Final

Según la tesis de Otto Muck (investigador y escritor del libro “Los secretos de la Atlántida”), el 5 de junio del 8.498 a.C., coincidiendo con la conjunción Sol-Luna-Venus, un asteroide de 10 km de diámetro se precipitó sobre el Atlántico, cerca de Puerto Rico, donde su cola dejó rastros de su paso por las llanuras de Carolina. Esto produjo una rotura en la placa de la isla de la Atlántida, provocando que ésta se hundiera.
Este asteroide, pudo verse a 1.000 km de distancia, dejando rastro en tierra y en el mar. En tierra, los fragmentos crearon el campo crateriforme de Carolina, constituido por 3.000 cráteres, de los cuales más de la mitad tienen 400 metros de diámetro, y unos cien cráteres tienen casi 2 km. Los impactos en tierra y mar, se calcula que fueron unos 10.000, mientras el núcleo, partido por la mitad, provocaron dos agujeros de 50 km2 de superficie y 7 km de profundidad. Esta huella es hoy conocida como la fosa de Puerto Rico, de 9.000 metros de profundidad.
Una capa de lava de más de 100 metros de espesor se precipitó sobre las aguas, gases venenosos y grandes olas surgieron, toneladas de cenizas, un diluvio universal donde el agua y sus olas alcanzaron dimensiones apocalípticas. Los mamuts murieron por los efectos letales de los gases, inmediatamente después enterrados bajo el agua de las inundaciones, las cuales se helaron, ya que el asteroide desplazó el Polo Norte unos 3.500 km, dejando Siberia helada hasta nuestros días.
Esta colisión provocó una línea de fractura (la dorsal del Atlántico), que facilitó la subida del magma a la superficie. La línea de fractura se resquebrajó a una velocidad de 15 m/s a lo largo de 3.000 km. Los gases de la erupción, en un mayor porcentaje era ácido carbónico, que hizo que las plantas crecieran. El polvo volcánico, se mantuvo suspendido sobre el norte de Europa formando una nube oscura durante cientos de años (Érebo=Europa=Mundo Oscuro).
En Mesopotamia, el arqueólogo Leonard Woolley, descubrió en 1.928 bajo una capa de lodo de cinco metros de espesor, restos arqueológicos antiguos, con restos de piedra labrada no pulida, de finales del paleolítico, que lo situarían hacia el año 10.000 a.C. Existe un gran cinturón de sedimentos de lodo desde Francia hasta el norte de China, que la geología no es capaz de explicar, dado que  su composición de cal y cuarzo, se debe a sedimentos marinos y ácido salicílico del magma superficial.
Otra de las consecuencias del hundimiento de la Atlántida, fue la modificación de la corriente del golfo, a causa del hundimiento de varias islas en la zona de las Azores. Antes, la corriente rodeaba las Azores y no iba hacia Europa. Ahora, al no existir esa zona de islas, la corriente sí llega a Europa. Esto provocó un curioso ciclo en las anguilas. Éstas, nacen en la parte oriental del bosque de las algas del Mar de los Sargazos, y son llevadas por la corriente del Golfo, empleando cuatro meses en cruzar el Atlántico.
Al llegar a la costa, los machos se quedan ahí, y las hembras suben por los ríos de Europa. A los dos años, ya aptas para reproducirse, bajan por los ríos uniéndose a los machos en las costas, y regresan al Mar de los Sargazos en una travesía que sólo dura 140 días, ya que son adultas y pueden desplazarse a mayor velocidad. ¿Por qué las anguilas van hasta Europa y no hacia América que está mucho más cerca?. Simplemente, porque estaban programadas para seguir la corriente del Golfo que giraba alrededor de la Atlántida o de las Azores, llevando a las anguilas del agua salada al agua dulce y viceversa. Al desaparecer esta zona, la corriente del Golfo ya no pudo rodearla, siguiendo recta hasta Europa, y con ella las anguilas.
En el año 280 a.C., el sacerdote del Templo de Marduck en Babilonia, Beroso, escribió en griego “Babyloniaca“, donde aparecen los nombres de los reyes sumerios antediluvianos y postdiluvianos. Varios autores griegos dijeron que los reyes anteriores al diluvio fueron diez, y reinaron durante 120 saris (1 sari = 3.600 años; 1 nero = 600 años; 1 sasu = 60 años), así que 120 saris corresponden a 432.000 años.
El primer rey caldeo se llamó Alorus, quien gobernó durante 10 saris, y el décimo y último fue Sisusthrus, quien gobernó durante 18 saris, y en cuyo tiempo sobrevino el Diluvio. Es decir, Sisusthrus fue el Noé de los caldeos. Obviamente, la forma de contabilizar los años era muy diferente de la actual, ya que nadie puede estar 36.000 años gobernando. Entonces, ¿cómo contabilizaban los años y por qué?
Por ejemplo, el primer rey Alorus gobernó durante 10 saris = 36.000 años. En la cronología egipcia, el monje Sincelo, hablaba de años lunares además del horoi (años de 3 meses). Sincelo dejó escrito: “Hasta el año general cósmico de 1.282 (desde Adán hasta Enoc), el nº de días no era calculado ni en años ni en meses. Fueron los “vigilantes” que descendieron a la Tierra en el año general cósmico 1.000, los que enseñaron a los hombres a utilizar el Sol y la luna como medidores del tiempo (360 partes, 12 signos del zodíaco)”.
Nuevamente, aparece un texto donde se habla de seres de otros mundos que fueron los creadores de las civilizaciones. En unos textos los llaman “vigilantes”, en otros “gigantes”. Lo que es evidente, es que todas las civilizaciones antiguas, que consideramos fueron las primeras en la historia, absolutamente todas, nos hablan que las ciudades ya estaban creadas, ya fueron erigidas y construidas antes que ellos, y esto no es casual.
Después del Diluvio, hubo una reducción considerable en cómo se contabilizaban los años en el gobierno de los reyes. En un texto de la Dinastía II postdiluviana, se puede leer: “en total el reino duró 120 años”. Se puede observar, que los años, aún siendo todavía extraños para nosotros, ya no se asemejan a las cantidades antediluvianas. ¿Es posible que los años de reinado hagan referencia a las estaciones del año?. De ser así, habría que dividir todos los años entre cuatro (nº estaciones en un año).
El Obispo de Cesárea, Eusebio, escribió “Historia Universal” en el año 300 d.C., donde se refleja la lista de los reyes egipcios, y aparece una cronología de las dinastías divinas y predinásticas, y la lista cronológica de reyes egipcios desde Menes hasta Diocleciano. Antes de los espíritus de los muertos, que se identifica con la época del Diluvio Universal, empiezan en las dinastías de los dioses, en el año 30.544 a.C., después la sigue la Era de los semidioses y después el primer linaje de reyes. Esta lista nos muestra que el principio de los tiempos es muy remoto, y que las 32 dinastías oficiales sólo ocupan una pequeña parte de toda la cronología egipcia.
La Dinastía de los Dioses duró 13.900 años, desde el 30.544 a.C. hasta el 16.644 a.C., momento que empieza la Dinastía de Semidioses, que dura hasta el 15.380 a.C. Aquí comienza el 1er linaje de Reyes hasta el 13.572 a.C. Desde esta fecha, hasta el año 11.782 a.C., reinan 40 reyes más, momento que empieza la época de los espíritus de la muerte hasta Menes, en el año 5.619 a.C.
La cronología egipcia no menciona específicamente el Diluvio, aunque todas las fuentes de Manetón dan por sentado que Menes, fue el primer rey posterior al Diluvio. Según la cronología egipcia, el Diluvio estaría dentro de la zona “espíritus de los muertos”, que refleja una época de caos, destrucción y muerte de la humanidad como resultado de una gran catástrofe. Manetón nos legó una lista de los reyes de los espíritus de los muertos, llamándoles semidioses, quienes reinaron 2.100 años, y los llama “fortísimos”.
La Dinastía de los Espíritus de los Muertos, comprende desde el 11.432 a.C. hasta el 5.619 a.C. Así que si restamos los 2.100 años que reinaron estos semidioses desde el comienzo de esta Dinastía, 11.432 – 2.100 = 9.332 a.C., fecha que está dentro de los parámetros que los científicos creen que fue cuando sucedió realmente el diluvio.
Al activarse los volcanes de la dorsal del Atlántico, se abrieron los ramales que rodeaban por el Este y el Oeste a la Atlántida, haciendo que la isla se hundiera a razón de 5 cm/seg hasta una profundidad de 3.000 metros en un día. Los atlantes, avisados por sus sacerdotes de lo que se avecinaba, prepararon embarcaciones y huyeron en todas las direcciones. En muchos lugares donde se afincaron, la cultura que legaron da muestra de su “rechazo” y su temor al mar (Islas canarias, Isla de Pascua, los indios bariloche en los Andes, etc).
En el caso de Egipto, la llegada de los atlantes a estas tierras, supuso un tiempo de aclimatación y asentamiento de unos 200 años, y un tiempo para poder desarrollar su cultura nuevamente de unos dos milenios. El primer rey egipcio, Menes, unificó el bajo Egipto (corona roja) con el alto Egipto (corona blanca). A la Atlántida la llamaban el primer corazón de Path (Dios Creador), que era AHA-MEN-PTAH o “Amenta”, país de los muertos de occidente o país engullido por la cólera de Dios, según el Libro de los Muertos. El segundo corazón de Ptah, era ATH-K-PTAH (Egipto en griego).
Existe una tablilla del Rey Aha (Dinastía I), donde se narra la odisea atlante. El significado de esta tablilla, apareció en la revista Arqueología y Enigmas de la Historia en el año 1.996, escrito por Georgeos Díaz Montexano, gran conocedor de la civilización atlante y escritor de varios libros. Esta tablilla consta de cuatro líneas, y esta es la interpretación que Georgeos, después de su estudio y análisis, ha extraído de la misma:
Línea 1: Horus, el luchador, el brillante y el iluminado, en la plenitud de su poder.
Línea 2: fue alertado por sus astrólogos, que del cielo se avecinaba un gran cometa con dos núcleos brillantes. El Toro de Ra voltearía la isla, todos los reinos se estremecerían y se produciría una inundación.
Línea 3: y ordenó construir naves insumergibles para evacuar a los habitantes de la isla.
Línea 4: y abandonaron la ciudad madre donde el trono estaba rodeado de un anillo de vegetación entre dos de agua (Platón dijo tres anillos de agua entre dos de tierra).
Todos los reyes de Egipto se consideraron encarnaciones de Horus, y al morir, se reencarnaban en Osiris o estrellas de la Constelación de Orión. En esa época, coincidían el solsticio de verano, el orto helíaco (primera aparición de una estrella después de un período de invisibilidad) de Sirio, y el comienzo de la inundación del Nilo. Y todo eso, precedido por la aparición en el alba de la Constelación de Orión (la de Osiris).
Los egipcios construían sus embarcaciones con madera de cedro traídas del Líbano, y reclutaban a carpinteros fenicios. Estas embarcaciones, tenían 60 metros de eslora (para viajes muy largos), y podían soportar hasta 1.000 toneladas. Tenía un fondo plano que les permitía viajar a mayor velocidad. La primera expedición documentada que se tiene constancia, fue con el faraón Sahura (2.250 a.C.), donde trajeron maderas parecidas a las del Líbano, piel de animales desconocidos en Egipto, esclavos, etc…
Se supone que los egipcios sólo conocían el cobre, pero con este metal apenas se puede hacer gran cosa. Sí utilizaba una aleación llamada “electrum” (aleación de oro y plata), pero era más decorativo que otra cosa. Pero una expedición muy importante, comandada por Maui y Rata. Partieron en seis barcos, con la misión de circundar la Tierra. Existen tres hitos (señales, marcadores) en el camino, que avalan y respaldan la existencia de este viaje.
  1. una escritura líbica encontrada en Nueva Guinea, exactamente en la Cueva de los Navegantes.
  2. En la parte sur del Pacífico, se encuentran las Islas Picton, donde hay unos petroglifos en una cueva que mencionan un eclipse de luna
  3. en la zona de Tinguirica (Chile), en una gruta llamada “casa pintada”, donde existe un dibujo-texto, que habla de la intención de soberanía de la zona, en nombre de un faraón. Se puede leer la fecha exacta que se hizo, ya que dice: “límite sur alcanzado por Maui, agosto día 5 año real 16 de mi rey”. En esta fecha, reinaba Ptolomeo III, cuya esposa era Berenice de Cirene (Libia), amiga de Eratóstenes, quien a su vez era amigo de Maui. Eratóstenes era el director de la Biblioteca de Alejandría, así que es muy posible, por no decir seguro, tenía acceso a textos antiguos que afirmaban la existencia de otros mundos, de otras tierras, motivo por el cuál, se hicieron estas expediciones, porque sabían que existía un destino concreto.
Una vez en América, esta expedición se dividió en tres:
  1. la primera llega a Hawai, siguiendo la corriente de Humboldt. Una de las islas de Hawai la bautizaron con el nombre del jefe de la expedición, Maui.
  2. la segunda se dedicó a buscar un paso en tierra para atravesar los Andes a pie, todos murieron en el intento.
  3. la tercera partió hacia el sur, entrando por el Estrecho de Magallanes, y dirigiéndose hacia el norte.
En Oklahoma (EE.UU.), se encuentra la cueva de Anubis, llena de petroglifos con imágenes de barcos, dioses y objetos (monedas de bronce cartagineses). En Iowa, hay un túmulo funerario que describe la celebración egipcia del Año Nuevo en tres lenguas diferentes (como una especie de piedra de Rosetta), egipcio, púnico y lírico (800 a.C.). Existen muchas similitudes entre los egipcios y asentamientos americanos: relieves en piedra, lanzaderas de hilar, trepanaciones, barbillas postizas, pirámides, orientación astrológica, elaboración de joyas, cultura funeraria, momificación, coincidencias lingüísticas, etc…
La Atlántida no es un mito, es algo real, existió una civilización precursora de las civilizaciones que hoy estudiamos, que construyeron las ciudades y erigieron los monumentos que hoy nos asombran y están envueltos en un halo de misterio. Esta civilización ha estado aquí desde hace miles de años, hace 35.000 años, rompiendo las barreras preconcebidas del pensamiento actual, y por supuesto, yendo contra la historia que nos han inculcado.
Era una civilización poderosa, de rasgos fuertes, nada primitivas, capaz de crear mapas precisos con exactas coordenadas, conocimientos de longitud, de trigonometría esférica, empleando instrumentos geodésicos a la perfección. Muchos cartógrafos han llegado a la conclusión que estos mapas se cartografiaron antes de que la tierra  hubiera sido cubierta por el hielo, es decir, hace más de 10.000 años, y varios expertos, como Mallery, Hapgood y Stracham, se atreven a asegurar que su diseño y las líneas costeras fueron coordinadas desde el aire.
Antiguos escritos como el Chilam Balam maya, el Código Dresde, el Popol Vuh, el Código Cortesianus, el Manuscrito Troano, etc… nos hablan de la Atlántida y de Lemuria (un continente-civilización anterior a la Atlántida). Plutarco, Platón, Herodoto, Plinio, Virgilio… ya nos hablan de esta civilización (seguramente tenían acceso a escritos, textos y pruebas que desaparecieron con la Biblioteca de Alejandría), así como de la civilización Thule, que se remontaría a épocas que el simple hecho de decir, tildaría a cualquiera de estado de locura.  Nos hablan de una raza hiperbórea, muy altos (12 pies de altura), de rasgos imposibles en aquella época, ya que eran blancos, de ojos claros, cabellos dorados, y que vivían en consonancia y equilibrio con la naturaleza.
La vida en la Tierra ha sido controlada por una evolución dirigida, cuyo objetivo aún no sabemos cuál es, por qué fuimos creados. De los millones de estructuras creadas a través del azar y de la casualidad, la naturaleza desecha las que carecen de valor vital, y esto es como decir que la naturaleza, lo que busca es la vida, y que existe una finalidad, un antiazar, el cual es manipulado por fuerzas que desconocemos. Existe una determinación absoluta de perpetuar la vida en la dirección del tiempo, hacia el futuro.
La vida se inició hace 4.600 millones de años, y desde ese preciso instante, todo ha sido una evolución perfecta, sin fallos ni errores, donde el azar siempre ha estado de parte de la evolución, donde de los miles de millones de probabilidades en contra, siempre ganaba la única probabilidad posible para la evolución. La evolución es un esfuerzo para desarrollar el cerebro humano, buscando un tamaño crítico que sustente conciencia y espíritu.
El cerebro posee una media de 100.000 millones de neuronas (10 elevado a 11), de la cuales, 10.000 millones de neuronas están relacionados con los procesos conscientes. Los cerebros por debajo de esta cantidad de neuronas, no parecen tener una conciencia autoreflexiva. El tamaño crítico es el del ser humano, capaz de tener un lenguaje y conceptos abstractos. Así que la evolución, es una “búsqueda” de crear un soporte perfecto para el cerebro adecuado. El cerebro, en muchos aspectos, es igual que nuestro universo, donde millones de galaxias están conectadas, en el cerebro son millones de neuronas para crear un mundo en un intento de comprender el todo.
En la zona mítica ocurrió el Diluvio Universal, el momento donde nacieron los mitos de los dioses, la leyenda de Gilgamesh, de Noé, de Utnapishtin. Nos encontramos con reyes que gobernaron durante cientos de años, titanes, hombres blancos poderosos que enseñan a la humanidad a progresar a pasos agigantados, dioses que bajaron de los cielos y que cambiaron nuestro entorno y nuestro conocimiento para siempre.
En en Capítulo VII de Cronologías Bíblicas, se dice: “no permanecerá por siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne, 120 años serán sus días“. Esta frase que puede no resultar esencial, plasma algo que ahora sí sabemos, que el código genético humano está diseñado para no sobrepasar los 120 años de vida, y esto hace más de 4.000 años ya se sabía. Moisés, la figura principal de las tres religiones más seguidas en el mundo (judaísmo, islamismo y cristianismo), fue el primero en vivir 120 años de todas las generaciones a partir de Adán.
Si medimos en unidades los latidos del corazón, todos los mamíferos viven el mismo tiempo. Desde un animal pequeño como el ratón, hasta el animal más grande como el elefante, todos viven como máximo un período de 2.000 millones de latidos. La única excepción entre los mamíferos, es el ser humano, cuyo corazón está diseñado para el doble de latidos, es decir, 4.000 millones.
El hombre de Cro-Magnon, apareció hace 30.000 años, y el Diluvio tuvo lugar hacia el 8.500 a.C. Se necesitan aproximadamente 10.000 años para alcanzar una civilización relativamente organizada, así que existe un período comprendido entre el 20.000 a.C. y el 10.000 a.C. totalmente misterioso, y donde todo indica que fue la época donde surgieron realmente civilizaciones como la atlante y la ciudad de Tiahuanaco.
Todas las civilizaciones que hoy estudiamos, contienen múltiples coincidencias, demasiadas para pensar que, simplemente, sus ideas convergieron por azar. Todas las civilizaciones desaparecieron, como exterminadas, hasta llegar a la última, la egipcia. En ese instante, empezaron a surgir movimientos espirituales rápidamente. En el año 650 a.C., apareció el zoroastrismo, en el 500 a.C. el jainismo, budismo y confucionismo. Zaratustra (el fundador del zoroastrismo), fue un profeta que se consideraba ser el enviado del único dios, llamado Ahura Mazda, y su misión era alertar a la humanidad contra las fuerzas del mal.
¿Es la consciencia cósmica la que hace que surja la consciencia personal en las neuronas de una persona?. Parece que el antiazar juega un papel decisivo en la evolución, y la probabilidad de lo pequeño, a nivel subatómico, sea una continuación en el mundo físico en el que vivimos. Es decir, todo aquello que consideramos azar, que la vida surgió por azar, que las mutaciones y los procesos de selección “natural” que no has llevado a la actualidad, son procesos dirigidos para un fin específico.
La vida en la tierra, el ser humano, no es una casualidad. Los titanes, los atlantes, esos gigantes que originaron un salto cuántico de conocimientos y evolución, no surgieron ellos mismos como un proceso evolutivo en la Tierra. Algo pasó que no debió pasar, algo hicieron que no debieron hacer, y fue el comienzo de un proceso de exterminio continuo que dura hasta la actualidad.(www.mundooculto.es)
Creo que vd. lector, si cree que todo ha sido un continuo suceso de coincidencias, de que el azar siempre nos ha sonreído, que las probabilidades más adversas nunca se cumplieron, que si existía una posibilidad entre miles de millones de que algo ocurriera en nuestro beneficio como especie, ocurrió, que la naturaleza, siempre ha acertado en el paso a dar, que todos los componentes químicos y físicos que se dieron, fueron los ideales para el proceso evolutivo… que todo este increíble azar, realmente no lo es, nos encontramos en una tesitura de difícil explicación, donde los mejores matemáticos, científicos y estadistas, les sería imposible explicarle que todo es casual, porque no lo es.
Imaginemos, que cada persona, para conocer realmente la felicidad (su felicidad como ser individual), solo existiera una opción de entre las miles de miles de miles de miles de miles de miles de miles de miles de miles de millones de probabilidades que existen en su destino. Es decir, si tú deseas conocer tu vida perfecta, y vivirla, deben darse una serie de “casualidades”, una tras otra y tras otra… de forma secuencial, cada una más inverosímil e improbable que la otra, y así sucesivamente, hasta llegar a tu destino perfecto.
Si se dieran todas esas casualidades remotas, sólo serían un porcentaje ínfimo próximo al cero, de toda la secuencia evolutiva en la historia de la humanidad. Los mitos nos narran acontecimientos y hechos que ocurrieron, las pruebas nos revelan que todo azar conlleva su antiazar, al igual que toda materia conlleva la antimateria. Pero así como sólo vemos la materia, sólo estamos “programados” para ver el azar.
La Atlántida fue una civilización esencial para crear todas las demás, donde su devenir y su desaparición no fue una casualidad, sino que conlleva un propósito que aún no logramos comprender. Y llegará el día donde nuestra civilización será exterminada, porque parece ser un proceso primordial para un nuevo salto cuántico, donde surgirá un nuevo homo más evolucionado, a nivel espiritual, cerebral, y que conseguirá un avance nuevo para la comprensión de nuestro sitio en el universo, de por qué estamos aquí, y cuando lleguemos a la total comprensión de ello, será el momento donde todo el azar se desvele no sea tal, y que el proceso evolutivo de los dioses, es una interconexión a nivel cósmico.
Es más que posible que la evolución tan acelerada que vivimos sea dirigida, y que nuestro cerebro sea el punto esencial de esa evolución, hasta que llegue el punto crítico de un salto cuántico de pensamiento, de realidades, de universos, de percepción de nuestro entorno, allí donde residen las respuestas ahora tan lejanas, y que sólo poseen los dioses, o eso parece.