Magia en la antigua Grecia: necromancia, maldiciones, hechizos de amor y oráculos

La tradición mágica de la antigua Grecia comprendía hechizos, tablillas con maldiciones, drogas, pociones, venenos, amuletos y talismanes. Para muchas culturas del pasado, la línea entre magia, superstición o religión y ciencia era especialmente fina. Los antiguos magos eran considerados símbolos de sabiduría, guardianes de secretos y maestros de las artes, las matemáticas y las ciencias, en particular la química. Al creer la población que los magos eran individuos con acceso a poderes sobrenaturales, eran personajes respetados y temidos a un tiempo.

Los egipcios hicieron uso de hechizos y encantamientos durante miles de años, y los griegos siguieron adelante con esta tradición, como evidencian los papiros griegos que han llegado hasta nosotros con textos mágicos y que datan de los siglos IV a. C. y III a. C.

Libro de magia escrito en antiguo griego y que constaba de siete páginas con una cubierta en la que aparecían la cabeza de una mujer con velo y un hombre con barba. ( Public Domain )

Amuletos y talismanes

Los amuletos de la antigua Grecia se creía que proporcionaban protección o atraían desenlaces positivos para determinadas situaciones o deseos. Se llevaban en torno al cuello o la cintura del individuo, o se colocaban en determinados lugares físicos, como una casa, para obtener de este modo los resultados deseados. Habitualmente, los amuletos griegos se dividían en dos amplias categorías: talismanes (para atraer la buena suerte) y filacterias (como protección).

Los talismanes eran de materiales muy variados: hueso, madera, piedras y en ocasiones gemas semipreciosas. También podían ir escritos en pequeños pedazos de papiro o sobre una lámina de metal. Se podían llevar en un bolso o pequeño estuche, o en bolsitas junto con ciertas combinaciones de hierbas. Y para completar el proceso, se debía invocar al dios o diosa (habitualmente Hécate), o a varios dioses y diosas, y recitar las palabras mágicas de poder.

Antiguo amuleto griego MS5236 en el que se invoca al dios Febo Apolo. Datado en el siglo VI a. C., la inscripción fue grabada sobre la lámina de oro mediante impresión de bloques.

Magia negra y maldiciones

En la antigua Grecia, nadie estaba a salvo de posibles ataques mágicos, ni siquiera los poderosos, como políticos y oradores. Los hechizos mágicos se podían hacer en secreto para enterrarlos con los muertos, de quienes se creía que tenían los medios para transmitir las peticiones de la maldición al inframundo. Según Lisa Orkin, muchas de las inscripciones de los katares (maldiciones) hallados en el antiguo cementerio ateniense Kerameikos o Cerámico, cerca del antiguo mercado en el que los políticos se dirigían al público, empezaban con un “Yo conjuro a la tierra”.

También se encontraban katares en el interior de figuritas, a menudo enterrados en tumbas de individuos jóvenes, ya que según la arqueóloga alemana Jutta Stroszeck los antiguos griegos creían que una muerte prematura llevaría el hechizo más rápidamente a los dioses del inframundo. La Dra. Stroszeck sostiene que los katares también se tiraban al fondo de los pozos, otro camino al inframundo. “Lanzabas el hechizo en el preciso momento en que querías debilitar a otra persona, obstaculizar, inmovilizar o conjurar a alguien. Era claramente una expresión de odio.”

Los katares no eran exclusivos de Grecia, y se han descubierto hechizos de este tipo por todo el Mediterráneo. Pero lo que hace realmente especial al conjunto de los katares griegos es que aportan información sobre la vida de una sociedad en su máximo esplendor: el Siglo de Pericles, hace unos 2.500 años, la época en la que fue construido el Partenón. Según el Dr. Derek Collins constituyen “un tipo habitual de magia en el siglo V a. C. que incluía la metáfora de hechizar o sujetar a alguien como forma de frustrar sus ambiciones, actividades o incluso su poder de percepción.”

Tablilla de la antigua Grecia con maldiciones grabadas.

Necromancia: la invocación de los espíritus de los muertos

La necromancia, es decir, la práctica de invocar a los espíritus de los muertos, era una forma ilegal de ritual en la antigua Grecia, aunque existen pruebas que sugieren que se practicaba en secreto. El Necromanteion era un antiguo templo dedicado al dios del Inframundo, Hades, y a su consorte, la diosa Perséfone. Los antiguos griegos creían que cuando se descomponían los cuerpos de los muertos bajo tierra, sus almas quedaban liberadas y viajaban al inframundo a través de fisuras de la superficie terrestre. Los espíritus de los muertos supuestamente poseían capacidades vedadas a los vivos, como el poder de predecir el futuro. Por esta razón se erigían templos en lugares considerados entradas al Inframundo para practicar la necromancia (comunicación con los muertos) y recibir profecías.

La tradición mágica de la antigua Grecia comprendía hechizos, tablillas con maldiciones, drogas, pociones, venenos, amuletos y talismanes. Para muchas culturas del pasado, la línea entre magia, superstición o religión y ciencia era especialmente fina. Los antiguos magos eran considerados símbolos de sabiduría, guardianes de secretos y maestros de las artes, las matemáticas y las ciencias, en particular la química. Al creer la población que los magos eran individuos con acceso a poderes sobrenaturales, eran personajes respetados y temidos a un tiempo.

Los egipcios hicieron uso de hechizos y encantamientos durante miles de años, y los griegos siguieron adelante con esta tradición, como evidencian los papiros griegos que han llegado hasta nosotros con textos mágicos y que datan de los siglos IV a. C. y III a. C.

Libro de magia escrito en antiguo griego y que constaba de siete páginas con una cubierta en la que aparecían la cabeza de una mujer con velo y un hombre con barba. ( Public Domain )

Amuletos y talismanes

Los amuletos de la antigua Grecia se creía que proporcionaban protección o atraían desenlaces positivos para determinadas situaciones o deseos. Se llevaban en torno al cuello o la cintura del individuo, o se colocaban en determinados lugares físicos, como una casa, para obtener de este modo los resultados deseados. Habitualmente, los amuletos griegos se dividían en dos amplias categorías: talismanes (para atraer la buena suerte) y filacterias (como protección).

Los talismanes eran de materiales muy variados: hueso, madera, piedras y en ocasiones gemas semipreciosas. También podían ir escritos en pequeños pedazos de papiro o sobre una lámina de metal. Se podían llevar en un bolso o pequeño estuche, o en bolsitas junto con ciertas combinaciones de hierbas. Y para completar el proceso, se debía invocar al dios o diosa (habitualmente Hécate), o a varios dioses y diosas, y recitar las palabras mágicas de poder.

Antiguo amuleto griego MS5236 en el que se invoca al dios Febo Apolo. Datado en el siglo VI a. C., la inscripción fue grabada sobre la lámina de oro mediante impresión de bloques.

Magia negra y maldiciones

En la antigua Grecia, nadie estaba a salvo de posibles ataques mágicos, ni siquiera los poderosos, como políticos y oradores. Los hechizos mágicos se podían hacer en secreto para enterrarlos con los muertos, de quienes se creía que tenían los medios para transmitir las peticiones de la maldición al inframundo. Según Lisa Orkin, muchas de las inscripciones de los katares (maldiciones) hallados en el antiguo cementerio ateniense Kerameikos o Cerámico, cerca del antiguo mercado en el que los políticos se dirigían al público, empezaban con un “Yo conjuro a la tierra”.

También se encontraban katares en el interior de figuritas, a menudo enterrados en tumbas de individuos jóvenes, ya que según la arqueóloga alemana Jutta Stroszeck los antiguos griegos creían que una muerte prematura llevaría el hechizo más rápidamente a los dioses del inframundo. La Dra. Stroszeck sostiene que los katares también se tiraban al fondo de los pozos, otro camino al inframundo. “Lanzabas el hechizo en el preciso momento en que querías debilitar a otra persona, obstaculizar, inmovilizar o conjurar a alguien. Era claramente una expresión de odio.”

Los katares no eran exclusivos de Grecia, y se han descubierto hechizos de este tipo por todo el Mediterráneo. Pero lo que hace realmente especial al conjunto de los katares griegos es que aportan información sobre la vida de una sociedad en su máximo esplendor: el Siglo de Pericles, hace unos 2.500 años, la época en la que fue construido el Partenón. Según el Dr. Derek Collins constituyen “un tipo habitual de magia en el siglo V a. C. que incluía la metáfora de hechizar o sujetar a alguien como forma de frustrar sus ambiciones, actividades o incluso su poder de percepción.”

Tablilla de la antigua Grecia con maldiciones grabadas.

Necromancia: la invocación de los espíritus de los muertos

La necromancia, es decir, la práctica de invocar a los espíritus de los muertos, era una forma ilegal de ritual en la antigua Grecia, aunque existen pruebas que sugieren que se practicaba en secreto. El Necromanteion era un antiguo templo dedicado al dios del Inframundo, Hades, y a su consorte, la diosa Perséfone. Los antiguos griegos creían que cuando se descomponían los cuerpos de los muertos bajo tierra, sus almas quedaban liberadas y viajaban al inframundo a través de fisuras de la superficie terrestre. Los espíritus de los muertos supuestamente poseían capacidades vedadas a los vivos, como el poder de predecir el futuro. Por esta razón se erigían templos en lugares considerados entradas al Inframundo para practicar la necromancia (comunicación con los muertos) y recibir profecías.