Reafirmada la órbita del planeta X NIBIRU.

El reciente descubrimiento en la Constelación del Cisne afirmo la órbita del noveno planeta NIBIRU 2017

Empezaremos esta noticia sin ningún preámbulo, ya que posiblemente se trate de un descubrimiento que podría sacudir los cimentos de nuestra historia. Investigadores de California (Caltech) aseguraron tener “pruebas sólidas” de la existencia del planeta, el cual es aproximadamente del tamaño de Neptuno.

Uno de los últimos exoplanetas descubiertos, bautizado con el nombre de Kepler 63b, confirma la existencia de cuerpos planetarios cuya órbita traza un recorrido perpendicular al ecuador de su estrella. Hasta el momento este tipo de trayectorias como la del noveno planeta nibiru 2017 se tenía por algo imposible pero una vez más, los hallazgos obligan a cambiar el establishment científico actual.

 

Un  asombroso descubrimiento.

Nuevamente, los descubrimientos del ya veterano telescopio espacial Kepler que lleva más de 100 planetas confirmados en 69 sistemas solares distintos en los 4 años a sus espaldas de su brillante hoja de servicios y, del que todavía se espera mucho, han vuelto a sorprender por enésima vez a la comunidad científica internacional. En esta ocasión ha detectado un exoplaneta con unas particularidades orbitales que invitan a la reflexión, el debate y la revisión de algunos conceptos establecidos desde hace algún tiempo en el mismo seno de la ciencia acerca de la dinámica interna de los sistemas estelares.

Y es que el protagonista de tal evento, Kepler 63b, se mueve alrededor de su estrella de un modo muy característico, pues su recorrido presenta una inclinación en ángulo recto, eso es de 90°, con respecto al ecuador de la misma.

Siempre según los astrónomos, se daba por hecho que si un planeta posee una desalineación considerable de su itinerario habitual en relación al ecuador de la estrella a la cual circunda, esto resulta un factor fatal que inevitablemente provoca su desestabilización primero y luego su destrucción. Con lo cual encontrarse con este insólito mundo con una órbita de inclinación tan pronunciada ha sido todo un jarro de agua fría que obligará a replantearse muchísimas cuestiones, abriendo así otro extenso y no menos interesante abanico de posibilidades a tener en cuenta a la hora de seguir buscando otros cuerpos celestes… incluso dentro del sistema solar.

David Latham y su equipo del Centro de Astrofísica de Harvard-Smithsonian afincado en Cambridge han sido los artífices de la revelación; ratificando además que son posibles los planetas con órbitas polares coincidentes con su propio eje de rotación; algo que hasta ahora apenas resultaba una hipótesis bastante improbable y un tanto alocada bajo la óptica contemporánea. El Kepler 63b se encuentra más o menos a unos 600 años luz de la Tierra, en los dominios de la constelación del cisne y, gira alrededor de una modesta estrella muy similar o casi idéntica al Sol, al menos en lo que a masa y temperatura se refiere.

 

El planeta Nibiru de Zecharia Sitchin.

Si bien es cierto que su especialidad estaba fuera de los círculos astronómicos y ambientes semejantes, Zecharia Sitchin, a mediados de la década de los 70, publicó el primer libro de una serie de proyectos editoriales que no ha sido poco lo que han dado que hablar a pesar de ser rechazados por el mundo académico.

En 1976 vio la luz, bajo el título de “El 12º planeta”, una increíble publicación donde entre otras cosas se postulaba la existencia en el Sistema Solar de un miembro planetario desconocido y no catalogado todavía; su nombre es Nibiru. Al igual que Kepler 63b, Sitchin lo pintaba con una órbita perpendicular al ecuador solar. Y, aunque las ideas controvertidas de este autor resultan bastante discutibles en muchos aspectos, la probable existencia de Nibiru, con más o menos acierto por su parte, viene respaldada por documentos sumerios de más de 3000 años de antigüedad como lo son el Enuma Elish, el Mul Apin o los denominados Astrolabios.

Todos ellos textos que, presumiblemente se basan en observaciones celestes reales de la considerada primera civilización. Así pues, este planeta oculto habría resultado visible por un breve período de tiempo en el cielo nocturno para nuestros antepasados, coincidiendo con el paso por el punto más cercano al Sol de su amplio y milenario recorrido.

Dejando a un lado el resto de planteamientos de Sitchin, este se encontró con dos obstáculos principales a la hora de que la ciencia considerara la posibilidad de la existencia de tal astro dentro de los dominios del Sol en la forma que lo presentaba.

El primero de ellos era justo la prominente y subrayada inclinación de la órbita propuesta para un planeta, en este caso Nibiru, de 90°, que hasta ahora se ha tenido por un imposible y que en este momento David Latham y sus colegas acaban de confirmar; no sólo es posible sino que además tenemos una magnífica muestra. Y por otro lado, seguramente con razón a juzgar por los parámetros que a día de hoy se manejan, todavía resulta difícil de digerir para los astrofísicos el concepto de que un planeta se comporte como un cometa, que era el modo en el cual Sitchin nos mostraba a Nibiru, con un recorrido elíptico al estilo de un cometa. Pero ¿el planeta Nibiru ya es visible?

Probablemente sea sea muy pronto para sacar conclusiones definitivas pero lo cierto es que en los próximos años prometen ser muy interesantes al respecto. Sobre todo porque, aunque explorar el cosmos en persecución de un astro del que nada o apenas se sabe de su auténtica ubicación es como buscar una aguja en un pajar y además de color transparente, pues, la puerta sigue abierta a futuros encuentros con mundos ocultos como Nibiru residentes en las tenebrosas profundidades de nuestro sistema solar. En fin, el noveno planeta Nibiru 2017 parece estar mucho más cerca aun.

Ahora, solo corresponde esperar si este “noveno planeta” se mantendrá quieto en su nueva ubicación o si continuará su avance hacia nuestro querido planeta, convirtiendo el peor de los escenarios en toda una realidad.

Pero hasta ese entonces, solo podemos decir que científicos han descubierto Nbiru, el infame “Planeta X”.

Reafirmada la órbita del planeta X NIBIRU.El reciente descubrimiento en la Constelación del Cisne afirmo la órbita del noveno planeta NIBIRU 2017

Empezaremos esta noticia sin ningún preámbulo, ya que posiblemente se trate de un descubrimiento que podría sacudir los cimentos de nuestra historia. Investigadores de California (Caltech) aseguraron tener “pruebas sólidas” de la existencia del planeta, el cual es aproximadamente del tamaño de Neptuno.

Uno de los últimos exoplanetas descubiertos, bautizado con el nombre de Kepler 63b, confirma la existencia de cuerpos planetarios cuya órbita traza un recorrido perpendicular al ecuador de su estrella. Hasta el momento este tipo de trayectorias como la del noveno planeta nibiru 2017 se tenía por algo imposible pero una vez más, los hallazgos obligan a cambiar el establishment científico actual.

Un  asombroso descubrimiento.

Nuevamente, los descubrimientos del ya veterano telescopio espacial Kepler que lleva más de 100 planetas confirmados en 69 sistemas solares distintos en los 4 años a sus espaldas de su brillante hoja de servicios y, del que todavía se espera mucho, han vuelto a sorprender por enésima vez a la comunidad científica internacional. En esta ocasión ha detectado un exoplaneta con unas particularidades orbitales que invitan a la reflexión, el debate y la revisión de algunos conceptos establecidos desde hace algún tiempo en el mismo seno de la ciencia acerca de la dinámica interna de los sistemas estelares.

Reafirmada la órbita del planeta X NIBIRU.

Y es que el protagonista de tal evento, Kepler 63b, se mueve alrededor de su estrella de un modo muy característico, pues su recorrido presenta una inclinación en ángulo recto, eso es de 90°, con respecto al ecuador de la misma.

Siempre según los astrónomos, se daba por hecho que si un planeta posee una desalineación considerable de su itinerario habitual en relación al ecuador de la estrella a la cual circunda, esto resulta un factor fatal que inevitablemente provoca su desestabilización primero y luego su destrucción. Con lo cual encontrarse con este insólito mundo con una órbita de inclinación tan pronunciada ha sido todo un jarro de agua fría que obligará a replantearse muchísimas cuestiones, abriendo así otro extenso y no menos interesante abanico de posibilidades a tener en cuenta a la hora de seguir buscando otros cuerpos celestes… incluso dentro del sistema solar.

David Latham y su equipo del Centro de Astrofísica de Harvard-Smithsonian afincado en Cambridge han sido los artífices de la revelación; ratificando además que son posibles los planetas con órbitas polares coincidentes con su propio eje de rotación; algo que hasta ahora apenas resultaba una hipótesis bastante improbable y un tanto alocada bajo la óptica contemporánea. El Kepler 63b se encuentra más o menos a unos 600 años luz de la Tierra, en los dominios de la constelación del cisne y, gira alrededor de una modesta estrella muy similar o casi idéntica al Sol, al menos en lo que a masa y temperatura se refiere.

El planeta Nibiru de Zecharia Sitchin.

Si bien es cierto que su especialidad estaba fuera de los círculos astronómicos y ambientes semejantes, Zecharia Sitchin, a mediados de la década de los 70, publicó el primer libro de una serie de proyectos editoriales que no ha sido poco lo que han dado que hablar a pesar de ser rechazados por el mundo académico.

Reafirmada la órbita del planeta X NIBIRU.

En 1976 vio la luz, bajo el título de “El 12º planeta”, una increíble publicación donde entre otras cosas se postulaba la existencia en el Sistema Solar de un miembro planetario desconocido y no catalogado todavía; su nombre es Nibiru. Al igual que Kepler 63b, Sitchin lo pintaba con una órbita perpendicular al ecuador solar. Y, aunque las ideas controvertidas de este autor resultan bastante discutibles en muchos aspectos, la probable existencia de Nibiru, con más o menos acierto por su parte, viene respaldada por documentos sumerios de más de 3000 años de antigüedad como lo son el Enuma Elish, el Mul Apin o los denominados Astrolabios.

Todos ellos textos que, presumiblemente se basan en observaciones celestes reales de la considerada primera civilización. Así pues, este planeta oculto habría resultado visible por un breve período de tiempo en el cielo nocturno para nuestros antepasados, coincidiendo con el paso por el punto más cercano al Sol de su amplio y milenario recorrido.

Dejando a un lado el resto de planteamientos de Sitchin, este se encontró con dos obstáculos principales a la hora de que la ciencia considerara la posibilidad de la existencia de tal astro dentro de los dominios del Sol en la forma que lo presentaba.

El primero de ellos era justo la prominente y subrayada inclinación de la órbita propuesta para un planeta, en este caso Nibiru, de 90°, que hasta ahora se ha tenido por un imposible y que en este momento David Latham y sus colegas acaban de confirmar; no sólo es posible sino que además tenemos una magnífica muestra. Y por otro lado, seguramente con razón a juzgar por los parámetros que a día de hoy se manejan, todavía resulta difícil de digerir para los astrofísicos el concepto de que un planeta se comporte como un cometa, que era el modo en el cual Sitchin nos mostraba a Nibiru, con un recorrido elíptico al estilo de un cometa. Pero ¿el planeta Nibiru ya es visible?

Probablemente sea sea muy pronto para sacar conclusiones definitivas pero lo cierto es que en los próximos años prometen ser muy interesantes al respecto. Sobre todo porque, aunque explorar el cosmos en persecución de un astro del que nada o apenas se sabe de su auténtica ubicación es como buscar una aguja en un pajar y además de color transparente, pues, la puerta sigue abierta a futuros encuentros con mundos ocultos como Nibiru residentes en las tenebrosas profundidades de nuestro sistema solar. En fin, el noveno planeta Nibiru 2017 parece estar mucho más cerca aun.

Ahora, solo corresponde esperar si este “noveno planeta” se mantendrá quieto en su nueva ubicación o si continuará su avance hacia nuestro querido planeta, convirtiendo el peor de los escenarios en toda una realidad.

Pero hasta ese entonces, solo podemos decir que científicos han descubierto Nbiru, el infame “Planeta X”.