Islandia, el país amante de lo sobrenatural

Es probable que cualquiera que crea en duendes y otros seres de fantasía sea tomado…

Es probable que cualquiera que crea en duendes y otros seres de fantasía sea tomado por alguien infantil o por un loco sin remedio. Pero según las encuestas, la mayoría de los islandeses creen, o al menos no niegan la existencia, de los duendes y la mayoría parecen perfectamente sanos. Bienvenidos a Islandia, el pequeño país insular donde el avance tecnológico va de la mano con las creencias paranormales.

Situado justo abajo del Circulo Polar Ártico, la nación más remota de Europa es probablemente también una de las más extrañas del mundo. Civilizados, y ciertamente nada extraños a la tecnología, la mayor parte de los 320,000 islandeses creen firmemente en la existencia de seres místicos como los duendes, gnomos y hadas. Por supuesto que existen entusiastas de la fantasía en todo el mundo que también creen en estos seres, pero en Islandia se lo toman muy enserio. Molestar a las místicas criaturas que viven por toda Islandia se cree que trae muy mala suerte, por lo que los habitantes humanos hacen casi cualquier cosa por evitar perturbar su tranquilidad.

En el mundo occidental es muy probable que las personas acudan a un experto en Feng Shui para convertir sus casas en energías positivas. Pero en Islandia con los observadores de elfos los que deciden de que forma se desarrolla un asentamiento urbano, con el fin de evitar molestar a los habitantes sobrenaturales del país. Puede parecer gracioso, pero los ingenieros a menudo desvían caminos, tuberías y cables, a un alto costo, con el fin de evitar las viviendas de los duendes y otros seres ocultos. Alrededor de toda la isla uno puede escuchar los cuentos de los pescadores perdidos en el mar porque ignoraron la advertencia de los elfos de no salir del puerto, historias de personas que padecen misteriosas enfermedades o de casas totalmente quemadas luego de haber provocado la ira de los seres invisibles.

En 2004, un equipo de construcción realizaba un campo de golf en las afueras de Reykjavik, por accidente movieron una roca que se creía era el hogar de los elfos. Las excavadoras empezaron a fallar y los trabajadores sufrieron extrañas lesiones, por lo que el ingeniero en jefe emitió una disculpa servil a los elfos y prometió jamás volverles a causar problemas. El evento fue hecho público gracias a los reporteros, pero los accidentes se detuvieron y el campo fue terminado en tiempo y forma. No todos los islandeses creen en estos cuentos de hadas, pero incluso aquellos escépticos se comportan como si lo creyeran los para asegurarse de que nada malo suceda.

Pero, ¿de dónde viene esta fuerte creencia en lo sobrenatural? La respuesta más lógica sería el aislamiento de Islandia del resto del mundo. Hace poco más de un siglo sus habitantes vivían en casas rudimentarias y se ganaban la vida pescando o en el negocio del ganado ovino. Los expertos creen que la ilustración, que puso por delante la ciencia de la superstición, llegó demasiado tarde a Islandia. Además, para hacer más llevaderos los fríos inviernos oscuros, los islandeses desarrollaron una tradición narrativa rica, llena de héroes, seres sobrenaturales y otros elementos folclóricos. A lo largo de los años, la línea entre los místicos cuentos y la realidad parecen haber dejado de existir, y la gente empezó a creer que la fantasía era realidad. “Las historias sobre duendes y seres ocultas son parte de nuestro patrimonio, pero también me gusta pensar que algunas de ellas son verdaderas. Es divertido pensar en algo que no puedo explicar, y de todos modos, es difícil ser 100 por ciento científicos en un país tan raro como el nuestro “, dice un estudiante universitario.

Y también es el aspecto de la tierra lo que hace que la gente crea en lo sobrenatural. Una línea de costa irregular llena de bahías y fiordos, géiseres impresionantes, hermosas cascadas, manantiales y volcanes que amenazan, son parte de esta tierra de cuento de hadas que casi harían creerte que te encuentras en el mundo de Tolkien.

Elfos, trols y hadas son temas comunes de conversación en Islandia. Los lugareños cuentan historias sobre edificios malditos en Reykjavik, o fantasmas que viven dentro de sus hogares y lugares de trabajo, incluso a menudo los medios de información destacan encuentros con seres sobrenaturales. Y pare que quede asentado, cada vez que una cartera se pierde en aquellos lugares, los trolls son los culpables (nunca podríamos decir lo mismo en México). El amor a lo sobrenatural en Islandia es tan grande que ha dado pie a la primera escuela de duendes, justo en la capital del país. Lo creas o no, miles de personas pagan una cuota para un curso de un día sobre los duendes y otros seres paranormales. Magnus Skarphedinsson, el historiador que dirige la escuela de elfos de Islandia, cree que en el país habitan más de 20,000 creaturas sobrenaturales. “Tal vez estos seres son más visibles en Islandia, porqué somos más abiertos de mente“, dice.

Según la tradición islandesa, los seres ocultos habitan un mundo paralelo que es invisible a los ojos humanos, y solo puede ser descubierto por los psíquicos y los niños pequeños, a menos que decidan de forma voluntaria revelarse a las personas.