Fenomenos Paranormales En la Primera Guerra Mundial

Durante la Primera Guerra Mundial, quizás más que en cualquier otra guerra de nuestra historia,…

Durante la Primera Guerra Mundial, quizás más que en cualquier otra guerra de nuestra historia, las experiencias paranormales que muchos soldados fueron testigos pasaron a formar parte del registro documental. Con el paso del tiempo, muchos de estas experiencias fueron recogidas por diversas revistas relacionadas con el ocultismo en toda Europa.

Gran cantidad de solados afirmaron encontrarse cara a cara con espíritus, entidades o apariciones fantasmales que los supuestos expertos creen que fue debido a los traumas debido al dolor y el duelo, siendo estas apariciones una proyección de su propio estado subjetivo altamente dañado.

Sin embargo, varios de estos encuentros no pudieron ser explicados ni por los más escépticos. Estos incluyen los casos en que un soldado disponía de cierta información específica, siendo imposible que él lo conociera, siendo una prueba de una comunicación precisa por un espíritu, o casos donde el espíritu era visto por más de un testigo.

Ahora, uno de los principales historiadores militares de Canadá ha publicado un primer estudio sobre los fenómenos paranormales más espeluznante de la Primera Guerra Mundial: relatos de fantasmas y otras experiencias “sobrenaturales de los soldados que se encontraban en primera línea en medio de las batallas sangrientas de Europa hace casi un siglo.

El premiado autor Tim Cook, principal experto del Museo canadiense de los conflictos armados desde 1914 hasta 1918, ha dado a conocer una gran cantidad de historias escalofriante donde hay apariciones extrañas, premoniciones sobre salvamentos y otros acontecimientos inexplicables que, más allá de los misterios que perduran, pueden arrojar una nueva luz sobre la existencia de los fenómenos paranormales”.

Publicado en la Revista Journal of Military History, la publicación académica más prestigiosa relacionada con las batallas históricas, describe cómo las tropas canadienses en batallas como Passchendaele y Vimy Ridge afirmaron haber visto compañeros muertos resucitados y vagando por los paisajes destruidos del Frente Occidental.

En otros casos, los soldados afirmaron haber visto ángeles sobre los campos de batalla o incluso sentir una presencia de “otro mundo” que de alguna manera silenció las armas enemigas para permitir a los soldados escaparse.

Cook describe vívidamente cómo los vivos y los muertos se mezclaban horriblemente en las trincheras fangosas de la guerra en Francia y Bélgica, donde los combatientes “se convertían en cuerpos martirizados en un abrir y cerrar de ojos” y la matanza incesante alentaba a una mayor conciencia de la delgada línea entre la vida y el más allá.

Un caso fue el de un soldado canadiense quien escribió a su madre que, “una noche en un bombardeo se puso a cubierto cuando a unos veinte metros de distancia dijo que vio a su propia madre mirando hacia él claramente”. El soldado se arrastró hasta el lugar donde pudo observar la aparición fantasmal cuando un obús alemán se estrelló contra el lugar que acababa de dejar atrás, salvando así su vida.

“Si no hubiera sido por ti, sin duda habría sido dado como “desaparecido”, escribió el soldado.

Pero existen más casos inexplicables, como el del poeta inglés Wilfred Owen que fue asesinado el 04 de noviembre 1918 al cruzar el Canal de la Sambre à l’Oise. Una semana después, la guerra terminó y ese mismo día, el hermano de Wilfred, Harold, un oficial naval, estaba a bordo del HMS Astreae en la costa de África, sin embargo, el no recibió la noticia de la muerte de su hermano en Francia.

Él regresó a su camarote para escribir en su diario y al abrir la puerta se sorprendió al encontrar a su hermano Wilfred de uniforme, sentado en su escritorio. Harold le preguntó a Wilfred que estaba haciendo allí, y cómo era eso posible, ya que debería estar con su unidad en Francia. Wilfred sólo sonrió y no respondió, aunque sus ojos eran intensamente expresivos.

Esta experiencia continuó durante varias horas, hasta que Harold se sintió vencido por el cansancio y se acostó en su cama, con Wilfred todavía sentado en su escritorio, cayendo en un sueño profundo. Cuando finalmente Harold despertó ya no estaba su hermano en el camarote, pero seguidamente le informaron que Wilfred había sido asesinado al cruzar el Canal de la Sambre à l’Oise.