HADAS DEL OTOÑO

Dicen que hay un hada para cada estación del año. En la estación de las…

Dicen que hay un hada para cada estación del año.

En la estación de las hojas amarillas, en el Otoño, cuando el verde de nuestros montes se vuelve un conjunto de ocres, marrones luminosos y naranjas brillantes, cuenta la leyenda, que los bosques reciben la visita de unas hadas que llegan para darle fuerza y belleza a las flores tardías.

Son ellas las que arropan a los árboles y afianzan sus raíces para que puedan resistir las inclemencias del tiempo y para que consigan mantenerse en pie, a pensar de la fuerza de los vientos y el rigor de las tormentas.

En su lecho de muerte la dama con una enfermedad terminal le pidió a su esposo que su tumba fuera forrada con espejos lo cual cumplió”.

“Ella en vida y en su juventud era muy hermosa poseía un cabello envidiable, ya enferma ella se sentaba frente a su espejo a cepillarse su cabello frente a su tocador.”

“Cuenta la leyenda que previó al aniversario de su muerte o previo al Día de Muertos, ella sale de este sitio toma un taxi en la calle y pide que la llevan al domicilio donde en vida vivió.

“Cuando el chófer está esperando a que salgan del domicilio a liquidar el costo del viaje nadie sale; en una ocasión salió su esposo del domicilio y le confesó al trabajador del volante que (la mujer que entró) era su esposa, la cual tiene mucho tiempo de fallecida, lo que le heló la sangre al conductor”.

Hoy, la tumba de la denominada “Dama de los Espejos” se encuentra muy deteriorada y olvidada, dado que junto a ella descansan los restos de familiares cercanos quienes en vida se hacían cargo de los gastos del mantenimiento.

En la tumba se pueden observar esculturas de ángeles, distintas imágenes religiosas, que acompañan los restos de la Dama de los Espejos en su partida hacia el inframundo.

Esas hadas tienen especial cuidado en cubrir con su estela dorada las ramas y los troncos de los robles, los saúcos, el endrino o el fresno. Protegen a la zarzamora, a la mora, a la castaña, a la avellana.

Cuentan que las bellotas, los frutos de la encina, les atraen especialmente porque tienen forma de campana y revolotean continuamente en torno a ellas, acariciándolas con las alas, intentando hacerlas sonar…

En su lecho de muerte la dama con una enfermedad terminal le pidió a su esposo que su tumba fuera forrada con espejos lo cual cumplió”.

“Ella en vida y en su juventud era muy hermosa poseía un cabello envidiable, ya enferma ella se sentaba frente a su espejo a cepillarse su cabello frente a su tocador.”

“Cuenta la leyenda que previó al aniversario de su muerte o previo al Día de Muertos, ella sale de este sitio toma un taxi en la calle y pide que la llevan al domicilio donde en vida vivió.

“Cuando el chófer está esperando a que salgan del domicilio a liquidar el costo del viaje nadie sale; en una ocasión salió su esposo del domicilio y le confesó al trabajador del volante que (la mujer que entró) era su esposa, la cual tiene mucho tiempo de fallecida, lo que le heló la sangre al conductor”.

Hoy, la tumba de la denominada “Dama de los Espejos” se encuentra muy deteriorada y olvidada, dado que junto a ella descansan los restos de familiares cercanos quienes en vida se hacían cargo de los gastos del mantenimiento.

En la tumba se pueden observar esculturas de ángeles, distintas imágenes religiosas, que acompañan los restos de la Dama de los Espejos en su partida hacia el inframundo.

Y si, como manda la tradición, en los primeros días de Octubre recoges del suelo tres bellotas de alguna encina, que estarán, sin duda, impregnadas por la esencia de las hadas del Otoño y las llevas contigo, te aportaran la fuerza, la energía, la vitalidad y la suerte que las Hadas depositan en ellas.