El viaje de Enoc: zonas visitados por el profeta en el Firmamento y la Tierra.

Enoc reveló zonas misterios de la leyenda del planeta antiguo, zonas terrestres y celestes, como el Abismo, moradas de ángeles caídos y el Sheol.

La cronica de Enoc dice que el profeta viajó con unos ángeles para revelar zonas misteriosos y ocultos de la Tierra y del Firmamento, como el Sheol, el inframundo judío, además del Abismo, montañas sagradas gigantescas, moradas de ángeles y ángeles caídos, «puertas del firmamento» y diez cielos o dimensiones celestiales.

Yahvé en el firmamento en una pintura de William Blake (Public domain).

Enoc en los Diez Cielos o dimensiones celestiales

El viaje de Enoc a los Cielos fue liderado por el arcángel Uriel y empezó con un tipo de nave espacial: el profeta fue levantado en una carroza que desprendía fuego y relámpagos. Los Cielos se explican como un lugar inhóspito y atemorizante, lleno de fuego y hielo.

Ahí localizó construcciones o templos hechos de fuego, hielo, estrellas fugaces y relámpagos. Enoc además visita unos portales de donde surge la lluvia y la nieve, y en el capítulo 33: 3-4 se notan las puertas del firmamento y los astros saliendo de ellas.

El Segundo Texto de Enoc es un texto pseudoepígrafo del siglo I a. C., falsamente atribuido al profeta, pero basado en creencias judías vinculadas a él. En este texto se expande encima del viaje de Enoc a los Diez Cielos:

El Primer Firmamento se encuentra arriba del firmamento donde los ángeles manejan fenómenos atmosféricos como la lluvia y la nieve. En el Segundo Firmamento está una «oscuridad» donde se torturan ángeles sublevados. El Tercer Firmamento muestra al Jardín del Edén.

Más al norte de ese firmamento está un infierno donde se torturan a los injustos y los que vivieron en pecado. Enoc sube al Cuarto Firmamento, donde mira el movimiento del Sol y la Luna.

Representación de los viajes de Enoc

El Quinto Firmamento muestra demasiados de los Grigori, unos Vigilantes o Ángeles Caídos.

En el Sexto Firmamento, Enoc se encuentra con unos arcángeles. Entre ellos están siete fénixes, siete querubines y siete entes con seis alas. En el Séptimo Firmamento, otro punto lleno de ángeles, Enoc logra contemplar, a la separación, al mismísimo dios Yahvé sentado en su trono, iluminado de una figura asombrosa y asombroso.

En el Octavo Firmamento vive Muzalot, que mueve el zodíaco y las constelaciones. El Noveno Firmamento es el mero firmamento superior, donde está el zodíaco estelar. Y en el Décimo Firmamento está el trono de Yahvé. Ahí Enoc fue convertido en arcángel (en Metatrón según creencias judías).

El Abismo, el Sheol y diferentes zonas misteriosos de la Tierra

En el capítulo 20 del Texto de Enoc (Texto I), Enoc observa el Abismo, un «pozo oscuro» pleno en fuego celestial. Uriel le explica que se trata del lugar donde se va a encarcelar a los Ángeles Caídos. En el lado oeste de una gran montaña está un lugar donde se reúnen las almas de los muertos, esperando el Día del Juicio Final. Es el Sheol, el inframundo de la leyenda judía, donde esperan humanos justos e injustos.

En los capítulos 24-25 se cuenta la visita a otro punto terrestre con una colosal montaña de fuego y diferentes montes hechos de piedras preciosas. La más grandiosa de ellas es el trono donde la deidad Yahvé se sentaría cuando visite la Tierra en el futuro. En este trono se encuentra el Árbol de la Vida del Paraíso.

En el capítulo 26, Enoc visita el «centro de la Tierra», que tiene una corriente de agua que fluye desde una «montaña sagrada». Desde ese punto de observación, divisa una tierra desolada, que es donde yacen aquellos que insultaron o blasfemaron contra Yahvé.

El Texto de Enoc y los diferentes dos atribuidos a él (Segundo y Tercer Texto) son fascinantes lecturas de experiencias extraordinarias de este profeta antiguo. Quizá sí, estos zonas son autenticos, y sólo unos escasos humanos, como Enoc, han podido ver.

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