Johnny Johnson – El fantasma de la juguetería.

Johnny Johnson en el círculo rojo.
Juguetes que saltan solos de los anaqueles, pelotas que botan solas por los pasillos, libros infantiles que caen de revisteros, columpios de bebé que se mueven por sí solos, olores extraños, ruidos inexplicables, voces que llaman a los empleados por su nombre e incluso dedos espectrales que acarician el cabello de las mujeres que entran en la bodega… 
Esta es la historia de “Johnson” el fantasma de la tienda Toys R’ Us de Sunnyvale, California.
La granja Murphy y Johnny Johnson.
Cien años antes de su inauguración, la propiedad en la que se construyó la tienda fue una granja propiedad de un hombre llamado Martin Murphy, y en la cual existía una plantación de trigo, ganado y un gran huerto de árboles frutales. 
A comienzos de 1880, Murphy contrató como empleado a un joven inmigrante escandinavo de nombre Johnny Johnson, que también estudiaba para ministro religioso. Johnson se enamoró de la hija mayor de Murphy, Elizabeth; pero resultó que la joven ya estaba comprometida y pronto partió a la costa este para casarse con un exitoso abogado.
Al poco tiempo, Johnson comenzó a sufrir de Encefalitis, una aguda inflamación del cerebro. Esta condición lo llevó a experimentar confusión, alucinaciones y problemas de memoria; ganándose el apodo de “Johnny el Loco”. Johnson murió en el verano de 1884, en un accidente con un hacha mientras cortaba madera. Falló en su puntería y sin querer se cortó la pierna con el hacha, desangrándose hasta morir en el huerto.
Los Murphy siguieron viviendo en la tierra de Sunnyvale hasta mediados de los 1950. En 1961, la mansión Murphy ya era una ruina, y tuvo que ser demolida por representar un riesgo; mientras que la granja y huertos acabaron vendidos a una constructora encargada de un proyecto de renovación que consistía en la construcción de varios locales, entre ellos la tienda Toys R’ Us.
Ilustración de la granja Murphy.
No transcurrió mucho tiempo luego de la inauguración en 1971 para que comenzaran los reportes de actividad paranormal.
Existían zonas frías en la tienda pese al calor de California, los empleados cerraban la tienda por la noche y al llegar al día siguiente hallaban juguetes regados por el piso o sacados de sus cajas; mientras que las mujeres que trabajaban ahí se negaban a ir solas al baño, pues decían que el fantasma abría las llaves del agua cuando se encontraban haciendo sus necesidades. Otros más hablaban de voces que los llamaban por el nombre, como eran tocados por una presencia invisible e incluso un inexplicable aroma a flores salvajes en una zona específica del local.
“Debía usar el baño.
Me encontraba en uno de los cubículos del baño cuando escuché que la puerta se abrió y alguien abrió la llave del agua. Miré bajo la portezuela y no encontré a nadie. El agua se cerró de golpe, la puerta se abrió y yo me negué a ir de nuevo a ese baño por el resto de las seis semanas que trabajé ahí.”
Testimonio de una empleada.
El alto índice de reportes y renuncias por parte del personal obligó a los dueños a que contactaran a una médium de nombre Sylvia Brown para que investigara la tienda y condujera una sesión espiritista, con el fin de liberar al fantasma.
Acompañada por medios locales, trabajadores de la tienda y un fotógrafo profesional de nombre Bill Tidwell, Brown realizó una sesión en medio de un pasillo; y en ella descubrió que el fantasma se llamaba “John” y que permanecía en la tienda esperando a una tal Elizabeth. La médium también confirmó que John se encontraba de pie a lo lejos del grupo, observando la sesión con interés y que le dijo que “se fijara donde pisaba si no quería mojarse los pies”, pues se encontraba en un sitio que antiguamente había sido el pozo de la granja Murphy.
Tidwell tomó varias fotografías con dos cámaras. Una captaba imágenes en infrarrojo, mientras que la otra era de alta velocidad; y las enfocaba a los sitios donde Brown explicaba que el fantasma se encontraba de pie.
Johnny Johnson en la fotografía de Tidwell.
Al revelarlas poco tiempo después, Tidwell se encontró con que en una de las fotografías en infrarrojo se podía ver a un misterioso hombre alto y delgado que no se hallaba entre los asistentes de la sesión. El espíritu aparece recargado en una pared inexistente, con las manos en los bolsillos y observándose los pies.
Hasta el día de hoy, los trabajadores y clientes en Toys R’ Us insisten que hay algo en la tienda, si es Johnny o algo más, no habrá forma de saberse.

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Johnny Johnson en el círculo rojo.
Juguetes que saltan solos de los anaqueles, pelotas que botan solas por los pasillos, libros infantiles que caen de revisteros, columpios de bebé que se mueven por sí solos, olores extraños, ruidos inexplicables, voces que llaman a los empleados por su nombre e incluso dedos espectrales que acarician el cabello de las mujeres que entran en la bodega…
Esta es la historia de “Johnson” el fantasma de la tienda Toys R’ Us de Sunnyvale, California.
La granja Murphy y Johnny Johnson.
Cien años antes de su inauguración, la propiedad en la que se construyó la tienda fue una granja propiedad de un hombre llamado Martin Murphy, y en la cual existía una plantación de trigo, ganado y un gran huerto de árboles frutales.
A comienzos de 1880, Murphy contrató como empleado a un joven inmigrante escandinavo de nombre Johnny Johnson, que también estudiaba para ministro religioso. Johnson se enamoró de la hija mayor de Murphy, Elizabeth; pero resultó que la joven ya estaba comprometida y pronto partió a la costa este para casarse con un exitoso abogado.
Al poco tiempo, Johnson comenzó a sufrir de Encefalitis, una aguda inflamación del cerebro. Esta condición lo llevó a experimentar confusión, alucinaciones y problemas de memoria; ganándose el apodo de “Johnny el Loco”. Johnson murió en el verano de 1884, en un accidente con un hacha mientras cortaba madera. Falló en su puntería y sin querer se cortó la pierna con el hacha, desangrándose hasta morir en el huerto.
Los Murphy siguieron viviendo en la tierra de Sunnyvale hasta mediados de los 1950. En 1961, la mansión Murphy ya era una ruina, y tuvo que ser demolida por representar un riesgo; mientras que la granja y huertos acabaron vendidos a una constructora encargada de un proyecto de renovación que consistía en la construcción de varios locales, entre ellos la tienda Toys R’ Us.
Ilustración de la granja Murphy.
No transcurrió mucho tiempo luego de la inauguración en 1971 para que comenzaran los reportes de actividad paranormal.
Existían zonas frías en la tienda pese al calor de California, los empleados cerraban la tienda por la noche y al llegar al día siguiente hallaban juguetes regados por el piso o sacados de sus cajas; mientras que las mujeres que trabajaban ahí se negaban a ir solas al baño, pues decían que el fantasma abría las llaves del agua cuando se encontraban haciendo sus necesidades. Otros más hablaban de voces que los llamaban por el nombre, como eran tocados por una presencia invisible e incluso un inexplicable aroma a flores salvajes en una zona específica del local.
“Debía usar el baño.
Me encontraba en uno de los cubículos del baño cuando escuché que la puerta se abrió y alguien abrió la llave del agua. Miré bajo la portezuela y no encontré a nadie. El agua se cerró de golpe, la puerta se abrió y yo me negué a ir de nuevo a ese baño por el resto de las seis semanas que trabajé ahí.”
Testimonio de una empleada.
El alto índice de reportes y renuncias por parte del personal obligó a los dueños a que contactaran a una médium de nombre Sylvia Brown para que investigara la tienda y condujera una sesión espiritista, con el fin de liberar al fantasma.
Acompañada por medios locales, trabajadores de la tienda y un fotógrafo profesional de nombre Bill Tidwell, Brown realizó una sesión en medio de un pasillo; y en ella descubrió que el fantasma se llamaba “John” y que permanecía en la tienda esperando a una tal Elizabeth. La médium también confirmó que John se encontraba de pie a lo lejos del grupo, observando la sesión con interés y que le dijo que “se fijara donde pisaba si no quería mojarse los pies”, pues se encontraba en un sitio que antiguamente había sido el pozo de la granja Murphy.
Tidwell tomó varias fotografías con dos cámaras. Una captaba imágenes en infrarrojo, mientras que la otra era de alta velocidad; y las enfocaba a los sitios donde Brown explicaba que el fantasma se encontraba de pie.
Johnny Johnson en la fotografía de Tidwell.
Al revelarlas poco tiempo después, Tidwell se encontró con que en una de las fotografías en infrarrojo se podía ver a un misterioso hombre alto y delgado que no se hallaba entre los asistentes de la sesión. El espíritu aparece recargado en una pared inexistente, con las manos en los bolsillos y observándose los pies.
Hasta el día de hoy, los trabajadores y clientes en Toys R’ Us insisten que hay algo en la tienda, si es Johnny o algo más, no habrá forma de saberse.

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