EL CINTURÓN DE ASTEROIDES ¿RESTOS DE UN PLANETA DESTRUIDO?

EL CINTURÓN DE ASTEROIDES
¿RESTOS DE UN PLANETA DESTRUIDO?



Entre los planetas Marte y Júpiter se ubican innumerables trozos pétreos que llamamos “El cinturón de asteroides” y que desde siempre despertó la curiosidad de los astrónomos y las más variadas hipótesis en cuanto a su origen.
Se calcula en alrededor de 100.000 la cantidad de asteroides, con variados tamaños que van desde 1.000 kms. de diámetro (Ceres), hasta algunos insignificantes.

Mucho antes del descubrimiento de los asteroides (en 1766 para ser preciso), el matemático alemán Johann Titius encontró una cierta relación entre las distancias de los planetas con el Sol. Este trabajo fue corroborado y ampliado por el astrónomo Johann Bode y se popularizó como Ley de Titius-Bode.

   

Esta ley es así: Se toma la relación numérica 0, 3, 6, 12, 24, 48, 96 (cada número duplica al anterior). A cada una de las cifras se le agrega 4, lo que la transforma definitivamente en 4, 7. 10, 16, 28, 52 y 100.

Así podemos corroborar que los planetas Mercurio, Venus y la Tierra se ubican exactamente en las posiciones 4, 7 y 10 respectivamente; Marte en 15 (muy cerca del 16 enunciado por Titius-Bode), en la posición 28 no hay planeta, sino que se encuentran los asteroides, ocupando Júpiter su posición 52 y Saturno en 95 (también cerca de los 100 previstos por la ley).

   

En base a esto, en 1800 se formó un grupo autodenominado “policías del cielo” para buscar la órbita del planeta perdido, pero antes que ellos (en enero de 1801) el astrónomo Piazzi descubrió un cuerpo al que llamó Ceres y fue considerado en ese momento el planeta faltante, a pesar de su pequeño tamaño en relación a los demás.

Uno de los “policías” (Heinrich Olbers) descubrió un año más tarde otro cuerpo al que llamó Palas, lo que permitió entender que se trataban de restos de un planeta. A partir de ese momento pasaron otros cinco años para que se encontraran otros dos asteroides (nombre dado por el astrónomo William Herschel y que significa “parecidos a estrellas” porque eran vistos solamente como puntos luminosos en el cielo).

Pasaron casi cuarenta años para continuar con los descubrimientos, los que se incrementaron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX cuando los astrónomos comenzaron a fotografiar el cielo con largas exposiones y de esa forma lograron individualizar los pequeños cuerpos.

El soviético Serguei Orloff lo bautizó Faetón como el hijo d el dios Sol griego destruido por conducir su cuadriga imprudentemente poniendo en peligro a nuestro planeta.

   

En cuanto a como se destruyó este planeta, son variadas las hipótesis: Algunas hablan de la cercanía de Júpiter y su gran gravitación que lo desgarró o chocó con uno de los satélites de éste; otros afirman que la explosión se produjo cuando el liquido del planeta se filtró al núcleo caliente: también se cree factible que fuerzas volcánicas se habrían acumulado bajo una corteza rígida sin válvulas de escape (volcanes) lo que habría llevado a la explosión final; algunos creen en el choque con un cometa y hay quienes no dudan en que fue destruido por sus propios habitantes, asegurando que ellos fueron quienes colonizaron Marte y la Tierra.

El profesor Aleksander Zavaritsky reconstruyó el planeta en base a meteoritos caídos en la Unión Soviética y concluyó que era un planeta con un núcleo de hierro en estado de fusión, un interior rocoso y una superficie con montañas y océanos, rodeado por una atmósfera, que lo convertía en un lugar ideal para el desarrollo de la vida.

Estas son todas especulaciones, de lo que no quedan dudas, es de la existencia en el pasado de Faetón, el planeta perdido.-