I’CHING. EL ANTIGUO ORÁCULO CHINO

I’CHING. EL ANTIGUO ORÁCULO CHINO

 

El I’Ching, también conocido como “El Libro de las Mutaciones, Cambios y Transformaciones”, es un texto de consulta dividido en 64 partes que nos permite obtener respuestas (mediante consejos reflexivos) a cualquier pregunta concreta que se le haga al oráculo.

Su origen es tan remoto que se pierde entre la historia y la leyenda, por lo que resulta imposible dar una fecha exacta de su aparición.  Desde hace milenios se lo ha utilizado como apoyo para tomar decisiones, es así que los antiguos chinos lo utilizaban para decidir fechas de casamientos, traslados a otra ciudad, elección del nombre de sus hijos y hasta decisiones domésticas, incluso muy cerca en el tiempo, sabemos que durante la Segunda Guerra Mundial los oficiales japoneses tenían el I’Ching como lectura para sus decisiones. 


Los antiguos calendarios chinos eran textos conteniendo noticias de astronomía, meteorología y religión, siendo muy consultados por el pueblo.Se cree que pudo haber sido un calendario agrícola de alguna antigua dinastía y que al aparecer la dinastía Chou se le dio la connotación de oráculo.

Fu-Hsi es un personaje mítico al que se representa con dos protuberancias en la frente (en la antigua China estos cuernos tienen como significado grandeza y devoción y simbolizan también el poder, la divinidad y la sabiduría de la deidad que se venera)

Se cuenta que Fu-Hsi vio la explosión  del Caos del que nacieron el cielo y la tierra y comprendió su movimiento generativo.

Más adelante presenció como un caballo-dragón salía de las aguas de un río y transcribió los signos que tenia impresos en el lomo, obteniendo de allí los elementos básicos del I’Ching:  Los Trigramas.

Todo el I’Ching parte de dos signos fundamentales, conocidos como Yin y Yang, representados en forma gráfica para poder leer las respuestas.

El Yin es representado con una línea partida, mientras que el Yang (por complemento y oposición) lo vemos representado por una línea entera.  

EL YIN Y EL YANG

El Yin y el Yang representan en la cosmogonía china los dos principios elementales de la naturaleza, las dos fuerzas que se contraponen pero que a su vez se necesitan para lograr el equilibrio. Un claro ejemplo de esto lo damos cuando decimos “para que exista la luz, es necesaria la oscuridad” o “si no existiera la maldad, como reconoceríamos a los buenos”, en estos, como en otros muchos casos del saber popular, estamos haciendo referencia al Yin y al Yang,. a esos dos elementos que nivelan la balanza natural.

Es así que son los símbolos de dos principios antagónicos que (aunque opuestos entre sí) se complementan y su constante metamorfosis representa la base del universo.

El Yin y el Yang son los eternos pares opuestos.

El Yang representa lo masculino, el cielo, el sol, la luz, el calor, la fuerza, lo positivo, el sí, lo blanco, el día, lo rígido, lo duro y lo activo (entre otros muchisimos elementos y estados); mientras que como contrapartida, el Yin representa lo femenino, la tierra, la luna, la oscuridad, el frío, la debilidad, lo negativo, el no, lo negro, la noche, lo flexible, lo blando y lo pasivo.

 LOS OCHO TRIGRAMAS

         Del Yin y del Yang se obtienen los ocho signos fundamentales denominados trigramas (es decir tres trazos), que se conforman con trazos divididos (negativos) y trazos no divididos (positivos).


Estos trigramas, que son figuras horizontales al combinarse entre sí conforman los 64 hexagramas (signos de seis trazos) que son los que permiten la lectura del I’Ching.

Cada trigrama corresponde a un elemento de la naturaleza en su estado más puro y son representados de la siguiente manera:

Los ocho reciben por nombre Sun (el viento, aplicado también a la madera), Tui (el lago), Kên (la montaña), Chên (el trueno), Ch’ien (el cielo), K’un (la tierra), K’an (el agua) y Li (el fuego, siendo también el sol, el rayo y el relámpago).

 COMO REALIZAR LA CONSULTA DEL I’CHING

Para lograr el hexagrama que nos permita obtener la respuesta a nuestra pregunta (que debe ser especifica) debemos realizar un antiquísimo ritual con tres objetos redondos con determinados caracteres en cada cara (elementos que podemos suplir con monedas).

Si utilizamos monedas debemos determinar un valor numérico dos para una cara y un valor tres para la otra.

Teniendo las tres monedas en la mano, nos concentramos en el motivo de nuestra consulta y las arrojamos, obteniendo (por suma de caras) una cifra que será 6,7,8 o 9.

Si la cifra obtenida es número par corresponde a una línea partida (Yin), mientras que si resulta impar la graficamos como una línea entera (Yang).

De esta forma vamos armando el hexagrama de abajo hacia arriba hasta obtener la figura correspondiente a uno de los 64 puntos del libro.

Hay un dato a tener en cuenta: si en una tirada la suma fuese seis (tres Yin) se considera en mutación; como así también si las tres caras Yang saliesen en una tirada (sumando nueve).


Para clarificar un poco este concepto, vayamos a un ejemplo practico: La primera tirada suma 6, la segunda 7 y la tercera también 7, formando el trigrama Sun con la primera línea mutante.
Los hexagramas que tienen líneas mutantes se convierten luego en su opuesto, por lo que además de interpretar el número correspondiente, luego hay que complementar el mensaje con el consejo del opuesto.

Siguiendo con el ritual obtenemos el otro trigrama con valores 8, 9 y 6 (obteniendo el trigrama K’an con la segunda y tercera línea mutante).

Con estas seis líneas del ejemplo hemos formado el hexagrama Nº 48 La Fuente (agua sobre viento). Luego de leer el mensaje del hexagrama, invertimos las líneas mutantes, lo cual forma el hexagrama Nº 26 El Poder del Fuerte (montaña sobre cielo).

Este último complementa y amplia el mensaje del primer hexagrama.

Vale la aclaración que las líneas mutantes no siempre aparecen, por lo que el mensaje se circunscribe a la interpretación de un solo hexagrama.

El I’Ching es ideal para consultar cada vez que una duda ante una situación, una decisión importante o una acción a ejecutar nos perturbe.

La respuesta de este método (como es característico en los oráculos) será ambivalente y llena de simbolismos; pero nos permitirá la meditación y reflexión del problema y seguramente nos encaminará definitivamente a la solución.

El I’Ching, un milenario oráculo que hoy vuelve a resurgir.