La Batalla de Los Ángeles Ataque extraterrestre

La Batalla de Los Ángeles Ataque extraterrestre Los medios impresos suelen emplear nombres exagerados para referirse a ciertas personas o eventos en un intento de atraer la imaginación popular y garantizar la máxima difusión de la publicación. En el caso de la “Batalla de Los Ángeles” el evento fue tan espectacular que el nombre era … Sigue leyendo La Batalla de Los Ángeles Ataque extraterrestre

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¿Qué pasaría si en una ciudad de los Estados Unidos a día de hoy se disparasen cientos de cargas de obuses contra un platillo volante? Sería el caos, y también, sería la segunda vez que habría pasado porque existe un incidente poco conocido por el público llamado “la batalla de Los Angeles” en donde ocurrió exactamente eso.

La Segunda Guerra Mundial estaba empezando a acercarse a las costas norteamericanas y la psicosis que se vivía en la Costa Oeste de los Estados Unidos ante un posible ataque en territorio continental era acuciante. En cualquier momento se podía producir ese segundo gran ataque cuyas consecuencias serían fatales y posiblemente determinantes para el transcurso de la guerra, y ese miedo, esa sensación de pánico ante la llegada del enemigo tuvo su punto álgido el día 25 de febrero de 1942.

Eran las dos de la madrugada y el repentino sonido de la alarma de las sirenas antiaéreas despertó a todos los vecinos de aquella ciudad de Los Ángeles que vivía el sueño americano de un incipiente Hollywood que comenzaba a despuntar económicamente, pero que vivía con miedo el transcurso de la gran guerra. Aquella ciudad, con ese aroma añejo de lugar hecho a sí mismo, se despertó sobresaltada aquella noche ante lo que parecía un inminente ataque japonés. Por fin había llegado el día. América debía ser fuerte ante la invasión japonesa. O al menos eso era lo que debieron pensar los ciudadanos de Los Ángeles durante el comienzo del incidente, porque sonaban las alarmas pero… ¿realmente estaban siendo atacados? ¿Por quién?

Portada especial de aquella noche del periódico Los Angeles Examiner

A las 2:25 de la mañana, el ejército de los Estados Unidos decretó en California un apagón para evitar y anular un reconocimiento visual de las infraestructuras de la ciudad por parte de cualquier artefacto volador enemigo con capacidad militar que sobrevolara la zona. Las emisiones de radio se cortaron exactamente a las 3:08 a.m. y se prohibió cualquier comunicación telefónica en todo el estado. La guerra parecía inminente. Los voluntarios civiles y los escuadrones militares empezaron a preparar sus equipos ante un inminente conflicto. Pero en los siguientes momentos no ocurrió nada. Una ciudad a oscuras, en silencio, y esperando acontecimientos. Todos miraban al cielo. Momentos de incertidumbre, miradas cruzadas entre ciudadanos y entre soldados en distintos puntos de la ciudad. ¿Quiénes eran esos invasores? ¿Por qué los militares habían puesto a la ciudad en situación de emergencia? La información entre las distintas facciones del ejército no fluía con soltura y muchos militares se limitaron a esperar y a mirar al cielo. La expectación era máxima. Todos querían saber qué estaba pasando.

Esta es la mítica fotografía del incidente, historia viva del fenómeno ovni.

La alarma volvió a dispararse a las 3:36 por parte de la 37ª Brigada de Artillería de la Costa Oeste de los Estados Unidos, y junto con ella se produjeron las primeras ráfagas de disparos ante unas luces que estaban invadiendo el espacio aéreo con absoluta impunidad. Decenas de cañones de luz enfocaban al cielo tratando de localizar a los objetos. Los lanzamientos de obuses comenzaron a elevar el tono de la situación hasta niveles de gravedad extrema: una situación de guerra completamente extraña porque nadie desde tierra sabía muy bien contra quien estaban disparando. No se estaba siguiendo el protocolo habitual, y todo esto ocurría en el espacio aéreo restringido de Los Ángeles, en donde había “algo” que no era americano.

Detalle del objeto y de los ovnis lumínicos que lo acompañaban

El primer avistamiento de las luces sobre la ciudad fue repentino, global y prácticamente al unísono. Sobre los estudios de la Metro Goldwyn Meyer en Culver City, en Santa Mónica, en Inglewood, en Santa Ana, en Long Beach, y en Redondo Beach. Habían aparecido sobre los cuatro puntos cardinales y se les veía bien desde cualquier punto del estado. Volaban bajo, y de manera lenta, acompasada, y con una característica que no encajaba en las mentes de los generales que estaban al mando de aquella operación de derribo ante el invasor: aquellos objetos no hacían ruido, y no estaban tirando bombas sobre la población civil ni sobre ningún objetivo militar, simplemente “estaban”. Algunos testigos como el reportero Henry Hill del periódico “Los Ángeles Times”, llegó incluso a afirmar que había visto con sus propios ojos los disparos de misiles y obuses contra alguno de esos objetos sin producirle daño alguno, incluido un gran objeto que se paseó lentamente por los cielos de California a la vista de todos los ciudadanos y que recibió y recibió disparos sin alterar su pausado vuelo.

Recreación informática del suceso

Otros testigos aseguraron que la forma de otros objetos también inmersos en el incidente, correspondía con esferas rojas y blancas que se encendían alternativamente. Esferas sin alerones, rotores, alas, o ventanillas. Objetos que flotaban sin hacer ningún ruido. Lo que Hollywood imaginó una y mil veces estaba pasando de verdad. Según los testimonios, en general, el desplazamiento de aquellos objetos era excesiva y excelentemente suave y lo que más extrañaba de todo es que era demasiado raro que “el enemigo” se dejase disparar tan fácilmente. No, no podía ser verdad, había algo que no encajaba en todo aquello. Al menos dos decenas de objetos se dejaron ver aquella noche sin que los mismos realizasen ninguna acción o interacción, ni ninguna maniobra de defensa. Durante el transcurso del incidente se llegaron a lanzar contra ellos más de 1400 obuses, y ni uno solo de los objetos sufrió el más mínimo rasguño, con impactos acreditados tanto por testigos en tierra como de los propios militares en sus informes oficiales.

Los periódicos informaron de aquel incidente con ediciones especiales y fotos de los desperfectos.

Uno de los objetos llegó a ir desde Santa Mónica a Long Beach a 64 kilómetros por hora recibiendo disparos desde las baterías antiaéreas durante decenas de minutos sin inmutarse. A las 07:21 a.m., al finalizar el incidente, el resultado oficial fue desolador: ninguna aeronave derribada, y cuantiosos daños materiales provenientes de la metralla de varios obuses desviados.Los objetos desaparecieron de la escena con la misma velocidad con la que aparecieron, y para la historia quedó esta magnífica fotografía de los cañones de luz enfocando al misterioso gran objeto volador secundado por pequeños OVNIS esféricos, exactamente los mismos que se vieron el día 11 de Septiembre de 2001.

Los míticos ovnis del 11-S en su mejor toma

Un gran incidente que llegó a cambiar la mentalidad del gobierno de los Estados Unidos ante las incursiones de procedencia desconocida y ante los protocolos de emergencia relacionados con las invasiones del espacio aéreo continental