OGOPOGO Y SUS HERMANOS Los Monstruos De Alaska Y Canadá

OGOPOGO Y SUS HERMANOS
Los Monstruos De Alaska Y Canadá

   

Tanto Canadá como Alaska, son tierras atravesadas por innumerables lagos, y allí tampoco faltan los informes de asombrados testigos que cuentan haber visto monstruos marinos. Pero más allá de estos informes modernos, hay una larga tradición legendaria en el folklore esquimal y amerindio.

A fines de los años ‘40, el escritor canadiense Farley Mowat (que en esa época trabajaba como naturalista del gobierno) oyó hablar de un monstruo marino al que llamaban Angeoa, el cual había sido visto en Tulemaliguak (más precisamente en el lago Dubawnt). Su informante era un esquimal, que contaba que su padre, junto a un compañero, habían visto a la criatura a fines del siglo XIX.
Habían encontrado los huesos de un animal muy grande en la costa del lago; de ahí su nombre en esquimal, que significa “lago de los huesos amontonados”.

Este esquimal relataba que su padre dijo que era largo, como veinte kayacs (embarcación usada por los esquimales, similar a una canoa) y ancho como cinco. Tenía una aleta que se elevaba desde la cola, y esa aleta era grande como una tienda. Ni su padre ni Hekwaw (el compañero de su padre) vieron su cabeza, y no creían que la tuviera, lo que lo convertía en un monstruo mítico.

Aterrorizados, los dos esquimales huyeron, pero su kayac volcó. El padre del informante sobrevivió, pero su compañero se ahogó.
La criatura estaba relacionada, sin duda, con la que se conoce en la zona de los Grandes Lagos como Manitú Niba Nabais, el dios de las aguas y lagos. Pero estas leyendas tienen relevancia científica sólo a través de los informes modernos.

CASOS EN EL LAGO ILIAMNA

El lago Iliamna (en Alaska), tiene 1 600 km2 de superficie y es el séptimo del mundo por su tamaño. Tiene 145 kms de longitud, mientras el lago Ness (el hogar del famoso Nessie) sólo tiene 35 kms. (prácticamente es cuatro veces más grande). En las viviendas dispersas en sus orillas se cuentan leyendas acerca de la criatura que roba niños y caribúes, mordiendo también las canoas.

En 1971 se dijo que el monstruo había roto el hielo invernal en Kokhanok, una aldea de la costa sudeste. Los niños que lo vieron lo dibujaron de diversas maneras: Uno de ellos lo hizo con “un ojo debajo de la boca”; otro, como una suerte de ballena o esturión gigante que arrastraba una especie de largos apéndices. Un trabajador de la Inspección Geológica de los Estados Unidos vio a dos de estas criaturas juntas.

A mediados de la década del ‘60, un grupo de astronautas de la NASA que volaban en avión sobre el lago vieron grandes sombras que se desplazaban por el agua.

Trazando una curva descendieron, pero las sombras desaparecieron.
Un anciano indio contó al escritor Reuben Gaines que había visto a una persona marchitarse y morir después de ver al monstruo del lago. Era tal el terror de los nativos hacia el monstruo que muchos se negaban a navegar en canoas de fondo rojo, porque estaban convencidos que ese color molestaba al animal de las profundidades.

¿Un esturión gigante o algún tipo de ballena?. Esa es la opinión más generalizada entre los guardabosques de la zona y también la del magnate tejano del petróleo, Tom Slick, quien investigó, con la ayuda del comandante Stanley Lee, los informes de dos aviadores navales que narraban haber visto a la criatura.
Lamentablemente, la expedición que armaron no obtuvo ningún resultado.
En 1966 Leonard Rue (un fotógrafo de New York), intentó nuevamente averiguar si había algo de cierto en las leyendas pero tampoco tuvo éxito.

OTROS LAGOS, OTROS MONSTRUOS

La gente de la zona del lago Iliamna se siente postergada por los hombres de ciencia, ya que se organizan muchísimas expediciones al lago Ness y muy pocas al suyo, pero hay que tener en cuenta que se encuentra en un lugar muy desolado.
Sin embargo, otros lagos, más favorecidos por el clima, si han sido investigados.

Durante el siglo XIX se multiplicaron los informes, y fueron reafirmados en 1952 por el relato de un trampero indio.
En 1963 fue vista una criatura descripta como “de color carbón, de 9 a 21 metros de longitud y con aletas dorsales, con cara de perro y con un cuello del diámetro de la chimenea de una estufa”. Su habitat supuestamente está ubicado en la bahía de Kempenfelt, por lo que, por esa razón, lo llamaban “Kempenfelt Kelly”.

La bahía recibió 4.500.000 de litros de aguas residuales en julio de 1980, pero unos días más tarde la criatura fue vista en la bahía de Cook por John Bergeron y su tío Gaston.

En este caso fue descrito con la cabeza dos veces y media el volumen de una cabeza humana, tenia una joroba como de camello y una cola de más de dos metros de largo.

“Allí estaba, con unos ojos grandes como los de una vaca, saltando en el agua durante varios minutos”, afirmó John Bergeron. Evidentemente, la contaminación no lo había afectado.

También existen antiguos informes de un monstruo en el lago Notario que otros informes más recientes parecen confirmar. Cerca de allí, en el lago Deschenes, (en 1880) se rescató parte de una piel peluda que se enganchó en la hélice de una embarcación.

También en 1953 se vio un monstruo, en este caso similar a un “cocodrilo” que apareció en New Hamburg (Ontario). Un miembro de la Policía Montada Canadiense que estaba en el lugar le disparó, pero aparentemente no logró herirlo.
Se dice también que en algunos lagos remotos, más al norte, viven otros monstruos.

   

EN LA ZONA DEL MANITOBA TAMBIÉN

Más hacia el oeste, dejando atrás los Grandes Lagos, se encuentran los numerosos lagos de Manitoba. Al norte de Winnipeg hay una serie de lagos conectados entre sí que son los lagos Winnipeg, Manitoba, Winnipegosis y Dauphin. Solamente el lago Winnipeg cubre una superficie de 300 kilómetros cuadrados. En esa zona, el primer informe llegó del lago Manitoba en 1908.

Un año después, un trampero vio a una enorme criatura nadando muy lentamente. La parte superior del cuerpo era oscura y brillante y sobresalía del agua más de un metro.

Siguieron otros informes a lo largo de los años. En 1957 dos amigos, Louis Belcher y Eddie Nipanik, vieron a un monstruo que parecía una serpiente en el lago Manitoba.

En el mismo año, un testigo dijo que había oído “un bramido como el silbido de un tren”. Esto causó una gran preocupación en la zona, por lo que el gobierno provincial envió a un grupo a buscar al monstruo, al que se llamó “Manipogo”.

El Ministro de Industria y Comercio dijo que la seguridad y la prosperidad del lago Manitoba podían depender de esa expedición, pero no se encontró ningún animal suficientemente grande como para significar una amenaza a los pescadores o turistas.

Pero seguían llegando informes.

En el verano de 1960 se organizó una investigación científica a gran escala.

El 12 de agosto de 1962, dos pescadores, Richard Vincent y John Konefell, fotografiaron algo que, según ellos, era Manipogo.
Un zoólogo de Winnipeg, el doctor James A. Macleod, dijo de esa imagen: “Si eso no es el monstruo, me gustaría saber qué diablos es porque no se asemeja a nada conocido”.

CON USTEDES … OGOPOGO

Aunque los informes de los distintos lagos son numerosos, en realidad son muchísimos menos que los provenientes del lago Okanagan, referidos a su monstruo, el gran Ogopogo, el que más fama ha obtenido entre sus pares de la región.

Ogopogo, ya ha sido protagonista de varios libros y es llamado “El Nessie de Norteamérica”. Pero seria más correcto llamar a Nessie “el Ogopogo de Escocia”, porque los informes acerca del monstruo canadiense se remontan a 1850, mucho antes de que Nessie adquiriera la celebridad mundial de la que goza actualmente.

Okanagan es un lago de montaña alargado y profundo, que corre de norte a sur en el agradable territorio frutícola del sur de la Columbia Británica.

Según los detalles que proporcionan los innumerables informes, se trata de una criatura grande y oscura, con un largo cuello y una joroba en la espalda.

En julio de 1890, el capitán Thomas Shorts, a bordo del vapor Jubilee vio -cerca de Sqally Point- a un animal de unos cinco metros de largo. Este monstruos tenía cabeza de carnero, y el sol brillaba entre sus aletas, según lo describieron los testigos.

Este fue uno de los primeros informes; ya que hubo media docena más antes de 1925, año éste en que el rumor acerca del monstruo fue recogido por un periódico de Vancouver. Ahí comenzó su historia moderna y modificó la convicción, corriente en aquella época, de que se trataba de un esturión gigante, ya que ésta creencia fue desestimada por muchos informes que hablaban de un animal de cuello largo.

EL ENCUENTRO DE DICK MILLER

Un caso clásico fue la observación que hicieron (en julio de 1959), Dick Miller y su esposa. Miller era en ese momento el director del Vernon Advertiser y allí publicó su historia. Cuenta que cuando regresaban de una excursión por el lago Okanagan, viajando a una velocidad de unos 16 km/hora, notó, a unos 75 mts. de distancia, en la estela que dejaba su embarcación, lo que parecía ser una serpiente. Cuando tomó los prismáticos comprobó que era Ogopogo, que se desplazaba mucho más rápidamente que ellos (calcula el testigo que a unos 24 o 27 km/hora). La cabeza estaba a unos 25 cms. por encima del agua y era sin dudas, la de una serpiente, de hocico corto.

Su lancha dio la vuelta para acercarse a la criatura y pudieron observarlo durante unos tres minutos. En determinado momento Ogopogo con mucha gracia redujo las cinco jorobas, que eran claramente visibles, hundió la cabeza y se sumergió gradualmente.

En ningún momento le vieron la cola y les pareció que su color era verdoso y oscuro (aunque el brillo del sol sobre el animal dificulta aseverar este dato)…

Esta serpiente de mar se desliza ágilmente con movimientos suaves (sin las ondulaciones que hacen las serpientes hacia los lados). Esto lleva a pensar que tendría entre las jorobas, posiblemente algún tipo de aletas que trabajan, juntas o individualmente, para controlar su dirección.

LA FILMACIÓN DE FOLDEN

Ogopogo fue el tema de una filmación muy discutida, rodada por Art Folden en agosto de 1968. Folden y su mujer volvían a su casa en Chase, costeando las orillas del lago, cuando en un lugar de la ruta 97, justo al sur de la ciudad de Peachland, a unos 100 metros dentro del lago, vieron algo grande que se movía en el agua.

Art Folden tenía una filmadora de 8 mm. provista de teleobjetivo y cargada con película color. Quedaba un poco de película que había sobrado de lo filmado en la excursión familiar. Enfocando la bahía, rodó un minuto de película en varias tomas, fotografiando el objeto sólo cuando era visible en la superficie.

Parecía que por fin se había logrado “capturar” en película al monstruo más famoso de Canadá. Folden, que no quería publicidad, no habló de la película, y solo la mostró en su casa a un reducido grupo de amigos y parientes.

Paso un año antes que un cuñado lograra convencerlo que era conveniente darla a conocer y así lo hicieron al año siguiente.
Fue así que en 1970, la película causó sensación, pero después (como habitualmente ocurre), la filmación comenzó a ser discutida y perdió credibilidad. .
Analizando la filmación se concluye que los pinos que se ven en primer plano sugieren que el objeto tenía unos dieciocho metros de largo (el tamaño de una barcaza), mientras que el ancho era más o menos de un metro. Claramente se percibe como se desplazaba velozmente y dejaba una estela a su paso.

Algunos espectadores creyeron distinguir una cabeza y una cola, pero la gente de la zona no quedó convencida. Sin embargo, Arlene Gaal, una escritora local, autora de un libro que trata de la historia del monstruo de Okanagan, investigó el lugar en que había sido rodada la película y se convenció de que realmente existía alguna “forma de vida poco corriente” en las profundas aguas del lago.

    

LAS FOTOS

En 1967, una fotografía que mostraba ostensiblemente a Ogopogo fue descubierta en los archivos de la Cámara de Comercio de Kelowna. El hombre que la tomó no quiso publicidad para su persona, ni siquiera cuando el periódico local la publicó.

Afirmaba haber visto a la criatura de las jorobas en una pequeña bahía cerca del puente de Kelowna, pero ya había desaparecido cuando tomó la fotografía. La foto muestra, probablemente, los dibujos que produce el viento en la superficie del agua y que parecen jorobas.

Todos los año llegan más informes. El 3 de agosto de 1976 Ed Fletcher, de Vancouver, tomó cinco fotos color mientras, junto a su grupo, perseguían a Ogopogo durante varias horas. Esas fotos muestran un objeto alargado provisto de jorobas y que se desplaza por el agua. Si bien se duda entre que sea el monstruo o sólo un efecto de las ondas fijas (es decir, de las ondas estacionarias o lentas que se crean cuando las ondas ordinarias se desplazan en direcciones diferentes y se superponen); los testigos no tenían dudas y hablaron de haber visto una cabeza y “dos cosas que se levantaban desde la cabeza, como las orejas de un perro. Dobermann”.

Si algún lugar posee las condiciones ideales para investigar informes acerca de monstruos lacustres, este es sin dudas, el lago Okanagan, el hogar del famoso, enigmático y escurridizo Ogopogo.-