Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego».

En 2019 Apolonio de Tiana volvió a emerger a la luz, a través de un asombroso documental presentando por Amazon Prime.

Bajo el título provocador, «Jesús era griego y se llamaba Apolonio», un equipo británico ponía de relieve una vieja disputa oculta, sobre de increibles coincidencias biográficas, ligando Jesucristo y Apolonio, bajo una misma esencia.

Por supuesto el proyecto provocó cierto enojo entre partidarios cristianos, molestos por esta asociación. Algunas voces clamaron encima del engaño Apolonio de Tiana, tenido tan sólo como un personaje mítico, leyenda propagado por biógrafos fantasiosos.

Más allá de la controversia, el nombre de Apolonio de Tiana, ocupa un lugar de honor como figura célebre, y cuyos hechos de vida, vienen fascinando a estudiosos de todo el planeta, trascendiendo las edades. Conozcamos su cronica. ¡Atienda el lector!

Apolonio de Tiana – Apuntes de un hereje

“¿Cómo aclarar que los talismanes de Apolonio tenían el poder de calmar el furor de las olas, la violencia de los vientos y los ataques de las bestias feroces, mientras que los milagros de Nuestro Señor sólo son conservados por la tradición? Los de Apolonio son más cuantiosos, y se manifiestan efectivamente por hechos concretos”. Justiniano el Mártir. La Quimera de la Inmortalidad. Mario M. Pérez-Ruiz, 2005.

Estatua de Apolonio de Tiana. Museo de Creta. Wikimedia Commons – CC BY-SA 4.0

La primera biografía conocida encima del taumaturgo de Tiana, contesta a la pluma de Lucio Flavio Filostrato, 175-245 d.C., llamado «el ateniense». Desde muy temprano, y debido a su capacidad intelectual como sofista de prestigio, fue llamado a la corte imperial romana, donde pasó a integrar el círculo erudito de la energica emperatriz Julia Domna, 160-217 d.C, esposa de Septimius Severus, 145-211 d.C.

Y aquí nuestro primer paréntesis. Julia Domna jugueteó un papel notable, en la cronica que actualmente vamos a desvelar sobre Apolonio. Nativa de Siria, tuvo como padre a Julio Basiano, sumo sacerdote del Santuario Solar de Emesa, donde se reverenciaba la piedra negra de Elagabala o Elagabalus (transcrito como señor de la montaña, o además del rayo), que se supone un meteorito.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»

La Vida de Apolonio de Tiana, escrita por el sabio ateniense Filostrato. cortesía: amazon.fr

Más tarde el culto sería conocido como Sol Invictus. Quién escribiera sobre Elagabala fue nada menos que Eliphas Levi, 1810-1875, que en Dogma y Ritual de la Alta Magia revela:

“la piedra podía prolongar la vida, y sirvió como fuente de todas las sabidurías. Esta piedra metafísica además sirvió base, sobre la cuál podría construirse toda la magia”.

Para Eliphas Levi la piedra negra de Elagabala, no sería otra que la piedra filosofal.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»Culto romano solar al meteorito de Elagabal, Más tarde conocido como Sol Invictus. (Wikimedia Commons)

Lo cierto es que la famosa mecenas de las artes, como se la conociera a Julia Domna en su tiempo, fue la impulsora tras La Vida de Apolonio, encargada en su redacción a Filostrato. Este sabio griego recibió por parte de la célebre emperatriz, que en vida fuera gran coleccionista de manuscritos y libros ocultos, notable documentación para llevar a cabo su tarea.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»Julia Domna, la gran emperatriz romana mecenas de las artes, y que impulsara la redacción de la biografía sobre Apolonio de Tania. (Wikimedia Commons)

En Apolonio de Tyana. Vida, Milagros y Leyenda del Insigne Filósofo y Taumaturgo de la Antigüedad, su creador George Mead, 1863-1933, estudioso británico, y antiguo secretario de Helena P. Blavatsky, entrega pistas sobre las fuentes de Filostrato.

“Damis que fue un hombre de alguna cultura y que residió en la ciudad de Nínive, fue discípulo de Apolonio; escribió una relación de los viajes de éste, en la que dice él cogió en parte, consignando en aquella además los pensamientos, los discursos y los pronosticos de su maestro. Un miembro de la familia de Damis, dio a la emperatriz Julia los libros de notas, que contienen esas memorias.

Yo formaba parte del círculo de esta princesa, que fue muy amante de todas las artes literarias, y ella me ordenó que escribiese de nuevo aquellos ensayos, y corrigiese sus formas de expresión. Pues aunque el ninivita se expresaba con claridad, su estilo estaba muy lejos de ser correcto. He tenido a mi disposición un texto de Máximo Egae, que contenía todos los hechos de Apolonio en Egae. Hay además un testamento escrito por Apolonio, del que puede inferirse cuanto estimaba la filosofía”.

Varios de los expertos sostienen, además de su diario personal, el legado de Damis incluía 97 cartas escritas por Apolonio. La notable documentación recibida por Filostrato incluyó además, textos de Moerágenes. Toda esta memorabilia, ayudó a Filostrato en la redacción de su obra sobre Apolonio, derivando en la producción de nueve libros.

El Maestro del Camino Escondido

“Nadie muere, como no sea en apariencia, de la misma forma que nadie nace como no se además aparentemente. El paso de la esencia a la sustancia, eso es el nacimiento: al igual que la muerte es el de la sustancia a la esencia. En verdad nadie nace y nadie muere”. Extracto de una carta de Apolonio de Tiana.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»Proteo deidad egipcia, que anunció a la mamá de Apolonio su nacimiento. Cortesía: danieltubau.com

Según conocemos Apolonio vino al planeta en Tania, ciudad de Capadocia, actual Turquía central, en un año no precisado, que se estima remonta a los primeros tiempos cristianos, 3 o 4 a.C. Algunas narrativas señalan, su mamá fue contactada en sueños por un antiguo dios egipcio Proteo, vinculado a Poseidón, (y por ende a la Atlańtida), que le declaró a la azorada virgen, encarnaría como su futuro hijo.

En un escrito de su autoría sobre Apolonio, la fundadora de la teosofía Helena P. Blavatsky, especifica el prodigioso nacimiento:

“Siguiendo las indicaciones dadas en un sueño ella se dirigió a un prado para recoger flores. Estando allí, una bandada de cisnes formó un coro alrededor suyo, agitando sus alas y cantando al unísono. Mientras estaban ocupados en ello, y el aire era abanicado por un delicado céfiro, Apolonio nació”.

Pero en seguida se produjo un segundo hecho casi asombroso, ya que la tradición oculta dice, un rayo descendió a la tierra, retornando luego al firmamento, como celebrando su alumbramiento. Verdadero presagio, y vinculante a nuestra cronica comentada, sobre la piedra negra de Elagabala.

Actualmente bien en paralelo a este nacimiento misterioso, se nos informa los verdaderos padres de Apolonio fueron un matrimonio muy acaudalado, asociados a los fundadores de Capadocia. Desde muy niño Apolonio dio muestra de una notable inteligencia, destacando, como un adolescente de bellas facciones. Cuando cumplió 14 años Apolonio decidió hacer investigaciones en la bíblica Tarso, verdadero polo cultural, especializada en retórica filosófica, pero la estancia del adolescente Apolonio fue muy breve, desencantado con la ciudad.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»Una de las mejores biografías modernas sobre Polonio de Tañía, escritas por el teósofo británico George Mead. Cortesía: fnac.pt

A los 16 ingresó al Santuario de Esculapio habitante en Agae, donde Apolonio desarrolló el arte de la terapéutica. Luego llegaría su introducción a la vida pitagórica, adoptando por un lustro votos de silencio como forma de iniciación. Vegetariano acérrimo, odiaba el alcohol, y su ascetismo era motivos de comentarios, en su seleccion por una vida sencilla, lejos de todo lujo y pompa.

Vestido casi continuamente de blanco lino, portador de cabellos largos, y barba revuelta, Apolonio acostumbraba ir sin zapatos, en una renuncia constante a lujos, y posesiones innecesarias. A los veinte años sus padre fallece heredándole una considerable fortuna, que reparte con su único hermano. Este desahogo económico, le consintió llevar a cabo visitas a templos, santuarios y comunidades, centros importantes de su epoca, para así continuar con sus educación espiritual.

En esas escuelas empezó a hacer una rutina diaria, que mantendría hasta su muerte, según nos cuenta Mead:

“Al salir el sol practicaba a solas ciertos ejercicios religiosos, de una naturaleza que comunicaba solamente, a los que habían soportado la disciplina de los cuatro años (¿cinco?) de silencio. Después practicaba con los sacerdotes del santuario o con los principales de la comunidad, según lo establecido en los templos griegos o no griegos, con culto público o en las comunidades con disciplina peculiar y aparte del culto público”.

Al Solo acostumbraba llamarlo:

“Señor de nuestro planeta y de los mundos hermanos, y cuyo glorioso signo es el orbe del día”.

Diferentes costumbres incluían después de sus labores diarias, servicios con agua fría, siguiendo una antigua tradición mística. Apolonio considera como parte de su misión, revitalizar los centros espirituales por él visitados, como en el pasado llevara adelante el gran Pitágoras. Ya por por lo tanto Apolonio era observado por colegas y discípulos, como el maestro del camino escondido. Pero su misión apenas despuntaba.

La educación de un mago

“Yo debo partir hacia donde la sabiduría, y mi íntimo incognito me llevan. Las deidades me aconsejan y puedo contar con sus auxilios”. Apolonio de Tania en charla con sus discípulos.

La exploración realizada por Apolonio le supuso un extenso viaje personal, tratando de visitar los centros iniciáticos más celebrados de su epoca. en cambio, la información que subsiste sobre ese célebre periplo, resulta insuficiente, no pudiendo reconstruirse con lealtad gran cantidad de sus actividades que permanecen incluso en sombras.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»Texto atribuido al sabio de Tiana. Cortesía: skoob.com.br

El itinerario conocido supone Apolonio recorriendo, BabiloniaNínive, y aquí un alto porque en esta zona siria, se topará con Damis, quién desde por lo tanto lo acompañará por continuamente.

Diferentes sitios comprenden: AntioquíaSeleuciaChipreJoniaEfesioEsmirnaPérgamoTroyaLesbosAtenas.

Inclusive hay una disputa sobre su paso por España, desembarcando en Gadez (actual Cádiz). Se verá luego en RomaSiciliaAlejandríaRodas, recalando al final en Egipto. En la tierra de las pirámides Apolonio, consagró veinte al ensayo de sus misterios, coincidiendo en este punto con Pitágoras.

En Reinos Perdidos y Claves Secretas, el escritor catalán Juan Parellada de Cardellac, explica la desconfianza de los sabios egipcios sobre los griegos:

“A quiénes consideraban extremadamente ligeros e inconstantes, por lo que recibieron al adolescente Pitágoras con prevención. Hicieron cuanto pudieron para desanimarle, pero él se sometía con paciencia y valor inquebrantable, a las evidencias y dilaciones que sus maestros le imponían”.

A pesar de esto, Pitágoras conquistó el favor de los sacerdotes egipcios, que durante veinte años lo educaron en altos misterios. Apolonio de Tiana además fue objeto de un trato despectivo, aunque como Pitágoras siglos anteriormente, consiguió vencer los temores egipcios. Se rumorea Apolonio pudo haberse iniciado en el Santuario de Serapis, conocido como Serapeum, un vasto centro de investigación científica dependiente del Museo de Alejandría, erigido durante el reinado de Ptolomeo III.

La sed de Apolonio en cuanto a conocimientos continuó creciendo, y nada aparentaba aplacar sus deseos de aprendizaje. Un objetivo mayor, lo llevaría a emprender su viaje quizás más misterioso.

Viajes a los confines de la tierra. En búsqueda del conocimiento total

“El guía tras ordenar al camello que doblara la rodilla, se bajo de él de un salto, muy asustado y lleno de sudor. Apolonio comprendió donde había llegado. por lo visto lo que provocaba el gran espanto del guía era haber llegado a las proximidades de los sabios, pues los indios le temen más que a su propio soberano”. Extraído de La Vida de Apolonio. Filostrato.

En nuestro artículo sobre Ashoka, hicimos referencia a la existencia de los llamados Superiores Desconocidos, donde un antiguo conocimiento perdido, estaría resguardado por una comunidad de sabios ocultos, que aunque cuidan y ayudan a la Sociedad en su desenvolvimiento, permanecen como observadores distantes.

Nuestro trabajo además señaló, la visita realizada por Apolonio en busca de ese reino esquivo, al que se dice tuvo acceso. El lector debe conocer, enfrentamos uno de los misterios mayores, según señala el protocolo esotérico. Bajo esta alerta, recapitulemos esta cronica, con modernos agregados. ¡Atended infieles!

Es interesante ver que el primer punto emprendido por Apolonio en su camino hacia la tierra sagrada, es nada menos que Taxila, actual Paquistán, y que como además expresé en mi trabajo sobre Asoka, aquella zona india, fue sede de la primera universidad del planeta. Después de esta notable escalada Apolonio y su fiel compañero, el sirio Damis siguieron el curso del río Ganges, hasta alcanzar las cadenas himaláyicas. A partir de allí, el relato adquiere tintes insolitos.

Según refiere Filostrato, el camino atravesado por Apolonio y Damis, empezó a desvanecerse, como si el paisaje mutara, y se transformara, evitando así lograr establecer, «un lugar de mención fijo».

En medio de este desconcierto, los viajeros fueron afrontados por un adolescente de piel negruzca, que se dirigió al sabio griego en estos términos:

“Su camino debe detenerse aquí, manifestó, pero han de seguirme, ya que los Dueños, me han dado la orden en tal sentido”.

Continúa Filostrato:

“La colina sobre que los sabios tienen su sede, dicen que es de alta como la Acrópolis de Atenas, que se alza sobre una llanura e igualmente bien dotada por la naturaleza, la fortifica la roca que es circundada en todo su contorno. Confirman además que habitaban la parte central de la India, y consideran la colina el ombligo de la montaña”.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»Apolonio de Tiana. Cortesía: tn.com

Y aquí doble atención lector, al examinar este pasaje transcripto por Filostrato, emanados de los diarios de Damis.

“Confirman que ésta tierra es la mejor de la India, y el mayor de los distritos de allí. A una separación de quince días de jornada hasta el Ganges, y dieciocho desde el mar hasta el monte de los monos (Montes Urales-Cáucaso), por cuyos alrededores se extiende. Toda la zona es una llanura oscura, y fértil en todo. La ciudad que hay al pie del monte y es muy grande, dicen, se llama PARACA. Desde allí hay que cubrir una jornada de cuatro días, a través de una zona fértil y productiva, hasta la ciudad de los sabios”.

Cuando George Mead estudioso ya mencionado leyó estas líneas, creyó Damis, había expresado mal algunas zonas geográficas narradas en sus diarios, puesto el término PARACA, respondería en verdad a Bharata, antiguo nombre de la India.

Aunque admiro demasiado a Mead, voy a disentir con su corrección. Es cierto PARACA no figura en el interior de la cronica India, y menos del Tíbet, si admitimos la Ciudad de los Sabios bordea estas latitudes. Pero eso no quiere decir PARACA no exista en el interior de la etimología de ese país, ya que el sánscrito admite PARACA, o mejor mencionado PARACAS, podría ser una distorsión de Prakash (luz-brillo), al igual que además de Parakash (vista distante). Voy a proponer al lector me siga el juego. Abandonemos la supuesta ruta oriental, y busquemos señal de PARACAS, en otro confín de la tierra.

Como el lector ya adivinó, quién busca pistas de PARACAS la encontrará en la zona costera del Perú, residencia del misterioso candelabro que lleva su nombre. Y donde esta escritora estima, se encuentra una de las entradas hacia la tierra de los inmortales. Otro apunte que refuerza nuestra teoría, es que la colina donde se asienta la ciudad de los sabios, es llamada montaña del ombligo. Y dejo aquí el lector siga extrayendo más deducciones en solitario, sobre de una América primordial, siendo bastión espiritual de larga data, asunto que venimos hablando desde gran cantidad tiempo.

La estancia de Apolonio en aquella zona enigmatica, camuflada como India o Tíbet, y que actualmente sospechamos su real ubicación se localiza en tierras sudamericanas, se extendió por cuatro meses. Apolonio habló rostro a rostro con el líder de esa comunidad, IarchasHiarchas o Yarcas según se desee, llamado el Santo Maestro o Jefe de la Jerarquía, y que la tradición esotérica identifica como un interlocutor sagrado, intermediario del mismo Dios.

Nuevamente apelemos a Filostrato:

“Al aproximarse Apolonio, los demás sabios los recibieron amistosamente, estrechándole las manos, mientras que Yarcas permanecía sentado sobre un elevado asiento, que era e bronce negro y estaba cincelado con figuras de oro. Los asientos de los demás eran de bronce, pero sin decoración y menos altos, así que se sentaban más debajo de Yarcas”.

Y según nos señala, Francisco Torricelli y María Libora Marín en Sambhala. La tierra de los Sabios:

“La descripción de un asiento como un trono real, señala que ostenta el doble cargo de gobernante y sacerdote, ya que dirige así mismo los rituales. El es quién imparte las enseñanzas solicitadas por Apolonio, ya sea en charlas secretas o en presencia de los diferentes sabios, y del mismo Damis. Es el principal interlocutor de Apolonio, de modo que tiene un papel protagónico respecto al resto de los brahmanes en la obra. Por otra parte, Yarcas, más que un nombre propio parece que ser el título que distingue al santo maestro, o principal jerarca de un grupo de maestros, o jerarquía”.

Apolonio abrumado por estos sabios los interroga sobre de su deidad. Aquí el diálogo recogido por Damis, resulta memorable.

“Duda lo que quieras, pues has llegado al lado a hombres que todo lo conocen. Preguntó pues Apolonio, si se conocían así mismos, creyendo que él como los griegos, consideraban complicado conocerse así mismos. Pero el santo Yarcas dando un enfoque contrario a lo que esperaba Apolonio, le manifestó: nosotros lo conocemos todo porque primero nos sabemos a nosotros mismos, pues ninguno de nosotros podría acceder a esta filosofía sin conocerse a sí mismo”.

Apolonio será declarante de escenas inverosimiles en la morada de Yarcas, asistiendo a rituales misterios y revelándose por parte de estos semidioses, poderes más allá de los concebidos. Clarividencia, levitación, lectura del alma humana, control de los elementos terrestres, don de la profecía, invisibilidad, inclusive el vuelo. Curaciones imposibles serán diferentes de los milagros observados, dando muestras de la materia dominada. igualmente, instruirán al futuro taumaturgo griego sobre la existencia el éter, el quinto elemento incluso no aceptado. Y transmitirán algo más, dirán, el Cosmos es cosa viva.

Anteriormente de partir de la tierra enigmatica gobernada por Yarcas, y quizás representantes del gobierno escondido del planeta, encargaron a Apolonio una misión, según cuenta Andrew Thomas en su espléndido, Shambala. Oasis de Luz.

“Ante todo debía esconder ciertos talismanes e imanes en zonas que en una era futura, adquirirían un concepto histórico ¿Se trataría de la enigmatica Chintamani de la Tierra de Shambala? Seguidamente, el filósofo debería arremeter contra la tiranía de Roma, y humanizar un régimen fundado en la esclavitud”.

Después de esta inverosimil experiencia Apolonio ya no será el mismo, debido a la naturaleza de sus conocimientos, que le valdrán ser tachado de mago y hasta nigromante. Cuenta Blavatsky.

“Donde quiera que fue reformó el culto religioso, y realizó actos maravillosos. En las fiestas asombró a los invitados produciendo pan, frutos, verduras y varios bocados exquisitos, que aparecían a su orden. Se animaron estatuas con vida, y las figuras de bronce de los pedestales tomaron posición, y realizaron las labores de los sirvientes. Por ejercicio del mismo poder, ocurrieron desmaterializaciones, vasos de oros y platas con sus contenidos desparecieron, inclusive los sirvientes desaparecían de la vista en un instantes”.

Apolonio de Tiana: el «Jesús Griego»La enigmatica gruta de Trofonio, donde Apolonio tuviera una de sus mayores revelaciones. Cortesía: raimondodisangro.wordpress.com

Apolonio además de sus curaciones milagrosas, llegará hasta volver a la vida fallecidos. Con coraje enfrentará a emperadores romanos, saliendo continuamente victorioso ante acusaciones infundadas. Una de las historias más más intrigante sobre de su vida, es su paso por el antiquísimo oráculo subterráneo de Trofonio en Beocia, cueva donde permanecerá siete días.

Allí le será entregado un texto clave sobre de misterios filosóficos, aunque desaparecerá de la vista pública, como diferentes escritos de Apolonio. La consigna es callar, el silencio. Pasados los un siglo, Apolonio abandonará el planeta de los vivos, aunque declarantes confirman varias apariciones después de esta muerte simulada. Porque los inmortales como bien conocemos jamás fallecen. Hasta aquí.

Conclusión

Una controversia que hemos evitado en este informe, es la comparación que demasiados suponen entre Apolonio de Tiana y Jesucristo. Los padres de la Iglesia alimentaron incluso más la llama, al manifestar el sabio griego como el Anticristo, asustados por sus fenomenología incompresible.

Indudablemente hay ciertos paralelos en cuanto a hechos, pero esta escritora toma partido y sostiene aunque hablamos de una misma raíz espiritual compartida, ambos protagonistas no son lo mismo. Cada uno con su misión, siendo la de Jesús la más llamativo por sus implicancias. sin embargo Apolonio representa el camino iniciático necesario para alcanzar esas diferentes alturas, la que el Cristo vino a educar hace 2.000 años. Continuará.

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