El SIDA como arma para reducir la población

El SIDA como arma para reducir la población

En 1984, Gallo presentó una solicitud de patente estadounidense para su invención del virus VIH / SIDA.

Cuando uno presenta una patente y se la aprueban, como en el caso del Dr. Gallo, el propietario de la misma tiene derecho al cobro de royalties por el uso de su invento. Para entender por qué Gallo no ha presentado aun una demanda para cobrarlos, hay que profundizar un poco más.

El virus del sida es el resultado de un programa federal llamado Virus Especial, que se desarrolló entre los años 1962 al 1978. Este “complemento” se añadió a unas vacunas que se inocularon en África y Manhattan. Poco después. el mundo estaba inmerso en una plaga vírica distinta a todo lo que se conocía hasta el momento.

El documento publicado por Robert Gallo en 1971 titulado “Reverse Transcriptase of Type-C virus Particles of Human Origin” es idéntico al del anuncio del sida de 1984.

A principios de 2016, el Dr. Gallo ha reconocido su papel como jefe de proyecto del programa Virus Especial.

El Dr. Leonard Horowitz ha promovido desde hace mucho tiempo esta misma teoría. Hace 10 años publicó un documental titulado “In Lies We Trust: The CIA, Hollywood, and Bioterrorism“, parafraseando el lema de los Estados Unidos  “In God we trust” (en Dios confiamos). En el documental, Horowitz trata de exponer la participación del gobierno de los Estados Unidos en un programa de bioterrorismo, provocando la propagación de virus como el SIDA y el Ébola.

Según sus afirmaciones, en una segunda fase del desarrollo de este programa biológico, las operaciones se centraron en el campo de la “Retrovirología”, que incluía la producción de destructores del sistema inmune similar al SIDA y Ebola, 15 años antes del supuesto descubrimiento del SIDA por el Dr Robert Gallo, quien anteriormente supervisó al sexto contratista de armas biológicas del ejército “Litton Bionetics”. Litton Bionetics, que era la filial médica del importante contrastista militar “Industrias Litton”, administró los programas del Instituto Nacional del Cáncer en Fort Detrick.
El documental incluye un enfrentamiento entre Horowitz y Gallo en la 11 ª Conferencia Internacional sobre el SIDA en Vancouver en 1997. Horowitz le preguntaba al Dr. Gallo si le preocupa que sus experimentos hubiesen dado lugar a la propagación del virus del SIDA a través de vacunas contaminadas contra la hepatitis B que fueron cultivadas en monos infectados por el VIH enviados por Litton Industries a la división de vacunas de Merck en Nueva York.

La teoría sobre el origen del SIDA que tiene más apoyos en la comunidad científica, es la de que se originó por un salto entre especies del virus SIV (virus de inmunodeficiencia en simios), que causa síntomas similares a los del HIV que afecta a los humanos. Este salto entre especies ocurre cuando el virus original entra en el organismo del nuevo huésped, y dentro de él ocurre una mutación que le permite diseminarse entre los miembros de esa especie. Para que esto ocurra, el virus tiene que tener mucha predisposición a generar variantes o mutaciones, como ocurre en el caso del SIDA, el SARS, el Ébola, la gripe porcina, o la aviar.

Según un estudio de la Universidad de Oxford publicado en 2014, usando aproximaciones estadísticas se puede determinar que el brote original ocurrió en Kinshasa (en lo que ahora es la República Democrática del Congo) en 1920. Las estimaciones de localización y datación se realizaron utilizando la primera muestra de archivo de VIH-1, también de Kinshasa. Las historias epidémicas del grupo M del VIH-1 y del grupo O no pandémico fueron similares hasta 1960, después de lo cual el grupo M experimentó una transición pandémica.

Por lo tanto, el virus del SIDA no es un invento nuevo, ligado a las estrategias belicistas de la guerra fría, sino que saltó al ser humano hace casi un siglo. En aquella época (y ni siquiera en los años 60), la ciencia no estaba suficientemente avanzada como para poder crear un retrovirus sintético.

Las primeras mutaciones tenían una transmisión más difícil, y por eso los brotes se mantuvieron a nivel local durante muchos años. La preocupación por este virus llegó a Occidente a principios de los 80, cuando los médicos observaron en colectivos de homosexuales cuadros similares, en los que aparecían simultáneamente infecciones de sarcoma de Kaposi (tumor maligno de origen vírico) y Pneumocystis jirovecii, una neumonía originada por un hongo oportunista.

En 1984, dos científicos franceses, Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier del Instituto Pasteur, aislaron el virus de SIDA. El Dr. Robert Gallo, estadounidense, pidió muestras al laboratorio francés, y adelantándose a los franceses lanzó la noticia de que había descubierto el virus y que había realizado la primera prueba de detección y los primeros anticuerpos para combatir a la enfermedad. Después de diversas controversias legales, se decidió compartir patentes, pero el descubrimiento se le atribuyó a los dos investigadores originales que aislaron el virus.

Hay que aclarar, que una patente sobre el VIH no es lo mismo que la patente de un aparato. Al patentar un aparato, se limita la producción del mismo al propietario de la patente, mientras que la patente de Gallo o Montagnier consiste en las especificaciones sobre cómo aislar el virus, o cómo determinar el genotipo del mismo. El hecho de que exista la patente no significa que la especie fuese modificada genéticamente en un laboratorio.

Volviendo a las acusaciones de “YourNewsWire.com” contra Robert Gallo, el documento publicado en 1971 no es igual a los publicados en 1984. En ese año, Gallo y varios colaboradores publicaron 4 artículos en la revista Science, alegando que el virus aislado coincidía con el que él mismo había analizado en el documento de 1971, lamado HTLV-III causante de leucemia.

La afirmación sobre el reconocimiento de la parfticipación de Gallo en el programa Virus Especial, es sencillamente falsa.

Dos de los investigadores que le ayudaron a Gallo en los estudios de 1984 son Mangalasseril Sarngadharan y Phillip Markham, colaboradores de Litton Bionetics. De ahí probablemente construyó la trama conspiranoica el Dr. Leonard Horowitz. En el minuto 5:42 del vídeo que incluyo en esta entrada, podéis ver a Horowitz preguntando en la conferencia de 1997 en Vancouver, si estaba preocupado ante la posibilidad de que la expansión del virus del SIDA pudiera haberse provocado por la contaminación de monos transportados por Litton hasta los Estados Unidos para la fabricación de las primeras vacunas contra la hepatitis B. La cara de Gallo lo dice todo. Su explicación es contundente.

Usted está mezclanco piñas, kiwis, uvas y cerezas y está haciendo un tutti frutti. No sé de qué demonios está hablando.

Mi charla en Mol, Bélgica, organizada por la OTAN, que por aquella época organizaba conferencias sobre multitud de temas, científicos y no científicos, trataba sobre trabajos realizados en la década de los 60, cuando yo aun no trabajaba en virología, y ni siquiera existían técnica de clonación genética.

Estoy un poco cansado de todo este tipo de tonterías y gilipolleces.

En primer lugar, el virus del SIDA existía mucho antes de que dispusiésemos de clonación genética.

En segundo, conocemos la secuencia completa del genoma del virus, y o tiene homología con ningún otro virus del mundo, excepto del SIV. No tiene nada que ver con virus de sarcoma de pollo, ni gatos.