El caso Marius Dewilde

El 10 de setiembre de 1954, en una pequeña población francesa
llamada Quarouble, situada cerca de la frontera belga, aproximadamente
a las 10,30 horas de la noche, el obrero metalúrgico
Marius Dewilde salió fuera de su casa, al oír ladrar a su perrita,
y vio con estupefacción una masa oscura en la vía férrea. Acto
seguido oyó unos pasos en la noche. Encendió una luz y se encontró
frente a dos seres que llevaban unos enormes cascos y lo
que le parecieron unos gruesos trajes de buzo. Tenían anchos
hombros, pero Dewilde no les vio brazos. Su estatura era de poco
más de un metro. Dewilde avanzó hacia ellos con la intención de
cerrarles el paso, pero apareció una luz en un costado del objeto
oscuro posado sobre la vía, y el hombre comprobó que no podía
efectuar el menor movimiento. Cuando recuperó el control de
sus miembros, los dos visitantes habían entrado en la supuesta
máquina y ésta despegó.
Esta observación clásica tuvo una extraña secuela, que hasta
ahora no se había publicado. Los investigadores privados franceses
que estudiaron el caso cooperaron estrechamente con los funcionarios
de la policía local, pero acudieron otros investigadores
al lugar, especialmente representantes de la policía del Ministerio
del Aire, que vinieron de París.
 Cuando se obtuvieron los resultados
de los análisis realizados con algunas piedras calcinadas
que se encontraron en el lugar donde Dewilde había visto al objeto,
resultó que ni siquiera la Policía pudo obtener información
sobre los resultados de estos análisis. Por citar las propias palabras
del jefe de policía local:
El organismo oficial que colabora con la policía del Ministerio
del Aire pertenece al Ministerio de Defensa Nacional. Este
mismo hecho ya excluye cualquier posibilidad de intercambio
de información.
El 19 de noviembre de 1954 se hicieron públicos los hechos
siguientes: la gendarmería confirmó que Dewilde había escrito un
segundo informe acerca de la observación de un objeto «en las
proximidades de su casa». (Más tarde supimos que este informe
describía en realidad un aterrizaje). No obstante, la gendarmería
dijo:
Dewilde y su familia han decidido, por miedo a la publicidad
adversa, no confiar a nadie este segundo incidente.
Además, las autoridades dijeron a los investigadores privados
—cortésmente, pero sin lugar a dudas— que cualquier nueva información
sobre estos incidentes sería considerada confidencial
por la gendarmería, y, por lo tanto, no podría divulgarse. 

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