Pero, finalmente, ¿para qué sirve dormir?

La privación prolongada del sueño puede conducir a graves problemas de salud en los seres humanos y otros animales. ¿Pero por qué dormir es tan vital para nuestra salud? Unos científicos han resumido todo lo que se sabe al respecto en una especie de manual de usuario y han demostrado por primera vez que a la edad de unos dos años y medio se produce un cambio espectacular en la utilidad del sueño.

Antes de esa edad de dos años y medio, el cerebro crece muy rápidamente. Durante la fase del proceso de dormir descrita como sueño de movimientos oculares rápidos (sueño REM por sus siglas en inglés), que es cuando más vívidamente tenemos sueños y pesadillas, el cerebro está ocupado construyendo y fortaleciendo sinapsis, las estructuras que conectan las neuronas entre sí y les permiten comunicarse.

Después de dos años y medio tras el nacimiento, se produce una transición que se caracteriza sobre todo por cambios en el desarrollo del cerebro. La utilidad principal de dormir deja de ser la ayuda en la construcción del cerebro y pasa a ser la ayuda en el mantenimiento y la reparación del cerebro, una función que mantiene durante el resto de la vida. Así lo ha determinado el equipo de Gina Poe, que lleva haciendo investigaciones sobre el proceso de dormir desde hace más de 30 años y que es profesora de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) en Estados Unidos.

Todos los animales experimentan de manera normal una cierta cantidad de daños neurológicos durante las horas de vigilia, y los desechos resultantes, incluyendo genes y proteínas dañados dentro de las neuronas, pueden acumularse y causar enfermedades cerebrales. El sueño ayuda a reparar estos daños y a limpiar los desechos, esencialmente limpiando el cerebro y retirando de él la basura que podría acabar provocando enfermedades graves.

Casi toda esta reparación cerebral ocurre mientras dormimos.

En la edad adulta, dormir permite que se realicen importantes tareas de mantenimiento en el cerebro. (Imagen: Amazings / NCYT)

El equipo de investigación, que incluyó científicos con experiencia en neurociencias, biología, matemáticas y estadística, llevó a cabo el análisis estadístico más exhaustivo del sueño hasta la fecha, utilizando datos de más de 60 estudios sobre el sueño en los que participaron humanos y otros mamíferos. Examinaron los datos sobre el sueño a lo largo del desarrollo, incluyendo el tiempo total de sueño, el tiempo de sueño REM, el tamaño del cerebro y el tamaño del cuerpo, y construyeron y probaron un modelo matemático para explicar cómo el sueño cambia con el tamaño del cerebro y del cuerpo.

Los datos fueron notablemente consistentes: Todas las especies, incluyendo por ejemplo conejos, ratas y cerdos, experimentaron una disminución espectacular del sueño REM cuando alcanzaron un grado de desarrollo equivalente al alcanzando por los humanos a unos dos años y medio de edad. La fracción de tiempo que los individuos de cada especie pasaron en el sueño REM antes y después de ese punto del desarrollo fue más o menos la misma.

Parece ser que el sueño REM disminuye con el crecimiento del tamaño del cerebro a lo largo del desarrollo. Mientras que los recién nacidos pasan alrededor del 50 por ciento de su tiempo de sueño en la fase REM, ese porcentaje cae a alrededor del 25 por ciento a la edad de 10 años y continúa disminuyendo con la edad. Los adultos mayores de 50 años pasan en fase REM aproximadamente solo el 15 por ciento de su tiempo de sueño.

“El sueño es tan importante como la comida”, subraya Poe, quien argumenta que la falta crónica de sueño probablemente contribuye de manera significativa a problemas de salud a largo plazo como la demencia y otros trastornos cognitivos, así como a la diabetes y a la obesidad. Para la mayoría de los adultos, lo más adecuado es dormir unas siete horas y media (sin contar el rato que la persona pasa despierta en la cama). En la infancia, se necesita dormir más, sobre todo en el caso de los bebés. (Fuente: NCYT de Amazings)

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