Alquimia: hermética sabiduría y milenaria búsqueda de la perfección

Hace casi dos mil años, un misterioso grupo de personas que recibían el nombre de alquimistas se embarcaron en una enigmatica y peligrosa búsqueda. En laboratorios rudimentarios, arriesgaban su vida tratando fabricar oro. igualmente pretendían alcanzar la sabiduría divina y el incognito de la vida eterna.

Hay varias hipotesis sobre la etimología de la palabra Alquimia. La más aceptada es aquella que dice que viene del árabe (al – kimia), palabra que heredamos en nuestro lenguaje de donde procede la palabra química, si bien literalmente kimia se traduce como «tierra negra». Con este nombre los egipcios denominaban a las tierras fértiles y negras alrededor del Nilo, que contrastaban con las blancas arenas del desierto. En consecuencia, el vocablo árabe, al – kimia, se traduce exactamente como el arte del país de la tierra negra.

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Hay diferentes hipotesis más cercanas a la leyenda, que confirman que procede del escrito de «Chemia», un texto de conocimiento incognito que aparece en la biblia, que nos cuenta como los ángeles caídos obsequiaron a las hijas de los hombres tras ceder a sus apetitos carnales, o que viene de la palabra «Khemeia» Griega que incluye metalurgia o inclusive extracción del jugo de las plantas.

El Hermetismo de la Alquimia

Desde el comienzo los alquimistas ocultaron aposta sus misterios al planeta. La alquimia no estaba concebida para que la comprendiera la villa, ya que se estimaba que sólo los escogidos por Dios o los iniciados que conocían aquel lenguaje eran capaces de leer sus símbolos, y los que eran verdaderamente puros podían alcanzar aquel maravilloso conocer.

Los alquimistas eran herméticos, inclusive sus apuntes, fórmulas, anotaciones y escritos no eran accesibles para cualquier profano. Múltiples veces estaban encriptados, escritos en clave para que sólo los iniciados pudieran interpretarlos. Bajo voto de silencio, estas recetas adelantadas a su era eran reveladas de maestro a aprendiz para que el incognito no saliera de ese círculo.

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Por otra parte, si juntamos ese absoluto secretismo que ya de por sí tenían con la carencia de documentación, sólo hay que soñar las implicaciones de esa destreza. La consecuencia directa de cambiar los metales a oro sería el poder absoluto.

A finales del siglo III, el emperador Romano Diocleciano, en plena expansión del imperio romano, se percató que, si los nativos de esas tierras negras son capaces de realizar oro, podrían pagar un ejército contra él. Así que mandó quemar todos los textos alquímicos que se encontraran en tierras de Palestina y Egipto. Y tambien la biblioteca de Alejandría, que se supone guardaba la mayor colección de escritos alquímicos fue destruida en el transcurso de los siglos en distintas ocasiones.

En vista de los sucesos, a nuestros días nos han llegado distintas escritos. Pero por desgracia el cosmos que ocupa la historia, cuando hay falta de documentación es rellenado por la leyenda.

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De lo que nos queda en la actualidad, es seguro que, para empezar el proceso alquímico, sea de transformación de metales, o sea la búsqueda de lo que llamaban polvo de proyección, los alquimistas partían de una base, la materia primigenia, pasando por las tres fases de la alquimia hasta terminar alcanzando ese grado de conocimiento ansiado.

El Sueño Dorado

Desde el comienzo de la sociedad el oro causaba fascinación. Bastantes lo han codiciado por lo que se puede comprar con él y diferentes lo han adorado como un signo de lo que anhelamos ser. El oro es un metal que no se corroe, si bien esté sumergido en agua de mar. La plata, el hierro inclusive el plomo se degrada con el tiempo.

Los faraones de Egipto fueron los primeros en extraer oro hace unos cinco mil años. Tal vez no es de extrañar que, en esta tierra de dioses y oro, la búsqueda de riqueza y del conocer divino estuvieran destinadas a ser una misma cosa en la empresa misteriosa y oculta que pretendía transmutar metales menores en oro y conseguir la perfección del alma humana: el antiguo arte de la alquimia.

Hermes Trimegisto

En cuantiosos escritos, ya sean de origen mesopotámico, griego o egipcio, el nombre de Hermes Trimegisto aparece por excelencia como protagonista de la leyenda alquímica.

La necesidad de localizar el origen difuso de estos conocimientos hace que todas esas sociedades tomen a Hermes Trimegisto como el origen de la alquimia. No es azar que el carácter hermético de la alquimia viene por su nombre. De Hermes – hermético.

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A Hermes Trimegisto se le atribuye la Tabla Esmeralda. se comenta que en caracteres fenicios y con punta de diamante, anotó toda esa sabiduría arcana en una esmeralda y ordenó ser sepultado con ella. No fue descubierta hasta que Alejandro Magno reveló su sepulcro y la arrancó de las mismísimas manos de Hermes y así se dio a conocer. en cambio, la convicción más extendida es que la Tabla esmeralda no existiera jamás, porque nunca se ha hallado, solamente se conocen traducciones del árabe al latín, pero tampoco se ha hallado jamás la sepulcro de Alejandro Magno.

Es muy posible que el legado de Hermes Trimegisto, al que bastantes pensaban que era el mismísimo Dios Thot egipcio, el mismo que le concedió al hombre la redacción, magia, astronomía y la medicina, haya sido recopilado por un grupo de sacerdotes que registraron su conocimiento práctico en escrito escrito.

La metrópoli de Alejandría

Creada en el siglo IV anteriormente de Cristo por Alejandro Magno, fue la capital del conocimiento, el mayor museo y la biblioteca más nutrida que haya existido, donde convergieron la sociedad Mesopotámica y egipcia, con influjo de la filosofía griega de era de Sócrates, Platón, Aristóteles.

Cortesía: xatakaciencia.com

Un apunte curioso es que la Biblioteca de Alejandría, que si bien se conoce que existió y que albergaba más de 700.000 volúmenes de conocer, nunca se ha hallado ni siquiera sus ruinas puesto que las referencias históricas son difusas y se ignora su ubicación exacta.

La metrópoli además poseía el mayor puerto de la era, y en sus amplios muelles finalizaba la ruta de la seda. Por ese motivo además tuvo influencias chinas, y es en Alejandría donde los árabes hicieron suyo aquel conocimiento y diera origen al nombre de alquimia. A partir de por lo tanto tuvieron diversos siglos para perfeccionar aquel conocimiento y iniciar su expansión a partir del siglo XII por medio el comercio.

Llegada de la alquimia a Europa

Su entrada a Europa se realiza a partir del siglo XII por la Península Ibérica y por Constantinopla, además capital del imperio Bizantino, y por lo que aprenderán los cruzados de los infieles. Cuando esa sabiduria comienza a entrar en Europa, los investigaciones estaban reservados solamente al clero y la realeza. La recopilación de los textos y las labores de transcripción tomaron cien años, y no fue hasta entrado el siglo XIII cuando aparecieron los primeros alquimistas europeos.

Cortesía: politicapublica.cl

La propia naturaleza de este reciente conocimiento empezó a llamar multitud de miradas y adeptos. Era una materia proxima a las artes ocultas, aquellas que perseguía la iglesia. En realidad, inclusive sus prácticas eran consideradas un tanto «sucias», ya que se trataba de llevar a la práctica esos principios de transmutación. Las labores de encender fuegos y hacer trabajos manuales no estaban destinados al clero sino a los hombres «libres».

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Este reciente arte hermético y pagano difícilmente iba a concordar con las creencias cristianas de la era. en cambio, los tratados alquímicos estaban escritos en clave que no los entendía cualquier persona que no fuese un iniciado. Al ser la sociedad una exclusividad de la iglesia hizo que estos tratados sean estudiados unicamente por sacerdotes de la era, sobre todo las órdenes de los Franciscanos o Dominicos, que se transformaron sin saberlo en los primeros alquimistas.

Cortesía: newmedia.ufm.edu

No es de extrañar que clérigos muy reconocidos por la iglesia como Santo Tomás de Aquino aparezcan como alquimistas. Él estableció que Dios no puede contradecirse con la lógica y por lo tanto la ciencia no posee que observarse limitada por la fe.

La evolución de la alquimia

En la era medioeval aparecieron más alquimistas como Roger Bacon en Inglaterra o Basilio Valentín en Alemania. La alquimia dejó de ser exclusividad de la iglesia y se acercó a los laicos. En el transcurso de la historia hay bastantes ejemplos de Alquimistas que afirmaron haber conseguido todo tipo de transmutaciones, pero no eran más que embaucadores. Por eso en 1317, el papa Juan XXII, prohibió la alquimia.

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Uno de los alquimistas más famosos del planeta medieval fue un monje inglés del siglo XIII denominado Roger Bacon, considerado el investigador más reluciente de su epoca. A pesar de experimentar durante años, Bacon jamás consiguió fabricar oro, pero inventó algo que causaría un vasto efecto en la historia: la pólvora.

Al tiempo que la fama de Bacon se extendía, además se extendieron rumores siniestros sobre lo que ocurría en su laboratorio. Se murmuraba que podía invocar al demonio y que había fabricado una cabeza parlante de metal y un espejo que predecía el futuro. Aquellos rumores serán más de lo que los superiores eclesiásticos de Bacon podían tolerar. En 1284 el Papa hizo que encarcelaran al monje acusándolo de herejía. El mayor alquimista de la Europa medieval pasó el resto de sus días en prisión.

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Diferentes tuvieron destinos más funestos y la gente asociaba el azufre con el demonio así que si entraban en su laboratorio y olía a azufre, no cabía duda de que habías estado con jurando al demonio. Por este motivo bastantes alquimistas medievales murieron en la hoguera acusados de brujería.

En 1317, treinta y tres años mas tarde de que apresaran a Roger Bacon, el papa Juan XXII tomó la decisión de terminar con los alquimistas de una vez por todas. La alquimia quedó terminantemente prohibida y aquellos que la practiquen serían castigados. Se les sancionaría con el pago al tesoro público en provecho de los pobres de todo el oro auténtico que hayan fabricado.  Si no disponían de suficientes medios para realizar frente al pago, se les consideraría delincuentes.

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Una Actividad Peligrosa

A pesar de la prohibición papal, bastantes alquimistas perseveraron a sabiendas de que su vida corría un grave peligro, tanto por aquellos que les perseguían físicamente como por las sustancias que manipulaban a diario. Hay que recordar que la mayor parte de los alquimistas experimentaban con mercurio y azufre. Entre los compuestos químicos que pueden elaborarse con estos elementos se incluyen el fulminado de mercurio, que es el principal componente químico de los detonadores y todos los distintos compuestos de azufre que se usaba para la pólvora. Si se vertía el mercurio en el instante equivocado, se podía realizar volar el horno, al alquimista y el laboratorio entero. En la edad media era habitual que varios quedaban mutilados y bastantes diferentes sencillamente desaparecían para continuamente, mientras varios perdían la vida en explosiones y diferentes sucumbían bajo la mano de hierro de la iglesia.

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En la misma era en Italia aparecieron nuevas maneras de pensamiento. Nombres como el de Dante Alighieri, dejaron de poner en el centro del foco a Dios, para ser reemplazado por el hombre. Toda esa influjo alquímica, alargar la vida, ese incremento de la razón como parte de comprender el planeta que nos rodea, la misma naturaleza no se verá como adversario sino como un aliado, y los que anteriormente eran artesanos empezaran a llamarse artistas. Ha nacido el Humanismo. Una corriente intelectual que va a empezar a expandirse por Europa.

Expansión de la Alquimia

La difusión de la alquimia en Europa coincide con un lapso muy notable. La sociedad comenzó a llegar a todo el planeta, tras la ficción de la imprenta por Guttemberg en 1444. Los libros se abarataron con lo cual la expansión del conocimiento y las nuevas ideas fue imparable. Pero por desgracia, si bien la alquimia creció en cuanto al número de adeptos, no tardaron en aparecen impostores. Usando trucos de magia, empezaron a hacer demostraciones públicas de transmutaciones engañando a los oyentes. Pero esa asociación de alquimia y magia, que al comienzo fue util para llamar a los más curiosos, acabó jugando en contra de la alquimia.

Símbolos en la Alquimia

De igual forma que los químicos actuales realizan labores con la tabla periódica, los alquimistas registraban su labor apoyándose en el uso de símbolos. Estos variaban de acuerdo con la zona en donde se empleaban y con las creencias que se seguían. por norma general, los símbolos representaban a los elementos, los procesos, los mundos y las unidades de medida.

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El triángulo era la figura geométrica que se dibujaba para representar a los cuatro elementos básicos ⁠(agua, aire, fuego y tierra), los cuales podían variar en la posición al estar invertidos o con una línea que los atravesaba de forma horizontal. Por otra parte, los elementos químicos “puros” considerados en el interior de la alquimia eran: bismuto, arsénico, azufre, litio, platino, antimonio, zinc, potasio, boro, fósforo y magnesio. Cada uno de ellos tenía un signo diferente, de acuerdo con el país y la tradición de origen. Los compuestos además tenían símbolos para identificarlos.

Existían tres elementos considerados como la materia prima de la composición humana, que eran mercurio, sal y azufre. El primero representaba a la mente; el segundo, al cuerpo; y el último al alma. A su vez, cada uno de los siete mundos (aquellos que podían observarse desde la Tierra) contaba con un tipo de metal relacionado a ellos. Estos eran: oro (Sol), mercurio (Mercurio), cobre (Venus), plata (Luna), hierro (Marte), plomo (Saturno) y estaño (Júpiter).

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En el interior de su labor, los alquimistas llevaban a cabo 12 procesos distintas e identificaban a cada uno de ellos con el signo de un signo del zodiaco. Anteriormente se afirmaba que estos procedimientos eran esenciales para conseguir transmutar una sustancia y varios incluso se usan en las ciencias y tambien en el hogar. La proyección era el último paso en la labor de un alquimista. Era la etapa en donde sucedía la transmutación, la cual poseía la intención primordial de transformar plomo en oro.

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La alquimia a partir del siglo XIX

Durante el siglo XIX permaneció invariable. El singular que intentó darle otro enfoque a lo que hasta por lo tanto se sabía de la alquimia fue Eugene Berthelot. Recopiló todos los datos posibles y se cuestionó qué puede haber de verdad en todas aquellas pociones, recetas y tratados que se conocían hasta por lo tanto.

Se le considera el primer historiador académico de la alquimia y eso bastó para resucitarla, si bien ya en el siglo XX, apareció además en Francia una figura considerada como el último gran alquimista: Fulcanelli, el pseudónimo de un personaje entre la realidad y la ficción, con el cual se firmaron los tres últimos tratados que se han escrito de la alquimia.

Marcellin Pierre Eugèn Berthelot. (Wikimedia Commons)

Hoy en dia, la alquimia se entiende más como un mito que un arte. Es una disciplina desaparecida, que ha provocado sitio diferentes prácticas más autenticos como la química o la meditación. en cambio, este tipo de materias de ensayo tratan en gran numero de ocasiones rastrear iguales respuestas a las cuestiones que se hacían los alquimistas de antaño.

El conocimiento actual pretende hacer mejores medicamentos, alargar la vida o mejorar la producción industrial. La industria va encontrando modernos componentes y experimentando modernos procesos de fabricación con el mismo fin de hace siglos. A este reciente conocimiento lo llamamos tecnología.

en cambio, la alquimia no ha desaparecido, sino que se ha reinventado. En el fondo todos poseemos un ápice de alquimistas al preguntamos qué tan ciertas fueron todas aquellas transmutaciones o qué contenían esas pócimas que se realizaban.