Mitos de Bolivia, leyendas e historias más populares

Conoce cuáles son los Mitos de Bolivia más importantes y populares de todos los tiempos. A continuación te presentaremos algunas de las historias de terror y urbanas que más impacto han causado entre los bolivianos y cómo las mismas han logrado perdurar en el tiempo.

Mitos de Bolivia

Mitos de Bolivia

En esta oportunidad vamos a conocer un poco más sobre los principales Mitos de Bolivia que forman parte de las creencias religiosas y culturales de este país situado en Suramérica. Entre las historias más populares se encuentran algunas relacionadas con apariciones misteriosas como los duendes y la mujer que se convirtió en ave.

Bolivia es una nación ampliamente famosa por su rica cultura y folklore. Se cree que es uno de los países con mayor nivel cultural del continente y se caracteriza por su mitología diversa. Su cultura ha sido adaptada por los predominios de una enorme variedad de agrupaciones étnicas que han poblado su territorio, y el rastro europeo marcado por la colonización española.

Para nadie es un secreto la amplia variedad de la mitología de Bolivia protagonizada por al menos 36 culturas étnicas. Es importante señalar que cada cultura boliviana tiene su propia mitología y leyendas, la mayoría de ellas hablan acerca de los orígenes, creencias o historia de un pueblo. Así como hay tantas culturas en Bolivia, asimismo existen cientos de mitos y leyendas de los cuales hablaremos a continuación.

La leyenda de Imaybé e Iniguazu Chiriguana

De acuerdo a la mitología de Bolivia, Imaybé e Iniguazu eran una pareja perteneciente a la tribu Chiriguano que resistió fuertemente a los intentos de invasión por parte de los españoles desde el comienzo del periodo de la colonización. La historia nos revela que Imaybé era la hija del cacique e Iniguazu era uno de los luchadores o guerreros más importantes dentro de la tribu.

Estos dos personajes estaban casados y esperando su primer hijo. En una ocasión, las tropas españolas asaltaron la aldea, incendiaron todo y mataron a hombres, mujeres y niños. A pesar de que los guerreros chiriguanos usaron toda su fuerza para defenderse, fueron abrumados por un armamento superior y muchos cayeron en acción, entre ellos el padre y el esposo de Imaybé.

Mitos de Bolivia

Ella se encontraba en el último mes de gestación y corrió hacia el bosque en un esfuerzo desesperado por salvar la vida de su hija, mientras oraba al dios Tumpa para que la ayudara. Se dice que el dios oyó su clamor y la convirtió en u toborochi en el preciso momento en que un grupo de soldados españoles estaba a punto de caer sobre los sobrevivientes que corría para matarlos. Así lograron salvarse, disfrazándose de árbol.

Leyenda del lago Titicaca

Según los mitos de Bolivia, los dioses de las montañas habían colocado a las personas en un valle fértil donde prosperaron bajo su protección. Se narra que la vida era buena y la gente muy feliz, las cosas seguirán siendo así siempre y cuando obedecieran la única restricción de los Apus la cual consistía en nunca escalar la montaña donde un fuego sagrado ardía perpetuamente.

Si bien es cierto que las personas acataron la orden, el Diablo no estaba muy contento de verlos y fue allí cuando persuadió a competir entre ellos para ver quién era valiente y se atrevía a desafiar a los dioses y escalar la montaña prohibida. La mayoría accedió ir en busca del fuego sagrado pero desafortunadamente, los Apus los capturaron a mitad de camino, los exterminaron y enviaron pumas a comer a los que se quedaban en el valle.

Este mito boliviano narra que al ver la destrucción de sus criaturas, Inti el dios del sol lloró durante mucho tiempo provocando una inundación en el valle. Se dice que solamente una pareja logró sobrevivir al torrente de lágrimas en un bote de caña. Después que pasó la inundación, se encontraron en medio de un gran lago, que había ahogado a los pumas enviados por los Apus, convirtiéndolos en estatuas de piedra. El lago fue llamado Titicaca

La leyenda de la creación

Uno de los Mitos de Bolivia más famosos en la historia tiene que ver con el principio de la creación, donde el dios Viracocha creó una Tierra sin luz, que estaba habitada por gigantes que no lo respetaban ni obedecían. Ante eso, el dios Viracocha provocó una gran inundación que acabó con toda la humanidad en el planeta. Después, decidió crear nuevas personas, en una forma y tamaño similar a los suyos, para instruirlos envió a un delegado de nombre Viracochan.

La historia habla que Viracocha fue un hombre sabio que se encargó de enseñar a los humanos todas las técnicas, habilidades y métodos de curación necesarios para la vida.

El mito dice que Viracocha fue el responsable de fundar la ciudad de Cuzco (Hoy en día Perú), creó una persona de la que descendieron los pueblos quechuas y profetizó la llegada de un gran imperio gobernado por ellos.

Se cuenta que no todos los humanos obedecían ni respetaban a Viracochan. Algunos se burlaron de él y se convirtieron en piedra. Una vez que cumplió su objetivo en la Tierra, el divino enviado entró en las profundidades de las aguas y desapareció para siempre.

Leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo

También se podría considerar como otro de los Mitos de Bolivia más populares de la historia. Éste habla acerca de dos héroes llamados manco Capac y Mama Ocllo. El mito cuenta que estos al ver el estado deplorable en que vivía los seres humanos, el dios sol Inti decidió crear una pareja y enviarlos a la Tierra para crear una civilización.

Se dice que aparecieron desde las espumosas aguas del Titicaca, caminando por encima de las aguas hasta la Isla del Sol, en medio del lago, con una vara dorada en sus manos que les mostraría el lugar donde la nueva civilización comenzaría.

La pareja se trasladó a un lugar llamado Huanacauri, donde la vara de oro se plantó en el suelo este era el lugar ideal y desapareció.

Después de eso el hombre Manco Capac empezó a enseñar a los humanos habilidades agrícolas y actividades relacionadas con la cría de animales, por su parte su hermana y esposa Mama Ocllo instruyeron a las mujeres en tareas domésticas y crianza de niños. Los emperadores incas afirmaron que descendían de esta pareja y, por lo tanto, del propio dios sol.

Leyenda del pájaro silbaco

Cuando hablamos de Silbaco, según la mitología de Bolivia, nos estamos refiriendo a un ave con una extraña llamada y cuya apariencia se dice que es demasiado impactante al punto de que aquellos tan desafortunados como para verlo pueden llegar a perder la audición o sufrir ataques cardíacos fulminantes que terminan con sus vidas.

Este mito habla que inicialmente el sonido del ave silbaco sueña como si se tratase en realidad de un silbido, pero mientras se va acercando más y más, ese sonido se convierte más bien en un chillido que te paraliza por completo el corazón. La historia cuenta que en una oportunidad, un hombre muy trabajador que tenía una esposa y dos hijos, se transformó en una criatura extraña, mitad hombre y mitad pájaro.

La esposa de este hombre, preocupada, pidió ayuda al sacerdote del pueblo quien hizo todo lo que pudo pero nada de eso evitó detener la metamorfosis de Pedro que se convirtió en un pájaro, feo, de color negro y con una llamada aguda a la que los aldeanos llaman Silbaco. El mito dice que el hombre era ahora un pájaro que huyó al bosque, para no ser visto nunca más. Por las noches se podía escuchar su silbido pero nadie lo lograba ver.

La leyenda del volcán Tunupa y su hijo Colchani

Este Mito de Bolivia cuenta que en los tiempos de la antigüedad, las formaciones naturales conocidas como volcanes tenían la capacidad de caminar y hablar. En su mayoría eran masculinos, menos uno llamado Tunupa que era una mujer. Este volcán, dice la historia, que se embarazó y dio a luz a un pequeño volcán del cual no se conocía su padre.

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Se narra que ante el nacimiento de este hijo volcán, los volcanes masculinos comenzaron a discutir entre ellos para saber quién era el padre, dado a que todos habían tenido una relación con el volcán hembra. Procedieron a arrebatarle el volcán joven y lo escondieron en una llanura lejana llamada Colchani. Furiosos ante esa situación, los dioses decidieron que los volcanes ya no caminaría ni hablarían y se quedarían paralizados como piedras.

La historia revela que al no poder caminar y por lo tanto no poder rescatar a su hijo, Tunupa empezó a llorar lágrimas blancas y lechosas que inundaron por completo toda la llanura y formaron las llanuras de sal de Uyuni. El volcán Colchani, hijo de Tunupa, es similar a ella y también se lamenta de no poder ir a ver a su madre.

La destrucción de Huari

Existen muchos mitos que se encargan de hablar sobre la destrucción de Huari. La mayoría de estas historias indican que había un dios maligno de nombre Huari que un día decidió enfrentarse a la tribu de Urus por haber seguido el camino del bien. Envió plagas y monstruos como serpientes y sapos para destruir a la población, pero la Virgen de Socavón acudió en su ayuda y luchó con el dios hasta que huyó y se escondió donde nadie más podía encontrarlo.

Oboish

Dentro de la mitología de Bolivia también existen algunas creencias de enfermedades misteriosas parecidas al mal de ojo, pero en este caso resultan mortales y son llamadas Oboist o Malpuesto. Este mal solo puede ser curado por los brujos que venden su alma al diablo. Los remedios van desde agua bendita hasta látigos con cintas elaboradas a partir de piel animal.

Los duendes

Al igual que ocurre en otras partes del continente, en la mitología de Bolivia también existen los misteriosos personajes llamados elfos o duendes. Las diferentes versiones hablan de ropa blanca, sombreros y otros atuendos particulares, pero todos comparten una hipótesis y es que son niños cuyos ojos muestran maldad.

De acuerdo a la mayoría de estos mitos bolivianos, estas criaturas murieron antes de ser bautizados y ahora andan haciendo bromas a sus víctimas. Algunas historias afirman que ello tiene una mano de hierro y con ella golpea a quien encuentra, otras historias lo relacionan con asesinatos.

Leyendas de Bolivia cortas

Cuando hacemos referencia a las leyendas de Bolivia estamos hablando sobre esas historias pertenecientes al género fantástico que se empezaron a narrar desde hace muchos años atrás, incluso se podría decir que algunas de estas leyendas se remonta al tiempo en el que aún no se conocía la escritura como la entendemos hoy en día.

Una buena parte de las crónicas que nacieron en la época antigua en Bolivia se dice que provienen desde antes de la llegada de los conquistadores españoles a tierras suramericanas. La mayoría de las historias están relacionadas con temas que tienen que ver con el origen del universo o las apariciones de animales o criaturas mitológicas.

La leyenda de la Viuda Alegre

Se narra que hace aproximadamente dos siglos, Martín fue a la fiesta del pueblo, debido a que sus hermanos menores le habían insistido mucho para que los acompañara a la celebración. Martín se podría decir que era un hombre muy reservado que pasaba la mayoría de su tiempo trabajando. Llegaron al sitio de la fiesta y rápidamente los hermanos de Martín encontraron con quien bailar.

Por su parte, él prefirió sentarse en un rincón a esperar que la fiesta terminara. En eso se le acerca una hermosa mujer, delgada de ojos negros y cabello rizado que le preguntó; ¿Qué haces aquí sólo? A lo que él le respondió; Yo solo vine a acompañar a mis hermanos. Las fiestas no me gustan, no soy ni buen conversador, ni mucho menos un buen bailarín.

-A mí tampoco me gusta bailar, le dijo la mujer a Martín quien le ofreció ir afuera para conversar un rato debido a que la música no les dejaba hablar bien. Esa noche la luna estaba espléndida y el clima era bastante agradable. Los dos comenzaron a platicar y luego de un par de horas se besaron apasionadamente, en eso la mujer miró al cielo dijo:

-Ya es muy tarde, debo irme a mi casa.

-Yo te llevo. Tienes razón, no es bien visto que una mujer soltera esté fuera de su hogar cuando se aproxima la medianoche.

Aquella hermosa mujer aceptó la invitación de Martín y os dos subieron al caballo para irse a casa. Sin embargo, el corcel en el momento exacto en el que la chica se subió en su lomo, relinchó de una manera como nunca lo había hecho anteriormente. Martín tomó el camino que conducía al pueblo, pero en ese momento la mujer le dijo:

-Mi casa está cerca del cementerio, por favor llévame para allá.

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-¿Qué? Pero en el cementerio no hay casas, dijo Martín, aunque obedeció las instrucciones que le habían dado.

Cuando llegaron a las afueras del cementerio, la mujer pegó un gran grito de terror. Hay quienes dicen que el grito fue tan impresionante que pudo escucharse hasta en el rincón más lejano de Bolivia. Cuando Martín volteó hacia atrás quedó impactado al ver que aquella mujer ahora se había convertido en un esqueleto andante. Se trataba de la viuda alegre, un espíritu que intenta matar de un susto a sus víctimas.

El Cóndor y la Chola

La historia que les vamos a contar a continuación está considerada como una de las más bonitas y conocidas en Bolivia. Había una vez una muchacha, la más linda del pueblo, que estaba encargada de cuidar un rebaño de ovejas. Todos los días se le veía recorriendo los prados, al lado de sus animales, dado que no quería que a ellos les pasara nada. Una mañana de verano, un cóndor de gran tamaño paso por ahí y miró a la joven.

El corazón del cóndor quedó completamente enamorado de aquella muchacha y trató de encontrar la manera de raptarla. Esperó hasta que el resto de pastores se marcharan a su casa y fue allí cuando utilizando sus garras, tomó a la chiquilla por los hombros y la elevó hasta lo más alto de una montaña, lugar en donde la criatura vivía.

Chola, como se llamaba la mujer, le suplicaba al cóndor que la dejara regresar a su casa junto a sus padres porque debía ayudarlos con las labores del campo.

La muchacha duró varios días secuestrada y fue perdiendo peso, no sólo por el temor que sentía, sino porque no había alimentos que comer en ese lugar donde la tenía encerrada.

El cóndor lo único que le llevaba todos los días era carne cruda, pero al no haber fuego, ella no podía consumirla. Fue en ese momento cuando el ave se dio cuenta que los seres humanos cocinaban la comida utilizando la lumbre. Una noche voló hasta donde encontró las cenizas humeantes de lo que había sido una fogata, tomó un trozo de carne y lo calentó ahí, hasta que cambió de color.

Después voló hasta donde estaba chola y le dio de comer. Sin embargo, continuaba suplicándole que la dejará salir para ir a su casa. Entonces el cóndor se dio cuenta de que no podía retenerla ahí, ya que ella nunca lo iba a querer. Haciéndole un gesto, el ave le dijo que se subiera en él y se agarra fuertemente de sus plumas, para regresar a donde pertenecía.

La muchacha volvió a sonreír después de muchos días. Luego el ave cumplió su promesa y al regresó a su casa sana y salva. Se cuenta que ella conservó una de las plumas del cóndor como un obsequio de su parte.

Mitos de Bolivia de Terror

En esta parte de nuestro artículo vamos a conocer algunas de las leyendas más famosas de terror en Bolivia. Para nadie es un secreto que este país también cuenta con algunas historias que transmiten miedo y que resultan espeluznantes para los lectores. No debemos dejar de lado el hecho de que los relatos de terror les fascinan tanto a chicos como a grandes.

El hombre que se transformaba en Sicurí

Cuenta la leyenda que una pareja de recién casados se fue a vivir a las cercanías de las orillas de la laguna de Yaguarú. En mencionado lugar, algunos de los vecinos ya habían advertido la presencia de una Sicurí, llamada así una serpiente de gran tamaño, bastante parecida a la anaconda). Los lugareños recomendaban que las mujeres y los niños no salieran de sus casas sin estar acompañadas por un hombre.

No obstante, lo que más llamó la atención de los presentes es que luego de la llegada de los forasteros, un hombre extraño empezó a merodear la puerta principal de la casa de estos.

De acuerdo a la descripción de los testigos, se trataba de un sujeto alto y espigado que vestía siempre de color negro. Un día, el dueño de la casa vio al extraño espiando y sin pensarlo dos veces sacó su escopeta y le disparó en tres oportunidades.

Al día siguiente cuando fueron a ver lo que había sucedido se percataron que afuera de su casa se encontraba una Sicurí muerta.

El féretro

El féretro está descrita como una de las leyendas de terror de Bolivia más asombrosas y terroríficas de todos los tiempos que de seguro de dejará con la boca abierta. Se cuenta que, en Potosí Bolivia, no debes salir después de medianoche los días martes o viernes.

La historia que te vamos a contar a continuación sucedió hace muchos años atrás, en la época que los españoles se hacen cargo de las minas de esa región.

Se cuenta que un matrimonio con cinco hijos llegó a esa región con la esperanza de hacer mucho dinero. El año en que la familia llegó a Bolivia, la más pequeña de sus hijas se enfermó gravemente de sarampión y luego de algún tiempo lamentablemente murió. Después de varios años, la familia retornó a España dejando los restos de la pequeña en suelo boliviano.

Pasaron exactamente 15 días de la partida de éstos, cuando varios mineros aseguran ver un ataúd llameante yendo en dirección a la estación de trenes. Lo más asombroso de todo esto es que cuando el primer rayo de sol se asomó, el féretro volvió rápidamente al panteón.

Los estudiosos de fenómenos paranormales dicen que todo pasó debido a que en aquel tiempo el tren que iba con dirección a la capital del país salía de Potosí los martes y los viernes a medianoche.

Leyendas urbanas de Bolivia

En esta ocasión queremos compartir con ustedes algunas de las leyendas urbanas de Bolivia más famosas de todos los tiempos. Este tipo de relatos se han convertido en muy populares en todo el continente latinoamericano, debido principalmente a que ahora dichas narraciones fantásticas se pueden compartir de manera fácil y rápida a través del internet.

Fantasmas en el Hospital del Tórax

Son muchas las personas que aseguran que en ese lugar aparecen con frecuencia fantasmas y otras entidades del más allá. Uno de los casos más famosos de este tipo de leyenda urbana fue el que aconteció a la enfermera de nombre Wilma Huañapaco un 4 de agosto cuando se encontraba laborando en una jornada de doble turno.

Eran exactamente la 1:55am y la enfermera se encontraba preparando los documentos de los pacientes a los que había atendido durante toda la larga jornada, para entregarlos al encargado del próximo turno. En ese instante la enfermera empezó a sentir que el ambiente se tornaba bastante denso. Su cuerpo fue invadido por una sensación de pesadez extraña.

Era como si algo la estuviera deteniendo en la silla donde estaba sentada. Se cuenta que otras de sus funciones corporales como el habla, el olfato, el oído y hasta la vista también se vieron afectadas. Hizo un gran esfuerzo y logró voltear su cabeza para mirar hacia atrás y en ese momento vio la silueta de un hombre de gran estatura, quien lo envolvía una extraña luz de color verde.

De manera misteriosa esa figura desapareció del lugar y la enfermera pudo continuar haciendo sus labores como si nada hubiera pasado. Ella asegura que no se trató de una alucinación porque estuvo todo el tiempo despierta, principalmente porque una enfermera no puede dormir cuando tiene demasiados pacientes enfermos a los que brindar atención.

La enfermera también relató que este tipo de experiencias extrasensoriales ha sido parte de su vida desde que estaba muy pequeña, ya que a muy temprana edad era capaz de percibir la presencia de espíritus. Lo cierto de todo es que en ese hospital no es el único caso que se ha reportado. Existen infinidades de informes en los que se asegura que algunos camilleros también han observado fantasmas de todo tipo.

Uno de los fantasmas que mayormente se ve dentro del hospital es un hombre que camina por los pasillos de urgencias. Su seña particular es que no tiene cabeza. Es importante señalar que este centro de salud llamado Hospital del Tórax, también Hospital General, se encuentra ubicado cerca de la morgue y de allí pudiera venir la explicación de todas las apariciones de fantasmas.

El fantasma del cementerio Jardín

La historia que vamos a narrar a continuación tiene la particularidad de que las personas que narraron lo acontecido pidieron resguardar sus identidades, es decir, permaneces en el anonimato. Para nadie es un secreto que, no sólo en la capital, sino en los diferentes poblados de Bolivia, la gente tiene sus propias leyendas urbanas.

Se tratan de hechos que han sucedido en un periodo reciente, pero que no cuentan con las bases suficientes como para considerarse historias verdaderas. La historia la narra una señora quien asegura que una noche iba con su esposo en dirección a su casa después de haber tenido una cena con unos embajadores. Aún les faltaba mucho camino para llegar a casa, por lo que el hombre decidió tomar un atajo y se dirigió hacía Sopocachi.

Cuando pasaban cerca del Cementerio Jardín, la mujer aseguró haber visto a una persona vestida completamente de negro. De inmediato, le pidió a su marido que detuviera el carro, ya que ella pensó que aquella dama tal vez tendría frío, tomando en cuenta que era invierno y no se veía que trajera ningún abrigo o algo para resguardarse de las bajas temperaturas.

Se fueron acercando poco a poco hasta donde estaba la mujer y llamaron su atención. La dama que vestía de negro los miró y al hombre por poco le da un ataque al corazón cuando se dio cuenta que no se trataba de una mujer sino de un fantasma. Sus ojos eran completamente blancos, no tenía pies, sino que flotaba por la calle en dirección hacia el cementerio.

Es importante señalar que éste no es el único cementerio de Bolivia donde las personas han asegurado haber visto la presencia de fantasmas o cosas paranormales que deambulan entre las tumbas tratando de encontrar el descanso eterno que se les ha perdido

Los cuentos de mi abuela

La historia que te vamos a contar a continuación ocurrió en la Plaza Murillo en La Paz donde para aquella época no tenía ni asfalto. Una noche Sebastián Cuevas “El Chapaco” salió a pasear en medio de un desvelo. El reloj marcaba un poco más de media noche y este señor caminaba por la plaza y mirando alrededor solo observó a una persona sentada en un banco.

Este sujeto estaba agachado, parecía como si estuviese dormido. Entonces Sebastián se acercó y le preguntó la hora pero esta persona no le respondió ni una sola palabra. Le volvió a hacerle la pregunta en varias oportunidades y de forma sorpresiva, el hombre levantó su cara y no era otra cosa que una calavera que le habló diciendo: ¿Sabes a quien estas preguntando?

En ese instante el Chapaco empezó a correr desesperadamente y luego de varias cuadras recorridas se le ocurrió mirar hacia atrás y observó cómo aquella calavera lo estaba siguiendo. Continuó corriendo hasta llegar a su casa, entró, cerró la puerta y juró que nunca más saldría de noche por las calles del pueblo. Aunque hay quienes dicen que el hombre volvió a salir tiempo después y se llevó otro gran susto.

El tapado de Rocha

La leyenda conocida como “El tapado de Rocha” habla acerca de un gran tesoro de monedas de oro puro que se encuentra escondido en un cerro de la localidad de potosí en Bolivia. Los lugareños cuando mencionan la palabra el tapado se está refiriendo a un tesoro escondido, un legado colonial oculto y que podría reaparecer en cualquier momento de la historia.

Los habitantes de esta localidad han mencionado en varias oportunidades sobre las grandes riquezas que yacen bajo tierra gracias a la codicia de los que no quisieron o no pudieron ostentarla dentro o fuera de la villa. La leyenda indica que todo lugareño, a la hora de derribar una pared o cavar en el suelo, tiene un ojo atento a ver si aparece un resabio del famoso tesoro de Rocha.

La leyenda del Guajojó

Esta leyenda narra que hace muchos siglos atrás, en una antigua tribu de la localidad de Chiquitanía, había una atractiva mujer hija del cacique de la tribu. Esta joven se enamoró perdidamente de un muchacho que tenía un estatus menor que el de ella, sin embargo, el amor pudo más que las clases sociales y ambos acordaron verse a escondidas para así demostrar el gran amor que sentían uno por el otro.

En una oportunidad, el padre de la muchacha se enteró de la aventura romántica de su hija y sin pensarlo dos veces decidió acabar con aquella relación a escondidas. Por medio de engaños llevó al novio de su hija al medio de la selva y cuando se encontraba bien adentro, el cruel cacique procedió a asesinar al pobre hombre, que sólo había cometido el delito de enamorarse de su querida hija.

La hija del cacique presintió que algo malo estaba ocurriendo con su enamorado y salió corriendo hasta la selva tan solo para ver que el muchacho yacía sin vida en el suelo cerca de su padre. Triste y dolida, la joven cayó en llanto y reclamó a su padre lo que había ocurrido y lo amenazó con contárselo a todos en la tribu. Su padre, quien también era un chamán, hizo una terrible acción para evitar ser delatado por su hija.

No se atrevía matarla por ser su hija, entonces por medio de una brujería la convirtió en una horrible ave nocturna. Antes de que la mujer fuese transformada completamente en ave, logró pronunciar el nombre de su amado “Guajojo”. Se dice que desde aquel día, durante las noches en la selva, se escucha el estremecedor y triste sonido emitido por esta ave maldita, reclamando el asesinato de su gran amor.

El duende

Cuenta la historia que en Santa Cruz había un duende. Esta figura tiene diversas maneras de vestirse aunque mucha gente dice haberlo visto con túnica blanca y un gran sombrero de sao. La leyenda que vamos a narrarles a continuación fue contada por uno de los lugareños y dice así: Un hombre pasaba sus tardes en Santa Cruz compartiendo con sus amigos y jugando.

Santa Cruz no era como ahora debido a que los campos estaban muy cerca. Ese día él y sus amigos acordaron reunirse para hablar de ello y fue cuando se les apareció un extraño individuo. Parecía como un niño pero la mirada delata muchas cosas y no la de precisamente un niño. Aquel extraño individuo jugó toda la tarde con los muchachos pero por la noche regresaba al bosque.

El hombre se alejó un poco del resto de sus amigos dado a que sus padres necesitaban ayuda y lo estaban llamando muy seguido. Así transcurrió un largo tiempo hasta que no los vio más. Cuando regresó al lugar todos habían cambiado. Eran más atractivos, groseros y peleones con todos. El niño misterioso había logrado encajar bien en el grupo, pero no de la manera más adecuada ya que insinuaba a sus amigos faltar el respeto a sus padres con insultos y bofetadas.

Una noche, uno de los amigos va a casa de este hombre desesperado debido a que sus padres, cansados de él, iban a castigarlo duramente con el chicote, así que le pidió ayuda a su amigo. El amigo pensó que hacía un bien en ayudarlo, pero en realidad se equivocó ya que él se portaba peor. Otro día, volvió a su casa a pedir nuevamente ayuda pero éste se negó.

Fue allí cuando aquel misterioso niño lo invitó a su casa, diciéndole que allí tendría de todo y no tendría que obedecer más a sus padres ni sus reglas. Pasaron muchos días y los padres de aquel muchacho comenzaron a preocuparse porque no aparecía ni llamaba. Uno de sus amigos les contó que el joven se había ido para el bosque a vivir.

Los padres del muchacho se van al bosque y por el campo, muy al fondo, encontraron partes de sus ropas botadas por el suelo y manchadas con sangre. La búsqueda continuó por cinco días hasta que encontraron lo que parece ser costillas y algún hueso largo. Así comenzó toda esta leyenda del duende, figura que se cuela entre grupos de amigos para llevarlos con excusas que tendrán casa, comida y no tendrán que obedecer a sus padres.

La olla de Barro

Cuenta uno de los abuelos del pueblo que hace varios años atrás, después de que los españoles se marcharon de suelo boliviano, comenzó a aparecer una fogata de ardía de repente y luego se volvía a apagar sola. Todo ocurrió en un pueblo del departamento de La Paz, donde este abuelo vivía junto a sus hijos. La leyenda empezó a ocurrir por el mes de agosto de cada año, en una montaña cercana al pueblo por la media noche.

Llenos de curiosidad, dos jóvenes del pueblo decidieron ir a verificar qué era lo que estaba sucediendo. Fue así como en una noche oscura fueron a ver de cerca el misterioso fuego que ardía. Desde aquella vez a los dos jóvenes no los volvieron a ver más en el pueblo. Atemorizados, los lugareños no fueron a buscarlos, pero un tiempo más tarde una persona que acostumbraba caminar por esas montañas, se encontró frente al fuego que salía del suelo por unos segundos, sin quemar nada.

Este hombre decidió quedarse a dormir en el lugar. Al día siguiente, se acercó a verificar de dónde era que provenía el fuego y observó un pequeño orificio en la tierra. Curioso, el hombre se puso a excavar y a unos dos metros de profundidad encontró una ollita de barro que estaba cerrada. La sacó del interior y cuando la destapó salió un gas tóxico de color verde.

Cuenta la leyenda que cuando ese gas se disipó vio que la ollita contenía objetos de oro que habían sido enterrados por los Incas cuando llegaron los españoles y esta persona si se sacó la lotería.

El condenado

Esta historia que les vamos a narrar a continuación tuvo lugar hace muchos años atrás en Playa Verde, Provincia Muñecas del Departamento de La Paz en Bolivia y se considera una de las historias más emocionantes de todos los tiempos. Un día, el protagonista de esta historia entró un poco tarde a su casa con algunas “kulas” para preparar la fogata.

Un poco después vino un hombre que tocó a la puerta para ser acogido en esa noche. No se percató, pro muy distinto a otros que usualmente solía pedir alojo. Habló con él y fue allí que luego de ofrecer gentilmente una taza de café, la cual entregó en la mano, pudo sentir el rose de su piel, percatándose que estaba totalmente helada y pesó: ¿Cómo aquel hombre había recorrido caminando hasta quedar tan frío?

A pesar de eso, sus intentos de ofrecerle algún alimento resultaron vanos. Solo quiso conversar como si en muchísimo tiempo no hubiera sido posible para él. Sus cuentos eran tan interesantes sobre el mundo, sobre los países, sobre la gente, que parecía estar como en una película. Se imaginaba en la mente todo lo que aquel hombre iba contando y hasta recreando sus hechos como si fueran de él mismo.

Por lo general, este tipo de personas necesitan entrar en confianza para generar desapego y poder conversar como si fueran simples individuos que ocasionalmente se encuentran en el lugar. Entró en la casa, fue muy amable y delicado con lo ajeno, pidiendo cortésmente cualquier cosa. En ese momento le ofreció servir un té, a lo que el hombre accedió.

Por más que intentaba mirarla, ver los enormes ojos que ocultaba esa cabellera larga que traía, no lograba. Apenas pudo distinguir que sus ojos cambiaban constantemente de color, quizás por el contraste de la luz y que las largas pestañas disimulaban las enormes ojeras que mostraban los ojos cansados.

La leyenda del balcón

La historia habla sobre un padre que tenía dos hijos. A los dos los dejó libres para que formara su propia familia y llevaran una vida libre. Fue así como el primer hijo se volvió un ingeniero exitoso adinerado, mientras que el segundo se llenó de muchas deudas. El segundo hijo, un tanto desesperado, corrió hasta que su padre diciendo y pidiéndole que le ayudará a resolver todos sus problemas económicos.

El padre lo que le ofreció fue una soga y le dijo que ahí estaba la mejor solución a sus problemas. El hijo no entendió muy bien lo que su padre le intentaba decir con aquella soga. Después de analizar las palabras de su padre, corrió hasta el balcón de su casa, se puso la soga al cuello, la amarró así mismo al balcón, y se ahorcó. En ese momento, el peldaño del balcón se partió y cayó oro. Resultó que era u “tapado”. Cuando el muchacho se dio cuenta de que sobre él caía oro ya era demasiado tarde.

El puente del Diablo

La siguiente historia se pasó de padres a hijos. Narra que en el pueblo de Potosí en Bolivia, existía un antiguo puente del cual decían ser más que un puente y ya veremos por qué. La historia habla sobre un joven campesino quien estaba perdidamente enamorado de una joven indígena muy bella, quien además era la hija del alcalde del pueblo.

La relación era prohibida para ambos por lo que decidieron verse a escondidas para seguir con su amor. El padre de la muchacha no aceptaba que el chico fuese novio de su hija por ser de familia humilde.

En una oportunidad, su padre sale por la noche a caminar y los encuentra. El chico y el señor empiezan a tener una discusión y su hija los detiene. Entonces su padre concibe una idea: Si quieres a mi hija, pagarás con dinero el amor que tienes, pero éste tendrás que tenerlo en una semana.

El muchacho no lo pensó dos veces y viajó hasta la capital del país para trabajar de cosas que hasta un animal no trabajaría, pero lo logró. Al quinto día decide regresar ya con el dinero suficiente para cumplir con el acuerdo al que había llegado con el padre de su enamorada. Decidió viajar en camión debido a que los autobuses no llegan al pueblo.

Ya estaba a punto de llegar, solo faltaba que pasara un barranco que al otro lado está el pueblo, pero empieza a llover y llover. El muchacho desesperado, pide ayuda al Diablo, quien contestó su petición y le dice que al cantar por la mañana el gallo su alma le será suya. El hombre acepta. Entonces el Diablo se pone a trabajar picando piedras, haciendo dicho puente.

En ese momento el chico se da cuenta que había actuado mal y pidió ayuda a Dios. De repente en la última piedra del puente se posan varios ángeles, no permitiendo que termine el puente. Así en la mañana canta el gallo y el muchacho salva su alma, pero desde entonces el puente queda siempre incompleto en un lado sin una piedra.

Podrán decir que se coloca una piedra y listo, pero muchos los han intentado y de la noche aparece una neblina y por la mañana se ve en el lugar del puente que la piedra se deshace. También se cuenta que a media noche aparece en medio del puente un hombre que mira el lugar donde falta y se posa en ese lugar, desapareciendo por la mañana y volviendo en las noches más frías que nadie aunque por broma se pondría ya que el frío no te dejaría descansar.

El Jucumari

Lugareños cuentan que en el monte de Chapare se perdió una cholita y un hombre que más que un hombre era un mono, es decir un hombre mono, la encontró y la llevó a una cueva. Así se quedó por largos años, no la dejaba salir de la cueva, aunque le daba comida, él no hablaba, era un simio. La leyenda narra que la cholita quedó embarazada del Jucumari y tuvo dos hijos varones que eran gemelos.

Aún así, la cholita no podía salir de la cueva. El Jucumari les llevaba la comida, que podía ser fruta o animales para que se alimentarán. Los gemelos crecieron, eran hombres monos. Algunos dicen que tenían pelos hasta en la cara. Crecieron y ya eran adolescentes. La madre les enseñó a hablar y todos los días les sacaba y cortaba el pelo de la cara. Un día lograron escapar de la cueva. Los niños ya eran fuertes y grandes.

El hombre lobo

La historia que a continuación te narramos sucedió en el bosque en Payrumani en la ciudad de Cochabamba. Si han ido alguna vez a este lugar les recomendamos no ir más adentro que las cascadas. Le contaremos la historia de un muchacho. La leyenda dice que este joven fue de paseo en compañía de un grupo de amigos para estar un par de noches en el lugar y disfrutar de todo lo que allí nos regala la naturaleza.

Entre el grupo de amigos se encontraba un chico que había escuchado que más allá de las cascadas había una pequeña laguna en donde se encontraba oro. Logró convencer a todos los del grupo y se trasladaron hasta el lugar. Caminaron durante tres días seguidos. Para mala suerte de ellos, nunca encontraron una laguna, pero sin darse cuenta entraron a un bosque que era como otro paisaje, debido a que no había montaña. Solo les quedaba volver atrás de donde vinieron.

Al cuarto día decidieron regresar con gran decepción y a causa de que les quedaba poca comida. Uno de los amigos del grupo fue a buscar un poco de agua, pero cuando se adentra más en el bosque, se encontró con restos de una especie de venado o ciervo, cosa que no corresponde a esa ciudad. El muchacho se asustó y fue de prisa a buscar a sus amigos y les contó lo que vio.

En ese momento se percataron de que no estaban solos en el bosque. Era la noche de ese día cuando hicieron una fogata para poder calentarse. De la nada oyeron un gran aullido y dijeron que era imposible, sin embargo, minutos después el aullido se hizo aún mayor y cercano. Corrieron al ver que algo venía tras ellos. Esa noche nunca la olvidarán ya que uno de ellos fue mordido por esa bestia.

Un hombre se les apareció y les dijo que tenían que matar a su amigo que había sido mordido por la bestia o de lo contrario éste los mataría a todos ellos. Por su propio bien nunca contaron las cosas que vieron. Se dice que hoy en día, en lo más adentro del bosque, continúa apareciendo esta bestia misteriosa y altamente peligrosa.

El Bibosi y el Motacú

La historia hablar que alrededor de la palmera Motacú nace un árbol corpulento que recibe el nombre de Bibosi. Su nombre científico es ficus boliviana. Se trata de una especie de higuera. Crece especialmente sobre las rocas y encima de otros árboles, sobre todo las palmeras, como una especie de árbol parásito. Las raíces ocasionalmente llegan a la tierra, bajando por el tronco del árbol que le hospeda. En medida que crece sus raíces y sombra terminan matando al árbol que le hospeda.

En relación a este árbol surgió la siguiente leyenda: Se dice que hace muchos años atrás, un muchacho fuerte y trabajador se enamoró perdidamente de una atractiva mujer. Enterados del romance, los padres de ella se opusieron a la relación y de inmediato arreglaron un matrimonio con un joven que le correspondiera.

Enterada de su impostergable enlace, la muchacha se encontró por última vez con su verdadero amor. Era de noche, hablaron largamente y ambos lloraron de la tristeza. Antes de despedirse para siempre, él la abrazó con tal fuerza que los dos murieron en el acto. Se cuenta que en ese lugar creció el primer Bibosi en Motacú. Bonita historia, cierto.

El cóndor y el Loro de cabeza roja

En una zona de la frontera, entre lo que hoy es Cochabamba y Potosí, había en los inicios de todo, el loro. Este animal era de plumaje verde oscuro, era del tamaño del cóndor, un ave Andina. En esa época los originarios decían que los animales eran hombres y mujeres y que ellos podían levantarse de sus formas animales.

La historia dice que el loro habitaba en la misma montaña que el cóndor pero, al ver que los pobladores mostraban más respeto a éste, comenzó a sentir un poco de envidia. Un día, cuando el cóndor buscaba su alimento divisó a una joven que era la hija de una familia del pueblo. El cóndor se enamoró de ella. Al día siguiente, él la agarró con sus garras y se la llevó a una cueva en lo más alto de la montaña. El loro observó todo lo que había ocurrido ese día.

Transcurrieron varias semanas y la muchacha ya estaba desnutrida por la falta de comida. El cóndor, al ver esto, fue de inmediato por alimento. Cuando regresó y notó que la joven no quería comer, se transformó en su forma humana conversando su plumaje. La muchacha asustada tomó la carne que le había traído y se la comió. Al ver esto él volvió a su forma original.

El loro, estando lleno de rabia por lo que había hecho, se llevó a la muchacha en su lomo a la aldea aprovechando que el Cóndor había ido en busca de comida. Cuando regresó el cóndor, al no ver a la muchacha, se dio cuenta de la presencia del loro. Este lo empujó por el acantilado y ambos salieron volando hacia una llanura. Allí se enfrentaron por casi tres días hasta que el loro bajó la guardia y el cóndor le desgarró el rostro.

Luego de la pelea, el cóndor se retiró y días después la misma muchacha pasó por ahí y vio la tremenda escena de plumas de color verde y negro, agarró una pluma negra y la guardó como recuerdo de su experiencia. Por esa razón los lugareños dicen que el cóndor se quedó con las heridas de aquel conflicto, con la nariz pinchada y la cabeza calva, por su parte el loro habita en zonas donde no hay ni un solo cóndor.

La chola sin cabeza

La historia que te contamos a continuación ocurrió en el pueblo de San Pedro donde un joven se enamoró de una cholo de lindos labios rojos y una cintura tan peligrosa que parecía las curvas del diablo. Dicen que no existía hombre alguno que no terminara enamorado de su belleza y este muchacho no fue la excepción. Un domingo la observó en la plaza del pueblo con unas cholas igual de preciosas que ella.

Pero al joven no le interesaban más que Domitila sin pensar se puso a seguirla y le daba curiosidad de saber quién era esa chola hermosa de cual solo su nombre había escuchado en el pueblo. El muchacho la siguió por casi dos horas hasta llegar a un puente que separaba el pueblo de la ciudad. Allí Domitila se separó de sus amigas por unos 15 minutos.

El muchacho vio que ella subía por una pequeña montaña donde había una choza de adobe y paja en la cima y unos perros se escuchaban ladras a lo lejos pues era más que evidente ya eran más de las siete y el cielo comenzara a oscurecer. Como pudo el hombre se acercó a la choza donde por una pequeña ventana se asomó a observar a la mujer de la que tanto hablaban.

En el interior de la choza solo se escuchaba gotear agua a un recipiente. Se asomó mucho más a la venta y vio el recipiente lleno de líquido rojo y una sombra solo se notaba cerca de él, parecía un gancho de carnicero por la sombra pero al ver bien era un cuerpo cercenado sin cabeza la cual estaba colgando sobre una mesa solo sobresalía el cuello por un borde de la mesa donde este solo colgaba.

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El hombre lleno de miedo se quedó mirando el cuerpo sin saber que pasó y sin moverse. De pronto un sonido demasiado fuerte se escuchó por los matorrales y salió corriendo cuesta abajo pero detrás de él se escuchaba un sonido de algo que se acercaba volando. Cada vez sentía la presencia más cerca hasta que éste desapareció por completo pero al mismo tiempo sintió que algo se posaba en su hombro.

Allí se detuvo a ver lo que se había posado y con una mirada de terror observó a su costado derecho y quien era más que la cabeza de Domitila quien lo miraba con una sonrisa malévola. El joven cayó desmayado del impacto. Ya había pasado una semana y Domitila seguía pegada a él, no había bajado al pueblo debido al gran miedo que sentía. Un día se le ocurrió una idea para escapar.

Salieron de la choza en la noche a pasear debido a que en la mañana sería peligroso que alguien los encontrara. Pasaron cerca de unos árboles donde había un panal de miel y le propuso a Domitila subir allí para bajarlo. Él le dijo que cómo lo haría si ella estaba pegada a él, allí la cabeza se despegó del cuerpo dejando libre al chico para que este fuera por la miel y el hombre vio esa oportunidad para escapar.

Así fue como el joven pudo escapar para siempre, mientras que la chola le gritaba desesperadamente: “Me engañaste, me engañaste”… Se cuenta que si ves una mujer hermosa de labios rojos y trenzas negras como la noche es sin duda alguna la Chola sin cabeza.

La calle de la oreja

Conocer cada faceta de la historia de Bolivia, te lleva a recorrer un sin número de relatos, que difieren unos de otros, pero que en esencia exponen la vida misma, éste no será un relato largo pero si exquisito para el paladar de vuestros lectores, así pues;

Cierra los ojos y viaja conmigo, hasta los primeros albores de la colonia, cuando los terratenientes y grandes magnates de minas vinieron a Bolivia, específicamente a las tierras de Potosí, por las reservas de plata y otros minerales encontrados en el interior del Cerro Rico de Potosí.

Las familias adineradas, que gozaban de todo lujo presentaban grandes fiestas, a las cuales asistían los nobles y gente muy proba.

A dos cuadras de la calle Chuquisaca, vivía Don Emiliano Borda, un notable Abogado en su tiempo, que quedo viudo cuando su hija María Dolores de 15 años retornaba de España luego de recibir la más cara educación. En aquel momento, ella y su padre se alistaban para asistir a las bodas de oro de padrino, quien aparte de ser el Gobernador de la Villa, también era el Comandante General de la Policía Boliviana Don Gonzalo Fuentes y Padilla.

Nuestro Gobernador, había formado a un hijo Antonio Fuentes cuyo porte militar, sobresalía a todos en la ciudad, además de poseer una fortuna envidiable por todos ya que al ser el único hijo poseía enormes tierras y riquezas en toda Bolivia.

Maria Dolores, que acosada por los nobles que asistieron a la fiesta, no mostraba ningún interés por ninguno de ellos, ni por el hijo del Gobernador cuya singular presencia estaba acompañada de un sin número de bellas doncellas ancianas por una mirada suya. Maria que gozaba de una hermosura sin igual entre sus pares, lanzaba suspiros por aquel que había sido su instructor en España y de quien luego de algunos minutos

Pudo escuchar muy levemente entre el hablar de los intelectuales. Nuestro ilustre letrado Manuel Mendoza De Castilla, a mas de poseer un enorme intelecto, no tenía fortuna y vino a Bolivia en busca de la misma, y siguiendo los relatos de Maria Dolores, sobre las riquezas de su país, que más que el afán de cosechar fortuna, no existía ninguna otra cosa para él.

Esa noche, el Padre de María y El Gobernador, sellaron en matrimonio LA MANO de sus hijos como era costumbre. Maria enamorada de Manuel, no aceptó tal situación y enterado Manuel en una tertulia llevada acaba días más tarde, lanzó un reto simulado y calculado para Antonio, obtener el amor de Maria.

Dicho reto no se concretó, así declararon en acuerdo de caballeros lanzaron el guante ambos, y como es costumbre CON EL GUANTE, quedaron en verse a las 6 am. la calle Chuquisaca acompañados cada uno por testigos, vanos fueron intentos de Maria y su padre por borrar este acuerdo que sin más se llevó a la hora acorde.

La elección de armas los floretes, cada uno con un estilo muy particular enfrentó al otro, producto de este encuentro Manuel quedó gravemente herido en el corazón y Antonio perdió la oreja izquierda.

Esa noche María desconsolada pidió a su padre entrar al convento de Santa Teresa, ya que ahí podría entregar su amor a quien no la haría sufrir, y rogo, por la Vida de Manuel, haciendo la promesa de no volver a estar con él si Dios salvare su vida. Antonio, días después se fue a La Paz, en donde años más tarde se casó a sabienda de la decisión de Maria.

El duende Camba

La historia que relatamos a continuación sucedió no hace mucho tiempo, aproximadamente por los años 70 en las afueras de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, especialmente en una zona de campo en la década de 1974. Para nadie es un secreto que la tierra cruceña ha presentado muchos cambios desde aquellos lejanos tiempos. En esa época existían campos cercas en los que tanto había plantaciones, explotaciones ganaderas y madereras que nutría a la creciente ciudad de ingresos económicos.

Un abuelo del pueblo, para esa época tenía un próspero negocio de venta de madera y él junto a su familia solían pasar mucho tiempo en el campo. Una mañana, la esposa de este abuelo se fue a lavar la ropa en un río que quedaba cerca de allí en compañía de su hijo menos que apenas tenía unos siete meses de edad. Ella dejó al niño en un lugar y se dispuso a lavar la ropa en el río.

Mientras se encontraba lavando, miró para observar lo que hacía su niño y en ese momento vio una figura extraña que se acercaba cada vez más. Se trataba de un ser pintoresco que iba descalzo vistiendo harapos, pero lo más curioso de todo era su vestimenta, la cual contaba con un enorme sombrero que le hacía sombra como si de una seta gigante se tratase.

Cuando la mujer notó que ese extraño ser iba en dirección a su hijo, corrió fuera del agua gritándole que se alejara, sin embargo, este ente extraño no se detuvo ante las voces y continuó acercándose al niño con una sonrisa burlona y dando pequeños saltos.

Cuando la mamá pudo salir del agua y llegar hasta su hijo, ya era demasiado tarde pues el misterioso ser tenía entre sus brazos al niño.

En ese momento recordó algunas de las historias de su abuela que contaba que los duendes tenían asco de que un niño se ha defecado y rápidamente le gritó al duende: Qué asco, el niño de ha hecho caca. El ser de inmediato dejó al niño en el sueño con una mirada asqueada y desapareció en la inmensidad de los árboles. Sin duda alguna una historia de terror que asusta a más de uno.

El forastero y la joven diabla

Cuenta la leyenda que hace muchos años atrás, un muchacho cuidaba su trigal todas las noches por mandato de su padre. Una de las instrucciones del padre del joven era que éste no se durmiera durante la guardia, pero a pesar de los encargos de su padre, el muchacho siempre se quedaba dormido y cuando amanecía una parte del trigal estaba comido por quién sabe qué animal.

Una noche el padre ya estaba angustiado por la situación y le ordenó a su hijo llevarse una almohada y dos agujas para cuando le diera sueño el joven pusiera una aguja en cada costado de su cabecera. Así lo hizo y como siempre el muchacho se quedó dormido, pero cuando él se movió las agujas lo pincharon y despertándose de un salto pudo observar un enorme animal que devoraba el trigal.

Se trataba de un todo colorado de impresionante tamaño. El joven tomó su machete y corrió hasta el animal y le causó una herida en una de las patas pero el animal pudo escapar. Al día siguiente el muchacho se fue a su casa y le contó todo lo que había pasado a su padre quien decidió seguir al animal puesto que estaba herido y los restos de sangre que dejó facilitan la búsqueda.

Llegaron a una cuesta, era un cerro alto y la macha de sangre seguía hacia arriba y ellos subieron. Los rastros de sangre indicaban que el animal se había metido en un agujero que había en medio del cerro. El joven entró al agujero con una punta del lazo amarrado a su cintura. Después de unas horas el muchacho informó que faltaba lazo para seguir.

Cuando lograron hacer otro lazo más largo, el muchacho terminó de entrar y cuando vio hacia abajo quedó sorprendido. Había otro mundo y los rastros de sangre llegaban hasta ahí. El joven se propuso a bajar a ese nuevo mundo en busca del animal. Su padre se quedó arriba en espera de su regreso. Caminando, el muchacho pudo llegar a la casa de una joven altamente hermosa quien lo invitó a comer algunas frutas.

Cuando llegó la hora del medio día la joven le pide al muchacho que se escondiera en un cántaro de semillas porque iba a llegar el padre de esta mujer quien al parecer comía humanos. La joven le dio mucha comida a su padre para que quedará saciado, aún así, su padre se levantó de la mesa en busca de ese olor especial. Descubrió al joven escondido dentro del cántaro y lo sacó de allí inmediatamente.

El hombre era el diablo que quería comerse al joven pero su hija le dice: Es mi novio. El diablo, sorprendido y no de acuerdo, encerró a la joven en un cuarto oscuro y le dijo al muchacho: Si no te vas te voy a comer.

El joven testarudo no le hizo caso. Por más de cinco oportunidades intentó robarse a la joven. La hija del diablo cada noche escupía en una fuete hasta que un día logró llenarlo y le dijo a su enamorado:

-Vete que mi padre te comerá esta noche y le dio el plato de saliva diciendo que eso lo guiará de regreso a casa. Cada vez que el joven se sintiese perdido, tendría que tomar un poco de la saliva, colocarla en el camino y preguntar hacia dónde seguir. Dale un golpe y ella te enseñará el camino, le dijo. Pero no miras hacia atrás hasta que cruces el tercer cerro, advirtiéndole si miraba se convertiría en piedra.

Antes de cruzar el último cerró, el joven no obedeció a su enamorada y volteó para atrás y de inmediato se convirtió en piedra. Desde ese momento el joven está convertido en piedra y nunca llegó a casa. La leyenda dice que toda su familia murió esperando el regreso del muchacho.

La virgen de las siete calles

Cuenta la historia que en Santa Cruz de la Sierra existía una pareja de novios que se casaron y tuvieron a una hija bastante hermosa, considerada la niña más bella de toda la ciudad quien llevaba por nombre Zora. Un día los padres de la niña (Antonio y Aurora) decidieron salir de la hacienda donde vivía para dar un paseo por el campo, en tono romántico. De pronto Antonio oyó algo entremedio de la maleza y fue a averiguar qué era y observó que se trataba de un tigre.

Aurora fue detrás de su esposo. Confundiendo a su amada por el temible tigre, Antonio le dio un disparo que lamentablemente acabó con la vida de su mujer. El hombre no podía con la culpa de haber matado al gran amor de su vida y dejar a Zora (la virgen de las 7 calles) a cargo de su tía paterna. Antonio se dedicó al alcohol y provoca un incendio en su casa donde muere, dejando a la niña al cuidado de su tía, quien odiaba a la niña por ser bella.

Esta tía la abandona en la calle. Transcurrieron los años y la niña creció y se convirtió en una hermosa mujer envidiada por todos. La tía la vende a un hombre para esposarla porque eran demasiado pobres. Zora, después de recibir tanto maltrato, pensó que era lo mejor. A pesar que no estaría de acuerdo, se casa con ese señor mucho mayor que ella.

Después de un tiempo el esposo de Zara la deja sola y una amiga de ella la invita a una fiesta en el pueblo. Allí conoce a un joven y terminan enamorándose los dos perdidamente.

Un día le avisan al marido de Zora que ella tenía un hombre que la estaba pretendiendo. Éste, celoso, vuelve a buscar a Zora dejando en otra ciudad a otra esposa. Al llegar, encontró a Zora con su amante y quiso matarla, pero el amado de ella recibe el disparo y murió en el acto.

Después del incidente, el marido de Zora la vuelve a dejar sola y ella jura que jamás se volverá a enamorar de nadie. Por eso comienza a recibir el nombre de la virgen de las siete calles porque ella vivía en una esquina donde se juntaban siete calles. Su historia es muy famosa, tanto que realizaron una telenovela sobre su vida.

El monstruo del lago Titicaca

Esta es una de las leyendas más cortas pero interesante que podemos encontrar en la historia de Bolivia. Cuenta la leyenda que había una lagartija que una vez se metió al lago y con las aguas sagradas creció hasta más de 30 metros de altura. Cómo se sentía un poco triste y sola, se introdujo al fondo del agua y hasta hoy en día nadie sabe de su existencia o paradero.

Leyenda del Condenado

Antes de conocer la historia, lo primero que debemos aclarar es a qué nos referimos cuando hablamos de un condenado. El condenado es un alma que no puede ir al cielo, es decir su alma queda en su cuerpo y vaga por todo el mundo como alma en pena solo que se queda en su cuerpo. Se dice que estas personas están condenadas por haber hecho algo malo o haberse suicidado por alguna tragedia.

Cuenta la leyenda que un día unos abuelos que vivían en Kilpani escucharon que alguien estaba tocando insistentemente la puerta.

El hombre parecía como un vagabundo y estaba completamente sucio. Este hombre les pidió quedarse en su casa esa noche. Ellos recordaron que los condenados comen a la gente y sintieron mucho miedo y desconfiaron de ese extraño hombre.

Decidieron solo darle comida, pero los condenados no comen, solo comen carne humana porque están condenados. El extraño ser rechazó la comida pero luego de tanta insistencia por parte de los abuelos, el hombre accedió, pero al comer la comida le salió por la garganta inmediatamente. Después de eso el condenado salió huyendo de la casa y nunca más lo volvieron a ver por allí.

Un duende

Esta es una leyenda familiar que narra una madre del pueblo. La mujer asegura que una vez observó a un duende en Beni – Trinidad, cuando ella se encontraba jugando con sus hermanos. Ellos corretearon y la dejaron sola y dice que en ese momento se le apareció en escena una persona pequeña con la cara arrugada que le silbaba y que le quería pegar.

Ella no encontró otra reacción sino llorar y fue allí cuando vino por ayuda su madre y le preguntó qué estaba pasando y ella le dijo con mucho miedo: Un hombre pequeño me quiso pegar y su madre no le creyó nada de lo que le estaba contando su hija pequeña.

La mujer de las sombras

Se cuenta que en lo más profundo de las montañas que rodean la ciudad de Oruro, en un oscuro y tenebroso lugar abierto dentro de las montañas, vivía una mujer de cabello rojo, joven y bastante hermosa. Esta joven siempre estaba alegre, se la pasaba cantando y bailando, dando vueltas en círculos cada martes y viernes. A las once de la noche mágicamente comenzaba una gran fiesta, pero no de personas sino de espíritus en carne y hueso, donde las mujeres esperan a los muchachos más descuidados y torpes.

Una noche, cuatro chicos atrevidos pasaron por el lugar. Cuando oyeron la música sintieron curiosidad por investigar de dónde venía y cuando se acercaron se sorprendieron al ver mucha gente bailando y cantando. De pronto, fueron invitados al baile por aquella chica de pelo rojo quien escoge para bailar a uno de los jóvenes de pelo rubio.

Poco después, la mujer se lleva al joven a otro pasillo de la mina. Allí comenzó a abrazarlo y besarlo apasionadamente, pero él no se dejaba asegurando que tenía novia. A pesar de ello, la mujer insistía. Volvió y buscó a sus amigos para irse del lugar, pero no los encontró y ahí en medio de tanta gente se paró un momento y en un solo parpadeo, todos los de la fiesta desaparecieron.

En ese momento el muchacho empezó a temblar de miedo y llamó a gritos al resto de sus amigos pero nadie respondía a su desesperación. Allí trató de encontrar la salida del lugar pero no la hallaba. La mujer de pelo rojo lo agarró de la espalda y le preguntó: Por qué te quieres ir, quédate conmigo, yo te haré feliz. El muchacho se alejó de ella.

Cuando la miró a los ojos, de la cabeza de la chica empezaron a crecer unos cuernos. El joven tembloroso corrió hasta que pudo salir de la mina. A los pocos metros cayó desmayado. La leyenda dice que nunca recuperó la razón y poco a poco fue enloqueciendo, cantando y bailando en círculos al igual que aquella misteriosa mujer.

La casa del destacamento

Las abuelas del pueblo narran que en una casa antigua habitaba un señor que tenía un hijo bastante querido pero una terrible enfermedad lo separó de él. A partir de allí el señor no paró de llorar. Tuvo un sueño en que le aparece su hijo diciéndole que no dejaría de estar en paz hasta el día en que su padre dejara de estar triste. Dicen que después de eso el señor dejó de llorar.

El tigre gente

Antes existían grandes sabios de los Movimas. Ellos dominaban la mente. Realmente hacían maravillas, hasta incluso se transformaban en animales, en el animal que ellos deseaban.

Los sabios se apartaban de las tribus a lo más profundo de la naturaleza y de allá retornaban con más sabiduría. Al regresar, ellos ya tenían en mente cómo querían trabajar, si querían ser músicos o si querían transformarse. Aprendían todo por medio de la mente, por medio de los astros del cielo, por decir mediante la luna, el sol, lo hacían por medio de eclipses del sol, de la luna.

Pero los antiguos prohibía enseñar esa sabiduría a otras personas, y actualmente se ve cómo nuestra cultura está prohibida. Me contaban mis abuelos, mi abuela, nacida el año 1898 ya en el pueblo de Santa Ana de Yacuma. En esos tiempos, cuando ella era chica dice que sucedían estos casos, le contaba su mamá a ella. Le contó así que cuando recién llegaron a Santa Ana, había una familia que apellidaba Pobosno. La madre de esa familia era una gran sabía, y se transformaba en animal.

Pero, en ese tiempo, los sabios no lo hacían para hacer alguna maldad sino para poder sobrevivir en sus cacerías, porque en ese tiempo no había ganadería en Santa Ana de Yacuma. Ellos vivían sólo de la cacería de animales silvestres. Cazaban ciervos y taitetúes ariscos. Para eso aprendían a transformarse en animales. Se transformaban en tigres.

Resulta que un día llega una mujer blanca y la convence a esta indígena, a esta de Pobosno, para que le enseñe, y la sabia Movima quebranta la ley de los indígenas. Desobedece y le traspasa su conocimiento a una persona desconocida. Esa persona extraña aprende bien.

En ese tiempo, en San Francisco había una coquina. Era el mes de los coquinas, el mes de febrero. Entonces, se va un jovencito a recoger coquina con su hermano que era una criatura. Se van, y llegan a San Francisco que es lejos del pueblo. Dista a unos 10 km. de la población.

El joven se sube arriba de una coquina y allá menea lo gajos, y caen los coquinos maduros. El pequeño los va recogiendo, cuando de repente, se aparece un animal, un tigre y le coge a esa criatura. El hermano arriba, se queda calladito:

“Caramba, una fiera, un tigre. ¿Qué hago?” dice el muchacho y se queda quietingo arriba. No mueve ni un gajo.

Ve cuando el tigre arrastra a su hermanito, lo mete a un chichapisal y ahí lo tritura. Se lo come, completamente. Termina de comer al niño y el tigre se va. Ahí, en San Francisco, antes, cuando llegaban los indígenas hacían sus pozas,

su pauro, ahí tomaban agua, se bañaban y sacaban barro para sus casas, para hacer sus adobes. Ahí dejaron un totoral con agua clarita y este tigre se fue ahí.

Dice que el tigre se desvistió y salió en cuero a la loma a la orilla de un tapizar. Era una tigra, una mujer blanca tigre. Se va dice a la posa, desnuda como Eva. Llega y se aplasta en las orillas del pozo y desata el nudo de su cabello. Lo exprime, pura sangre, se lava la cabeza.

Mientras ella se estaba lavando, se baja el joven que estaba arriba del coquino. Despacito, llega abajo, donde ella estaba agachada con el cabello inundado, pura sangre, lavándose.

Espera el chico que termine de lavarse el cabello. Cuando la mujer tigra termina de lavarse lo ve al jovencito y éste la agarra del cabello y la arrastra. Se la lleva con destino al pueblo.

Grita la mujer, le calma, le dice que le deje ponerse su vestido. El joven no quiere, y se la lleva. Llegan al pueblito. Entonces no había calles, eran sólo sendas, caminos carreteros. La mujer sigue gritando. Salen los pobladores, los indígenas. Le quitan a la mujer, cogen al muchacho, y quieren aplicarle la ley comunitaria pero el muchacho dice:

“La traje porque ésta no es un ser humano, es un animal, es un tigre, y ahí está su cuero, esa es mi prueba. Se lo comió a mi hermanito.”

Salen, los padres del joven, lo reconocen al hijo y le preguntan:

“¿Y tú hermano?” “Se lo comió ella.”

Entonces los padres abogan por el joven, le llaman al Cacique. Antes no había autoridad más que el Cacique. Era la máxima autoridad de la población y él era el que dominaba a toda la gente. Después envían una comisión a San Francisco, y llegan allá.

Efectivamente pillan el cuero. Dice que se movía, se movía ese cuero, estaba vivingo. Lo ponen en un palo que nosotros llamamos chichapi. Alzan el cuero entre dos y la comisión vuelve al pueblo. En el pueblo dicen que lo que contó el muchacho era cierto. Queman el cuero y la mujer muere. Eso es lo que sucedió en Santa Ana de Yacuma.

Y realmente, desde entonces, ya los nativos prohibieron ese aprendizaje, prohibieron esa cultura. Dijeron que no servía porque muchos desobedecen y enseñaban a otra gente y otra gente lo ocupaba para otras cosas, para otros fines, ya no lo ocupaban como nuestros ancestros. Los indígenas lo utilizaban para el sustento cotidiano de ellos mismos. Es una leyenda porque eso existió. Fue una cosa verídica que ocurrió en Santa Ana de Yacuma, antes de la evangelización.

Mitos sobre el Illimani

Para nadie es un secreto la gran importante que representa Illimani, la montaña que domina la ciudad de La Paz en Bolivia. Esta montaña a lo largo de toda su historia guarda unas impresionantes infinidades de mitos, entre ellos el mito que habla acerca de que Illimani tiene una fuerza magnética y que atrae a aviones y helicópteros, además que hay montañistas congelados en una cueva que se encuentra siempre bajo vigilancia de un demonio del frío.

La niña de ojos negros

Cuenta la historia que una vez había una niña como cualquier otra niña común del pueblo. A ella le encantaba jugar y su madre siempre la miraba para que no le ocurriera nada malo. Un día, la pequeña se enfermó y luego de varios estudios médicos, los especialistas determinaron que la niña tenía cáncer. La madre, un tanto desesperada, no encontró otra solución que hacer un pacto con el mismísimo diablo.

El deseo de aquella madre desesperada era que la niña se curara y volviera a ser la misma de antes. El diablo pensó el pacto y aceptó, pero le dijo a la mujer que aceptaba el trato pero con una condición: Tu hija tendrá los ojos negros. La madre aceptó. La leyenda dice que desde entonces la niña recuperó por completo su salud pero ahora tiene los ojos negros.

El Diablo del corregidor

Terrorífica es la historia que vamos a contarte, pero ella es la purísima verdad, y el que la ponga en duda puede consultar las crónicas de Potosí, y acaso de no dar crédito ni a las crónicas, puede preguntar a los vecinos de Paucarcoto, y sin duda del testimonio de estos apele a la palabra de los habitantes de ese lugar a principios de 1600 que a fe han de tener la memoria fresca.

Y basta de introducción y adelante con los faroles. Cerca de Potosí existe un pueblo llamado Paucarcollo, célebre por haber sido gobernado durante siete años por su majestad cornuda en persona, allá en los primeros tiempos de la Conquista. Pues, señor, un día de esos, se presentó en el mencionado pueblo un caballero de capa colorada, a tomar posesión del corregimiento, con despacho en forma del mismo Virrey de Lima; visto lo cual se le entregó el mando sobre la marcha.

Nadie sabía quién era ni por donde había venido, aun él protestaba ser de raza española y se daba ese tono y ese aire de importancia que se dan, cuando les sopla el viento de la fortuna los que nada valen y de ella tienen conciencia.

Poco tiempo tardó para que los vecinos empezaran a sospechar que su nuevo corregidor era el mismo Diablo; y sus sospechas crecieron cuando observaron que la daba de beato, aunque sin querer nunca penetraba en la iglesia; pues no oía misa ni en los días de fiesta; aunque el mismo se colocaba en la puerta del templo los domingos y apuntaba en un libro, (rojo que había de ser puesto que era del diablo) a todos los vecinos que iban a la misa, a los que después les hacía aplicar cincuenta azotes en la plaza pública, por esta falta y para corregir la indevoción con él decía:

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“Él, entre tanto”, dice Flavio, “se paseaba a largos pasos por la plaza frente a la parroquia, mirando al soslayo a la puerta, envuelto en los anchos pliegues de su capa colorada”.  Fiscalizaba hasta la vida privada de todas las personas y era tan excesivamente severo con los pobres indios, que ya los tenía desesperados. Jamás aflojaba la capa roja y bajo de ella un gran sable, que es el arma favorita de los diablos. Visitaba a todos los del lugar menos al cura, pretextando que no era de sus mismas opiniones en política.

Muchas veces se había pensado en hacer una revolución para derrocar a tan odioso corregidor, pero apenas un individuo pensaba en esto cuando ya estaba preso; así es que el corregidor infundió tal miedo en el lugar que ya todos se conformaron a soportar tan endemoniada tiranía. En tal estado se hallaban los infelices habitantes de Paucarcoto, cuando un día, y como caído del cielo, llegó un santo misionero, al que con la mayor reserva del mundo, algunos vecinos honrados vecinos manifestaron sus sospechas respecto del maldito Corregidor.

“Hijos míos”, les dijo el religioso: “puede ser que efectivamente vuestro corregidor actual sea el mismo demonio en figura humana y que Dios haya permitido que él os gobierne, a él entrenados por vuestras culpas.

Lo mejor es hacer penitencia para que Dios se digne libraros de él, y gracias a que estamos bajo el gobierno del Rey nuestro señor, que bajo el régimen monárquico, el diablo puede aspirar a ser Corregidor cuando más; pero yo os profetizo que día vendrá que en estos países de América desconozcan la autoridad paternal de los reyes de España y reclamen la república… Entonces, hijos míos, el rabudo no se contentó con un humilde corregimiento y aspirar a puestos mejores en las repúblicas de esta América Española”.

Al día siguiente de esta conversación, el misionero, que no sabía qué pensar acerca de este misterioso corregidor y de las mil diabluras que a él le habían contado los vecinos más respetables del pueblo, resolvió encaminarse a visitarlo y observar atentamente.

Encontró al señor corregidor que era de elevada estatura y de larga barba, paseándose en su salón, siempre envuelto en su capa roja. Se sentó junto a él, después de saludarse ambos muy cortésmente, y como le sintiera cierto olor a azufre, de golpe le leyó un exorcismo cuando él menos lo pensaba.

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Hubo un trueno terrible, una llamarada de fuego salió de la tierra y el corregidor, convertido en lo que realmente era, se hundió en ella. Todavía se ve la piedra partida por donde, juran todos los habitantes de Paucarcollo, que el diablo se volvió a los infiernos después de haber estado allí siete años de corregidor.

La carroza del Diablo

La historia narra que en la zona norte de la calle Antofagasta en la localidad de Quillacollo pasó en una ocasión una carroza prendida en fuego que al parecer llevaba un cadáver. Desde aquel día los lugareños comenzaron a hablar que los habitantes de esa calle no progresan. La mayoría de las mujeres del pueblo son viudas y si por suerte una nueva pareja llega al pueblo, rápidamente la esposa queda viuda.

Esta leyenda dice que se trata de una maldición que produjo aquella carroza ardiendo en fuego. Las familias del pueblo por más que trabajen siempre son pobres y pasan muchas necesidades en cuanto a hambre. La única manera de escapar de la maldición es poner en venta la casa y alejarse lo más que se pueda de la zona.

La llorona

Uno de los mitos de Bolivia la Paz más extendidos por todo el país tiene que ver con la historia de la llorona. Se cuenta que una vez una mujer se convirtió en este espanto. Era llorona porque murió por la poza, un lugar en el monte. Muchas personas aseguran haber visto a esta misteriosa mujer, sobre todo a aquellos que van a la poza de noche.

Uno de los relatos afirma que una mujer y su hijo iban en una bicicleta en la noche y de pronto escucharon una llorada bastante fuerte y corrieron asustados a una de las casas cercanas al lugar. Otra historia dice que en una oportunidad un grupo de vecinos iba a la poza y de repente se encontraban en otro lugar trayendo piedras para sentarse.

Se cuenta que en ese lugar murió una mujer que más tarde se convertiría en la llorona y que sale todas las noches para asustar a los que por allí transitan. Así que si quieren ir deben tener mucho cuidado.

El pie de garrafa

Un día, cuando una familia vivía en el campo, el abuelo de la familia fue a buscar leña para la casa y preparar la fogata. La historia dice que cuando el abuelo regresaba con la leña junto a un amigo, comenzaron a oír que detrás de ellos venia un pie de garrafa y cuando llegaron escucharon el grito mucho más cerca y cuando llegaron el pie de garrafa los asustó.

La sin pie

Esta se podría decir que es una de las leyendas de Bolivia más corta de la historia pero sin duda alguna no deja de ser interesante y misteriosa. Cuenta la historia que una niña estaba enferma de uno de sus pies por lo que su familia decide llevarla al hospital. Después de algunas horas, la niña murió en la camilla. Se dice que junto a ella estaba su muñeca. Desde ese día, el espíritu de ella aparece por las noches en el centro de salud con su muñeca en el brazo.

El hombre que falleció bajo el tren

La leyenda del hombre que falleció bajo el tren relata la historia de un hombre de avanzada edad que siempre andaba por el trillo.

Un día este señor se fue a cazar como era de costumbre para él, sin embargo cuando pasaba por el trillo no se percató que venía el tren, cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde dado que el tren estaba muy cerca de él. No lo escuchó y fue arrollado y lo encontraron muerto debajo del tren.

Testigos aseguran que desde aquel terrible hecho, cuando los trenes transitan por el lugar a media noche, se aparece el espíritu de este señor de quien nunca se reveló su identidad.

El jinete sin cabeza

En una oportunidad se encontraba un grupo de jóvenes y entre ellos había uno con su caballo y él les comentó al resto de sus compañeros que se iba a cazar ya que tenía el animal y lo quería aprovechar. Después de informarles a sus amigos, agarró el caballo y se fue a cazar. Cuando corría sobre el caballo atrás de un ciervo, había una trampa de alambre pero éste no lo vio y el alambra le cortó la cabeza al caballo y la del muchacho.

Se relata que el caballo continuó corriendo sin cabeza hasta llegar al lugar donde se encontraban reunidos los amigos del joven, quienes al ver al animal sin cabeza se asustaron mucho. Desde ese momento lo llamaron el jinete sin cabeza, una historia llena de terror y misterio.

La curiosa

La historia que a continuación te contamos narra acerca de una tejedora que acostumbraba todas las noches a levantarse para tejer sus prendas. Una noche, mientras se encontraba haciendo sus labores, escuchó algo como si hubiera pasado una procesión por la calle. Ella de inmediato corrió a la ventana para ver qué estaba pasando y de pronto un hombre se le paró al frente de su ventana y le pidió que guardara dos velas y que mañana él regresaría a recogerlas.

Ella le contesta al hombre que sí podía guardárselas. Al día siguiente la tejedora le cuenta todo a su amiga diciendo que se le había aparecido un hombre y le pidió guardar dos velas. La amiga le dice que lleve las velas a un padre para que las vea. Cuando el padre observó las velas, le dice que no es un hombre de verdad sino que se trataba de un duende.

La mujer le pregunta al padre qué debe hacer cuando el duende regresa a recoger las velas. El padre le dijo que tendría que llevarse con ella a su bebé y que al bebé le diera un pellizco para que comenzara a llorar. Llegó la noche y la mujer esperaba impacientemente al que el misterioso hombre tocara su puerta, cuando ya estaba a punto de quedarse dormida, el duende tocó la puerta.

En ese preciso momento ella alzó a su bebé y se lo llevó consigo para contestar la puerta. Cuando la abrió, le pellizco al bebé y el niño empezó a llorar. Al abrir la puerta con el bebé llorando, el duende le dice: Agradece que tu bebé está llorando, porque si no te llevaría conmigo.

El elixir de la verdad

La historia que había una vez un científico que era conocido por haber creado su mejor invento el cual iba a solucionar todos los problemas de las personas. Transcurrió el tiempo y el científico murió. El elixir estaba enterrado con el científico, pero un día que estaba lloviendo, desapareció el elixir y nadie sabía quién lo había robado.

Lo que nadie sabía era que había sido un niño quien lo robó para algo sumamente importante. El niño lo robó para que no le peguen más a él por todo lo malo que hacía su hermano.

Se lo dio a su hermano y así fue como la mamá del niño se había enterado de todo lo que hacía su hermano y que le culpaba a él. La mamá le pidió disculpas a su hijo por todo el maltrato que le había causado y el niño la perdonó.

Después de eso el niño regresó el elixir al guardia que cuidaba el cementerio y el guardia le preguntó por qué lo había tomado. El niño le contestó: Lo tomé para hacer justicia de lo que era injusto, y se fue. El guardia no había entendido mucho lo que le dijo el niño. Transcurrieron algunos años y el niño había muerto en un accidente y el guardia se encontraba en su entierro. Cuando el guardia lo vio, entendió todo.

No tengas miedo

Hay quienes aseguran que la mayoría de los jóvenes desean y disfrutan tanto asustar a los demás en la noche de brujas. Solo en ese día aparece una tienda donde venden cosas para asustar a la gente, pero si le dices que quieres el lugar de los libros, te mostrarán el libro que nunca debes leer en voz alta. Éste libro dice de la siguiente manera:

“Monstruo feo y baboso que tiene dos cabezas que te atrapará para darles de comer a sus crías cuando nazcan que nada lo podrá matar pero no pienses en eso que el monstruo puede que no sea real”

Pie grande de Santa Cruz

La siguiente historia data de hace muchos años atrás. Ocurrió en un año donde las cosechas no fueron buenas y todos del altiplano migran a La Paz y Santa Cruz.

Se narra que fueron días donde la gente era oprimida por el gobierno. Don Constancio era una de las personas que vivía en Santa Cruz. A sus 17 años era paceño. Fue a trabajar de albañil en un terreno lejano de la ciudad. Se cuenta que ese terreno estaba maldito ya que hubo una casa que se incendió y murieron cinco niños.

Sin embargo este hombre no sabía nada de la maldición. Lugareños narran que cerca de allí vivía un ser extraño y peludo que parecía un hombre de más de dos metros de altura con un brazo de cuerno que parecía una espada. En ese mismo terreno trabajaban otros 7 hombres, además de encontrarse el dueño del mismo, Don Rubén Antonio Perales, dueño de dos empresas.

Un día todos los trabajadores y el dueño del terreno se reunieron para beber. Don Constancio no tomaba para ese entonces. Cuando todos estaban celebrando, este señor fue a desaguar cuando de pronto escuchó un gran grito que parecía un gemido y después todo se volvió un pánico. Todos gritaban y otros lloraban pidiendo piedad.

Don Constancio observó todo. Veía con asombro cómo aquella cosa extraña que no parecía hombre los devoraba. Con su brazo de espada los destripaba, cortando fácilmente la carne. El señor se escondió y cuando amaneció le avisó a la policía pero nadie le creyó porque pensaba que era una loco. Después de eso el hombre regresó a La Paz con ese trauma que nunca olvidará.

El espectro

Las ferias expositoras de productos agrícolas como la papa, la uva y muchas otros productos en Tarija (Bolivia) se realizan en lugares muy apartados de la ciudad. En pleno campo. Ahí se reúnen grupos folclóricos y la bebida corre generosamente durante todo el día hasta altas horas de la noche. Para llegar hasta esos lugares imprescindiblemente debes disponer de un transporte propio. La algarabía es tal que después de que todo termina, los conductores ebrios regresan por la carretera a toda velocidad en una competencia que se forma improvisadamente.

Tres jóvenes universitarios en busca de aventuras y de lindas mozas (mujeres) deciden pasar un fin de semana para recordar. Sin saber que lo que de verdad desearían sería jamás haber ido a aquella feria…

Aquel fin de semana Alejandro le pidió a su papá que le prestara el auto. Sin explicarle su verdadero propósito. Pensando que si el auto regresa bien no hay por qué dar más explicaciones.

Melvin y Toño avisan cada uno en su casa que irá a una fiesta pero también sin dar claras de lo que tiene planeado. Los tres entusiasmados por vivir alguna aventura sexual con alguna de las tantas mujeres, que llama tal concurrencia.

Constantemente competían por las mujeres entre los tres. Alejandro se consideraba el más experimentado ya que había logrado llegar más lejos con chicas con las que Toño y Melvin habían fracasado. Los tres eran atléticos y no solo gozaban de popularidad en la Universidad sino que también de un buen nivel económico. Habían sido amigos desde la infancia y sus padres se conocían por negocios que contenían juntos.

Se aseguraron de llevar dinero suficiente para emborracharse y poder consumir los platos típicos que allá se sirven. En cuanto llegaron a la feria divisaron un grupo de hermosas mujeres que se encontraba bebiendo en una mesa apartada. Ellos pidieron una ronda de cervezas. Mientras estudiaban a las bellas mujeres que también les habían correspondido en las miradas.

Alejandro había escogido a la de la derecha: ella era alta con un pantalón ajustado que marcaba su cuerpo y no ocultaba sus formas femeninas. Un rostro de ángel y una sonrisa amplia y coqueta. Toño a la del medio: de estatura un poco más baja que la primera, rostro perfecto y ojos cafés claros, dientes grandes y mirada profunda, también traía un vestido corto que permitía ver sus bellas piernas largas y bien torneadas.

Melvin estaba totalmente disconforme con la que la habían dejado para él. Era la amiga que sobresale del grupo no por su belleza sino por su volumen físico.  ¡Están locos si piensan que yo voy a quedarme con la gorda! Entre burlas y risas Alejandro tomo la iniciativa para acercarse a invitar a bailar a la mujer que él había escogido. Toño hizo lo propio y también se puso de pie para caminar decidido ir hacia la los hermosos ojos cafés que lo miraban con interrogante.

Melvin se quedó petrificado sin saber cómo reaccionar, La presión de la mujer rolliza que lo miraba le había hecho sentir incómodo y no sabía cómo reaccionar ante la mirada insistente de sus amigos que le insinuaban sacar a bailar a la gorda.

Melvin se levantó molesto y decidido alejarse para buscar más agradable compañía, caminó unos pasos decidió sentarse en una mesa alejada para disfrutar de las canciones que músicos tradicionales tocaban con sus guitarras. Encontró algunos amigos conocidos entre la multitud y se puso a beber con ellos.

Decidió tomar su celular y grabar algunas de las presentaciones que más le gustaron. Cuando comenzó el concurso de la elección de la moza más linda. Todos disfrutaron de tan agradable ambiente. La bebida fue el protagonista que no podía faltar.

Transcurrieron rápidamente y la noche ya se hacía presente. Después de todo un día de farra Melvin estaba borracho pero en mejor condición que sus amigos. Alejandro y Toño habían bebido y bailado hasta el cansancio. Ellos se despidieron de las chicas robándole un beso e intercambiando número de teléfonos.

Melvin se resignó a solo haberla pasado con amigos. Subieron a su camioneta y motivados por la sensación enloquecedora de las bebidas pusieron la música adentro a todo volumen. En su ambiente fiestero no se imaginaban la verdad sobre…

Siguieron por la carretera que habían llegado. Pero como es común en tan alejados lugares como el campo varias carreteras no tiene iluminación. Alejandro pensó en jugarles una broma a sus amigos y se metió por un camino que ni él mismo conocía. (Seguro que también tiene salida a la ciudad calculo). Melvin volvió a sacar su celular para continuar grabando el alocado fin de semana con sus amigos desde el asiento trasero de la camioneta. Melvin les hacía preguntas y grababa todo lo que sus amigos decían. De pronto…

Una hermosa joven estaba parada en medio del camino vacío. Ellos redujeron la velocidad y bajaron el volumen de la estruendosa música mientras se acercaban a ella. Alejandro se burló de Melvin diciéndole que Dios no se había olvidado de mandar una para él.  Ella se acercó a la ventana.

– Mis amigos me dejaron en medio camino y no tengo cómo regresar. – Sube – le dijeron al admirar su belleza y su casi desnudez con esa ropa ligera. Ella subió al asiento trasero junto a Melvin que no disimuló en filmar su hermoso cuerpo con el celular. Mientras ella tomaba asiento acomodándose el cabello, subieron una vez más el volumen de la música pero esta vez solo un poco. Alejandro comenzó con su broma diciéndoles a sus amigos que no recordaba el camino y que se habían perdido. Toño comenzó a quejarse por el mal olor que comenzó sentirse. Un olor putrefacto.

– Idiota ¿cómo pudiste perder el camino? -reclamo Melvin. – Todos los caminos son iguales. ¡cómo quieres que los reconozca! Alejandro volvió a acelerar y esta vez lo hizo con más velocidad tratando de volver a entrar a la carretera principal. Odiaba reconocerlo pero el mismo estaba preocupado al darse cuenta que no podía regresar al camino, del que nunca debieron alejarse…

La camioneta iba a un velocidad que cortaba el viento. Melvin ignoró el mal olor que se sentía adentro y giró para grabar el rostro de la joven a la cual todavía no le habían preguntado el nombre. Su cabello le tapaba el perfil izquierdo y no permitía ver su rostro.

Toño comenzó a preocuparse. Todo era campo y no había una sola casa donde pararse para preguntar el camino. Comenzaron a discutir nuevamente y mientras lo hacía escucharon un llanto hondo y profundo de una mujer en verdad desesperada. Todos enmudecieron para mirar a la joven… Ella solo levantó un poco su mano izquierda mientras estaba casi agachada. Sus cabellos le tapaban el rostro esta vez completamente. Para pronunciar: – Ahí es donde yo morí!

Al día siguiente encontraron una camioneta totalmente hecha pedazos embarrancada a unos cien metros de profundidad con el cuerpo sin vida de dos jóvenes del sexo masculino y un tercer que estaba herido gravemente. Pero nunca encontraron el cuerpo de la joven mujer. Cuando Melvin se recuperó y conto lo sucedido se enteró que no es la primera vez que en esa carretera aparece esta hermosa joven para provocar accidentes. Se dice que ella murió en un accidente de tránsito a causa de conductores irresponsables. Y que odia a todos los que conducen ebrios.

El pasaje del Diablo

Una vez una abuela del pueblo relató que en el pasaje que existía frente a su vivienda, hoy en día pasaje San Rafael de Cochabamba, se llamaba “La calle del Diablo” debido a que en las horas de la noche el lugar era invadido por demonios, diablos y fantasmas, especialmente en la casa número 666. Uno de los demonios y de quien más se habla era de “correvolando”, uno de los mitos de Bolivia Cochabamba más famosos

La abuela narró que cuando las personas pasaban de noche por el pasaje o cerca venía el correvolando y pasada una de dos cosas, o la gente se volvía loca o te condenarás. También decía esta abuelita que si te quedabas a ver desde su balcón a media noche, podías ver pasar brujas en carreteras. Un día encontraron un caballo blanco muerto, cuando nunca se ven caballos de ese color en la ciudad.

El gritón de la Chiquitanía

Cuenta la historia que por los pueblos de la Chiquitanía sale un demonio denominado el gritón, que cuando uno va al campo a cazar o a recoger leña se escucha a una persona que habla dentro del monte y si uno le responde el gritón se acerca hablando y se aparece en forma humana y se lo come a aquel tipo que le responde de esa manera.

Breve historia del hallazgo de la Virgen de Cotoca

Se cuenta que la aparición de esta virgen ocurrió en los últimos años del siglo XVIII. Tres humildes mozos de campo, sindicados de un asesinato que no había cometido, huyeron con rumbo al Río Grande y a las tierras lejanas de Chiquitos. Recorrieron unas cuantas leguas cuando la noche los sorprendió, una fría y ventosa noche.

Los fugitivos decidieron descansar un poco en un pequeño claro del monte de asís aquí. Se dispusieron a prender fuego contra el frío y con un hacha uno de ellos dio recios golpes al más macizo de los troncos.

El hachero se dio cuenta de que el golpe del hacha sobre el tronco sonaba a vacío. Sintieron curiosidad por saber qué había en el interior de aquel misterioso tronco.

Con gran sorpresa vieron en el fondo del hueco una pequeña imagen de la virgen. Los fugitivos, un tanto emocionados, decidieron llevar la imagen a su patrón, desistiendo de su figa. Rápidamente la fama del hallazgo de la virgen recorrió toda la comarca y cada vez iba creciendo el número de fieles que le rendían devoción. Una de sus devotos construyó en Cotoca la primera capilla con techo de palmas en 1799.

La leyenda de la sirena

La leyenda de la sirena habla que en Tarija, específicamente en la localidad de la Angostura, solían y suelen en algunas oportunidades, aparecer sirenas escuchadas y solo vistas por los hombres. El mito indica que ninguna mujer de la zona ha podido observar alguna vez una sirena, solo los hombres tienen esa fortuna o privilegio.

Leyenda de la Calle Jaén

Para nadie es un secreto que en la ciudad de La Paz hay muchas calles antiguas donde aparentemente aparecieron duendes, fantasmas, entre otras misteriosas figuras, pero en la época de antaño. Actualmente en la calle Jaén se siguen propagando duendes y fantasmas. Nadie sabe por qué pero es algo que resulta bastante extraño ya que colocaron la cruz verde, una cruz que supuestamente ahuyenta a los espíritus malignos.

Pero esa cruz no sirve del todo debido a que aún se siguen escuchando de historias que indican que en las noches se oyen ruidos de tambores y platillos en los museos más cercanos a esta calle como el de instrumentos. Cuando los guardias van a ver qué ocurre, se llevan la sorpresa de que no hay nadie. Si dice que la calle más fantasma es la calle Jaén.

La loca Jarichi

La historia habla acerca de una niña que era muy feliz, animada, creció y se convirtió en una señorita. Un día estando en su trabajo conoció a un atractivo joven de quien se enamoró. Estuvieron juntos por dos años, hasta que un día su enamorado tuvo que marcharse del pueblo de Jarichi. Ella se puso muy triste y entró en crisis.

La gente dice que la muchacha comenzó a pasársela en la calle, vagando. Las personas se le acercaban para molestarla, se burlaban de ella, hasta sacarla de sus sentidos. Con el tiempo su mente se atrofio, no comía, vagaba todo el tiempo y lo único que pensaba era en su eterno amor que se había marchado. Un día pensaba solo en su amor y murió a causa de no comer.

El pasaje de Santa Teresa de Sucre

Se dice que en un callejón antiguo adjunto al Convento Santa Teresa de Sucre pasan muchas cosas interesantes de miedo. Se dice que cuando uno transita por allí en horas de la madrugada y solo por ese callejón, se encuentra con cosas realmente misteriosas y extrañas donde se ve a duendes, almas en pena y hasta monjas muertas.

La leyenda narra que también hace muchos años atrás se tenía en claustro a una joven contra su voluntad y esa muchacha tenía su enamorado. Se veían a escondidas. Antes de hacer los votos se cuenta que la joven y su pretendiente, para no estar separados, decidieron matarse en el callejón y se los ve a los dos por las noches andar por ahí, recordando a su eterno amor.

El condenado

En una casuchita pequeña vivía una pareja. Aún conviven y no estaban casados pero eran muy felices, hasta que un día el hombre, que era un minero, le dio a su mujer un anillo y le dijo que quería que se casaran por que ya había ahorrado lo suficiente para que se realizará su boda. Ella, muy felíz, aceptó y lo besó.

El, muy contento después de darle la noticia, se fue a trabajar cantando. Mientras él estaba trabajando, una roca enorme le cayó de encima y lo aplastó. Pidiendo auxilio!!! auxilio!!! poco a poco su voz sonaba más gruesa y tenebrosa. A esa hora de las 8 de la noche en la casucha estaba la mujer muy felíz cocinando, cuando de repente llega su marido y de manera muy repentina le dice que deben marcharse para casarse. Alistan sus maletas y se van.

De camino a la iglesia a donde debían ir a casarse, él siente hambre y ella le pregunta que si quiere comer lo que había preparado. Pero él se niega y le dice que mas bien le compre un cordero. Ella se acerca hasta un tienda donde un señor la atiende y le pregunta… “él es tu marido??”

“Sí y nos vamos a casar,” contesta ella. “No te asustes” dice el, “pero tu marido es un condenado. Seguramente él te hizo una promesa que debe cumplir y es por eso que él está aquí. Lo que debes hacer es ir caminando hacia el lado donde está el río. Tú cruza el río y verás que él no podrá cruzar el río. Tú corre sin mirar hacia atrás y bota el anillo que él te regaló. Devuélvele su promesa y no te molestará más.”

Sintiendo miedo al acercarse a él, le dijo “Vamos por este lado. Llegaremos más rápido.” Llegando a la orilla del río él se asustó y le dijo que no podría pasar. Ella tomó las maletas que llevaba y cruzó el río. Desde la otra orilla botó el anillo diciéndole, “Te devuelvo tu promesa!” y corrió sin mirar hacia atrás. El, quedándose en la orilla y gritando “No te vayas, no me dejes” no pudo cruzar ese río. Desde ese entonces se dice que no se puede pasar por ese río a eso de las 3 de la madrugada ya que se escucha gemidos de llanto.

El tigre quiere comerse a la luna

Se cuenta que anteriormente los guarayos le temían al tigre. Por esa razón, cuando ocurría un eclipse de luna, y ante de la consternación que el fenómeno natural les producía, tenían la creencia de que el animal intentaba comerse al satélite de la Tierra. Ante el evento, el jefe de la tribu daba la orden a sus seguidores para lanzar flechas encendidas al cielo y a golpear todo lo que estuviese a su alcance para alejar al tigre y salvar a la luna.

Una vez que el eclipse lunar comenzaba a disiparse, ellos creían que era debido a que el tigre se retiraba de a poco, acobardado por el bullicio armado por parte de los indígenas. Esta costumbre se mantiene aún presente y se repitió en Ascensión de Guarayos en los eclipses de 1975 y 1996

El enigmático monstruo de El Puente

Hace mucho tiempo atrás, un habitante del pueblo conocido como El Puente, al pasar por el curichi Los Ciervos rumbo a su casa, se encontró con unas huellas de gran magnitud de dos metros de ancho por medio metro de profundidad. Procedió a informar del hallazgo a sus amigos, pero nadie hasta ahora pudo hallar al monstruo que dejó aquellos rastros, que parecían pertenecer a una enorme víbora.

A partir de ese descubrimiento, los nativos bautizaron a la desconocida criatura como El Jichi de la laguna Los Ciervos y se dice que sale cada 10 años, aunque nunca se supo que haya hecho mal a nadie. Las personas narran que sus bramidos aterradores que hacen temblar la tierra anuncian la llegada de una gran tormenta.

El guarayo que se fue a vivir con los seres acuáticos

Los guarayos narran que bajo las aguas de la conocida laguna de Yaguarú habitaban unos seres diminutos de piel blanca y cabellos crespos rubios y con escamas como peces en la parte inferior de su cuerpo que provocaron la desaparición de varios pescadores. En una oportunidad, uno de los hombres perdidos salió del agua y contó que vivió con los achaya en la profundidad de la laguna.

En la profundidad de las aguas, según su relato, había casas. Los seres extraños que allí vivían le habían dado el poder de respirar bajo el agua. Habían pasado varios años desde su partida de la vida real, pero a él parecía que solo había pasado un día. Además este hombre no había envejecido, pero al no encontrar a sus familias se dio cuenta de que no había valido la pena retornar a su verdadero mundo.

Por esa razón tomó la decisión de regresar al mundo de las profundidades donde no había maldad ni sufrimientos, además de que el tiempo no transcurría. Hoy, cuando se pierde una persona en la laguna de Yaguarú, los guarayos dicen que se la llevaron los acahaya.

La casa que se volvió caparazón

Susana Masai narra que anteriormente todos los animales poseían el don del habla y entre ellos uno de los más temidos era la tortuga. Un día que la lluvia llegó al pueblo, los animales se trasladaron a otro lugar para no ahogarse, menos la tortuga, que no quiso abandonar su casa. La tortuga o quería dejarla nunca. Ante eso, Jesús el divino hizo un milagro y la ayudó a cargar su vivienda en la espalda y llevarla e medio del agua.

Se cuenta que ese viaje duró aproximadamente varias semanas y con el pasar del tiempo su casa se volvió dura y se transformó en un caparazón. Por esa razón está acostumbrada a llevar un peso grande.

Leyenda guaraní del dios Ñandú y la creación de la Tierra

Cuentan los Guaraníes que en el principio de los tiempos estaba solo el Dios Creador, que ellos llaman Ñanderu. Ñanderu se había creado a sí mismo, de a poco. En ese entonces no había ni árboles ni montañas, ni gente, ni nada. En su soledad, Ñanderu empezó a crear. Creó primero el lenguaje de los hombres, las palabras. Y entonces quiso que alguien más pudiera hablar y creó a otros dioses, cuatro parejas de dioses que a su vez iban a tener hijos también dioses.

Después, Ñanderu hizo que la punta del bastón que siempre llevaba en la mano empezara a engordar, más y más. De allí salió la Tierra, de a poquito. Para que la Tierra no se moviera, creó una palmera. Era una palmera que iba a durar para siempre y estaba justo en el medio de la Tierra. Después creó otra palmera igual en el Este (que es por donde sale el sol), otra en el Oeste, otra en el Norte y otra en el Sur. Y así, con esas cinco palmeras que iban a vivir siempre, sin secarse nunca, la Tierra quedó como clavada, bien firme.

Al cielo lo dejó apoyado sobre cuatro columnas, cuatro postes de madera iguales a su bastón. Fue entonces cuando hizo los primeros animales y las primeras plantas. Uno de los primeros que voló por ahí fue el Colibrí; la Víbora fue la primera que se arrastró. La primera en cantar fue la Cigarra.

Los Guaraníes dicen que, de entrada, Ñanderu había hecho la Tierra toda tapada por una selva que no se acababa más; parece ser que después pensó que era mejor que hubiera también campos sin árboles, y ahí creó a la Langosta. La Langosta iba por todos lados, a los saltos, y en algunos lugares clavaba la cola en el suelo (igual que hacen hoy todas las langostas para poner sus huevos).

En ese lugar crecía el pasto y desaparecen los árboles y es así que las llanuras aparecieron después que vino la Langosta. Cuando estuvieron listos esos campos, llegó la Perdiz, que se alegró, cantó de contenta y se quedó a vivir ahí.

Después Ñanderu inventó el Tatú, que se puso enseguida a escarbar la tierra. La Lechuza quedó como dueña de la oscuridad; por eso, sale nada más que de noche y duerme de día. Después vinieron otros muchos animales y también los primeros hombres y mujeres. Entonces, Ñande Rú se volvió al cielo y les dejó encargado a los otros dioses que cuidaran bien de todo.

Una leyenda muy interesante de Bolivia, Calamarca

En La Paz, Bolivia en la provincia Aroma, camino a Oruro a 60 Kms. se encuentra este pueblo llamado Calamarca, la leyenda que les cuento es la siguiente. En este pueblo se construyó una iglesia de épocas coloniales en la punta de un pequeño cerro que en el cual vivían un cura y dos monjas; un día misteriosamente muere una monja, hasta ahora no saben porque, al segundo día se derrumbó la iglesia del cual tampoco saben la causa, muriendo el cura y la monja en realidad desaparecieron los cuerpos entre los escombros no encontraron nada.

Desde entonces todas las noches de luna llena se escucha por las vacías calles del pueblo a las monjas orando y lamentándose y un hombre que camina rezando con una campanilla, algunos por curiosidad salen a ver de ocultas y dicen ver a un cura junto a dos monjas caminando hacia la iglesia.

Después de ello reconstruyen la iglesia, pero al escuchar ruidos misteriosos y los que se quedaban solos en la iglesia o alguien se quedaba hasta tarde sentían como bajaba la temperatura y hacía más frío de lo normal.

La misma iglesia un año después se volvió a derrumbar, viendo esto los del pueblo y de la iglesia exorcizaron el lugar y construyeron una nueva iglesia en el pueblo, esta iglesia del pequeño cerro la volvieron a reconstruir pero está cerrado todo el tiempo, como símbolo de que allí están enterrados los cadáveres de los tres difuntos.

Leyenda de la coca

Existen muchas leyendas en torno al origen divino de la coca, una de ellas narra que cuando arribaron los españoles a conquistar a América, enceguecidos por la ambición de conseguir más y más riquezas, llegaron a orillas del impresionante lago Titicaca para así apoderarse de los tesoros sagrados del Templo de la Isla del Sol. Para ese tiempo había un anciano que cuidaba los ornamentos sagrados y logró huir y arrojarlos en las profundidades de las aguas para evitar que fuesen robados.

Los españoles, en venganza procedieron a capturar al viejo y lo sometieron a terribles tormentos. Casi agonizando, el anciano tuvo un sueño donde se le apareció Dios para ayudarlo. Él le pidió una herencia que durará para siempre, que no fuese ni oro ni plata para que no pudiera ser robada, así fue como Dios le dijo que mirara a su alrededor donde habían muchas hojas verdes que le iban a calmar todo el dolor y los males.

La virgen de Urkupiña

La historia cuenta que esta virgen se le apareció a una pastora y que la hizo rica por ayudarla, pero le negó el habla a cambio del dinero que le dio. Actualmente existe un festival en honor a la Virgen de Urkupiña el cual se celebra todos los 15 de agosto en la ciudad de Quillacollo a 14 kilómetros de la ciudad de Cochabamba, en el departamento de Cochabamba, Bolivia. 

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