Roca de Benben: el sitio de descenso del dios «extraterrestre» Atum

Hay múltiples reliquias pertenecientes al antiguo Egipto, que no son tan conocidas por el público en general. Una de ellas es la legendaria Roca Benben, el sitio donde descendió la deidad Atum.

Conocida como el sitio donde descendió la deidad egipcio Atum, la roca Benben estuvo resguardada durante miles de años en un complejo de templos en Heliópolis, donde se adoraba al citado dios.

A esta reliquia además se le ha relacionado por ser la cúspide de una pirámide o de algún obelisco. De esta manera, podríamos estar hablando del piramidión de alguna de las pirámides.

La deidad Atum y la leyenda del antiguo Egipto

Horemheb venerando a Atum. (Wikimedia Commons)

Para los viejos egipcios, hay diversos relatos que tratan lo vinculado a la creación del planeta. Entre ellos, resalta la deidad Atum.

Esta versión nombra como la deidad le entregó esencia a todo el cosmos. Esto se debe a que, al igual que en diferentes relatos, en un inicio solo existía oscuridad y caos.

De las oscuras aguas vino al mundo la «colina principal», además conocida como Roca Benben. En su cuspide yacía Atum.

conforme a ciertos historiadores, esta palabra podría estar vinculada con el verbo «weben», el jeroglífico egipcio que simboliza «alzarse».

en cambio, hay diferentes interpretaciones de la Roca Benben. Una de ellas nombra que Atum, una vez descendió, miró alrededor suyo, percatándose que solo había oscuridad y caos. Estaba completamente solo. Harto de esto, decidió iniciar con la creación.

Diferentes versiones aluden que creó a los diferentes dioses; así nacieron Shu, la deidad del aire y Tefnut, la deidad de la sociedad. Si bien además se estima que su nacimiento vino mas tarde de que Atum copuló con su propia sombra.

Posteriormente de su nacimiento, Shu y Tefnut fueron los encargados de crear al resto del planeta, mientras Atum yacía en la Roca Benben.

Con el paso del tiempo, la deidad se preocupó por sus descendientes, por lo que decidió mandar uno de sus ojos a buscarlos. Ambos volvieron al lado al ojo y, haciendo que Atum derramara lágrimas de felicidad sobre la roca. Así nacieron los primeros humanos.

Una pieza arquitectónica sagrada

Roca Benben (piramidión) de la pirámide de Amenemhat III, Museo Egipcio de El Cairo (Wikimedia Commons)

Durante bastantes años, la Roca Benben fue considerada un objeto divino. Fue protegida en un santuario conocido como Hut Benben, o «La Casa del Benben», según su transcripción.

Esta reliquia estaba protegida en el sitio más recóndito del santuario de Heliópolis, donde Atum regía como dios principal.

Se estima que la reliquia original se extravió en algún instante de la historia. en cambio, según sus representaciones, expertos han insinuado que esta era la roca vertical cuya cuspide era redondeada.

Diferentes hipotesis indican que con el transcurrir de los años, diferentes templos solares tuvieron su versión de piedras Benben. Un ejemplo de esto lo podemos localizar en viejos registros del santuario Atón de El-Amarna/Akenatón. Erigido por el propio Akenatón en el siglo XIV a. C.

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Por esta razón, además de ser un objeto de adoración religioso, además era una pieza arquitectónica única, utilizada en el antiguo Egipto.

En el idioma egipcio, este objeto era denominado «benbenet», el femenino de benben. En el presente, dicha pieza es conocida por su nombre griego; piramidión.

Este término es usado para la roca, que se localiza en la cuspide de una pirámide u obelisco. Se estima en primera instancia, que el piramidión estaba recubierto de una aleación de oro y plata conocido como «electrum», u oro convencional.

Hay diversos piramidiones que lograron sobrevivir hasta la fecha, los cuales se localizan resguardados en los principales museos del planeta. Esto podría indicar que, efectivamente, en el Antiguo Egipto, los distintas templos crearon su propia versión de La Roca Benben, seguramente para adorar al dios Atum.

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