El coche maldito de James Dean

Recientemente se ha cumplido el aniversario del nacimiento del mito James Dean, el pasado 8 de febrero hubiera cumplido 90 años, pero lamentablemente falleció en 1955 con tan solo 24 años víctima de un terrible accidente. El actor, amante de la velocidad y las carreras, conducía, aquel fatídico día, un Porsche 550 Spyder, coche que ha pasado a la historia como uno de los vehículos malditos por excelencia. Hoy en día, en la estación de servicio de Blackwells Corner, donde paró por última vez James Dean, se encuentran dos enormes carteles con la silueta del legendario actor. Cuentan que pidió una Coca Cola y la especialidad de la casa: Pastel de manzana con crema de queso y caramelo, también unas cortezas de almendras, luego compró una manzana y se fue mordisqueando la pieza de fruta. Poco después sucedió el fatal desenlace, en un cruce de la carretera cerca de Cholame, un área despoblada con apenas un rancho y un café bar. Actualmente siguen sirviendo el mismo pastel y en el ticket pone: “James Dean´s Last Stop”.

El destino quiso que dos jóvenes encontraran la desgracia en la carretera: Donald Turnupseed, que sobrevivió pero fue repudiado, y James Dean, que perdió la vida y se convirtió en leyenda.

Dean llamaba su coche “Pequeño bastardo”, sin embargo, nunca fue su primera opción. Realmente tenía en mente otra marca, un Lotus MK X, pero al demorarse su pedido decidió comprarse el plateado Porsche. George Barris fue el mecánico que modificó y personalizó el deportivo al gusto del propio Jimmy. Y fue precisamente Barris el que se encargó, en parte, de gestar la leyenda de la maldición del vehículo, puesto que la mayoría de los datos que poseemos son gracias a su libro Cars of the Stars, publicado en 1974. El autor del libro era dueño de un famoso taller que se dedicaba a personalizar automóviles de diversas estrellas de Hollywood, creador del Batmóvil, icónico coche de Batman, entre otros vehículos.

Hubo ciertos vaticinios entorno a la compra de este modelo 550, su amigo el actor Alec Guinness le dijo tener un mal presentimiento; Urssula Andress le rogó que no se metiera en ese coche y la cantante Eartha Kitt dijo no gustarle el deportivo. Pero James estaba entusiasmado con su reluciente carro. Hay fotos del mismo día en el que Dean se accidentó y eso es debido a que su fotógrafo personal viajaba con él esa misma mañana. Aquella jornada amanecieron temprano, el grupo de cuatro amigos se dirigía a un circuito de carreras. La idea era probar el flamante bólido, en principio no iba conduciendo James sino que lo llevaban remolcado en una camioneta. Dean impaciente dijo querer conducirlo, no aguantaba más. Desengancharon el Porsche y  el actor lo condujo con gran entusiasmo, de ese momento hay fotos en compañía de su mecánico y amigo Rolf Wütherich, ambos sonrientes. De camino a Salinas (California) desde Los Ángeles, El Spyder chocó violentamente en un cruce contra un Ford Tudor Custom. Wütherich sufrió heridas severas, pero sobrevivió; Donald Turnupseed, el joven conductor del Ford, de apenas 17 años, salió ileso. James Dean falleció pocos minutos después.

Quienes adquirían alguna pieza del coche comenzaban a protagonizar extraños acontecimientos, algunos de ellos fatales

A partir de ahí la leyenda. Se habló de la maldición de Maila Nurmi, conocida como “Vampira”, una actriz de serie Z y aspecto siniestro que participaba en programas de televisión de bajo presupuesto. Conocida por ser la musa de Ed Wood, considerado el peor director de cine de la historia. Parece ser que la relación con Dean fue muy estrecha hasta que Maila descubrió que el actor se había burlado de ella cuando fue preguntado por una supuesta relación sentimental. Jimmy dijo no sentir atracción alguna y posteriormente dejaron de hablarse. Se rumorea que “Vampira”, amante de la brujería y las artes oscuras había echado una maldición sobre el actor.

Una vez siniestrado el coche, la carrocería fue adquirida por George Barris, regresando al hombre que lo había personalizado añadiendo aquel número 130 y marcando los laterales traseros superiores con pintura roja. La estructura del Porsche fue viajando por diferentes lugares y comenzaron a suceder extraños acontecimientos, algunos de ellos fatales.

El garaje donde lo guardaron ardió, todos los coches se quemaron salvo uno, el coche maldito de James Dean quedó intacto

Cuando lo transportaron por primera vez no lo sujetaron bien y las cuerdas que sostenían la carrocería cedieron, precipitándose sobre uno de los mecánicos al que rompió las dos piernas. Más tarde George Barris decidió desmontar algún componente que vendió por separado. El motor se lo vendió a un piloto de carreras llamado Troy McHenry, pocos días después perdió el control de su vehículo y murió al chocar contra un árbol. William Eschrid adquirió el chasis y se salió ese mismo día en una curva del circuito hiriéndose de gravedad. Ambos participaban en la misma carrera con piezas del pequeño bastardo en sus respectivos deportivos. Las ruedas fueron vendidas a un joven neoyorkino, se le reventaron dos de ellas y se salió de la carretera, afortunadamente sobrevivió. Más tarde Barris trasladó el Spyder a su garaje de Fresno (California). Allí un ladrón intentó robar el volante como fetiche y se hizo un corte profundo en el brazo con una arista de chapa que sobresalía. Perdió el brazo. Barris harto de tanta desgracia cedió el pequeño bastardo a las autoridades para una exposición de seguridad vial. El garaje donde lo guardaron ardió, todos los coches se quemaron salvo uno, el coche maldito de James Dean quedó intacto.

Poco tiempo después Little Bastard fue llevado a un instituto de Sacramento para una exposición, un estudiante osado se acercó más de la cuenta y el lateral del coche se deslizó de la base en la que estaba apoyado impactando contra el joven, el resultado una cadera rota. Se dice que a partir de entonces muchas de sus piezas fueron desmontadas y vendidas provocando todo tipo de accidentes, incluso se cuenta que en su último trayecto, antes de que se le perdiera la pista para siempre, provocó un fallo de los frenos del camión que lo transportaba. Por cierto, Rolf Wütherich, el mecánico y amigo de Dean que viajaba de copiloto, moriría años después, en 1981, víctima precisamente de un accidente. Aquel pequeño bastardo fue sin duda un coche para el recuerdo del infortunio.

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