Dioses serpiente actuales en culturas antiguas

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La serpiente se ha convertido en un signo característico de las diferentes culturas, así pues ha desempeñado un papel protagónico en la leyenda de las antiguas civilizaciones.
Un relevante número de culturas antiguas remontan su ascendencia a entes identificados como dragones o serpientes. En la mayor parte de los sucesos son los que añadieron los conocimientos a la sociedad y habitualmente son descritos como las deidades que los crearon. En tiempos antiguos se referían a estos entes como dioses que podían desplazarse libremente por los cielos en sus «carros de fuego» o «barcos celestiales.» igualmente se realizaban alusiones a una «morada divina» y estos entes descendían a veces para intervenir en los asuntos de los humanos.
La serpiente más famosa en la sociedad occidental ha sido la del Jardín del Edén en el contexto bíblico, que fue el causante de que Adán y Eva, los primeros residentes de la tierra, comieran del fruto prohibido y como consecuencia se concediera el pecado original, el cual privó a la sociedad de los privilegios celestiales y le trajo dolencia.
En la Biblia hay múltiples referencias sobre la serpiente, pero la mayor parte de ellas son negativas y son asociadas con maldad, engaño, peligro, vergüenza, tentación, bajeza y pecado, propiedades propias del diablo. en cambio, hay diferentes sucesos que reivindica al animal y se le da un concepto de redención.
(Wikimedia Commons)
Como consecuencia de la evolución, la serpiente es un animal totalmente distinto a las demás razas. El hecho carecer de extremidades y desplazarse de forma muy particular por el suelo, llevó a que en la tradición judeocristiana se considerara a este reptil opuesto al bien. Una de las representaciones más elocuentes es la estatua de la virgen pisando una serpiente que simboliza el mal.
Dejando de lado el influjo de la religión judeocristiana, de igual forma que en el islam porque la serpiente tampoco ocupa un sitio privilegiado, en diferentes sociedades hay una percepción muy distinto sobre este animal. En las religiones asiáticas, las serpientes son observadas como animales muy antiguos dedicados al atencion de sus dioses. Ejemplo de ello es la cobra que cubre a Buda para protegerlo de la lluvia mientras está meditando.
En el hinduismo, la serpiente, y en especial la cobra, es tan notable y sagrada que hay templos dedicados a ellas. Inclusive, es normal que las personas que vive en contacto próximo con las serpientes, las que capturan desde pequeñas y las crían como mascotas. Según una antigua leyenda del hinduismo, una cobra le salvó la vida al dios Brahma, al que protegió de los fuertes rayos de sol con su cabeza.
Las deidades serpiente además están actuales en la leyenda griega. Los narraciones aluden a Ofión, que reinó encima del planeta al lado con Eurínome anteriormente de ser derrocados ambos por Cronos y Rea.
En la sociedad egipcia la serpiente además consiguió un sitio privilegiado y en su mitología se destaca Renenutet, deidad cobra que simbolizaba la fertilidad, alimentación y cosecha, además de ser la guardiana del faraón.
En Australia, los aborígenes ngalyod consideran que la ‘serpiente del arco iris’ llamada Almudj, creó los pozos de agua para permitir la vida de animales y plantas mas tarde de que Warramurugundji, la chica primigenia, trajera en el Tiempo de la Creación las plantas. Según las creencias, Almudi sólo puede ser vista por brujos.
En los distintos pueblos indígenas americanos, la serpiente puede representar el bien o el mal. Pero en general, se la concibe como un animal benefactor y medicinal al que le rezan para pedirle sabiduría y por la curación de los individuos enfermas.
Los Incas veían en la serpiente la representación de lo infinito o el planeta de los fallecidos: cuando un individuo fallece deja el plano terrenal y pasa a otra dimensión. en cambio, para esta sociedad, el localizarse de forma repentina una serpiente es sinónimo de mala suerte o el presagio de el deceso de alguien o algún inconveniente en la agricultura.
Los símbolos de serpientes en la América precolombina son habituales. Hay una de ellas es la serpiente de dos cabezas, que en México está vinculada con la serpiente emplumada, conocida por los españoles en el siglo XVI a través de los Aztecas.
Pueblos Indoeuropeos: Sumeria y Mesopotamia
En la leyenda sumeria, Ishtar, la deidad del amor, de la guerra y la fecundidad, estaba cubierta con escamas como una serpiente. Las serpientes además estaban actuales en bastantes ritos religiosos y eran el principal signo de Sabazios, cuyos sacerdotes dejaban caer serpientes doradas desde sus túnicas para representar la deidad en su seno.
En las leyendas Asirio-babilónicos Ea o Enki, dios de las aguas, es algunas veces fraccionado en Lakhmu y Lakhamu, serpientes masculina y femenina de los que nace Anshar (el comienzo masculino del firmamento) y Kishar (el comienzo femenino de la tierra).
Nidaba, deidad de la redacción, educación, ciencia y del maíz llevaba serpientes subiendo por sus hombros. En el santuario de Inanna en Uruk (Mesopotamia) la redacción se hacía en forma de pictogramas; las mujeres eran escribas, poetas, escolares y autoras de escritos religiosos.
Según varios autores, Mesopotamia era originariamente un matriarcado y que paulatinamente se transformó en un patriarcado con la emergencia de las metrópolis estado. a lo largo de este proceso, las deidades serpiente de la antigüedad se transformaron en temidas como manifestaciones del poder femenino y del enigma.
Uno de los descubrimientos más representativos es el vaso del soberano Gudea de Lagash (2000 a. C.) que lleva una ornamentación del dios serpiente Ningishzida (dios del inframundo) manifestado como una pareja de víboras enrolladas en un palo. Ningishzida era la deidad del Árbol de la Vida. La imagen tiene una gran importancia dado que se parece mucho al caduceo de la leyenda griega como a los chakras de la sushumna en la mitologia hindú.
En Canaan y Palestina, la serpiente enrollada en un palo fue venerada como dios de la curación y además representaba a la deidad Tierra. A la deidad de los cananitas, Astarté, además se le relaciona con serpientes. Otra deidad serpiente era Kadi, una deidad asirio-babilónica venerada en Der que controlaba la mortalidad, se representaba como una serpiente con senos humanos.
Jörmungandr: la gran serpiente de los nórdicos
En la leyenda nórdica, la serpiente de Midgard, Jörmungandr, vino al mundo del matrimonio incognito de Loki con la giganta Angrboða. De esta unión además nacieron la deidad Hel y el lobo Fenris. Loki mantuvo en incognito la presencia de sus tres hijos, pero crecieron tanto y tan velozmente que no pudieron seguir ocultándose en la gruta en la que habían nacido.
Odín vio a los descendientes de Loki y temió su poder. Para librarse de posibles amenazas, dió a Hel el dominio sobre Helheim y poder sobre los fallecidos (a excepción de los elegidos del Valhalla), y arrojó a Jörmungandr al mar. La serpiente creció incluso más, hasta voltear Midgard como un Uróboros mordiendo su propia cola.
Cierto día, Thor y Tyr fueron a visitar al gigante Hymir. Cuando el anfitrión vio a Thor devorar dos colosales bueyes en la cena, se vio en la necesidad de ir a pescar al día siguiente. Thor quiso acompañar a Hymir para ayudarle en la pesca, pero el gigante le pidió que buscara su propia carnada. De este modo, la deidad del trueno dio muerte a Himinbrioter, el buey más grande de su anfitrión. Thor cortó la cabeza del buey, la cargó en su embarcación y comenzó a remar.
Al tiempo que se fueron adentrando en el mar, el gigante advirtió a Thor que se estaban distanciando mucho de su zona habitual de pesca, pero la deidad lo ignoró. Hymir indicó que podían estar en peligro si se topaban con la gran Serpiente de Midgard. Thor volvió a ignorarlo y siguió remando hasta que le pareció que ya debía de estar justo por encima de la colosal serpiente.
Thor estaba concentrado en Jörmungandr como objetivo cuando colocó la cabeza del gran buey como señuelo en su anzuelo. Entretanto la deidad del trueno estaba ocupado con su carnada, el gigante pescó dos ballenas que supuso que eran suficientes para el desayuno, y le pidió a Thor volver a tierra firme. Thor lo ignoró y esperó un poco más para ver si Jörmungandr al final picaba el anzuelo. El gigante aceptó quedarse a regañadientes y poco mas tarde, Thor sintió un fuerte tirón e intentó recoger el sedal haciendo uso de toda su fuerza.
Una terrible tormenta se desencadenó de la nada, y a juzgar por la resistencia de su presa, Thor comprobó que había inmovilizado a la Serpiente de Midgard. Tras un extenso forcejeo, la cabeza de la serpiente asomó en la superficie de las aguas. Thor cogió por lo tanto su martillo y se dispuso a chocar a la serpiente, pero el aterrorizado gigante cortó el sedal para imposibilitar que la barca fuera empujada al fondo del mar.
Jörmungandr se sumergió de reciente en las profundidades marinas, mientras el furioso Thor asestó un golpe a Hymir con su martillo por hacerle perder su presa. El golpe envió al mar al gigante, que no tuvo más remedio que nadar hasta la orilla y esperar a que Thor volviese a la playa con la barca cargada con las dos ballenas. Cuando se reencontraron, ambos tomaron las ballenas y volvieron a casa del gigante para comer.
Los Nagas de la India
Los Nagas son divinidades de la mitología Hindú que si bien son espíritus acuáticos, además surgen en tierra. Tienen cuerpo de serpiente y torso y/o cabeza humanos. Se les suele representar en parejas, con las colas entrelazadas. Las serpientes, y las cobras en general, poseen un papel muy notable en la leyenda India. Varios mitos manifiestan que el planeta se apoya sobre las cabezas de serpientes, y que cuando estas se desplazan ocurren los terremotos. igualmente se conoce a los Nagas como soberanos de las serpientes, y uno de ellos aparece en el Mahabharata, una epopeya escrita en sánscrito. En esta historia aparece nada menos que el Soberano de los Nagas, que auxilio a un Soberano Indio, en sus aventuras.
En el Mahabharata, un grupo de «entes celestiales» llega en carro aéreo para atender el banquete de la boda de los soberanos arios:
“Las deidades vinieron en carruajes sostenidos por nubes. Vinieron a ver la bella escena: Suparnas con alas, Nagas escamosos. Los relucientes carruajes celestiales navegaron sobre un firmamento despejado”.
Uno de los grandes poemas de la India, el Ramayana, es la historia de Sita, la novia de un príncipe denominado Rama, que es secuestrada por Ravana, el Soberano serpiente de Ceilán (antiguo nombre de Sri Lanka). Se supone que Rama es el príncipe Utu (Apolo) y que Sita es la princesa Aya (Artemisa). Rama persigue al ejército de Ravana a través de la India con la auxilio de un ejército de monos bajo el mando del soberano mono Hanuman. Ravana se retira a su isla donde aparentemente estaría a excepto de la persecución. Pero Hanuman construye un puente de piedras colosales y Sita es rescatada por Rama. En el transcurso del relato, Ravana es descrito en términos tales como: «él se alimenta de seres humanos» y «bebe la sangre de sus adversarios».
Ceilán, la isla del reino de Ravana, fue la fortaleza de los Nagas . Es descrito en fuentes chinas muy antiguas como el hogar de los Nagas. En una de las primeras referencias literarias a Ceilán, cuando negoció con China anteriormente de la ocupación aria de la India, y se la explica como tierra de misteriosas criaturas parecidas a reptiles. Debido a sus gemas y especias arribó a ser popular entre los comerciantes chinos. Fa-Hsien, un comerciante peregrino chino, compartió que la isla fue ocupada originalmente por los Nagas o deidades serpiente, con quienes comerciantes de diversos naciones realizaban intercambios. Los Nagas jamás se mostraban a los forasteros. Ellos sencillamente publicaban sus productos con etiquetas de precio adheridas a ellas. Los comerciantes depositaban el valor de las compras según el precio y se llevaban los productos.
Los Dragones Chinos
Si bien en la historia y mitología china los Dioses serpiente se representaban en forma de dragones, no hay ninguna duda de que se trata de los mismos entes que las serpientes aladas con extremidades inferiores o los Nagas hindúes. China eligió al dragón como el emblema nacional por razones profundas. Según la historia china, los dragones estaban actuales en la creación y distribuyeron el planeta con la sociedad y se consideró como la representación de el influjo divina en ese país. De igual forma que la serpiente occidental, el dragón estuvo ligado al desarrollo del hombre; y era el que le enseñó las tareas esenciales como realizar fuego, tejer las redes para la pesca, y crear música. El dragón chino era insuperable en sabiduría y su poder de conferir bendiciones, como resultado, vino a representar, más que un benefactor de los hombres, al emperador que se afirmaba poseía sangre de dragón.
En todas las tareas del emperador existían emblemas que simbolizaban su afinidad con el dragón: en su trono, en sus barcos, en sus banderas. En «El Soberano Vih», el más antiguo de los libros chinos, explica los días cuando el hombre y el dragón convivieron apaciblemente y tambien tuvieron relaciones sexuales. En el año 212 a.C. el emperador Tsin-Shi-Hwang-Ti, por un período de cuatro años, ordenó la destrucción de todos los libros antiguos y la persecución de los hombres ilustrados. Esta orden llevó a que fuesen enterrados vivos 460 sabios. a lo largo de esta supresión del conocimiento antiguo, «El Soberano Vih» fue considerado tan divino que fue eximido concretamente de su destrucción.
El ritual de la serpiente de los Indios Hopi
Los indios Hopi (Moki) vivían en el altiplano de las Montañas Rocosas en el suroeste de Estados Unidos. La inquietud principal de sus prácticas mágicas y religiosas era solucionar la escasez de agua y dominar las inhóspitas fuerzas de la naturaleza en la zona. Los indios decoraban a veces sus ceramios con imágenes de una casa, que según la cosmología india simboliza el cosmos, al lado a una serpiente. Pero sus rituales eran escenificaciones como una danza de máscaras que se manifestaba como danza de animales, de culto a los árboles y, al final, como danza con serpientes vivas.
Las razones más utilizados en la alfarería eran el pájaro y la serpiente, que entre los Hopi era considerado como el signo de culto más influyente. La alfarería localizada con estos motivos incluso se seguía fabricando a finales del siglo XIX. La iconografía de la serpiente enroscada y con la cabeza emplumada aparecía inalterada en vasijas recientes como en vasijas prehistóricas. Los recipientes se ubicaban en unos adoratorios subterráneos llamados kiwa en donde la serpiente ocupaba una posición central en el interior del culto. En varios zonas como Oraibi y Walpi, los indios realizaban una danza con serpientes vivas que duraba diversos días y en la que se usaban serpientes de cascabel.
En agosto, mes que precedía a las tormentas, se capturaban serpientes de cascabel a las que no se les quitaban sus colmillos venenosos, para hacer una ceremonia que poseía sitio en el desierto durante 16 días. Después se las trasladaba al kiwa donde los caciques de los clanes del antílope y de la serpiente las guardaban cautelosamente. Allí se les hacía pasar por ceremonias y se trataba a la serpiente como si fuera un iniciado sumergiendo su cabeza a la fuerza en un tipo de agua con todo tipo de hierbas medicinales. Después se las arrojaba sobre un dibujo delineado en la arena y que mostraba a las cuatro serpientes de la tormenta, y en el centro, un cuadrúpedo. En otro kiwa, un segundo dibujo de arena mostraba un cúmulo de nubes del cual emergían cuatro rayos en forma de serpientes de diferentes colores, que señalaban a los cuatro puntos cardinales. Arrojada violentamente sobre la primera pintura de arena, la serpiente acababa destruyéndola. El objetivo era obligar a la serpiente a actuar como propiciadora de los rayos y generadora de la lluvia. El último día de la ceremonia eran trasladadas a un arbusto.
En la parte final de la ceremonia, los indios se acercaban al arbusto, atrapaban a la serpiente viva, la acariciaban un rato y después la enviaban a la llanura como mensajera de sus plegarias. La serpiente no es sacrificada sino convertida en mensajera y mandada al lado a las almas de los fallecidos para que, en forma de rayo, provoque la tormenta en el firmamento. Para ellos está completamente prohibido comer serpiente.
El Amaru en los Aimaras
Amaru es el nombre de una deidad representada como una serpiente alada, con ojos cristalinos, hocico rojizo, cabeza de llama, y una cola de pez. Era un signo de la sabiduría en la era pre-incaica, motivo por el cual en los hijos de las Viviendas del Conocer (Yachay Wasikuna) se ubicaba la imagen de mencionado ser.
El Amaru esta vinculado con la economía del fuego que riegan las tierras agrícolas, simbolizando la vitalidad del fuego que permite la presencia de la villa aimara. igualmente simbolizaba el agua que discurre por los canales de regadío, ríos y vertientes que hacen factible que las semillas del cultivo se transformen en alimentos. se comenta que en las escamas del Amaru está escrito todo aquello que compone la vida.
Las celebraciones dedicadas a este dios se realizan en el mes de agosto durante la limpieza de los canales de irrigación. La veneración de Amaru, Mallku y Pachamama son las formas más antiguas de celebración que los aimaras incluso realizan en el presente.
En cuestión de la figura de Amaru como “serpiente voladora” (algo parecido a los dioses mesoamericanas Kukulkan o Quetzalcoatl) además simboliza a las exhalaciones o rayos que caen del firmamento (considerados como fertilizadores de la tierra); de hecho, el nombre quechua Túpac Amaru simboliza “encuentro de serpientes” o “lucha de serpientes”.
En Tiwanaku, el principal centro de culto y cultural aimara, se puede ver en un monolito de roca la figura de Amaru además de la de Mallku.
En Cusco, centro de la cosmovisión andina, el Amaru simboliza el nexo entre el firmamento y la tierra, primero como «Illapa» Rayo que va a la tierra después como serpiente. Del Hanan Pacha (Planeta Celestial), pasa por el Kay Pacha (Planeta actual) al Ukhu pacha (Planeta Interno o mamá Tierra). Su representación fue como una serpiente alada, pasando de un planeta a otro como gran comunicador de las deidades incas.
Las serpientes no continuamente han estado asociadas al mal, como sucede en el cristianismo. Muy al contrario, estas criaturas eran consideradas a veces símbolos de poder, equivalentes a dioses, que podían inclusive ofrecer su protección a la sociedad.
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