El sorprendente caso Ovni de la arrocera

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En toda esta región del litoral es habitual que se desarrollen las actividades del campo en horas muy tempranas o por la madrugada, debido al intenso calor reinante durante las horas del día. En esa circunstancia se encontraba trabajando Valeriano Galarza, empleado de la arrocera Chequín, con su tractor preparando el terreno para la siembra de arroz, en la madrugada del 20 de diciembre de 1978 en la citada arrocera, cercana a la localidad de Caá Catí. De pronto observó en el cielo una potente luz que en cuestión de segundos prácticamente se posó sobre su tractor, quedando suspendido encima de él, a unos 30 metros aproximadamente, según sus cálculos. En ese momento se apagaron las luces del tractor y se detuvo el motor, ante su lógica reacción de miedo, frente a lo desconocido. Lo primero que hizo fue tirarse en el suelo bajo el tractor, para protegerse de este extraño aparato luminoso.

Pero dejemos que sea él quien cuente su extraordinaria experiencia. Esto decía: “Era alrededor de las 4 de la madrugada, cuando vi en el cielo una luz muy fuerte que se aproximó rápidamente sobre mí, hasta quedar suspendida arriba del tractor, a unos 20 o 30 metros de altura más o menos. Parecía como que se cambió una estrella en el cielo, pero era mucho más grande. Vi  que era un objeto muy grande, de apariencia metálica, parecía plateado, que estaba suspendido en el aire, iluminando todo el campo a su alrededor con una luz blanca muy potente, con algunas tonalidades rojizas. Calculo que tendría unos 30 metros más o menos de diámetro, en absoluto silencio, sólo había un ruido que no era muy fuerte, similar al ruido de una máquina de coser. No pude verlo muy bien porque la luz era muy fuerte, muy potente y me encandilaba”.

Increíble relato

De esta manera, casi atragantado por la secuencia de los hechos, Galarza relató la experiencia de hace 43 años. Cabe señalar que Valeriano Galarza, quizás el primer testigo que vio tan de cerca un Ovni, ya falleció. Pero sigamos recordando su relato: “Cuando lo vi tan cerca, me quedé paralizado, casi no podía moverme, sólo atiné a bajarme del tractor como pude, y ponerme al lado de la rueda para guarecerme, porque pensé que se me podía caer encima este aparato desconocido. Todo habrá durado unos 2 o 3 minutos. De repente se encendieron tres o cuatro focos muy potentes a los costados del objeto y luego salió una luz muy fuerte en un extremo del objeto, que iluminó todo el campo como si fuera de día. La luz dio una vuelta completa, girando, como si estuviera buscando algo y después se apagó. En ese momento el objeto comenzó a elevarse lentamente y después desapareció a gran velocidad en el cielo, sólo pude escuchar un ruido sordo, apenas perceptible, como un zumbido, similar al de un panal de abejas. En ese momento el motor del tractor comenzó a funcionar de nuevo, porque se había detenido sólo cuando el objeto apareció”.

“Allí sí tuve miedo, prosiguió, pero después de que el objeto se fue, y todo quedó a oscuras, tuve temor porque pensé que a lo mejor me querían llevar, que esa luz me estaba buscando, al menos me dio esa impresión. No quise seguir trabajando y salí corriendo para contárselo a mi patrón, don Oreste Chequín y le pedí que me cambie de turno, que no quería volver a trabajar de noche, aunque tenga que sufrir el calor del día. Una vez que le pasó el susto, Galarza intentó volver a trabajar de noche, pero le ocurrió que, llegando la madrugada, vio el planeta Venus o lucero del alba como se lo llama en el campo, muy brillante en el cielo, se asustó y pensó: “Ahí están otra vez, seguro que vienen a buscarme” y se bajó del tractor para no volver a trabajar de noche, definitivamente. De ahí en más siguió trabajando únicamente de día, ante la tremenda experiencia que había tenido. Experiencia y secuelas que se llevó a la tumba, porque Valeriano Galarza ya murió hace algunos años, como ya lo dijimos.

Testigo calificado

Valeriano Galarza nunca leyó o escuchó algo sobre Ovnis, ni creía en las existencia de alienígenas, sólo había escuchado una noticia que había circulado en ese entonces, sobre una extraña experiencia que habían tenido dos pilotos de rally, que habían sido abducidos y nada más. Por ello se lo considera un testigo confiable, ya que a primera vista se ve que es un hombre sincero, incapaz de montar una mentira de este tipo. Además, coincide con otros casos similares en el mundo, como el del agricultor brasileño Vilas Boas en Brasil, en 1958, quien fue llevado al interior de una nave cuando estaba trabajando en el campo.

Como secuela de esta inolvidable experiencia, Valeriano Galarza sufrió un fuerte y persistente dolor de cabeza y ojos durante 4 o 5 días posteriores al hecho. Esto es habitual en la mayoría de los contactados en forma muy cercana a estos aparatos y su poderoso campo electromagnético que seguramente tienen. A los pocos días de este suceso, fueron reportados objetos similares al descripto por Galarza en Resistencia, Corrientes capital, Concordia y Santa Fe, por lo cual se deduce que estos objetos estaban incursionando por toda la zona nordeste en esos días.

En las adyacencias del lugar del hecho hay valetones, canales que llevan agua para el riego, en especial en las arroceras, donde es fundamental la existencia del agua. Los Ovnis suelen andar seguido por lugares donde hay agua, torres o cables de alta tensión, yacimientos minerales, etc. Esto se llama en Ovnilogía pautas de comportamiento. Valeriano Galarza pasó así a la historia de los casos emblemáticos ocurridos en la provincia de Corrientes, como el  primer testigo directo en lo que se puede calificar como un encuentro cercano del segundo tipo. (Investigación exclusiva in situ).

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