Los orígenes ocultos del Tarot

78 cartas: 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores. Este es el número de cartas que en la actualidad componen el Tarot y cuyo número y disposición vienen determinados por el famoso Tarot de Marsella. Sin embargo, ¿ha sido siempre así? ¿De dónde proviene esta enigmática baraja que nos permite conocer nuestro futuro? Las conjeturas han sido muchas y se ha hecho alusión a multitud de lugares para localizar sus orígenes. Desde el Antiguo Egipto, con el libro sagrado de Thot (el Hermes egipcio), hasta China o India. Sin embargo, con un estudio en profundidad sobre el tema, se ha demostrado que estas cartas se remontan al siglo XV, con características completamente diferentes a las del Tarot europeo.

En un principio, el Tarot era usado como un método para contar cuentos

Se ha considerado que el Tarot surge en Europa antes del siglo XIII, aunque las primeras cartas que fueron encontradas se realizaron en 1417. Es curioso que, en sus inicios, el Tarot no tuviese nada que ver con su uso adivinatorio actual. La primera alusión a esta baraja en la historia europea se produce en 1227 y muestra una finalidad claramente didáctica: “Los niños italianos son instruidos en el conocimiento de las virtudes mediante unas láminas que denominan carticellas”. En definitiva, el Tarot era al principio utilizado como cuentacuentos.

Conforme va pasando el tiempo, tanto la temática de las cartas como los materiales con los que se hacían permiten saber cuál era el rango social al que estaba destinada cada baraja, que ya estaba siendo utilizada como un juego. Fue tal la importancia que acabaron consiguiendo las cartas que llegaron a considerarse objetos de lujo, en las que también se incluían metales preciosos que las convertían en piezas muy frágiles. De hecho, era tal su valor que eran mencionadas en muchos inventarios de personas poderosas junto con sus joyas y muebles, lo que muestra la importancia que llegaron a alcanzar entre las clases más ricas.

LAS CARTAS PROHIBIDAS

Pese a que se tiene cada vez más conocimientos sobre este tema, todavía existen grandes dudas acerca de cómo se ideó el Tarot y, sobre todo, de cómo se inspiraron para crearlo, algo que ha llevado a pensar que existió una fuerte intención de combinar el juego de azar con puntos numéricos. Lo que sí está claro es que su uso empezó a generalizarse de tal manera que en el siglo XIV encontramos algunas medidas restrictivas en varios reinos. En el caso de Castilla, Alfonso XI recomendó a los caballeros no jugar a los naipes y en el de Alemania, fueron prohibidos en 1310.

Las primeras cartas de Tarot similares a como hoy lo conocemos fueron documentadas por primera vez en Italia en el siglo XV

Sin embargo, las primeras cartas de Tarot, que podemos considerar como tal por su similitud con la idea actual, fueron documentadas por primera vez en Italia, en el siglo XV, bajo el nombre de “Triunfos”, de los que se desconoce el porqué de dicho nombre. La idea más aceptada es que, con motivo de la victoria de Alfonso V de Aragón sobre el trono de Nápoles (1442), se realizaron unas cabalgatas en su honor a las que se vincularon estas cartas. Entre estos Triunfos cabe mencionar el Tarot Visconti-Sforza, ricamente adornado con pan de oro y fragmentos de lapislázuli, que perteneció a las dos familias nobles que llevan su nombre. En contraposición a este, con un carácter más inclusivo en cuanto a rangos sociales y disciplinas científicas, cabe mencionar el Tarot de Mantegna, compuesto de 50 cartas y que muestra ya figuras conocidas por todos dentro del Tarot como El Emperador, El Sol, La Luna o El Rey de Bastos

Desde este punto y con la introducción posterior de los arcanos mayores, la baraja se irá complicando e irá sumando un contenido simbólico que las va acercando más a la actualidad. Uno de los pasos más significativos para este conjunto de cartas se produjo en el momento en el que abandonó su exclusividad entre la nobleza y empezó a entrar en contacto con el resto de la sociedad, lo que le permitió conseguir una dimensión más popular, con imágenes más diversas, entre las que figuraban ideas cotidianas y teatrales. Sin embargo, no será hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX cuando el aspecto más mágico y místico de las cartas del tarot, su enigmático uso adivinatorio, sea plenamente alcanzado.

Sin lugar a duda, el verdadero problema que presenta el estudio del Tarot es que no se han encontrado muchos ejemplares históricos y, los que sí han podido ser documentados, no están completos. Aunque esto dificulte su identificación y estudio, son bastante notables las variaciones que ha experimentado el Tarot a lo largo de su historia, adaptándose completamente a los cambios sociales y a los usos que se ha dado en cada época. Y es que el Tarot, pase lo que pase, todavía seguirá acompañándonos durante muchos siglos más.

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