Ardat Lili: la madre de Lilith (y abuela de los vampiros)

Ardat Lili: la madre de Lilith (y abuela de los vampiros)
Ardat Lili: la madre de Lilith.
Lilith, la madre de los vampiros, no surgió espontáneamente del pensamiento de algún dios olvidado de la oscuridad.
También fue hija.
Su madre fue Ardat Lili —también conocida como: Ardat LileIrdu o Lile—, progenitora de una de las razas y clanes de vampiresas más aterradoras de la mitología.
Originalmente, Ardat Lili fue una diosa acadia estrechamente vinculada con el vampirismo, o, si seguimos el rastro de los mitos hebreos, una oscura deidad babilónica con raíces en la antiquísima Sumeria.
Si traducimos simbólicamente las palabras sumerias Ardar Lili el resultado sería: doncellas vampiro; es decir, vírgenes que se han convertido en vampiros.
Esto demuestra que la hipótesis del origen sumerio de Ardat Lili es errónea, ya que los acadios hablan de una sola Ardat Lili, a pesar de que el nombre no es singular, sino un símbolo, una forma de señalar la capacidad multifacética de un ente en particular; quizá fusionado el mito de los Vardat Lilituentidades vampíricas menores que se desprenden de Ardat Lili.
Se considera que Ardat Lili es la madre de Lilith, aquella primera esposa de Adán y luego convertida en demonio y madre de los vampiros, ya que esta vampiresa precede todas las leyendas de Lilithque se han conservado, muchas de las cuales son copias casi calcadas de los antiguos mitos de Ardat Lili.
En honor a la verdad, Ardat Lili no era una vampiresa ambiciosa. Por el contrario, su único deseo era ser madre.
Sin embargo, fue maldecida por los dioses solares y su vientre se convirtió en un páramo yermo, estéril, donde la vida no lograba arraigarse a pesar de sus temerarios y sistemáticos intentos por quedar embarazada.
Las leyendas acadias hablan de Ardat Lili como una vampiresa de feroces apetitos sexuales, que agota a los hombres en verdaderas maratones amatorias, cuya intención era drenar a los hombres más aptos de las aldeas, quienes eran prolijamente devorados luego del cortejo.
Se dice que un espíritu del desierto se apiadó de Ardat Lili, y le concedió lo que tanto quería: un hijo, a condición de relegar en él todo su poder.
Ella accedió y Lilith, repentinamente, comenzó a gestarse en su vientre hostil.
Nadie ha señalado los avatares de aquel parto, ni si la promesa fue cumplida en tiempo y forma.
Sólo sabemos que su mito fue cayendo en un prudente olvido a medida que otro, acaso más poderoso y significativo, nacía y crecía en formas cada vez más fantásticas.