Morgawr, el monstruo marino de Cornualles

Morgawr, el monstruo marino de Cornualles

Nos vamos hasta Gran Bretaña, para hablar de un críptido de los más activos en los últimos tiempos, y de los que menos información existe en Internet. Estamos en la costa de Cornualles, en Inglaterra, lugar con profundidades abismales y habitadas por grandes tiburones, delfines, ballenas, focas, etc. El Morgawr, era la palabra que usaban los antiguos celtas para nombrar a esta criatura marina, con forma de leviatán, que tenía atemorizada a esta cultura. Los avistamientos más recientes ha hecho que los investigadores y paleontólogos indaguen en este caso, y han concluido en una cosa: Es un lugar idílico para vivir por la cantidad de alimentos, la profundidad y la seguridad de la zona. Esta teoría se ha visto reforzada por la posible captura de juveniles del Morgawr, y otros avistamientos:

– En 1876, devolvieron al mar unos pescadores a una pequeña criatura marina con cuello alargado.

– En 1926, un gran cuerpo fue capturado por unas redes de pescadores. Sólo la cola medía más de 2,5 metros, mientras que el cuerpo más de 5.

– En 1970, una señora de Falmouth, encontró un enorme cuerpo marino varado en la playa. No pudo fotografiarlo ni analizarlo, ya que la marea se llevo los restos y los peces acabaron con los restos.
– En 1976, una fotógrafa llamada Maria F. publicó en el diario local Falmouth Packet  dos instantáneas del Morgawr. Se puede distinguir claramente un largo cuello y forma de animal marino prehistórico y que según la fotógrafa tenía un tamaño entre 5 y 7 metros.

– En 1992, un matrimonio que estaba de vacaciones por la zona, divisó un monstruo similar al del Lago Ness, por la costa de Cornualles.
– En 2002, uno de los trabajadores del Museo de Historia Natural de Londres filmó lo que puede ser el Morgawr. Pensó que era un cetáceo o tiburón pero al ver un largo cuello salir del agua, se quedó impresionado. Tan importante es el vídeo que muchos biólogos y expertos dan veracidad a la filmación.

Estos hechos hacen que la posibilidad de que un animal marino prehistórico sobreviva aumente, ya que si la zona tiene comida, y zonas abisales, podríamos estar ante un auténtico fósil viviente.