Hacia una compresión más profunda del TDAH

Hacia una compresión más profunda del TDAH

El TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno de conducta que aparece en la infancia, y que se suele empezar a diagnosticar en torno a los 7 años de edad aunque en algunos casos este diagnóstico se puede realizar de una manera más precoz. Se manifiesta como un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado. 

 A su vez, el TDAH se puede asociar con frecuencia a otros problemas, y sus consecuencias se aprecian en distintos ambientes de la vida del niño, no solo el escolar, sino que también afecta en gran medida a las relaciones interpersonales tanto con la familia, como con otros niños y con sus educadores. El TDAH se puede desglosar en varios sub-tipos, dependiendo de qué grupo de síntomas predominen:  1-TDAH de inatención 2-TDAH de hiperactividad e impulsividad 3-TDAH combinado o mixto (problemas tanto de atención como de hiperactividad e impulsividad)  Las manifestaciones o características más habituales de este trastorno se relacionan con los siguientes comportamientos: Su actividad motriz les lleva a levantarse continuamente de su asiento, charlar con los compañeros, hacer ruido… lo que provoca una interrupción constante del profesor. Su dificultad de concentración les hace distraerse fácilmente, llevándoles a dedicar más tiempo de lo normal a la ejecución de las tareas escolares y a obtener unos rendimientos más bajos. Ese bajo rendimiento escolar es consecuencia también de una mala memoria secuencial, produciéndoles dificultades de aprendizaje tanto en operaciones aritméticas, como en lecto-escritura. Su impulsividad les suele llevar a un deseo de terminar las tareas lo más rápido posible, lo que provoca que cometan tantos errores, como comerse sílabas o palabras cuando escriben o leen, confundir unas palabras con otras. A todas estas características hay que sumarles el alto grado de frustración que les produce el no realizar  las tareas con la misma rapidez y diligencia de sus compañeros, las continuas quejas de sus profesores, el rechazo de sus compañeros, que en ocasiones les lleva a reaccionar con rabietas o estallidos, mostrándose hacia los demás como una persona con poca capacidad de autocontrol. Todo ello tiene como consecuencia  que les provoque una baja autoestima sobre si mismo apareciendo entonces otros trastornos como la depresión y ansiedad, trastorno de conducta, trastorno de oposición desafiante, en definitiva, una detección no temprana les puede conducir a cualquier tipo de conducta antisocial. Poco se sabe acerca de las causas del TDAH, pero, además de los genes, se sospecha que los factores ambientales pueden desempeñar un papel relevante.  Contaminación y TDAH Los HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos ) son contaminantes tóxicos del aire que son generados por muchas fuentes, como el tráfico, las calderas de calefacción y las plantas generadoras de electricidad que utilizan combustibles fósiles. La exposición prenatal al aire contaminado, en concreto al HAP, aumenta aparentemente las probabilidades de problemas de conducta asociados al TDAH, según los investigadores del Centro Columbia de Salud Ambiental Infantil de la Escuela de Salud Pública de Mailman(EE.UU.). Tras analizar a 233 mujeres embarazadas no fumadoras residentes en Nueva York y a sus hijos, desde el embarazo hasta la niñez, comprobaron que los niños nacidos de madres expuestas a altos niveles de HAPdurante el embarazo tenían cinco veces más probabilidades de lo habitual de tener hijos con síntomas característicos del TDAH. El estudio, que se publica en «PLoS ONE» es el primero en explorar la conexión entre la exposición al HAP prenatal y el TDAH en los niños en edad escolar. «Este estudio sugiere que la exposición a estos contaminantes presentes en el aire de ciudades como Nueva York puede desempeñar un papel en la aparición de TDAH durante la infancia», señala la investigadora Frederica Perera. Y añade: «los resultados son preocupantes porque los problemas de atención influyen en el rendimiento escolar, las relaciones sociales y en el trabajo». Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) estiman que alrededor del 10% de los niños estadounidenses tienen alguno de los tres tipos de TDAH. En España se calcula que la cifra oscila entre el 3 y 7% de la población infanto-juvenil.  Los investigadores midieron los niveles de exposición a los HAP de las madres utilizando mediante análisis de sangre. Y la exposición infantil a HAP se midió por la presencia de metabolitos en orina a los 3 o 5 años. Los investigadores no saben con exactitud cuál es el mecanismo por el cual la exposición HAP aumenta la probabilidad de TDAH, pero en el estudio se sugieren varias posibilidades, incluyendo la interrupción del sistema endocrino, el daño del ADN, el estrés oxidativo y la interferencia con factores de crecimiento de la placenta, lo que produce una disminución en el intercambio de oxígeno y nutrientes. Posturas encontradas  No todos los investigadores están de acuerdo con el diagnóstico clínico del TDAH. Por ejemplo, el catedrático Marino Pérez, asegura que no hay biomarcador cerebral que justifique el Trastorno por Déficit de Atención

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