Soldados se enfrentaron a un “Humanoide Verde” en una base militar

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Soldados se enfrentaron a un “Humanoide Verde” en una base militar

La madrugada del 12 de noviembre de 1976, estaban haciendo guardia en la base aérea de Talavera la Real (España) los soldados José María Trejo y Juan Carrizosa..

Ambos soldados se encontraban en el lugar de combustible de la base, cada uno de ellos en una garita, alejadas ambas entre si por unos 60 metros.

De repente comenzaron a escuchar unos sonidos insolitos que parecían interferencias radiofónicas, pero este sonido se fue trasformando en un silbido agudo y penetrante que se metía en los oídos, dando la sensación que te iba a estallar la cabeza.

Este enigmatico y molesto sonido duró unos cinco minutos, instante tras el cual Trejo le preguntó a Carrizosa si lo había oído y este contestó afirmativamente.

En aquel instante creyeron que se podría haber hecho una violación del perímetro de la base y armados con subfusiles-Z62 empezaron una inspección ocular por los alrededores de las garitas, casi sin tiempo para investigar nada, volvieron a escuchar el sonido durante diferentes cinco minutos, era un sonido agudo tan intenso que hacía daño en los oídos.

En el instante en que cesó el sonido atronador se percataron al lado encima de ellos una claridad que duró unos 15 ó 20 segundos, era parecido a la luz que desprende una bengala encendida

José Hidalgo, un amigo que además estaba de guardia esa noche se presentó con un perro pastor alemán en las garitas asustado por el brillo que había observado.

Los militares continuaban pensando que alguien podría haber accedido a las instalaciones de la base aérea, así pues avisaron al cabo de guardia que estaba al mando, Pavón, que ordenó una inspección ocular por todo el perímetro de la base.

Los tres soldados acompañados por el perro, caminaban al lado a la pared que separa la base de la carretera, iban con las armas cargadas y listas, pero estaban tranquilos, dado que el perro no mostraba signos de preocupación.

De repente, cuando llevaban andados unos 300 metros sintieron un remolino de aire y oyeron como se rompía la rama de un eucalipto próximo, agarrados fuertemente a sus armas decidieron soltar el perro que fue directo hacia donde se había producido aquel remolino.

Tras un primer reconocimiento, el perro no aparentaba localizar nada raro, no ladró ni hizo ningún tipo de ruido, pero volvió hacia los soldados tambaleándose, como si estuviese mareado.

Volvieron a mandarlo varias veces más y su conducta era parecido, no hallaba nada en el sitio pero volvía mareado.

Repentinamente en un instante dado el can adopta una medida defensiva y empieza a caminar en círculo en torno de los soldados, esta es un procedimiento de defensa que les enseñan: cuando sienten peligro giran haciendo círculos sobre los individuos a las que deben defender.

Gritaron varias veces dando el alto los soldados pero nadie contestó, en un instante, el soldado Trejo siente un escalofrío por todo su cuerpo, poseía la sensación de que algo o alguien se encontraba detrás de él.

Al girarse pudieron ver a unos 15 metros de ellos a una figura verdosa, formada por diversos puntos de luz, de unos 3 metros de altura, con una cabeza reducida en la que aparentaba llevar un tipo de casco, y un cuerpo grueso del cual salían unos largos brazos que estaban en posición de cruz, las manos y los pies no pudieron verlas.

Trejo intentó disparar, pero sintió un agarrotamiento general en su cuerpo que se lo impidió y cayo al suelo mareado. Hidalgo y Carrizosa hicieron en total entre 40 y 50 disparos contra el engendro que de repente se esfumó dando un fogonazo como si de un flash se tratara.

En ese preciso instante volvieron a oír ese sonido tan agudo y chirriante que habían escuchado con anterioridad, en este momento además duró entre 10 y 15 segundos. Cuando cesó el sonido, auxiliaron a Trejo a levantarse y fueron a dar el aviso en la base que se puso en aviso máxima.

Al día siguiente 50 soldados peinaron la zona donde había ocurrido el hecho y no encontraron ni los casquillos utilizados, ni impactos de bala en la tapia colocada tras el supuesto gigante.

Investigadores militares certificaron que las ametralladoras habían sido disparadas, pero ¿qué sucedió con los proyectiles? ¿Contra qué disparaban?

Unos días mas tarde, Trejo caía al suelo inconsciente en el comedor de la base, tras haber enseñado varios signos de ceguera, a partir de ese instante el soldado tuvo diversos episodios vinculados con desajustes que denominaron nerviosos.

Los protagonistas de esta historia no sabrían decir que fue exactamente lo que observaron, pero de lo que están seguros es de que vieron una criatura raro que no se correspondía con un humano.

El autor J.J. Benítez es uno de los firmes defensores de que lo que se vio en la base aérea de Talavera era lo que podríamos llamar un tripulante de una vehículo espacial.

Para diferentes, como el investigador valenciano Juan Ballester que tomó parte en la década de los noventa en la desclasificación de informes sobre avistamientos OVNI por parte del Ejército considera que lo que ocurrió pudo deberse a un delirio alucinatorio de un soldado que unido a histeria contagiada, temor y desconcierto degeneró en la historia que hemos contado.

Sobre este hecho, el Ejército del Aire abrió un expediente del suceso pero fue cerrado velozmente, según parece, porque que no existía información bastante en este sentido.

Escasamente unos meses anteriormente, a principios de 1975, un controlador de la torre de la base aérea localizó irregularidades en la pantalla de control, se dio parte a los superiores, pero el expediente fue archivado por el Ministerio, sin pena ni gloria, de igual forma que con este suceso.

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