Enki y Enlil: Las historia prohibida de la humanidad

Según el relato del Génesis, el duodécimo planeta, conocido como “Nibiru, Planeta X o Herculubus” estaba poblado por unos seres muy similares a nosotros, los humanos. 

La historia descifrada en las tablillas sumerias cuenta que dichos Seres encontraron un problema severo en su atmósfera lo que les habría hecho viajar a través del sistema solar con el fin de encontrar oro, un metal especial que podría resolver la problemática en su Planeta.

Cuando Nibiru se acercó a la órbita Terrestre hace unos 432.000 años, los Nibiruanos utilizaron naves espaciales para enviar individuos y bienes esenciales desde su Planeta a la Tierra. Aquellos seres establecieron bases en la antigua Mesopotamia, Hoy (IRAK e IRÁN) también instalaron minas para la extracción de oro en el Sur de Africa, donde se encontraban abundantes depósitos de este mineral.

Debido a que ejecutar el pesado trabajo minero no convenía a los maestros Nibiruanos, el pueblo Anunnaki fue enviado en su lugar para hacer el trabajo por ellos, siendo tratados como una especie de esclavos a pesar de sus características físicas e intelectuales.

Los Anunnaki pronto se rebelarían contra sus supervisores para exigir  crear a un ser inferior con el fin de que realizase este “pequeño” trabajo por ellos.

Los líderes consultaron sus propuestas y finalmente llegaron a la conclusión de que sería necesaria la intervención de un ser menor para desarrollar dichos trabajos. Así crearon a una nueva especie combinando sus genes con los de los primates más que vivían en la Tierra.

Enlil el líder de los Anunnakis © Museo Británico

Al principio, Enki y Ninmah (dos de los líderes) diseñaron seres de formidable fuerza y gran tamaño. Mas, estos nuevos seres presentaban un “fallo” importante: no podían reproducirse, por lo que los llamados “dioses” tenían que estar creándolos continuamente. Entonces, Enki y Ninmah desarrollaron varios prototipos de seres hasta que lograron alcanzar la meta deseada, consiguiendo que se pudieran reproducir entre ellos.

Cada vez que Nibiru se alejaba de la Tierra, una parte de los “dioses” regresaba a su planeta natal hasta que terminara el ciclo de 3.600 años, un período temporal al que los sumerios llamaban Sar. Mientras tanto, los Anunnaki permanecían en la Tierra para de sus esclavos, tal y como les había sido ordenado por sus “dioses”.

Reconstrucción de un ejemplar de Homo erectus expuesta en el Museo del Estado de Westfalia, Herne, Alemania

Sin embargo, los nuevos seres, creados a imagen y semejanza de sus creadores, finalmente comenzaron a luchar por cuestiones terrenales, formaron una alianza y se rebelaron contra sus amos, de manera exactamente igual a como habían hecho los Anunnaki anteriormente. Muchos de ellos lograron escapar de las minas y, se establecieron como individuos libres en otras regiones de la Tierra, viviendo sus vidas, “como bestias salvajes”.

Enki, El Científico jefe de los Anunnakis © Museo metropolitano de Arte en Nueva York

Tras 3.600 años el ciclo se completó una vez más, y los líderes de los Anunnaki volvieron a la Tierra, quedando muy descontentos al contemplar que la situación estaba fuera de control. Condenaron a los Anunnaki a trabajar en las minas una vez más, y durante su breve estancia en el planeta Tierra, los maestros realizaron nuevos experimentos para crear una raza más perfecta de trabajadores. Así, desarrollaron una nueva especie capaz de pensar, hablar y reproducirse, creando al hombre moderno.

El jefe científico Enki y el médico Ninti, hicieron uso de la manipulación genética y la fertilización in vitro a fin de crear a los seres humanos “a su imagen y semejanza”. El proceso consistió en el desarrollo de un organismo biológico en un entorno controlado no biológico, similar a tubos de ensayo y probetas.

Representación de Nimmah con el primer humano en su regazo

“Varón y hembra los creó; y los bendijo, y los llamó Adán el día en que fueron creados”. (Génesis 5,2). El término hebreo Adán no se referiría por tanto a un solo hombre, sino más bien, al primer grupo de seres humanos llamados adanitas ADAM (ADN)  o “Los que son de la tierra”.

Tras la creación del hombre, los Anunnaki todavía se enfrentaban a otro gran problema: los esclavos que habían escapado y se habían dispersado por gran parte del planeta se estaban reproduciendo sin planificación alguna. La solución llegó en la forma de un gran diluvio, pues este sería el resultado de las alteraciones de la cercanía del planeta Tierra con el Planeta de los Anunnakis.

Entonces, los Anunnaki junto con sus “Dioses” decidieron abandonar el Planeta y dejar que todos sus habitantes perecieran en el diluvio universal, pero Enki, convencido de que su última creación era demasiado perfecta y única, decidió ayudar a los humanos instruyendo a Atrahasis para que construyera un Arca, una historia similar a la del Noé Bíblico.

El Diluvio’, óleo de León Comerre (1850-1916). Museo de Bellas Artes de Nantes

Según el investigador Zacarías Sitchin (1920-2010)  los escritos antiguos sugieren que estos “dioses” guiaron el desarrollo de la civilización sumeria y que la monarquía humana se desarrolló principalmente para formar un conducto entre la humanidad y los Anunnankis.

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