Amazonía en “código rojo”: a punto de entrar a catastrófico “punto de no retorno”, alertan investigadores

Amazonía en “código rojo”: a punto de entrar a catastrófico “punto de no retorno”, alertan investigadores

Si se mantienen los actuales altos índices de deforestación, la degradación del suelo y los incendios que se han registrado en los últimos años, la mayor selva tropical del mundo podría alcanzar ese punto de inflexión anteriormente del 2050, perder hasta un 70 % de su flora nativa y transformarse en un área básicamente desértica.

La voz de alarma fue dada por el Panel Investigador de la Amazonía (SPA, en sus iniciales en inglés), compuesto por más de 200 investigadores de todo el planeta y que este viernes presentó los resultados de una evaluación integral hecha en esa selva.

conforme con el investigador brasileño Carlos Nobre, copresidente de SPA, las zonas más delicados de llegar al nivel de no retorno en este bioma se sitúan hacia el sur de la Amazonía, desde Bolivia hasta el océano Atlántico, pasando por los estados brasileños de Rondonia, Mato Grosso y Pará.

Dos millones de kilómetros cuadrados de Amazonía en peligro de desaparecer

En explicaciones para el medio EFE, Nobre manifestó se trata de un área de más de dos millones de kilómetros cuadrados -casi la tercera porción de toda la Amazonía y una superficie similar al tamaño de México- donde grandes partes de selva pasaron a ser fuente de emisión de dióxido de carbono (CO2) en los últimos diez años, en contra de lo que sucede en la mayor porción de este bioma, que funciona como sumidero de carbono.

Esto se debe a que, en esa zona del ecosistema, la era de sequía se ha extendido en casi un mes en las últimas dos decenios, ocasionando un incremento de la temperatura y la consecuente reducción de las lluvias.

Para este investigador en calentamiento global, el cambio climático ha debilitado a la selva, que está soltando su capacidad de reciclar agua, aumentando los incendios y aniquilando la flora habitual de clima húmedo, un proceso que de no pararse puede transformarse en una “apocalipsis”.

Nobre alertó:

“La selva almacena, abajo y encima del suelo, entre 150.000 y 200.000 millones de toneladas de carbono. Si llegar al punto de inflexión se sobrepasa, y esto puede ocurrir en entre unos veinte o treinta años, es posible que entre el 60 % y el 70 % de la selva se transforme en un ecosistema degradado”.

Urge restablecer la selva e incentivar la bioeconomía

La cuenca amazónica y su bioma ocupa el norte de Suramérica y se extiende por ocho naciones (Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Guayana y Surinam), más la Guayana Francesa, que es un departamento francés de ultramar.

La devastación de la selva, al lado con los cambios climáticos, tiene en jaque a este ecosistema, que acoge el 10 % de la flora y fauna mundial, que desempeña un papel básico en la regulación climática y donde viven en las proximidades de 47 millones de personas, de ellas 2.2 millones de indígenas.

Para los investigadores del Panel, las intenciones no pueden quedarse en el papel. Es imperativo “actuar ya”, poner freno inmediato a la devastación en las áreas que se acercan al nivel de no retorno, fijar la meta de cero deforestación para 2030 e implementar políticas eficaces de control contra los delitos ambientales que fomentan esta problemática, como el comercio ilícito de madera y la minería ilegal.

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¿Qué se puede realizar para reparar la Amazonía?

Entre las principales recomendaciones del Panel están restablecer las extensas áreas que han sido devastadas con razas propias de la flora amazónica y incrementar la velocidad la regeneración natural de la selva.

igualmente es urgente incentivar el desarrollo de este ecosistema impulsando acciones de bioeconomía, como la explotación sostenible de frutos y plantas medicinales propios de la Amazonía que mantengan al bioma en pie y en la que participen las comunidades que viven la zona.

Una hectárea de un sistema agroforestal en la selva amazónica puede generar una rentabilidad por encima de los 1.000 dólares al año (unos 875 euros al cambio actual), muy superior a las ganancias entre 100 y 200 dólares (87.5-175 euros) que dejan la actividad pecuaria y los cultivos de soja, respectivamente, según informaron los investigadores.

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