
Marte tiene gran parte de las cosas que necesitamos pare convertirse en nuestro segundo hogar en el cosmos. Tiene mucha agua helada bajo su superficie, una gravedad relativamente parecida a la nuestra y hasta sus días son de casi la misma duración que los terrestres, pero le falta un elemento crucial: magnetosfera. Un nuevo estudio detalla cómo podríamos crear una.
La magnetosfera es el escudo protector que nos protege del viento solar. En la Tierra se genera en el núcleo, donde las corrientes de hierro fundido actúan como una gigantesca dynamo que emite un potente campo magnético. Marte, sin embargo, no tiene un núcleo como el de la tierra. El centro del planeta es más pequeño y frío, y no tiene la potencia necesaria como para generar un campo magnético como el terrestre. Sin esa protección, la superficie de Marte se ve constantemente bombardeada por dosis de radiación solar demasiado altas como para resultar saludables. Un segundo problema incluso más grave es que, sin magnetosfera, el viento solar va erosionando poco a poco la atmósfera de Marte. Hace millones de años era mucho más densa y rica en agua, pero ahora es mucho más tenue.
Terraformar Marte pasa necesariamente por dotar al planeta de una magnetosfera que permita a la atmósfera recuperarse (con algo de ayuda por nuestra parte) y crear un escudo contra la radiación. Intentar reiniciar a lo bruto el núcleo marciano es inviable, así que una de las ideas que se barajan para crear este campo magnético es usar satélites con generadores. Esa, de hecho, es una idea que aparece sugerida en la serie de TV The Expanse, pero poner en marcha un proyecto es complicado.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell cree haber encontrado una alternativa. Sigue siendo una propuesta titánica, pero al menos es más factible que cubrir la órbita de Marte de generadores. Lo que el estudio recién publicado en Acta Astronáutica propone es usar Phobos como base de operaciones.

Phobos es la más grande de las dos lunas de Marte, y también es la más próxima al planeta. Tanto que completa una vuelta en tan solo ocho horas. Lo que los investigadores proponen es construir un generador de partículas en Phobos que cree un flujo constante de partículas aceleradas a lo largo de la órbita del satélite. Ese flujo sería suficiente como para generar un enorme dónut de plasma alrededor del planeta que actuaría como una magnetosfera artificial.
Por supuesto, una cosa es que en teoría funcione, y otra muy diferente es calcular exactamente cuántos recursos necesitaríamos para poner en marcha semejante empresa. La idea está ahí. Ya solo hace falta desarrollarla.
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