El Instituto Schiller alemán vuelve a la afinación a 432 Hz.

El Instituto Schiller alemán vuelve a la afinación a 432 Hz.

El Instituto Schiller alemán vuelve a la afinación a 432 Hz.

El Instituto Schiller alemán ha llevado una campaña mundial para volver a la afinación a 432 Hz. una batalla que ya libró el propio Verdi.

La mayoría de instrumentos en casi todas las agrupaciones musicales en el mundo y los principales sonidos que oímos día con día se encuentran afinados en una sola frecuencia: 440 Hz. Sobre todo en EEUU. De hecho comprobarás que cuando vas a comprar un diapasón a cualquier tienda sólo los encuentras de 440 Hz. ¿Porqué?
No hay que ser un gran investigador para descubrir que fue durante la década de los años 30 cuando el entonces Ministro de Propaganda Nazi y mano derecha de Adolfo Hitler Joseph Goebbels creó un decreto por el cual se instaba a toda Europa a afinar el LA musical a 440 Hertzios, en lugar de a 432 Hz, frecuencia a la que se afinaba toda la música hasta el momento.
El profesor Dussaut del Conservatorio de París hizo una encuesta sobre 20.000 músicos de Francia y todos ellos votaron unánimemente por una afinación a 432 Hz. Fue ignorado.
En 1953 el decreto de Goebbels fue aprobado por parte de la Organización Internacional de Normalización (ISO) y extendido a todo el mundo. Resulta extraño conocer que el gobierno Nazi mostrara “interés por las afinaciones musicales”(!); para el Bian T. Collins, investigador y especialista en el tema “432 Hz vibra en los principios de la media de oro PHI y unifica las propiedades de la luz, tiempo, espacio, materia, gravedad y el magnetismo con la biología, el código del ADN y la conciencia. La afinación natural a 432 Hz tiene efectos profundos en la consciencia y también en el nivel celular de nuestro cuerpo.”, una afinación obligada en 440 HZ podría entonces originar un efecto distorsionado o No adecuado.
432 Hz es la única frecuencia que es capaz de reproducir de forma natural la llamada “Espiral musical pitagórica”. Es la misma secuencia de crecimiento que sigue toda forma de vida. Utiliza la fórmula “Phi” también conocida como la “Regla de Oro”, y se halla, a su vez, en la “Secuencia Fibonnaci”.

Los instrumentos con los que Mozart o Verdi compusieron sus obras maestras estaban afinados a 432 HZ. Los Stradivarius originales fueron desarrollados para resonar sobre los 432 Hz.
Cuando la nota LA está afinado a la frecuencia de 432Hzsus octavas corresponden a 27 Hz, 54, 108, 216, 864, 1728, etc…
“Re” resulta en 576 Hz, que se convierte en 9 Hz, 18, 36, 72, 144, 288, 1152 en sus otras octavas. “Mi” es 324 Hz que se convierte en 81 Hz, 162, 648, 1296, etc..
Todas estas frecuencias son divisibles por 3 …

Instituto Schiller – Volver a la ‘Afinación antigua’
Estos artículos se publicaron en 1988.
En los últimos períodos, el Instituto Schiller ha organizando conciertos en muchas comunidades y países , con el “do =256”, es decir, la afinación de Guisepe Verdi .Hay un movimiento que en el 2001 organizó una opera, en el pueblo de Busetto, Italia, con esta afinación natural, por la memoria del hijo de Busetto, Verdi.
Instituto Schiller -1988
Desde Italia, la tierra de Verdi y del Bel Canto, se ha dado inicio a una verdadera revolución en la música cuyas implicaciones serán sentidas en las casas de ópera de Viena, München, Berlín, y París, en las salas de conciertos donde se cantan Lieder y aún en el escenario del Metropolitan Opera House de N. Y.
Por primera vez en casi un siglo, los amantes de la música podrán escuchar el repertorio clásico interpretado en la forma que los grandes compositores como Mozart, Bach, Beethoven y Verdi, deseaban.
Una nueva generación de grandes cantantes, considerada imposible de surgir por mucho tiempo, se hará realidad; también la posibilidad formar nuevos compositores que escriban en la tradición de los clásicos, se abrirá de nuevo.
Todo empezó en una conferencia en Milán, el pasado mes de abril cuando las estrellas de la ópera Renata Tebaldi y Piero Capuccilli apoyaron un llamado emitido por el Instituto Schiller para reestablecer la afinación basada en el La = 432 Herz, usada en el tiempo de Verdi.
Más de 400 importantes ejecutantes y directores de orquesta dieron de inmediato su apoyo a la propuesta del Instituto Schiller para bajar la afinación; entre ellos: Carlo Bergonzi, Plácido Domingo, Brigit Nilson, Peter Schrier, Christa Ludwig, Mirella Freni, la soprano del Metropolitan Bidú Sayao, el cellista de la orquesta del Metropolitan Jascha Silbertein y el famoso director Gianandrea Gavazzeni.
Tan entusista respuesta del mundo musical indica que grandes músicos hacen hasta lo imposible para interpretar el repertorio clásico, han visto obstaculizados sus esfuerzos por la carrera competitiva de los directores de orquesta para subir la afinación cada vez más.
Algunas casas de ópera como la de Florencia, Berlín y Viena, han superado con mucho el La = 440llegando a la estratósfera sonora alegando que tratan de lograr un sonido más “brillante”.
Giuseppe Verdi , quien compuso algunas de las más finas óperas del mundo, sabía que “el sonido noble y redondo de la afinación natural es mucho más bello que el sonido forzado del tono excesivamente alto”.
Él también entendía que los valores (frecuencias) de los tonos no es un asunto arbitrario o de elección personal, sino que corresponde a valores universales. Como Verdi escribió en una carta a la Comisión Gubernamental de Música de Italia: “Es absurdo que una nota sea llamada “LA” en Roma y “SI BEMOL” en París dado que la música es un lenguaje universal”.
Verdi trabajó mucho para demostrar en la práctica dicha universalidad.
En colaboración con los más destacados científicos de su tiempo. él fijó el La en 432 ciclos por segundo como el “Diapasón científico” correspondiente a la voz humana natural y tuvo éxito en lograr que el gobierno italiano emitiera en 1884 un decreto estableciendo ese tono como base de afinación para la interpretación musical.
Hoy, el Instituto Schiller ha revivido el esfuerzo de Giuseppe Verdi.
Inspirado en los logros deLyndon LaRouche en este terreno, los científicos más destacados en esta área, han fundamentado nuevamente la coherencia del La = 432 (que corresponde a un Do5 = 256) con las leyes que gobiernan el universo físico, desde la organización de nuestro sistema solar, hasta la producción de la voz humana. Desde una visión científica avanzada, ellos han demostrado que cualquier otra afinación, basada en el La = 440, 443, ó 450 no solo no refleja la ley natural sino que dado que la viola, produce daños reales en la voz humana.
Ello, como Renata Tebaldi, entre otros, han expresado, es la razón por la que ciertos tipos de voz como la auténtica contralto y el verdadero barítono, han casi desaparecido de los escenarios.
Muchos cantantes, obligados a forzar sus voces para estar acordes con la afinación tan elevada, frecuentemente deciden incursionar en el repertorio propio de tesituras más bajas; descontando el hecho de que el “color” natural de sus voces no les permitiría cantar en una tesitura ajena. Los cantantes que intentan seguir el camino ascendente de la afinación, terminarán sacrificando sus voces.
Los instrumentos de cuerda
El Instituto Schiller alemán vuelve a la afinación a 432 Hz.
Norbert Brainin, violinista
No sólo la voz humana, sino los instrumentos como los preciados Stradivarius, son también irreparablemente dañados por la afinación alta.Como Sergio Renzi, director del renombrado Instituto de Construcción de violines de Cremona ha documentado para el Instituto Schiller: “Cada incremento de 5 Herz en la afinación, es equivalente a un incremento de más de 5 kilogramos de peso sobre la estructura del violín…Esto significa que dado que en tiempo de Stradivarius, cuando la base de afinación para el La no era mayor de 430, todos los antiguos instrumentos de Cremona han tenido que soportar un incremento de tensión entre 10 y 14 Kg.”. Por lo que el “sonido brillante” no lo es sino solamente “poderoso”, además de que el “timbre es destruído”.
Yendo más a fondo, los expertos coinciden en que la afinación alta distorsiona las concepciones musicales originales que Mozart, Bach, Beethoven y Verdi tuvieron. En ninguna otra parte es ello más evidente que en el “Lied” (canción alemana generalmente escrita para piano y canto) .
En un discurso en Milán, Helga Zepp LaRouche, fundadora del Instituto Schiller, ilustró la forma en la cual los compositores de Lied como Beethoven y Schubert trabajaban una idea musical asociando cambios de registro de la voz, lo cual conlleva un cambio de color, a puntos cruciales de las ideas del poema. Al subir la afinación tales cambios de registro (los cuales deberían de funcionar como singularidades que producen el paso a un nuevo nivel conceptual), son desplazados y las ideas son entonces interpretadas en forma totalmente errónea. Como Arturo Sacchetti, organista y Director de Radio Vaticano sentenció: “Tienen una imagen muy clara en la mente (los compositores), una idea de la tonalidad, del color, las voces, y los instrumentos en el momento creativo en que componen”; por lo tanto, el que ignore eso al interpretar, demuestra una total falta de respeto e inmoralidad”.
Para reunificar ciencia y moralidad a la música, el Instituto Schiller ha llevado la campaña para bajar la afinación, al Parlamento Italiano. Siguiendo los pasos de Verdi, los senadores Demócrata – Cristianos de Roma, Carlo Boggio y Pietro Mazzapesa, presentaron una iniciativa llamando a que la “Afinación Verdiana” sea restablecida como ley. A los lados de los senadores en una conferencia de prensa conjunta en Roma el 13 de julio de 1988, estuvieron el mundialmente famoso barítono Piero Capuccilli, Sergio Rienzi de Cremona, el maestro Sacchetti de Radio Vaticano y Fiorella Operto del Instituto Schiller de Italia, en representación de los cientos de renombrados músicos que han apoyado la iniciativa.
En el espacio de 24 horas, la noticia apareció prominentemente en las primeras páginas de los principales diarios italianos Corriere dela Sera, La Stampa, Il Giorno, y otros; al tiempo que era comentada por los expertos en música de la prensa mundial, incluyendo el Wall Street Journal, el Quotidien de París y el Jyllands Posten de Dinamarca así como el Aktuelt.
La radio nacional italiana dedicó programas completos a difundir la buena nueva, anunciando que los cantantes asociados a la campaña, estaban listos para pelear.
Plácido Domingo llegó a proponer huelgas de los cantantes de ópera si los directores persistían en usar una afinación demasiado alta.
En septiembre, la iniciativa será el centro del debate en el Parlamento Italiano. Entonces, con el creciente apoyo masivo de los amantes de la música, devendrá en ley.
Tal y como sucedió el el tiempo de Verdi, hoy, Italia, la tierra del Bel Canto, es el lugar más indicado para el resurgimiento de tal iniciativa que muy posiblemente se convertirá en ley estableciendo así un parámetro que regenerará y revolucionará la música en todo el mundo.
El Instituto Schiller alemán vuelve a la afinación a 432 Hz.

El Instituto Schiller alemán vuelve a la afinación a 432 Hz.
La conferencia del Instituto Schiller sobre cultura y música clásicas recibió los siguientes mensajes, entre otros.
MONTSERRAT CABALLÉ: Saludos cordiales a los participantes en esta conferencia, que abordan un asunto que, como cantante, es muy cercano a mi corazón pues en los más de treinta años de mi carrera activa de cantante, he llegado a la convicción de que la afinación elevada hace muchísimo daño.
La voz humana tiene una altura normal que no se puede alterar. Se puede hacer con mucho adiestramiento, pero se pierde mucho al hacerlo: la belleza y colorido de la propia voz, su vibrato y su volumen, por que se tiene que elevar mucho la voz para acomodarla a la afinación de la orquesta; pero en este caso el tono no se produce de manera natural. Se dominan las notas, pero se pierde la grandeza y el volumen de la voz.
Estoy segura que la afinación elevada está destruyendo voces. Esto se puede demostrar sencillamente por el hecho de que las carreras de los cantantes de hoy son tan cortas. Otro buen ejemplo es el siguiente: Verdi escribió la traviata para soprano lírico-dramática; hoy, sin embargo, lo canta sólo una soprano de coloratura. Hoy no se puede oir la verdadera Traviata de Verdi como la cantó por ejemplo Renata Tebaldi en su época. Con la elevación de la afinación de 444 ó 445 ciclos para el La, simplemente no se puede hacer.
Hay otra cosa: en la ejecución los instrumentos suben de afinación; si las orquestas empiezan alto, para el final de la función están todavía más arriba. Recuerdo una representación de Norma en 1976, en la Scala, aquí en Milán: empezamos a 444 y en el último acto terminamos a 446. Cuando lo mencioné después de la función, nadie quería creerlo. Pero pude confirmarlo de inmediato con el diapasón y tuvieron que admitir que yo tenía razón.
En ese caso, la afinación fue medio tono (¡) arriba de lo que indicó el compositor. Las voces de muchos cantantes jóvenes, faltos de experiencia o de educación y preparación técnicas, quedan destruidas después de 5 u 8 años, si tienen que cantar tan alto todo el tiempo; no se vuelve a oír de ellos, Pero no eran malas voces; eran de hecho voces buenísimas y también buenos músicos.
Estoy segura de que si volviéramos al diapasón bajo, en el que los compositores han escrito realmente, tendríamos hoy muchas Kristen Flagstad, muchos Ramón Vinay, muchos Mario del Monaco y muchas Renata Tebaldi, para mencionar apenas unos cuantos de los más grandes cantantes. No es cierto que las grandes voces naturales pertenezcan sólo al pasado, están siempre ahí, incluso hoy.
Espero que esta discusión para bajar el diapasón, discusión que ustedes reinician con esta conferencia, resulte un gran éxito.
Saludos Cordiales. Montserrat Caballé.
ANNALIESE ROTHENBERGER, (soprano) Salingen, Suiza:
Lamento profundamente no poder asistir. Hubiera sido muy interesante para mí, dado que este problema de la afinación elevada de la orquesta me ha acompañado toda mi vida de cantante. En especial en Viena y Salzburgo, la afinación de la orquesta es extremadamente alta; y ahí, cuando cantaba Pamina siempre sentí pena por mis colegas que tenían que cantar la Reina de la Noche y que, por lo dicho, en vez del ya de por sí temido fa sobreagudo, tenían que llegar incluso al fa sostenido.
Admiro a la señorita Tebaldi no solo como gran cantante (cantamos juntas La Bohème en la Met de N.Y.), sino también por su espíritu combativo. Sólo puedo esperar que sus esfuerzos y los de todos ustedes logren buen éxito algún día.
Por eso les deseo lo mejor para el 9 de abril.
Muchas felicidades, Annalise Rothenberger.
ALFREDO KRAUS, Madrid, España:
Deseo extender mis saludos a esta conferencia, que discute un asunto muy importante para todos los cantantes y músicos.
Estoy de acuerdo en que el diapasón está muy alto actualmente. Es un hecho que siempre he buscado combatir. Como cantante de ópera, creo que hay varios motivos del diapasón elevado, pues en la era moderna de la ópera ocurren varios fenómenos. Se da gran importancia a la orquesta, al conductor y al director. Siempre creí que el corazón de la ópera era el canto, no el conductor, la orquesta o el director, que tienen que estar al servicio del canto en escena.
Pero ahora la tendencia es crear “el gran conductor”, y aun el conductor estrella. Así que naturalmente, si uno quiere ser una gran estrella, si uno quiere ser un protagonista de una ópera espectacular cuando dirige, tiene que sacrificar lo demás. No creo que éste sea el modo de servir al canto. Lo más importante es la voz humana, la melodía y el canto. El conductor tiene que acompañarlos. Nunca puede ser el protagonista.
Otro motivo de ese diapasón tan alto es que los instrumentos se afinan más altos a fin de hacer que la orquesta suene más “brillante” y domine. Así la orquesta se nota más, pero ¿qué pasa con las voces? Las voces humanas son limitadas y, si se aumenta el diapasón, se hace muy difícil para los cantantes. En algunas de las óperas de nuestros días se hace casi imposible cantar, simplemente por que el diapasón está demasiado alto.
La única “solución” es trasponer, pero esto no es bello. Para respetar la voluntad del compositor el músico tiene que mantener la tradición. Si el compositor quería un Do agudo, tiene que ser un Do agudo. Pero a veces el Do agudo es casi medio tono más alto, esto resulta del hecho de que, tras cierto lapso, los instrumentos están todavía más altos que al comienzo, por que se calientan durante la ejecución. Recuerdo que hace muchos años en la ópera de Florencia, don de el diapasón es de los más elevados del mundo, canté I Puritani de Bellini, que es bastante alta para el tenor. Al final de la ópera, pasó algo muy sorprendente, casi loco. La nota más alta para el tenor en esa ópera es un re agudo, pero en este caso ¡fue casi un mi agudo!
Hemos llegado a un punto en que los conductores no quieren retroceder, quieren seguir siendo protagonistas a toda costa. Esto es muy malo para la causa del canto. Probablemente todos los cantantes piensan como yo sobre esta cuestión. Yo tengo la fortuna de tener una voz muy alta, que me permite cantar el repertorio agudo, pero sé que muchos de mis colegas tienen problemas.
¿Qué hacer? Aunque es muy difícil ya cambiar las cosas, creo que se debe hacer algo al respecto de esta situación. Le deseo todo el éxito a esta conferencia, que quiere iniciar el proceso de bajar el diapasón.
Saludos cordiales, Alfredo Kraus.
WOLFGANG SCHNEIDERHAN, violinista; Viena, Austria
Cordiales saludos a esta conferencia, que aborda un asunto de gran importancia para la música.
A primera vista pudiera parecer desusado que un violinista se interese en la altura de la afinación, pero para mí hay dos razones para volver al diapasón bajo de los compositores clasicos.
La primera razón es mi diapasón natural, que hace imposible para mi identificar como la nota la un sonido que no caiga alrededor de 430 hertz. Ya de niño, en mis lecciones con el profesop Sevcek, tuve que sufrir a veces dolor real, por que su piano estaba afinado demasiado alto para mi oído. Su argumento en pro de la afinación alta: que el tono sonaría mucho más “brillante”.
En segundo lugar, durante mi carrera artística, y en especial por mi estrecha colaboración con mi esposa, la cantante Irmgard Seefried, se me ha hecho clara la gran significación que tiene la afinación baja para el cultivo y el mantenimiento de la voz del cantante.
Desgraciadamente, por buscar mayor “brillo” de tono se la llegado a una situación en que las grandes piezas clásicas se ejecutan a menudo casi medio tono arriba de lo prescrito por el compositor, como lo he confirmado una y otra vez con gran asombro, cuando cotejo con mi piano la altura de la afinación de as emisiones radiofónicas actuales.
Por eso, me complace que presenten ustedes al debate musical la importante cuestión de la afinación; y le deseo completo éxito a la conferencia.
Saludos Cordiales, Wolfgang Schneiderhan.
KURT MOLL, bajo, Bremen, Alemania.
La idea de volver a la afinación baja, con el tono de La = 432 ciclos por segundo, es de la mayor importancia actual y tiene que realizarse si queremos salvaguardar nuestras vovces cantantes. Les deseo ventura en la conferencia de Milán y expreso mi apoyo moral para ella.
Kurt Moll.
PLACIDO DOMINGO, México, DF. México.
Lamento no poder asistir a la conferencia de Milán por razones de trabajo, pero espero poder hacerlo en otra ocación. Espero que la conferencia sea un gran éxito, dado que sus resultados serán de veras muy importantes para proteger a los cantantes de nuestra generación.
Saludos Afectuosos. Plácido Domingo.
EDDA MOSER, Bonn, Alemania
Que esta conferencia dé una señal significativa al mundo musical
Edda Moser.
ELISABETH FURTWÄNGLER, Clarens, Suiza
Lamento no poder asistir a su conferencia de Milán en la que les deseo todo el éxito posible.
Saludos cordiales, Elisabeth Furtwängler.
KARL-ADOLF ZENKER, vicealmilante (retirado), Bonn, Alemania
Como miembro del Instituto Schiller, envío mis saludos cordiales a los participantes de la conferencia de Milán y espero que su reunión sea venturosa e inspiradora.
Aunque mi profesión de oficial naval me impidió dedicarme intensamente a la música, siempre estuve intensamente interesado en la música clásica. Desde los once años de edad, tomé clases de violoncello por un tiempo. Nunca logré tocar con maestría ese instrumento maravilloso; fue hasta después de la segunda guerra mundial cuando volví a tomar clases de cello, lo que me permitió alcanzar al menos el nivel intermedio.
Desde entonces he disfrutado muchísimo de mi hermoso violoncello, construido por Giovanni Battista Ruggieri, discípulo de Niccoló Amati, en el año 1705. Este instrumento lo heredé de mi abuelo, que por cierto, fue también oficial naval y un cellista mucho mejor que yo. Yo tuve que dejar la actividad musical por un problema médico con los tendones de mi mano.
Juzgo positivo que esté en aumento el número de jóvenes que tocan instrumentos tradicionales. No es tanto que quieran hacerse profesionales, sino más bien estudiar seriamente la música como aficionados, dado que el actual consumo mecánico o electrónico de música no satisface su deseo de entender el arte.
Me alegra que el Instituto Schiller se ocupe activamente del valor cultural de la música clásica y de su ejecución práctica, y deseo que sus esfuerzos en este respecto sean plenamente venturosos.