Las personas con memoria infinita. El síndrome Savant

¿Es posible que existan personas capaces de almacenar datos del mismo modo que los ordenadores? ¿Puede el cerebro humano almacenar y recuperar recuerdos de forma ilimitada? ¿Cualquier persona podría acabar por desarrollar esta habilidad o por el contrario su presencia se debe a alguna disfunción neuronal? Algunos individuos son poseedores de una memoria prodigiosa en un ámbito o campo determinado y a su vez presentan limitaciones considerables en otras funciones mentales de aspectos relacionados con su vida cotidiana como ser capaz de vestirse o alimentarse solos, tomar cualquier tipo de decisión o acercarse a la panadería de la esquina a comprar el pan. Estas características son típicas de las personas que padecen el síndrome Savant.

Para la neurociencia, este tipo de síndrome es un gran enigma, ya que las alteraciones de los circuitos neuronales de estos sujetos les hacen carecer de autonomía en su vida diaria, pero a la vez les dota de habilidades extraordinarias para el cálculo, la música, la historia o la geografía.  Los hay capaces de memorizar un número infinito de fechas y sucesos históricos, otros pueden recordar todos los libros que han leído de forma literal, otros realizan cálculos mentales complejísimos y los hay que pueden dibujar cualquier cosa observada con memoria fotográfica.

Entre los savant más famosos se encuentra Kim Peek, interpretado por Dustin Hoffman en la película Rain Man del año 1998. Desde su nacimiento, Peek presentó capacidades mentales considerables, pero a la vez también una memoria prodigiosa. Era capaz de retener cualquier información que leía en libros de diferentes temáticas, identificar autores de miles de composiciones musicales, retenía en su mente la estructura de un calendario de diez mil años y era capaz de asociar la fecha de nacimiento de una persona con el día que fue y el de su jubilación.

Los estudios que se realizaron sobre el cerebro de Kim Peek reveralaron notables diferencias a nivel estructural respecto al cerebro de individuos que no padecían el síndrome de Savant. Por un lado, en el cerebro de Peek, los ventrículos llenos de líquido hallados entre el sistema límbico y la corteza cerebral eran mucho mayores de lo normal, además estos se extendían hasta el cerebelo ―motor humano de la memoria―; además, el cerebelo de Kim presentaba una estructura asimétrica, cosa poco frecuente y que estaría más relacionada con las deficiencias presentadas por su memoria central; pero el descubrimiento más sorprendente, fue que el cerebro de Kim carecía de cuerpo calloso, una estructura compuesta de sustancia blanca ―axones neuronales― y que une ambos hemisferios cerebrales. Sabemos que cada hemisferio cerebral posee una serie de funciones y se encarga de dirigir el lado opuesto del cuerpo. Es por ello que la ausencia de esta estructura hiciese posible que Kim Peek pudiese leer dos páginas de un libro a la vez, cada una con un ojo.

Del mismo modo que Kim Peek, ha habido otros casos de personas que han padecido el síndrome del sabio, pero hay un caso que interesa de forma particular a los expertos en neurociencia y es el de Orlando Serrell. Su caso llama especialmente la atención porque Orlando no presentaba ninguna capacidad especial hasta que, cuando era niño, sufrió un fuerte impacto en el lado izquierdo de su cabeza ocasionado por una pelota de béisbol. En el momento del impacto perdió la consciencia, pero no tardó en recuperarse. Desde entonces es capaz de recordar el tiempo atmosférico que hizo en cualquier fecha después de su accidente, qué día de la semana fue y un sinfín de detalles de lo que ocurrió en esos días. Este proceso de recuperación de información de su memoria lo lleva a cabo de forma automática y sin ningún tipo de esfuerzo.

El neurocientífico Allan Snyder, director del Centro para la Mente de la Universidad de Sydney ―Australia―, asegura que el caso de Orlando Serrell es la prueba de que cualquier persona tiene esta habilidad, pero que nuestro cerebro la reprime de forma deliberada. Esto sucede porque  el mundo que nos rodea es demasiado complejo y permanece en constante cambio. Por este motivo, nuestro cerebro recrea un modelo del mundo que nos rodea, Snyder se refiere a este concepto como escenario mental. Esto posibilita que percibamos el mundo a través de este escenario mental y eso nos facilita el desenvolvernos en él. Cuando acontece algún pequeño cambio no nos importa, ya que sobre nuestras percepciones proyectamos nuestros escenarios mentales y nuestras expectativas sobre lo que hallaremos se ven cumplidas.

Los savants no tienen la capacidad de realizar este filtrado de la información ya que no poseen escenarios mentales, es decir carecen de una recreación interna del mundo en el que se desenvuelven. Ellos perciben en cada momento la realidad tal y como es, con toda la riqueza de pequeños matices en constante cambio y evolución, y son capaces de retener toda esa información en sus cerebros de forma casi ilimitada. Esto a su vez les incapacita para decidir o desenvolverse en este sinfín de información percibida y almacenada que configura sus mentes.